Dibujo de portada:
Athenea Zanela Vernis,
9 años.

este número está dedicado a la educación indígena en México, entendida como una educación de calidad con equidad, en el marco de la diversidad, a través de un modelo educativo que considere las lenguas y culturas indígenas como componentes del currículo, y permita el desarrollo de competencias para participar en los ámbitos escolar, laboral y ciudadano.

  Anna Pi i Murugó, Laura Rosales y Gloria R. Victoria, en “Análisis de una práctica didáctica de educación indígena a través de videograbaciones” realizan un recuento de la educación indígena en el país desde los años sesenta, y, con un ejemplo, analizan la importancia del estudio de la práctica pedagógica por medio de videograbaciones.

   En “Nueva generación de materiales. El favorecimiento del currículo inclusivo y participativo”, Alicia Xochitl Olvera y Óscar Araiza describen cómo la nueva generación de materiales de la DGEI constituye una propuesta metodológica que permite abordar contenidos educativos con pertinencia en las aulas donde convergen contextos diversos.

   “Modelo de aprendizaje virtual en contextos de diversidad lingüística y cultural”, de Édgar Alcantar, analiza que las TIC en el ámbito educativo deben facilitar la inclusión social reduciendo las brechas sociales existentes, y que la incorporación de las TIC en las escuelas bilingües requiere ser abordada desde una perspectiva integral y responder a las necesidades de acceso, uso y capacidades.

   Rosalinda Morales, en el artículo “Normalidad mínima escolar en contextos de dispersión geográfica”, describe los retos que plantea la atención en las escuelas unitarias y multigrado, principalmente en cuanto a los procesos de gestión escolar y de carácter administrativo que están a cargo de un solo docente.

   En “El compromiso de la educación intercultural en la preservación del patrimonio”, María de Lourdes Casillas propone que una educación patrimonial útil para las poblaciones a las que se dirige debe basarse tanto en el reconocimiento de las necesidades sociales y materiales de dichas poblaciones como en el respeto irrestricto a su cultura y, por lo tanto, es indispensable un enfoque intercultural que reconozca las disimetrías a fin de hacer de la educación patrimonial un instrumento útil para el desarrollo y la emancipación cultural.

   En el artículo “Libro cartonero: una alternativa para la integración a la cultura escrita en lengua indígena”, Eleuterio Olarte y Juana Zacarías explican que para incentivar la formación de sujetos practicantes de la lectura y escritura en lengua indígena se ha impulsado la producción de textos en las diversas lenguas originarias, y que ante la escasez de materiales, la producción de libros artesanales es un recurso invaluable en este sentido.

   Para finalizar, Raúl Uribe presenta “Las lenguas de nuestros pueblos: tradición y educación”, donde describe cómo en la comunidad El Carrizal, Oaxaca, los habitantes se han dado a la tarea de recuperar su lengua original, el zapoteco, a través del método “sonido-imagen-palabra”, que utilizan en su Taller de Lengua Zapoteca, y producto de este esfuerzo son los libros Titsa ke yetsi kerhu, Scholetzirhiyi (La lengua de nuestro pueblo, El Carrizal) y Amochxiuipajtlinij ometlajtolpamitl (El libro de plantas medicinales).

Correo del Maestro