Bob Dylan Y EL PREMIO NOBEL Andrea Ortiz Rangel[*] ![]() En 2016 el Premio Nobel de Literatura le fue otorgado a Bob Dylan por “haber creado nuevas expresiones poéticas dentro de la gran tradición de la canción estadounidense”. Se trató de una decisión bastante sorprendente, no sólo porque otros favoritos para obtenerlo (entre ellos el novelista japonés Haruki Murakami, el keniano Ngugi wa Thiong’o o el poeta sirio Adonis) fueron dejados de lado, sino sobre todo porque era la primera y hasta ahora única ocasión en que ese afamado galardón se asignaba a alguien más bien conocido como compositor de canciones populares.
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c Bob Dylan y el Premio Nobel
El sitio web oficial de los premios Nobel abunda en la justificación del otorgamiento del premio a Dylan en los siguientes términos: Las canciones de Bob Dylan están enraizadas en la rica tradición de la música folk americana y están influenciadas por poetas del modernismo y del movimiento beatnik. Desde sus inicios, sus letras incorporaron las luchas sociales y la protesta política. Otros temas importantes en sus canciones son el amor y la religión. Con frecuencia, su escritura se caracteriza por rimas refinadas y sorprende al pintar a veces una imaginería surrealista. Desde su debut en 1962, él ha reinventado constantemente sus canciones y su música. Bob Dylan también ha escrito prosa, incluyendo un libro con sus memorias, que se titula Crónicas (The Nobel Prize, s. f.). Sara Danius, secretaria permanente de la Academia Sueca (el organismo gubernamental asociado a los premios Nobel de Literatura) respondió a los cuestionamientos respecto a que dar el Nobel a Dylan resultaba contrario a lo que generalmente se concibe como literatura diciendo: “Si miramos para atrás, bien atrás, uno descubre a los poetas griegos Homero y Safo, que escribieron textos poéticos o piezas que estaban hechas para ser escuchadas, representadas, a veces acompañadas con música […] Es lo mismo con Bob Dylan: puede ser leído y debe ser leído” (Las razones…, s. f.). No obstante estos argumentos, al conocerse quién era el ganador del Nobel de Literatura en 2016, la opinión pública se dividió de inmediato entre quienes aplaudieron la decisión (generalmente admiradores de la obra de Dylan), quienes la rechazaron defendiendo un viejo orden que concibe la creación literaria en el marco de parámetros más estrechos (para los cuales la canción popular no califica como arte), y quienes, amoldándose a la posición de la Academia Sueca, instancia encargada de tomar la decisión final, aceptaron que conceder el premio a Dylan constituía un buen insuflo de frescura postmodernista al muchas veces criticado conservadurismo de los sectores y grupos que se hallan detrás de la organización y el soporte financiero de los premios Nobel. Para entender un poco sobre esta polémica, revisemos primero cuál es el mecanismo de esos premios y luego pasemos al caso específico del que se dio a Bob Dylan.
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c Cómo se otorga el Nobel de Literatura
El sistema por el que se adjudica este premio es bastante intrincado y todo el proceso está envuelto en un aura de secrecía y anonimato respecto a quienes hacen las postulaciones y quienes toman las decisiones conducentes. Primero, la Academia envía invitaciones para que se nombren los candidatos a recibir el premio. Entre los invitados a hacer tales postulaciones figuran: los propios miembros de la Academia Sueca, así como los de otras instituciones y asociaciones de carácter similar en otros países; profesores de letras y de lingüística de universidades prestigiosas; personas que han sido galardonadas anteriormente con el Nobel; presidentes de sociedades literarias que son representativas de la producción de obras en sus respectivos países (como en muchos otros certámenes del estilo, está prohibido nominarse a sí mismo). La Academia sueca se ![]() Alfred Bernhard Nobel fotografiado por Gösta Florman De las listas de personas nominadas –que por lo general llegan a incluir alrededor de 350 literatos– se seleccionan primero entre 15 y 20, y después se termina con una lista de cinco candidatos finales. Antes de efectuar la reunión plenaria de los 18 miembros vitalicios de la Academia Sueca, éstos deben leer la obra de los cinco autores finalistas (preferentemente en su idioma original) y en septiembre se realizan las sesiones definitorias en el Börshuset, un famoso edificio en el centro histórico de Estocolmo. En octubre se efectúa la votación que, por mayoría simple del jurado, elige al laureado. Entonces se anuncia públicamente el resultado, y la ceremonia en la que el rey de Suecia entrega el galardón se lleva a cabo el 10 de diciembre en Estocolmo (ese día es el aniversario de la muerte de Alfred Nobel).[1] El premio consiste en una medalla, un diploma y el otorgamiento de una considerable suma de dinero. Siempre se espera que quien ha sido premiado, mujer u hombre, acuda personalmente a recibirlo y pronuncie un discurso de aceptación. Los estatutos de la Fundación Nobel imponen que la información sobre los nominados y quienes los nominan se mantenga en secreto durante cincuenta años después de cada certamen, lo mismo que otras cuestiones relativas al fallo de la Academia.
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c Trayectoria y obra de Dylan
Al revisar la profusa producción discográfica de Dylan, iniciada hace alrededor de seis décadas, resulta complicado indicar un hito que demarque con precisión cuándo y cómo se gestó esa creación de “nuevas expresiones poéticas dentro de la gran tradición de la canción estadounidense” que, según el argumento de la Academia Sueca, constituyó el motivo central para darle el Nobel a este autor. Pero, aceptando el riesgo de la simplificación, la propuesta que sigue puede no ser del todo inviable. ![]() Sin lugar a dudas, el título Highway 61 Revisited (publicado en 1965) hace referencia a una de las más largas y legendarias vías de comunicación de los Estados Unidos. De sur a norte, la supercarretera 61 va desde Nueva Orleans, el cosmopolita puerto situado en el Golfo de México, hasta el norte de Minnesota, prácticamente en la frontera entre Estados Unidos y Canadá. Recorrerla de un extremo a otro implica conducir a lo largo de 2300 kilómetros, siguiendo en gran parte el curso del río Misisipi, una ruta que desde los tiempos prehistóricos hasta la modernidad ha servido para enlazar el norte y el sur del subcontinente norteamericano. A partir del siglo XIX, el encuentro de múltiples culturas en la cuenca del Misisipi dio lugar a nuevas formas de expresión lingüística y artística. En esa región confluyeron, de un lado, una diversificada gama de culturas y tribus indígenas, y del otro, los aportes de los colonizadores españoles, franceses e ingleses que ahí se sucedieron. Además, a esa confluencia de razas, lenguas, nacionalidades y tradiciones culturales se sumaron las contribuciones de la población esclava de origen africano, que a su vez portaba un bagaje racial y lingüístico muy diverso. Este abigarrado encuentro terminó por crear nuevas identidades híbridas en las que se fusionaron los elementos culturales originales. La música, una de las manifestaciones humanas más esenciales, no fue ajena a este proceso. En el siglo XX, una vez que los Estados Unidos se consolidaron como país, surgieron las nuevas tradiciones musicales que con el tiempo todo el mundo ha llegado a conocer con los nombres de góspel, folk, country, jazz, blues y rock (o sus derivados y formatos fusionados). Por eso, Highway 61 Revisited, el título elegido por Bob Dylan para esta obra fundamental de su discografía, se puede entender como un reconocimiento a la vieja tradición musical del Misisipi, que tan hondamente le sirvió de inspiración y base. En buena medida, gracias a la obra musical y poética de Dylan consolidada en ese álbum, el blues y el rock pasaron, de ser emblemas de la cultura nacional estadounidense, a convertirse en parte integrante de un bagaje cultural compartido universalmente. Robert Allen Zimmerman, quien después sería conocido como Bob Dylan, nació el sábado 24 de mayo de 1941 en Duluth, Minnesota, que entonces era el punto terminal de la Highway 61 en el norte de Estados Unidos. Su familia, de ascendencia judía, se trasladó al cercano pueblo minero de Hibbing, donde él pasó su temprana juventud siendo un apasionado escucha de la música que transmitían las estaciones de radio localizadas en el Deep South estadounidense, es decir, Tennessee, Alabama, Luisiana y el propio estado de Misisipi. Podemos imaginar que en las noches de los años cincuenta del siglo XX, las ondas radiofónicas remontaban sin demasiada interferencia la topografía de la cuenca del Misisipi, llevando río arriba los compases del blues, la música negra del sur. Seguramente en el pequeño Hibbing, los jóvenes de aquel tiempo difícilmente hallaban algo más excitante que hacer que escuchar blues. Y también podemos pensar que lo más promisorio para un joven como Robert fuese hacer planes para escapar lo antes posible de la monotonía y la ausencia de oportunidades en ese pueblo. Así que, un buen día, el inquieto joven partió por esa carretera en pos de sus sueños. Al inicio de la década de 1960 estudiaba letras en Minneapolis, la capital de su estado natal, pero pronto abandonó la universidad para dedicarse a la música. Fue por entonces que cambió su nombre a Bob Dylan, adoptado en homenaje al poeta galés Dylan Thomas. Su primer repertorio incluía obras de compositores de música folk como Woody Guthrie, Pete Seeger y Jack Elliott. Y se dice que la lírica de sus poemas tenía influencias de Arthur Rimbaud, T. S. Eliot y Bertolt Brecht, antes de volverse canto. Cinco años después la compañía disquera Columbia Records lanzó al mercado Highway 61 Revisited. Para entonces, Dylan ya había grabado otros cinco discos de larga duración, que le habían ganado la fama tanto de “el gran cantante de la música de protesta” como de “novel astro de la música folk”. Sin embargo, en el nuevo disco, Dylan realizó la primera de sus famosas metamorfosis al grabar con una formación musical que privilegiaba la instrumentación eléctrica. También se considera que en este disco Dylan cambió radicalmente la temática de sus letras. Hasta entonces, había empleado voz, harmónica y guitarra acústica como la base instrumental de sus interpretaciones; el cambio en la instrumentación y la rítmica de las canciones en Highway 61 Revisited mostró su inteligencia para sacar provecho de las opciones que ofrecían las tecnologías de punta de aquel momento. ![]() Bob Dylan y Joan Báez en la Marcha por los Derechos Civiles en Washington, D. C., 1963 Pero quizá fue en lo que decían sus letras, en su manera de cantarlas y en la temática que abordaban, donde se hizo manifiesto que Dylan ya desechaba la banalidad y la frivolidad de las antiguas canciones que interpretaba la mayoría de los cantantes populares blancos y que confería a las suyas la seguridad de una expresión literaria consciente de sí misma, de su bagaje cultural y de su entorno social. A partir de Highway 61 Revisited, las canciones de Dylan incluidas en ese álbum (como “Desolation Road”, “Like a Rolling Stone”, “Tombstone Blues” y otras) repercutieron muy adentro en la ideología y los gustos musicales de una nueva generación. ![]() ![]() Quizá fue en lo que decían sus letras, en su manera de cantarlas y en la temática que abordaban, donde se hizo manifiesto que Dylan ya desechaba la banalidad y la frivolidad de las antiguas canciones que interpretaba la mayoría de los cantantes populares A partir de entonces, cada vez más se hizo patente que escuchar el rock-blues –o como se prefiera llamar a esta manifestación artística– constituye una experiencia tan directa, personal y vital como leer una novela, un cuento o un poema. Con ello se demostró claramente que la música popular puede ser no sólo expresión, sino también creatividad. Y al influjo del bardo estadounidense surgió toda una genealogía –a la que han seguido otras también de gran calidad– de poetas cuyas obras permitirían finalmente considerar a una parte de la música contemporánea como expresión literaria de nuestro tiempo. Puesto que la tecnología digital ha posibilitado la edición y el lanzamiento masivo de grabaciones hasta no hace mucho inéditas, es también complicado poner números precisos a la producción dylanesca. Y más aún cuando este artista, a sus 79 años, no deja de sorprender con su prolífica producción: apenas en junio de 2020, publicó su trigésimo noveno álbum de estudio, Rough and Rowdy Ways, que de inmediato obtuvo un éxito notable al ocupar el primer lugar en la lista de discos más vendidos del Reino Unido y la segunda posición en la lista estadounidense Billboard 200. De cualquier modo, podemos decir que el legado musical de Bob Dylan comprende en la actualidad más de 500 canciones en cerca de 50 álbumes; que se han vendido unos 60 millones de copias de sus obras y, sobre todo, que a lo largo de 58 años, la música y las letras de Dylan no cesan de reconstruir todos los ritmos que evocan la música de negros y la música de blancos de la Norteamérica estadounidense, como el blues, el rhythm and blues, el rock and roll, los himnos góspel y las tonadas de la música country y folk. Aunque en realidad siempre se ha tratado de una música diferente, la música de Bob Dylan. ![]()
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c La polémica premiación de Dylan
Cuando se dio a conocer el fallo sobre la edición 2016 del Nobel de Literatura, se desató de inmediato una polémica que fue muy encendida en periódicos de varios países, en internet y en las redes sociales. Las opiniones se dividieron acremente entre defensores y vituperantes de la decisión tomada por la Academia Sueca. Algunos escritores llegaron a exagerar el asunto calificándolo de “fin de la literatura”, mientras que a otros les entusiasmó enormemente y decían que era algo que debía haberse hecho desde hace tiempo. En innumerables cuentas de Facebook aparecieron y fueron repetidas hasta la saciedad frases como: “No sé qué pensarán los entendidos, pero si hay que dar el Nobel de Literatura a un cantante, más justo hubiera sido darlo a Leonard Cohen”, “Ya no hay motivos para que no le den el Grammy a un escritor”, “Un gesto populista”, “Dos Dylan en la historia de la literatura; uno de ellos tiene un Premio Nobel”. Pero del otro lado también hubo comentarios: “A fin de cuentas, muchos escritores llevaban décadas ponderando los méritos literarios de Bob Dylan y, cuando obtuvo el premio, lo celebraron extasiados”, “Dylan ha devuelto la poesía de nuestra época a su transmisión primordial a través del cuerpo, revivió la tradición de los trovadores”, “Temas como ‘Like a Rolling Stone’ no son una canción, sino una epopeya”, y un largo etcétera sobre el que se puede decir que quizá lo más certero es que, por primera vez en la historia del Nobel de Literatura, al darse a conocer el nombre del ganador, la gente no corrió hacia las librerías sino a las tiendas de discos. ![]() La secretaria permanente de la Academia Sueca, Sara Danius, anuncia al ganador del Premio Nobel de Literatura 2016: Bob Dylan En todo caso, puede ser que lo más rescatable de toda la polémica en torno al premio otorgado a Dylan sea el llamado de atención para considerar dilemas como los siguientes: ¿Existen en realidad fronteras entre las obras de cultura popular y las que son reconocidas en un contexto –digamos– académico? ¿En dónde y cómo se pueden delimitar, o no, las fronteras entre géneros y expresiones culturales que utilizan de una manera preponderante la dimensión textual en su creatividad? ¿Es válido, o no, buscar el beneplácito de las audiencias sobre el canon cultural? Aunque cada año hay argumentos a favor y argumentos en contra de la decisión que toma la Academia Sueca, pocas veces se han esgrimido cuestionamientos tan fuertemente centrados en aceptar la condición de escritor del galardonado. Quizá el caso más sonado a este respecto fue el de Winston Churchill, que obtuvo el Nobel de Literatura en 1953, en reconocimiento a “su maestría en la descripción histórica y biográfica, así como a su brillante oratoria en defensa de excelsos valores humanos”.[2] Dejando aparte lo que pueda estimarse acerca de la controvertida actuación política de Churchill, lo que resulta interesante aquí es que aquel Nobel de Literatura se debió, al menos en parte, a los discursos que además de escribir, también pronunció en los aciagos días de la Segunda Guerra Mundial y que fueron transmitidos en la radio (de los que aún se conservan grabaciones). En el caso de Dylan –desde luego muy diferente al de Churchill en muchos aspectos–, otro recurso oral, el canto, ha sido el medio para expresar su escritura. ![]() El recurso oral de Bob Dylan, el canto, ha sido el medio para expresar su escritura Tal vez, en el fondo, el rechazo o el pasmo manifestados tras el otorgamiento del Nobel a Dylan son producto de un temor, más o menos explícito, acerca de que la literatura esté dejando de ser patrimonio exclusivo de escritores que se dedican profesionalmente y bajo ciertos supuestos a ese oficio; y quizá, más aún, de que sea aceptado oficialmente el hecho de que la literatura de altos vuelos puede utilizar otros medios diferentes al libro impreso para concretarse. En todo caso, no cabe duda de que Dylan cambió como nadie el concepto de canción popular en el siglo XX, añadiendo una particular dimensión poética a la música cantada. Así que por ahora quedémonos con lo dicho por el propio Bob Dylan, quien, por cierto, no asistió en persona al acto de entrega de los Nobel y envió su alocución de agradecimiento a la Academia hasta varios meses después. He hecho docenas de discos y ejecutado miles de conciertos alrededor del mundo. Pero mis canciones son lo que forma el centro vital de casi cada cosa que hago. Ellas parecen haber encontrado un lugar en las vidas de mucha gente a través de muchas culturas diferentes y yo estoy agradecido por eso. Nunca me había preguntado a mí mismo ¿son mis canciones literatura? Así que doy las gracias a la Academia Sueca tanto por tomarse el tiempo para considerar esta misma pregunta, como por brindarme tan maravillosa respuesta. ♦
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c Referencias
LAS RAZONES por las que la Academia Sueca le concedió el premio Nobel de Literatura 2016 al músico Bob Dylan (2016). En: BBC, 13 de octubre [en línea]: <www.bbc.com/mundo/noticias-37644277>. Ir al sitio THE NOBEL Prize (s. f.). Bob Dylan Facts [en línea]: <www.nobelprize.org/prizes/literature/2016/dylan/facts/>. Ir al sitio Notas * Historiadora egresada de la UNAM, con maestría por El Colegio de México. Asesora en temas de igualdad de género en la Secretaría de Salud.
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c Créditos fotográficos
- Imagen inicial: nordjyske.dk - Foto 1: Shutterstock - Foto 2: Dominio público. En www.imagebank.sweden.se, Gösta Florman / The Royal Library - Foto 3: store.hmv.comvisited - Foto 4: Dominio público. En es.m.wikipedia.org - Foto 5: www.duna.cl - Foto 6: arc-anglerfish-arc2-prod-copesa.s3.amazonaws.com - Foto 8: Frankie Fouganthin (CC BY-SA 4.0) en es.wikipedia.org - Foto 9: Alberto Cabello (CC BY 2.0) en es.wikipedia.org CORREO del MAESTRO • núm. 293 • Octubre 2020 |