![]() La seda convertida en arte: EL REBOZO DE SANTA MARÍA DEL RÍO Arlette Salvador Revoreda[*] ![]() La cultura y la belleza de las artesanías en México son reconocidas mundialmente y, sin duda, entre las más destacables se encuentra el rebozo, considerado como símbolo de identidad nacional. Por su hermosura y meticulosa elaboración, constituye una de las prendas más elegantes de todos los tiempos. De acuerdo con la Academia Mexicana de la Lengua, su nombre refiere a la prenda de vestir a manera de mantilla más larga que ancha, de distintos materiales y tamaños que usan las mujeres. ▼ La seda convertida en arte: el rebozo de santa maría del río
a lo largo de nuestra historia, el rebozo mexicano ha estado vinculado a muchos sectores de la sociedad: en el siglo XIX era parte indispensable del ajuar de la mujer; en las fotografías de la época revolucionaria se puede observar a las soldaderas con el tradicional rebozo de bolita; más tarde, fue Frida Kahlo la figura icónica del uso de este accesorio, no sólo en su persona sino como elemento en varias de sus pinturas; sin olvidarnos que todavía muchas mujeres utilizan rebozo para cargar a sus hijos en la espalda. De esta manera, la prenda femenina por excelencia ha estado presente en la cuna, la religiosidad, el folclor, la moda y el arte. … Rebozo, flor de México FRANCISCO ELIZALDE GARCÍA Según afirma Ana Paulina Gámez Martínez: El rebozo aparece a finales del siglo XVI como prenda de recato, vinculada a la tradición cristiana de sumisión femenina, por la necesidad de cubrir la cabeza de las mujeres de las castas para salir de sus casas, y sobre todo, para ir a la iglesia. El rebozo fue una prenda de recato que funcionó también como distintivo social entre la población femenina de la Nueva España y el México del siglo XIX. El uso del rebozo se extendió en todo el territorio novohispano, desde Nuevo México hasta Guatemala. El rebozo se originó como prenda de recato, pero con el tiempo adquirió otros usos como cargar niños y objetos (2009: 23).2 De acuerdo con información propor- cionada por la Casa de las Artesanías en San Luis Potosí y el Museo de Arte Popular Asociación de Amigos, existen discrepancias en cuanto al origen del rebozo, pero son tres las teorías que pueden explicar su presencia en México: la primera afirma que es una prenda proveniente de la India y llegada a México por el Galeón de Manila;3 la segunda sostiene que es resultado de la fusión de la cultura indígena y europea, una derivación de las mantillas españolas; y la tercera, señala que surge de la combinación del ayate indígena, elaborado con ixtle,4 o del mamatl, lienzo rectangular con bordes de un material distinto, ambos usados por hombres y mujeres para carga y transporte de diversas mercancías con los materiales, colores y formas de las prendas españolas. La información que ambas instituciones manejan sobre el rebozo asegura que en 1572 el fraile dominico Diego Durán, en su obra Historia de las Indias de Nueva España y Islas de Tierra Firme, se refirió a esta prenda, a la que describe como utilizada por las mujeres mestizas para cubrirse al entrar a los templos. Sin embargo, durante la revisión del documento, que consta de dos tomos, no se encuentra dicha referencia. Otro autor afirma que en 1625 el fraile Thomas Gage escribió: “… se encuentran otras en la calle, que en lugar de mantillas se sirven de una rica faja de seda, de la cual se echan parte al hombro izquierdo y parte sostienen con la mano derecha…” (Córdova, 2014). Por su parte, Gámez Martínez (2009) afirma que en 1914, José de Jesús Núñez y Domínguez escribió El rebozo (Apuntamientos para un aprendiz de cronista), donde sostiene que su uso no puede ser de raigambre prehispánica, pues ha buscado en códices sin encontrarlo. Al no encontrarlo tampoco en cronistas del siglo XVI, como Cervantes de Salazar, Diego Durán, Bernardino de Sahagún o Bernal Díaz del Castillo, concluye que el rebozo surgió alrededor de la segunda década del siglo XVII (Gámez Martínez, 2009: 30). El uso del rebozo se popularizó a partir de la imposición de los frailes que dictaba que las mujeres tenían que cubrirse la cabeza para entrar a los templos. Por tal motivo, los tejedores aprovecharon el telar prehispánico para tejer rebozos de algodón y, más tarde, de seda y lana. Todas las clases sociales utilizaban el rebozo; sin embargo, el material con que se elaboraban marcaba la diferencia entre ellos: la clase alta usaba los de seda o los bordados con hilos de oro, plata y otros metales, mientras que en las clases bajas era más común el rebozo de algodón. El Vocabulario en lengua castellana y mexicana, de Molina (1571: 238),5 hace referencia a la “toca de mujer o tocado” que en su traducción al náhuatl es ciuanequatlapacholoni, y se cree que así llamaban los indígenas al rebozo. Dialectos como el otomí definieron el chal o rebozo como mini-mahue. En Morelos fue cenzotl, palabra náhuatl derivada quizá de centzontimantli o “manta de mil colores”. Esta artesanía nacional se fabrica en prácticamente todo México, con características específicas que identifican el origen y comunidad que lo utiliza o la época de elaboración. Los centros reboceros más conocidos son Santa María del Río en San Luis Potosí; y Tenancingo, Estado de México. ▼ El rebozo de Santa María del Río
Santa María del Río es un municipio localizado en el sur del estado de San Luis Potosí, y fue fundado por guachichiles y otomíes, estos últimos reconocidos como espléndidos tejedores. “La cuna del rebozo”, como se le conoce, es famosa precisamente por la elaboración de rebozos de seda de alta calidad que pasan por un anillo. Después de su fundación, los frailes franciscanos instruyeron a los indígenas en la religión y favorecieron la elaboración de artesanías, entre ellas el rebozo, para el que fomentaron el uso de la seda proveniente de Oaxaca. Años más tarde, la llegada de la seda china acabaría con la floreciente producción de esa materia prima oaxaqueña. Fue hasta 1886 cuando se inventó en Francia una seda sintética llamada artisela o seda Chardonnet, una celulosa producida con la pulpa de madera, de costo más bajo que el de la seda natural y de más sencilla obtención. Ante tal circunstancia, los rebozos tradicionales se hicieron sobre pedido, aunque en menor medida debido a su elevado costo. ![]() El empuntado es la parte final del proceso de elaboración de los rebozos Gracias a la perfección y belleza que distinguía a los rebozos elaborados en Santa María del Río, eran utilizados por las familias adineradas de San Luis Potosí. Los decorados especiales se obtenían a partir de las solicitudes que hacían las mujeres de clase alta con los motivos que ellas elegían según la ocasión, o bien los compraban ya hechos y de la mejor calidad. Los tejidos eran diseños propios de los artesanos, como el de barbilla, el pinto abierto o el palomo, que tenían gran demanda y eran de los que más se hacían. Otros eran ametalados, es decir, tejidos con hilos de seda, algodón y plata. Ejemplo de ello fue el rebozo de la virreina, famoso por su decorado con paisajes bordados de seda, a lo largo de los lados se podía contemplar una cenefa con técnica de amarrado y las orillas remataban con un cordoncillo, también de seda, bordado a mano. ▼ El arte de hacer un rebozo de seda
Como muchas de las artesanías mexicanas, la elaboración del rebozo de seda en Santa María del Río ha sido una actividad familiar a la que se dedicaban principalmente las mujeres; ellas empleaban el telar de cintura, aunque en la actualidad es más frecuente el uso del telar de pedal. Se trata de un proceso muy laborioso en el que intervienen varias personas. Hay tres medidas de los rebozos: normal, de 3.60 metros; mediano, de 2.80; y chico, de 2.10 metros. El proceso inicia cuando se devana el hilo, se coloca en los cañones la cantidad necesaria y después en el urdidor se otorga la medida al lienzo. Una vez urdido, éste se traslada a un bastidor donde el hilo se pepena, es decir, se separa del jaspe según el dibujo. Enseguida, durante la etapa de boleo, se tuercen los cordones y se les agrega atole de masa para que el hilo se endurezca, con lo cual se logra que el amarre sea más fácil. El amarre consiste en cubrir con atados de nuditos las partes del hilo donde no se desea que penetre la tinta, de manera que el jaspe quede de un color diferente al del resto del cordón. Una vez pepenado y boleado, sigue el veteo, es decir, el fondo del rebozo y las puntas se tiñen al mismo tiempo. Luego, el hilo se deja secar a fin de iniciar el proceso de tejido. Los rebozos de Santa María del Río tienen distintas características que los hacen especiales y reconocidos en el mundo entero; una de ellas es la tonalidad café en sus diferentes matices; los tonos oscuro o quemado con la barbilla de peña (de olor) son los preferidos. Con tintes naturales se producen rebozos de color negro, azul, rojo, morado, y verde, todos con diminutos fragmentos de blanco, que son los espacios que mediante el amarrado quedan sin teñir. Esto permite que al hacer el tejido se muestren los dibujos que de acuerdo con el estilo se denominan: de calabrote, rosita, rosarito, culebrilla calado, entre otros. Tradicionalmente, una parte importante en la elaboración de los rebozos de Santa María del Río era el proceso para obtener los colores; por ejemplo, para el azul se fermentaba la piedra añil, y el carmín se generaba a partir de la grana cochinilla. Los tonos café se lograban a partir de un líquen llamado barbilla de peña, que al mezclarlo con el corazón del palo de Campeche, le imprimía un aroma que perduraba a través de los años. El color negro, por su parte, se debía al tinte de fierro, material que recogían de la calle (llaves, clavos, cerraduras, etcétera). Otro ingrediente para obtener el tono oscuro eran las vainas de cascalote, piloncillo y piedra de alumbre. En la actualidad, muchas de estas tinciones se han sustituido por pigmentos industriales. La parte final del proceso la llevan a cabo las empuntadoras, que tejen a mano, haciendo nudos, el rapacejo o punta, en una labor minuciosa considerada de tal importancia que la ubican en la categoría de los encajes. La creatividad y habilidad manual de estas mujeres queda demostrada en esta etapa, que abarca un periodo de trabajo que va desde veinte días hasta cuatro meses. Los rebozos finos de Santa María del Río siempre van acompañados del complemento ideal, un estuche de madera taraceada, elaborado con múltiples y variados diseños por los artesanos locales. ▼ Los artesanos del rebozo
A principios de la década de los cincuenta del siglo pasado, surgió el Taller Escuela de Rebocería de Santa María del Río, con la finalidad de rescatar la tradición de la manufactura de esta prenda y, con ello, preservar la fama adquirida por largo tiempo por este espacio, testigo de una de las artesanías más importantes del país. ![]() Estuche de madera taraceada para rebozo de Santa María del Río Uno de sus principales exponentes fue, sin duda, el maestro Felipe Acevedo, quien, además de ser el más destacado artesano rebocero de su tiempo, dirigió y logró colocar al rebozo de Santa María del Río como valuarte de las tradiciones y cultura de la comunidad. Hoy en día, el Taller Escuela de Rebocería de Santa María del Río continúa realizando labores de enseñanza y mejoramiento de la técnica con el empleo de nuevos materiales y herramientas, siempre en beneficio del artesano de alto nivel y en la búsqueda continua del reconocimiento de su trabajo y la apertura de nuevos mercados en México y el mundo. ▼ La religión y el rebozo
La importancia del rebozo en México es de tal magnitud que está presente en pinturas, leyendas, poemas y películas, entre otros. También en la religión tiene su historia esta prenda tan representativa. Cuenta la leyenda que en el siglo XVI, en un convento dominico situado en la calle de República de Argentina en el Centro Histórico de la Ciudad de México, una noche de tormenta una monja moribunda le pidió a Jesucristo la gracia de verlo. Después, tocó a su puerta un mendigo hambriento y casi desnudo, a quien la monja le dio comida y cubrió con su rebozo; momentos después, ella murió. Al día siguiente, hallaron el cadáver perfumado de rosas, mientras que el Nazareno del templo de Santa Catalina de Siena –venerado por la religiosa– tenía puesto el rebozo. Así, el viernes primero de cada mes, el Señor del Rebozo –un Jesús Nazareno con un rebozo cruzado en el pecho– es objeto de rezos, súplicas y agradecimiento. La celebración incluye numerosos rebozos de algodón, seda o artisela que los devotos dejan a los pies de la imagen en señal de gratitud por algún favor o don recibido. ▼ El rebozo de Santa María del Río, ¿otra artesanía mexicana en vías de extinción?
La globalización y la industrialización de nuestros tiempos han provocado el encarecimiento de los recursos naturales, por lo que poco a poco las artesanías tradicionales se han ido perdiendo y el rebozo de Santa María del Río no es la excepción. Esta prenda, aun con todo el trabajo artesanal que representa, no forma parte habitual de la moda femenina actual. Datos curiosos La mujer otomí tenía la costumbre de mojar la punta de un rebozo en el agua de la fuente cuando recordaba a su novio. Bombilla, brinco, cordón, chilaquil, fraude, garrapata, lluvia, pasamano, polco, rosario, tablero y veta ciega son algunos de los rebozos de algodón de uso más más frecuente en la región potosina. El alto costo de elaboración y el poco interés por su compra han obligado a muchos artesanos a retirarse de la producción y venta del rebozo. Sin embargo, el Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías (Fonart) promueve el rescate de este símbolo de la mujer mexicana. Ejemplo de ello es el Primer Concurso Nacional del Rebozo 2014, en el que participaron 350 artesanos de Puebla, Veracruz, Chiapas, Oaxaca, Estado de México, Zacatecas, Jalisco, San Luis Potosí y Guerrero. Las artesanías en México se enfrentan a un reto enorme. Por ello, se requiere que las autoridades competentes enfoquen sus esfuerzos en el rescate de los productos representativos de nuestro país. También las mujeres mexicanas debemos impulsar el uso del rebozo porque, además de lo ya expuesto, representa elegancia, distinción, coquetería, belleza y vida. ♦ ▼ Referencias
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▼ Créditos fotográficos
- Imagen inicial: Correo del Maestro - Foto 1 (mujer con rebozo): forito.blogspot.mx - Foto 2: www.elrebozo.gob.mx - Foto 3: www.amigosmap.org.mx |