Idiomas SIN SONIDOS Guillermo Hernández Santana[*] ![]() Hace algunos años, en una escuela de la que no quisiera dar muchos detalles, conocí al profesor Julio. Él era un maestro tradicional, es decir, la interacción con los chicos del grupo era vertical, él daba la clase y no permitía mucha participación de los alumnos. Su alumno favorito era un chico que siempre le ponía atención: lo veía fijamente y era difícil que apartara la vista del profesor. Casi a mitad del ciclo escolar, cuando realizó un examen oral, el profesor se dio cuenta de que el chico era sordo y que había desarrollado una facultad para interactuar en el grupo con base en la observación y repetición. Con esta experiencia, no pretendo decir que la práctica del profesor sea buena o mala. Su trabajo docente se basaba en su experiencia, y como tal, había tenido poco contacto con la educación especial. Idiomas sin numeros
Experimentando en cabeza ajena, este aprendizaje me hizo pensar en lo importante que es reconocer las habilidades de cada uno de los alumnos. Seguramente, si este profesor hubiera sabido que su alumno era sordo, podría haber implementado diferentes estrategias de enseñanza para que el aprendizaje de su “alumno favorito” fuera significativo. Y si, acaso, el profesor hubiera sabido una lengua de señas, como la Lengua de Señas Mexicana (LSM), hubiera logrado potenciar o al menos nivelar a su alumno en el grupo. A partir de ello, quiero hablar de la importancia del lenguaje, en particular del que utiliza las manos como medio de expresión y los ojos como input. Las lenguas de señas son idiomas que no necesitan sonidos y que son capaces de comunicar cualquier situación de la vida cotidiana que un Sordo[1] necesite expresar. De hecho, se trata del medio de comunicación adecuado para personas con discapacidad auditiva. Hay algunas opciones terapéuticas como la oralización, la logogenia o la lectura de labios. Ninguno de los casos anteriores implica una comunicación tan efectiva como la que ofrecen las lenguas naturales, sino que se trata de opciones terapéuticas que bien podrían ser únicamente complementarias. El lenguaje es el medio de comunicación de los seres humanos y una expresión del pensamiento y la cognición. Este es el principio básico que subyace a la teoría del innatismo desarrollada por Noam Chomsky (1970). El principio dicta que los humanos estamos programados para aprender una lengua, la que sea, y sostiene que en el desarrollo de un niño existe una facultad natural para aprender un idioma en particular. De hecho, desde 1690, John Locke explicó que la capacidad de conocer del ser humano es innata, en cambio, el conocimiento es adquirido. Con lo anterior se puede derribar un mito lingüístico: ¿una lengua es más complicada que otra? Depende desde qué perspectiva se analice. A un hablante nativo de español le será más fácil aprender italiano debido a que es una lengua de la misma familia lingüística y con una estructura similar, pero le será más difícil aprender un idioma de la familia otomangue,[2] ya que tiene tonos; aunque también puede analizarse desde la perspectiva de la adquisición del lenguaje en el desarrollo de un infante,[3] según la cual, cualquier niño adquirirá la lengua a la que sea expuesto como primer idioma. Desde esta última perspectiva, no es más complicada una lengua que otra; por el contrario, un niño podrá desarrollarse cognitivamente desde una cosmología particular, la cual es relativa a su lengua materna. Por ese motivo, los niños que en sus primeros años de vida son expuestos a dos lenguas desarrollan de forma paralela estructuras de ambas, y con esto logran un mejor desarrollo cognitivo en comparación con alguien que es expuesto a una sola lengua, pues tienen acceso a dos cosmovisiones, dos formas de ver y analizar el mundo codificado en idiomas distintos. ▼ ¿Qué pasa con las lenguas de señas?
¡Las lenguas de señas también son idiomas! Siguiendo la definición de idioma de la Real Academia Española, “lengua de un pueblo o nación, o común a varios”, podemos decir que tanto la Lengua de Señas Mexicana, como la estadounidense (American Sign Language, ASL) y la francesa (Langue des Signes Française, LSF) son idiomas en el sentido amplio del término. Todas tienen uso en un territorio particular, con variantes dialectales, igual que cualquier idioma oral. Las lenguas de señas son los medios ideales de comunicación de los Sordos. Por lo menos en lo que respecta a México, se ha logrado reconocer constitucionalmente la LSM como una parte identitaria de la comunidad de Sordos.[4] La comunicación manual no es nueva. Es probable que los primeros indicios de comunicación provengan de la época de las cavernas, cuando los primeros homínidos comenzaron a encontrar el sentido de diferentes formas lingüísticas, transmitiendo los primeros significados a gritos y a señas. Esto debió haber implicado un salto cualitativo y cuantitativo en la cognición humana, o más bien, estos debieron haber sido los primeros rastros del lenguaje, indicios de oralización combinados con rasgos manuales cargados de significado. Otra referencia a un medio de comunicación que utilice las manos se registra en la India, varios siglos antes de nuestra era. Por lo menos se puede atestiguar su antigüedad desde el siglo IV en imágenes religiosas como la denominada Vajra Mudrā. Las mudras son formas de mano que aparecen en danzas femeninas y están acompañadas con posiciones del cuerpo. Este conjunto de rasgos tienen un significado específico en la danza. En España se concluyó en 1265 el Tratado legal de los mudos. De hecho, en un retablo donde aparece el rey Alfonso X el Sabio, se puede apreciar en su corte que algunas personas usan formas de mano. Si bien es posible que se trate sólo de rasgos manuales que acompañan la oralidad, también podría tratarse de un tipo de comunicación, e incluso podría constituir un antecedente de la Lengua de Señas Española (LSE). ![]() Retablo de Alfonso X el Sabio y su corte En el habla cotidiana también es posible apreciar formas de comunicación basadas en las manos. Un ejemplo en la actualidad se da en Italia, donde el lenguaje manual es importante no sólo para completar la información oral. De hecho, un italiano diestro en el dominio de este código manual se puede comunicar utilizando nada más las manos y no necesariamente tiene que aprender la denominada Lengua de Señas Italiana (Lingua dei Segni Italiana, LIS). Mucho se ha dicho de la comunicación manual entre italianos. De hecho, se trata de un medio de interacción que acompaña la oralidad de forma importante. Al sur de Massachusetts, en los Estados Unidos, se desarrolló una lengua de señas en la isla llamada Martha’s Vineyard. Allí, una buena parte de la población era sorda, lo cual produjo que tanto Sordos como oyentes usaran la lengua de señas de manera cotidiana. Si bien no hay muchos registros de las formas de mano o señas que usaban, es probable que dicho idioma haya influenciado de forma importante a la ASL que se utiliza en todo el territorio estadounidense. En la actualidad, en Washington se ha logrado consolidar la que podría ser la universidad más importante en materia de educación para Sordos, la Gallaudet University. Prácticamente toda la población de la escuela, tanto maestros como alumnos y personal administrativo, es señante de la ASL de forma fluida. En el libro Everyone here Spoke Sign Language[5] (Groce, 2009), se cuenta que una investigadora estaba buscando a una persona Sorda en Martha’s Vineyard, y al indagar acerca de dicha persona se dio cuenta de que ser sordo no era una característica distintiva; jamás le dijeron que tenía dicha discapacidad, por el contrario, los sordos no eran vistos como discapacitados, sino que eran incluidos en las actividades cotidianas y todas las personas en la isla sabían la lengua de señas. En el territorio maya, Johnson (1991) registró una lengua de señas que no es una variante de la LSM, sino que se trata de un idioma particular y totalmente distinto. Este primer acercamiento fue hecho en un pueblo del estado de Yucatán denominado Chicán. La Lengua de Señas Maya (LSMy) es el vehículo de comunicación entre los Sordos de este pueblo, pero también en-tre los oyentes que hablan maya yucateco allí. Es decir, en el mismo territorio comparten una lengua oral y una lengua de señas. En la actualidad, Olivier Le Guen coordina un proyecto de documentación de la Lengua de Señas Maya Yucateca[6] y ha identificado rasgos de la Lengua de Señas Maya que influyen en la lengua oral, situación que se da en prácticamente toda la península de Yucatán. Hace algunos años, en un Centro de Atención Múltiple (CAM) de Michoacán, una maestra comenzó a registrar lo que en su momento denominó Lengua de Señas Purépecha. El caso es extraño, pues no se había reportado en Michoacán un caso similar, en el que se hablara de la existencia de una lengua manual. En realidad, no se había reportado esto entre los purépechas, pues se dice que en esta comunidad indígena la sordera representaba un mal presagio, de modo que, cuando se notaba la existencia de esta discapacidad, se escondía a los niños. Este mito pudo influir en que en la zona purépecha no se desarrollara de forma natural una lengua de señas, como sí sucedió entre los mayas. En la zona purépecha, se reportó que había ingresado un grupo de cinco niños sordos de entre cinco y seis años a un CAM. La maestra de grupo, “con muy buenas intenciones”, comentaba que la educación debía ser intercultural, por lo que debía respetarse al grupo indígena de la zona, así que implementó un alfabeto basándose en el que se usa para el purépecha oral en combinación con las señas del alfabeto de señas internacional. A este alfabeto le llamó Alfabeto de la Lengua de Señas Purépecha. Dicho trabajo no produjo resultados y, después de más de cinco años de formulada la propuesta, no ha habido avances ni publicaciones. Lo que sí se notó fue que, como resultado de la interacción de estos niños sordos, se comenzó a perfilar lo que hubiera sido el nacimiento de una lengua de señas si hubieran dejado que los niños desarrollaran de forma natural un medio de comunicación. De hecho, Hockett (1960) consideró que una característica de un idioma humano es que se transmita culturalmente de generación en generación. Hasta la fecha, no se ha sabido qué pasó con los niños de este CAM, pero es posible que hayan contratado a una señante de la LSM y hayan podido adquirir esta lengua. Así es que la lengua de señas es el lenguaje natural de los sordos (no sordomudos). No se trata de un idioma universal, pues tiene variaciones tanto por zona geográfica como por innovaciones lingüísticas, es decir, nuevas palabras. ¿Cómo es esto? Funciona igual que las lenguas orales: algunos términos se dejan de usar y aparecen otros, que las enriquecen. En realidad, este es el proceso normal de una lengua: nacer, desarrollarse y morir. De la misma forma pasó con el latín, una lengua que dejó una descendencia clara, las lenguas romances, que en la actualidad constituyen una familia lingüística con un número representativo de hablantes en todo el mundo. ♦ ▼ Referencias
CHOMSKY, N. (1970). Aspectos de la teoría de la sintaxis. Madrid: Aguilar. FERGUSON, C. A. (1975). Towards a Characterization of English Foreigner Talk. En: Anthropological Linguistics, vol. 17, núm. 1, pp. 1-14. GROCE, N. E. (2009). Everyone Here Spoke Sign Language. Hereditary Deafness on Martha’s Vineyard. Harvard University Press. HOCKETT, C. F. (1960). The Origin of Speech. En: Scientific American, núm. 203, pp. 88-111. JOHNSON, R. (1991). Sign Language, Culture & Community in a Traditional Yucatec Maya Village. En: Sign Language Studies, vol. 73, verano, pp. 461-474. LEY General de Personas con Discapacidad (2005). Disponible en: <www.salud.gob.mx/unidades/cdi/nom/compi/ley100605.html>. Ir al sitio LOCKE, J. (1690). Ensayo sobre el entendimiento humano. México: Fondo de Cultura Económica. NOTAS* Maestro en Estudios Mesoamericanos por la UNAM.
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