Los lagartos
ENCHAQUIRADOS[1]


Carlos Jesús Balderas-Valdivia Alejandra Alvarado Zink Hublester Domínguez-Vega[*]



México es un país rico en diversidad de especies de saurópsidos (sin incluir a las aves), hasta hace poco conocidos como reptiles; ocupa el segundo lugar en el mundo, con 936 de las 10 885 especies existentes que se han descrito. Sin embargo, la mayoría de éstas son poco conocidas por la generalidad de las personas, y entre ellas se encuentran, por ejemplo, muchas especies de lagartijas. En nuestro país se han registrado cerca de cuatrocientas cuarenta y nueve especies, de las cuales, cuatro son típicamente venenosas, tales como los lagartos enchaquirados (escorpiones) y el monstruo de Gila, que no siempre representan un riesgo cuando nos tomamos el tiempo en conocerlos. Por ello, en este artículo presentamos a los lagartos enchaquirados y sus tres especies mexicanas (Heloderma horridum, Heloderma exasperatum y Heloderma alvarezi), que los antiguos aztecas también llamaban acaltetepon.



c Introducción

Los saurópsidos, hoy con menos frecuencia llamados reptiles al no considerar a las aves en la clasificación tradicional, son animales vertebrados, ya que poseen un esqueleto interno (Vitt y Caldwell, 2009). La clase de los saurópsidos se divide en cinco órdenes vivos: cocodrilos (Crocodylia); saurisquios como las aves, otros dinosaurios terópodos ya extintos y saurópodos también extintos (Saurischia); lagartijas, anfisbaénidos y serpientes (Squamata); tortugas (Testudines); y tuátaras (Rhynchocephalia), que suman más de veinte mil especies existentes (Uetz, Freed, y Hošek, 2019).

En general, los saurópsidos se caracterizan por presentar una piel escamosa, seca y gruesa, que contiene un tipo particular de queratina, la queratina beta o phi, la cual mudan de forma periódica (Pough, et al., 2016; figura 1).


Figura 1. Escamas de serpiente (A), iguana (B) y cocodrilo (C)


En México viven cuatro de las cinco especies de lagartijas venenosas más grandes de América, los lagartos enchaquirados, escorpiones o acaltetepon (González, Godínez-Cano, y Rojas-González, 1996; Domínguez-Vega, Balderas-Valdivia, Manjarrez, y Monroy-Vilchis, 2018), mejor conocidos entre los biólogos por sus nombres científicos:

  • Heloderma horridum (que significa ‘piel enchaquirada rasposo’)

  • Heloderma exasperatum (‘piel enchaquirada irritado’)

  • Heloderma alvarezi (‘piel enchaquirada de Álvarez’) (Reiserer, Schuett, y Beck, 2013; Catalogue of Life, 2019)

  • Heloderma suspectum (‘piel enchaquirada sospechoso’, ya que se sospechaba que también era venenosa) (figuras 2, 3 y 4), el famoso monstruo de Gila, una especie hermana que vive en los desiertos del noroeste de México y suroeste de los Estados Unidos

Figura 2. El lagarto enchaquirado más común y mejor conocido, Heloderma horridum

Figura 3. El lagarto enchaquirado que habita más al norte de México, Heloderma exasperatum

Figura 4. El lagarto enchaquirado que habita más al sur de México, Heloderma alvarezi


Una quinta y última especie de lagarto enchaquirado, Heloderma charlesbogerti (‘piel enchaquirada de Charles Bogert’), vive únicamente en Guatemala (Reiserer et al., 2013). Los lagartos del género Heloderma son los únicos que tienen una anatomía con dientes y glándulas especializadas para el veneno (Beck, 2015).

c ¿Chaquiras por todos lados?

El cuerpo de la lagartija enchaquirada parece estar ornamentado por numerosas chaquiras de diversos tamaños y formas, como si fuera un diseño del arte huichol (Valdés, 2015; figura 5), y que forman patrones individuales de color café-negro en el fondo con algunas otras tonalidades que bien pueden ser manchas y puntos color naranja-pálido o amarillo. Las especies del norte son de colores más brillantes y las especies del sur son de colores muy oscuros, casi negros. La cola es más grande que el cuerpo y en ocasiones presenta anillos alternos con el mismo tipo de coloración que el cuerpo.

Lo que a simple vista parecen pequeñas chaquiras en el cuerpo de estos saurópsidos, en realidad son pequeñas protuberancias cubiertas de piel conocidas como osteodermos (Bonine, 2005; Domínguez-Vega et al., 2018), término que significa ‘huesos en la piel’ (figuras 6 y 7), mientras que las típicas escamas pueden apreciarse en su vientre (figura 7).


Figura 5. Lagartija con chaquira, artesanía huichol del estado de Nayarit

Figura 6. Cráneo y cuello con osteodermos del monstruo de Gila (Heloderma suspectum)


Figura 7. A la izquierda, piel
de lagarto enchaquirado
blindada con osteodermos;
a la derecha, escamas planas
de la región del vientre

c ¿Cómo viven estas especies?

Las lagartijas enchaquiradas viven la mayor parte del tiempo ocultas; cuando llegan a salir, son muy lentas y no corren ni saltan (Beck, 2005; Domínguez-Vega, Monroy-Vilchis, Manjarrez, y Balderas-Valdivia, 2017), aunque al cazar tienen gran habilidad trepando árboles y excavando la tierra con sus afiladas garras. Sus sentidos del olfato y del gusto están muy desarrollados, por esa razón mueven constantemente su lengua, con la que detectan la existencia de alimento, agua y depredadores en lugares cercanos a ellas (Balderas-Valdivia y Ramírez-Bautista, 2005).

Los adultos tienen una dieta carnívora, por lo que comen principalmente huevos de aves y de lagartijas, a veces rompiendo primero los cascarones. También llegan a cazar crías de mamíferos y aves (Domínguez-Vega et al., 2018), y una vez que atrapan a su presa, la tragan completa.

Debido a que utilizan su gruesa cola para almacenar grasa, ésta adquiere un volumen notable. La grasa almacenada es fuente de energía en momentos en que su alimento escasea, así como para desarrollar sus huevos cuando se reproducen.

Ante la percepción de amenaza, abren la boca, listas para morder, y agitan su cola para distraer al enemigo (Balderas-Valdivia y Ramírez-Bautista, 2005). Su mordida es muy poderosa y dolorosa, pues depositan el veneno sobre la herida de la víctima (figura 8). Una vez que muerden, resulta difícil zafarse de ellas.


Figura 8. Los lagartos
enchaquirados y el monstruo
de Gila son las únicas
lagartijas en el mundo
con un aparato venenoso
especializado que posee
dientes acanalados y una
glándula de veneno que tiene
conductos para escurrirlo y
mezclarlo con la saliva


También cuentan con gran cantidad de escamas duras sobre su cabeza, cuerpo y cola, que les sirven como defensa; además, poseen fuertes patas y garras.

Los lagartos enchaquirados y sus parientes, a pesar de ser venenosos, pueden aprender a no morder, por lo que es posible, con la ayuda de una persona experta, convivir estrechamente con ellos.

c ¿Por qué son importantes?

Al igual que muchas otras especies animales, estas lagartijas cumplen diversas funciones en sus ecosistemas, por ejemplo: cazan a los animales no adaptados, viejos, con defectos o enfermos, que pueden transmitir enfermedades e infecciones a los otros, y además sirven de alimento a otras especies. También juegan un papel muy importante en el área de la medicina, ya que el estudio de los compuestos químicos encontrados en el veneno que producen ha permitido el desarrollo de medicamentos. En la actualidad se cuenta con uno para controlar la diabetes (que se descubrió en el monstruo de Gila) y se están estudiando otros (en los lagartos enchaquirados) para mejorar la memoria (Beck, 2015; Domínguez-Vega et al., 2018).

Lamentablemente, estas lagartijas se encuentran catalogadas como especies amenazadas de desaparecer, debido a la destrucción de su hábitat y porque la gente las mata por miedo e ignorancia (Domínguez-Vega et al., 2017; 2018). Por ello resulta de vital importancia difundir el conocimiento sobre estos animales desde la infancia, a fin de que, al comprenderlos mejor, podamos protegerlos, ya que son criaturas emblemáticas, interesantes y útiles para los seres humanos y otras especies.


Ficha técnica de los lagartos
enchaquirados mexicanos

Nombres comunes: Lagarto o lagartija enchaquirada, escorpión, acaltetepon

Nombres científicos: Heloderma horridum, Heloderma exasperatum, Heloderma alvarezi

Mapa de distribución: Costas del océano Pacífico, desde Sonora hasta Chiapas y cuenca del río Balsas (figura 9). Su hábitat principal es el bosque tropical de hoja caduca y el matorral espinoso, aunque también habita en el bosque de pino-encino, a elevaciones que van desde el nivel del mar hasta los 1500 metros.


Figura 9. Distribución de todos los helodermátidos en América



* Algunos individuos pueden sobrepasar estas medidas.



¿Sabías que…?

Hay otras especies de lagartijas venenosas no especializadas, como el famoso dragón de Komodo (Varanus komodoensis) que habita en algunas de las islas centrales de Indonesia y en la isla de Komodo.



Actividad
Arma tu lagartija enchaquirada

Objetivo

Familiarizarse con la morfología externa y los patrones de color que este animal puede presentar en la piel.

Material


Procedimento

1A
Poner pintura en la tapa
Embeber la goma del lápiz en la
pintura o acuarela

1B
Tomar el lápiz y trazar círculos que
simulen las chaquiras de colores
sobre las diferentes partes del
cuerpo del Heloderma


2A
Recortar primero la parte marcada como cuerpo

2B
Doblar a la mitad la parte del cuerpo y recortar por la línea punteada

3A
Poner pegamento en una de las orillas del cuerpo

3B
Doblar las orillas y pegar una con la otra a fin de obtener un cilindro (que será la parte del cuerpo del reptil)

4A
Recortar la cola

4B
Doblar la cola por la mitad y recortar sólo por la línea punteada

5A
Doblar las orillas y poner en una de ellas un poco de pegamento

5B
Pegar las orillas para formar un cilindro y aplastar las diferentes partes para darle forma a la cola

5C
Poner un poco de pegamento en el aro más grande de la cola, colocarlo dentro del primer aro del cuerpo y pegarlo para unir así el cuerpo a la cola

6A
Recortar los ojos y pegarlos en las partes laterales de la cabeza

6B
Recortar la cabeza y poner pegamento en la base de la cabeza para unirla al cuerpo

7A
Colocar la cabeza dentro del primer círculo del cuerpo y pegarla como se muestra en esta foto

7B
Recortar las patas una por una siguiendo la línea punteada
Recortar cinco picos en la parte más ancha de la pata para darle forma a los dedos

8A
Poner pegamento en el
extremo angosto

8B
Pegar las patas por la parte de abajo del cuerpo siguiendo el ejemplo de esta imagen

El Heloderma está listo para explorar su salón de clase. Cada Heloderma puede pegarse en la pared del aula para que el alumnado los observe y describa, y luego encuentre similitudes y diferencias entre ellos.


c Referencias

BALDERAS-VALDIVIA, C. J., y A. Ramírez-Bautista (2005). Aversive behavior of beaded lizard, Heloderma horridum, to sympatric and allopatric predator snakes. En: The Southwestern Naturalist, vol. 50, núm. 1, pp. 24-31.

BECK, D. D. (2005). Biology of Gila Monsters and Beaded Lizards. Berkeley / Los Ángeles: University of California Press.

BONINE, K. (2005). Heloderma suspectum, Gila Monster. En: Digital Morphology [en línea]: <digimorph.org/specimens/Heloderma_suspectum/adult/>.CATALOGUE of Life (2019) [en línea]: <www.catalogueoflife.org/>. Ir al sitio 1 Ir al sitio 1

DOMÍNGUEZ-VEGA, H., C. J. Balderas-Valdivia, J. Manjarrez, y O. Monroy-Vilchis (2018). Conociendo al lagarto escorpión: leyendas, realidad y potencial de una rareza biológica. En: Ciencia ergo-sum, vol. 25, núm. 2, pp. 1-8 [en línea]: <cienciaergosum.uaemex.mx/article/view/10089>. Ir al sitio

DOMÍNGUEZ-VEGA, H., O. Monroy-Vilchis, C. J. Balderas-Valdivia, C. M. Gienger, y D. Ariano- Sánchez (2012). Predicting the potential distribution of the beaded lizard and identification of priority areas for conservation. En: Journal for Nature Conservation, vol. 20, núm. 2012, pp. 247-253 [en línea]: <www.researchgate.net/publication/236117611_Predicting_the_potential_distribution_of_the_beaded_lizard_and_identification_of_priority_areas_for_conservation>. Ir al sitio

DOMÍNGUEZ-VEGA, H., O. Monroy-Vilchis, J. Manjarrez, y C. J. Balderas-Valdivia (2017). Aversive hunting and sight frequency ecology of Beaded lizards (Squamata: Helodermatidae). En: Perspectives in Ecology and Conservation, vol. 15, núm. 2017, pp. 47-51 [en línea]: <www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2530064417300196>. Ir al sitio

GONZÁLEZ, A., E. Godínez-Cano, e I. Rojas-González (1996). Captive Reproduction of the Mexican Acaltetepon, Heloderma horridum. En: Herpetological Review, vol. 27, núm. 4, pp. 192-ss.

POUGH, F. H., R. M. Andrews, M. L. Crump, A. H. Savitzky, K. D. Wells, y M. C. Brandley (2016). Herpetology. s. l.: Sinauer Associates.

REISERER, R. S., G. W. Schuett, y D. D. Beck (2013). Taxonomic reassessment and conservation status of the beaded lizard, Heloderma horridum (Squamata: Helodermatidae). En: Amphibian and Reptile Conservation, vol. 7, núm. 1, pp. 74-96.

VALDÉS, A. (2015). El lagarto enchaquirado: Una mordida que no se olvida. La huella del jaguar [en línea]: <blogs.ciencia.unam.mx/lahuella/2015/06/08/el-lagarto-enchaquirado-una-mordida-que-no-se-olvida/>. Ir al sitio

VITT, L. J., y J. P. Caldwell (2009). Herpetology. An Introductory Biology of Amphibians and Reptiles. s. l.: Elsevier.

UETZ, P., P. Freed, y J. Hošek (2019). The Reptile Database [en línea]: <www.reptile-database.org>. Ir al sitio

Notas

* Carlos Jesús Balderas-Valdivia es doctor en Ciencias Biológicas, académico de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia y profesor de la Facultad de Ciencias de la UNAM.
Alejandra Alvarado Zink es maestra en Ciencias por la Universidad de Nuevo México, y responsable del Área de Educación y Comunicación Ambiental de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia, UNAM.
Hublester Domínguez-Vega es doctor en Ciencias Agropecuarias y Recursos Naturales por la Universidad Autónoma del Estado de México.
  1. Agradecemos la colaboración de Arantza Balderas López y Andrés Balderas López para la redacción de este texto.
c Créditos fotográficos

- Imagen inicial: Carlos Balderas

- Foto 1: Alejandra Alvarado

- Foto 2: Carlos Balderas

- Foto 3: Carlos Balderas

- Foto 4: Carlos Balderas

- Foto 5: Carlos Balderas

- Foto 6: axisosteologia.wordpress.com

- Foto 7: Carlos Balderas

- Foto 8: Carlos Balderas

- Foto 9: Tomado de Reiserer et al. (2013)–

- Foto 10: Shutterstock

- Foto 11 a 32: Fotos de la actividad: Alejandra Alvarado

CORREO del MAESTRO • núm. 277 • junio 2019