Las metodologías PARTICIPATIVAS[*]
Primera parte Beatriz Azarcoya[**] No hay nada más maravilloso que pensar en ![]() La primera parte de la serie sobre metodologías participativas se centra en dos de sus fundamentos: el neurofisiológico y el histórico. En el primero, el propósito es abordar el funcionamiento del cerebro en sus hemisferios izquierdo y derecho y la relación de ambos con diversas formas del aprendizaje. Se revisan todas las características del hemisferio izquierdo, cómo procesa la información y su relación con las diferentes materias por impartir. También se describe cómo este lado del cerebro analiza la información de forma lineal y secuencial, en tanto que el lado derecho procesa la información de forma integral y holística. En cuanto al segundo, el fundamento histórico, se efectúa un recorrido desde los tiempos de Sócrates, cuando se aplicaron los principios de las metodologías participativas, pasando por la Edad Media, hasta nuestros días. Finalmente, se recomienda la capacitación de los maestros en el empleo de estas metodologías. Las metodologías participativas
Se entiende por metodologías participativas (MP), el estudio de métodos diseñados, en el caso de este artículo, para la educación, que se presentan de una manera ordenada, como un cuerpo integral para la enseñanza/aprendizaje. El componente participativo se encuentra en el grado de involucramiento del estudiante en su proceso educativo. Al inicio, tal vez su participación sea solamente escuchar lo que el maestro le dice, pero poco a poco y practicando los múltiples ejercicios, dinámicas y herramientas de la metodología, irá evolucionando en el control de su proceso y tomando parte, de manera conjunta con el maestro, en la investigación, planeación, ejecución y evaluación del programa educativo, para lograr así su plena participación. Así, es el estudio, manejo y aplicación de las MP un aliado del maestro para asegurar que el binomio enseñanza/aprendizaje se convierta en una realidad y no sólo se practique la enseñanza. ▼ Fundamentos de las metodologías participativas
Más que una lógica racional jerárquica y Tal como lo muestra la experiencia, los sistemas educativos pocas veces arrojan resultados afortunados. La causa de ello es el diseño equívoco de los programas educativos en cuanto a planeación y ejecución, que olvida el binomio enseñanza/aprendizaje centrándose en la enseñanza. Esta práctica sólo ocasionalmente da lugar a un conocimiento permanente. En varias investigaciones pedagógicas realizadas en toda América Latina y en Europa, se ha detectado que las experiencias con resultados óptimos han tenido el común denominador del uso de metodologías participativas en el sistema escolar. Durante la serie, profundizaremos en el análisis de estas metodologías como una herramienta clave que ayuda a los maestros a cumplir con su tarea de lograr el aprendizaje por parte de los alumnos a fin de que los programas generen un conocimiento permanente. Varias disciplinas fundamentan el uso de las metodologías participativas; conocer y entender este sustento nos permite aclarar algunos aspectos relacionados con las interrogantes que surgen cuando éstas aún no se han aplicado. El uso de las MP no es producto de una moda ni de la época moderna, su largo trayecto histórico lo comprueba. Las MP no están diseñadas con el único fin de ser divertidas, existe un fundamento neurofisiológico que recomienda el uso de éstas mediante una serie de técnicas y materiales didácticos para apoyar el aprendizaje. Sus fundamentos pedagógicos han sido probados por diferentes escuelas de la enseñanza y del estudio de la conducta. Si bien es cierto que, en algunos espacios geográficos, aún se les menciona como una novedad, varias generaciones, producto de una educación participativa, han ya envejecido. La ciencia ha avanzado en los últimos decenios de una manera vertiginosa y con ella la interdisciplinariedad en sus diversas ramas. La pedagogía, la psicología y la neurofisiología caminan de la mano para retroalimentarse y buscar la mejor propuesta de enseñanza-aprendizaje. A continuación, se revisan dos de los fundamentos de las metodologías participativas: el neurofisiológico y el histórico. En artículos posteriores sobre el tema, nos centraremos en una metodología en particular, la metodología SARAR, y presentaremos el concepto de proceso y facilitador; también proporcionaremos diseños de herramientas y técnicas pedagógicas que apoyan al maestro y facilitan el proceso de enseñanza. ▼ El fundamento neurofisiológico
Saber qué ocurre, no empujar, abrirse y estar Estas cualidades las debe tener un buen maestro A fin de entender el porqué se utiliza una serie de recursos en las metodologías participativas, debemos conocer algunos aspectos vinculados al funcionamiento de nuestro cerebro en relación con el aprendizaje. La mente humana tiene dos formas de adquirir el conocimiento: la intuitiva y la racional. La primera tiene una larga historia en la evolución del hombre, se remonta al origen de la vida; la segunda, que comprende la comunicación verbal, tendrá solamente algunos cientos de miles de años (Sagan, 1986). Estas dos formas de pensamiento están vigentes en el ser humano, y sus manifestaciones son diversas. Aun cuando utilizamos los dos hemisferios del cerebro, algunos seres humanos son predominantemente racionales, otros intuitivos y otros combinan las dos formas de pensamiento. Estas diferencias se deben en su mayor parte a diversos patrones culturales y sociales. En la actualidad, las dos formas parecen antagónicas y son causa de choques culturales. Sin embargo, ambas formas de pensar son precisas, complementarias y necesarias. ¿Por qué esta ambivalencia o dicotomía? La respuesta la tiene la investigación de la ciencia moderna: Nuestro cerebro contiene en la corteza cerebral estos dos mecanismos que presentan una complementariedad en el pensamiento humano: el hemisferio izquierdo y el hemisferio derecho. Los neurocientíficos han pasado los últimos cien años averiguando el funcionamiento de los dos hemisferios. En las últimas cinco décadas, las investigaciones se han acelerado debido al avance de la tecnología y la cooperación interdisciplinaria. Se cuenta a la fecha con datos suficientes que aclaran el manejo de la información diferenciada en estos dos hemisferios y su intercomunicación, cruzando el cuerpo calloso a través de un complejo tendido de redes y caminos. ![]() Hemisferio izquierdo Como sabemos, el hemisferio izquierdo procesa la información relacionada con las habilidades de la lectura, la escritura, el habla y el dominio de los cálculos aritméticos; analiza la información de una forma lineal, secuencial y lógica; es capaz de examinar los hechos con objetividad y raciocinio y, por lo tanto, no tiende a emitir valores de juicio. Sus conclusiones se dan a partir de un análisis lógico. En relación con el manejo del tiempo, el hemisferio izquierdo lo enfoca en aspectos temporales, tiene la tendencia de tratar con los cambios rápidos. Analiza los estímulos en términos de detalle y características específicas (Springer y Deutch, 1989). Este hemisferio maneja un pensamiento escéptico y crítico. No tiene las facultades para percibir patrones e interconexiones. Dentro de las matemáticas, por ejemplo, funciona muy bien para despejar una ecuación algebraica. Hemisferio derecho En contrapartida, el hemisferio derecho tiende a analizar la realidad desde otro enfoque: maneja la visión tridimensional, reconoce siluetas en conjunto y puede analizar la realidad de una forma global, ya que posee un razonamiento holístico. Es sumamente creativo, imaginativo, posee habilidad musical y para el arte en general. Puede dar rienda suelta a la fantasía; tiende a emitir valores de juicio un tanto negativos y pesimistas (Sagan, 1986). Trata con relaciones simultáneas y con propiedades globales de patrones. Trabaja de una forma Gestalt: comprensión del todo en el estilo sintético; esto le permite comprender patrones o modelos con interrelaciones muy complejas que no pueden definirse con precisión por no parecer muy lógicas. Puede tener introspectivas muy creativas, pero no las puede desarrollar adecuadamente. Este hemisferio carece de algo equivalente al no. Posee la habilidad para el dibujo y la capacidad para ocuparse de aspectos que presentan gran complejidad. Es muy competente para casar, hermanar o encontrar correspondencias y para formar analogías. Resuelve problemas geométricos. Este es el lóbulo que se encarga de soñar. ![]() La asimetría Esta asimetría ha sido demostrada por la ciencia actual en diversos campos del conocimiento como la física nuclear, la biología molecular, la psicología, la neurofísica, la psiquiatría y las diversas ciencias médicas, y obliga a todos los trabajadores de la educación a considerarla al diseñar un modelo pedagógico para metodologías del binomio enseñanza/aprendizaje. Un modelo que esté dirigido al uso de nuestras dos capacidades para adquirir conocimiento requiere un diseño que, conociendo las dos formas de adquirir el conocimiento, trabaje con técnicas pedagógicas que promuevan la participación de los dos hemisferios. Existe, entonces, el hemisferio izquierdo con su habilidad racional, y el derecho, con el pensamiento intuitivo. En casos normales, la comunicación interhemisférica sucede a través del cuerpo calloso: un intrincado mecanismo compuesto de doscientos millones de fibras neuronales que son capaces de procesar varios billones de bits por segundo. Este conocimiento se adquirió al analizar varios resultados en el caso de pacientes recién operados para detener la epilepsia, cortando el cuerpo calloso. Los pacientes presentaron comportamiento de dos diferentes voluntades dentro de una misma persona. Este primer contacto con la realidad dual de nuestro cerebro abrió toda una rama de investigación hace un siglo, que ha arrojado resultados sorprendentes. En su libro Los dragones del Edén, Carl Sagan (2003) plantea varios ejemplos en nuestro diario accionar que son explicados por la asimetría lobular: por ejemplo, nuestra incapacidad para describir verbalmente una cara y, sin embargo, nuestra facilidad para reconocerla. Si el hemisferio derecho ha sido dañado por algún accidente, una persona es incapaz de reconocer su propio rostro en el espejo. A las personas con daño del hemisferio izquierdo les resulta imposible comunicarse a través del habla, pero pueden hacerlo perfectamente con dibujos. La aplicación de estos avances científicos en la pedagogía posibilita nuevos diseños que consideren la utilización de ambos hemisferios cerebrales. Robert Ornstein y David Galin del Instituto Neuropsiquiátrico Langley Porter de San Francisco, EUA, ofrecen una analogía interesante para explicar cómo en la cultura pedagógica occidental predomina el uso del hemisferio izquierdo y prácticamente se ha anulado el derecho. Ornstein sugiere que nuestra conciencia con respecto al hemisferio derecho es similar a nuestra habilidad para ver las estrellas en el día. El sol es tan brillante que las estrellas se vuelven invisibles, a pesar del hecho que están tan presentes en nuestro cielo tanto de día como de noche. Cuando se mete el sol, somos capaces de percibir las estrellas. De la misma forma, el brillo de nuestra más reciente adquisición biológica, las habilidades verbales del hemisferio izquierdo, opaca nuestra conciencia del intuitivo hemisferio derecho, que en nuestros ancestros [y en muchas culturas vigentes hasta nuestros días] deben ser los principales medios para percibir el mundo (Sagan, 1977). Hemos trabajado con maestros jóvenes en talleres de capacitación sobre metodologías participativas, y todos han confesado que desconocen el término y que su forma de enseñanza está diseñada y dirigida sólo al hemisferio izquierdo, por lo tanto, los alumnos no ejercitan el hemisferio derecho. Los sueños El hemisferio derecho trabaja durante el sueño y busca respuestas a preguntas planteadas durante el día por el hemisferio izquierdo. Una gran cantidad de experimentos científicos se han dado a partir de soluciones encontradas en los sueños (hemisferio derecho); probarlas, sistematizarlas y publicarlas han sido funciones del hemisferio izquierdo. Sólo para mencionar algunos: el químico alemán Friedrich Kekulé von Stradonitz en 1965 encontró la respuesta a una de las interrogantes más complejas, la naturaleza de la molécula “benceno” (Sagan, 1977). Algunas de las teorías propuestas por Albert Einstein provienen de la intuición, tal vez de ahí su famosa frase que dice: “La imaginación es mucho más Horacio Ortiz presenta los siguientes comentarios sobre la obra Los sueños de Einstein de Alan Lightman (1993): Para el oscuro empleado de la oficina de patentes, la elaboración de la teoría de la relatividad se acompañó siempre de una manera de pensar que privilegiaba a los sueños y la imaginación sobre las cuerdas cortas de las obligaciones de la realidad […] Einstein no puede menos que transmitir las evocaciones preclaras que le invaden, dialogar sus entrañables obsesiones con su inseparable amigo Besso, sabiendo de antemano que la ensoñación tendrá fruto en el futuro […] [Los sueños son] el escenario necesario para dejar fluir la imaginación con que la ciencia deberá enfrentar su teoría […] (1994). El tema es realmente apasionante, y muchos tomos se han dedicado a tratar los diferentes aspectos relacionados con el funcionamiento de los hemisferios cerebrales. En este texto, nos interesa en particular su relación con las diferentes formas de cultura y cómo éstas inciden en el trabajo educativo, así como averiguar en dónde se presenta la otra forma de pensar y ver el mundo. La dualidad del pensamiento La cultura occidental, desde tiempos remotos, presenta manifestaciones del conocimiento de esta dualidad en el pensamiento y su lugar en los sueños. Ya Homero afirmaba, en Odisea: “Hay dos puertas para los leves sueños: una, construida de cuerno; y otra, de marfil. Los que vienen por el bruñido marfil nos engañan, trayéndonos palabras sin efecto; y los que salen por el pulimentado cuerno anuncian, al mortal que los ve, cosas que realmente han de verificarse.” Las culturas llamadas orientales, como por ejemplo la china, fomentan el uso de ambos hemisferios. El tipo de escritura que utilizan, la ideográfica, obliga al hemisferio derecho a estar más activo y en coordinación con el izquierdo, ya que un símbolo en sí mismo encierra una idea (hemisferio derecho); a diferencia de la escritura occidental, que, para descifrarla, es preciso recorrer los símbolos de forma lineal y secuencial (hemisferio izquierdo). La escritura ideográfica obliga al hemisferio derecho a descifrar el símbolo y transmitírselo al hemisferio izquierdo, que es el facultado para comunicarse con el mundo exterior a través de la palabra. Los sistemas de enseñanza de la cultura china siempre consideran alimentar, ejercitar y respetar las dos diferentes formas de pensamiento. Los cimientos y fundamentos de su cultura, una de las pocas ininterrumpidas en la historia de la humanidad, han tomado en cuenta la dualidad y complementariedad de las formas del universo y que se sintetiza en el símbolo del tao, que es una muestra de cómo ideográficamente se conjugan las dos fuerzas que rigen el universo: el yin y el yang. La cultura japonesa también considera ambos hemisferios del cerebro humano en los sistemas de enseñanza. En la cultura hindú, por medio de la filosofía yoga, muchos años antes de que se pudiera comprobar científicamente, el filósofo hindú Sri Aurobindo decía: El intelecto es un órgano compuesto de varios grupos de funciones, divididas en dos importantes clases, las funciones y facultades de la mano derecha y la mano izquierda. Las funciones de la mano derecha son la comprensión, la creatividad y la facultad de sintetizar; la izquierda se limita a lo crítico y analítico, a las verdades comprobadas. La derecha capta aquello que sólo está insinuado y no definido aún. Ambas son esenciales para el razonamiento humano. Estas funciones importantes de la máquina deben ser todas aumentadas a su poder de trabajo más alto, si no queremos que la educación sea imperfecta y desequilibrada (Springer y Deutsch, 1989). En la mayoría de las culturas orientales, la hindú, la china, la japonesa, así como en las culturas olmeca, maya, tolteca, zapoteca, náhuatl, quechua, aymara, etcétera, el concepto de dualidad complementaria y el pensamiento holístico aparecen como una constante que atraviesa el cotidiano accionar de las comunidades originarias hasta hoy en día. Es la cultura occidental la que ha fraccionado ambas formas de ver y entender el mundo; sin embargo, ambas líneas culturales se están acercando. Las culturas mencionadas tienen un registro histórico de alrededor de cinco mil años; la cultura occidental, que proviene de ellas, provocó en su recorrido una ruptura con lo antiguo, desechándolo. En estos tiempos, con los avances de la ciencia pedagógica, fundamentada en el conocimiento científico interdisciplinario, los maestros nos vemos obligados a investigar por nuestra cuenta y profundizar en el uso de las metodologías participativas. Ahora, con los grandes descubrimientos científicos, se inicia un punto de encuentro. Corballis y Bale, en su libro, The ambivalent mind: The neuropsychology of left and right (La mente ambivalente, neurofisiología de lo derecho e izquierdo) 1983 , al revisar diversos datos sobre la asimetría en la naturaleza, afirman: “… se fortalece nuestra convicción de que las asimetrías sistemáticas de la morfología, la biología molecular y las interacciones subatómicas están finalmente relacionadas, y que existen, después de todo, distinciones absolutas y universales entre lo derecho y lo izquierdo”. Encuentro entre nuestras culturas originarias y el pensamiento moderno Surgen también disciplinas que requieren un pensamiento holístico –ante la inminente catástrofe del globo terráqueo– como es la ecología. En las últimas décadas, se han dado los primeros pasos para entender de una forma científica lo que las culturas tradicionales siempre han tenido presente a través de la visión global e interconectada de todos los fenómenos que perciben. El pensamiento americano –me refiero a toda la América de los pueblos originarios–, desde Alaska hasta Tierra del Fuego, en las culturas prehispánicas y precoloniales, fundamentaba su cultura, creencias, educación, filosofía y medicina, en un pensamiento holístico. Es claro que el pensamiento intuitivo tenía predominancia en su relación con el mundo. Estas culturas también se han distinguido por sus elaborados cálculos matemáticos y astronómicos que requieren del uso del hemisferio izquierdo. Esto nos indica que mantenían un equilibrio entre la razón y la intuición, es decir, el uso de ambos hemisferios. En la actualidad, en este mismo territorio de América, en los espacios académicos y de formación profesional predomina la cultura occidental, y es en algunas comunidades originarias, alejadas de los centros urbanos, donde prevalece la forma de pensamiento originario. ![]() El único fin de las diversas técnicas que se utilizan en las metodologías participativas es lograr que los estudiantes se apoderen del conocimiento utilizando todas las facultades que poseen Muchos maestros provienen de familias campesinas con un fuerte arraigo cultural tradicional. Cuando ingresaron en las universidades, sin entenderlo del todo, se encontraron con otra forma de pensar que excluye el pensamiento intuitivo. Suele suceder que, cuando expresan su visión del mundo, se convierten en blanco de burla. Esta dicotomía que se presenta en los educandos termina por provocar un rechazo al conocimiento, producto de su cultura, y, para ser realmente científicos, adoptan sólo aquellos conocimientos aprendidos en el aula, cancelando con ello la riqueza del conocimiento. Las metodologías participativas buscan fomentar en el maestro, el uso de las dos formas de adquirir conocimiento y manejar la información, encontrando el equilibrio y la complementariedad de ambas facultades del cerebro, a fin de lograr una visión amplia de la realidad. El uso de juegos, técnicas, dibujos y dinámicas permite desarrollar y despertar su capacidad creativa y su imaginación para enfrentar los retos de trabajar con todo tipo de alumnos, incluyendo los de comunidades rurales o semirrurales, y para resolver los múltiples problemas que se le presentarán y cuya solución no está en los textos universitarios. En la medida en que se practiquen todas las formas de adquirir conocimiento, el cerebro aprenderá con mayor facilidad y estará equipado con una gama de posibilidades que permitirá, a los maestros, convertirse en verdaderos facilitadores de los procesos autogestionarios, y aprender a ver la realidad en la forma que lo hace la comunidad estudiantil. Las diversas técnicas que se utilizan en las metodologías participativas surgen de un todo sumamente complejo y cuyo único fin es el de lograr que el estudiantado se apodere del conocimiento utilizando todas las facultades que posee, gracias a la naturaleza, que nos ha equipado a través de millones de años de evolución biológica. Dicho en palabras más sencillas, hace ya más de dos mil años, por el gran filósofo chino, Confucio: “Dime y olvidaré; enséñame, tal vez recuerde; involúcrame y comprenderé”. Esta frase, en toda su simplicidad, encierra el principio básico de las metodologías participativas. Cómo lograr el involucramiento del estudiantado es precisamente el lineamiento de esta nueva forma de enseñanza. ▼ Fundamentos históricos
La vida cotidiana no está fuera de la historia Tras revisar los fundamentos neurofisiológicos que explican el porqué del uso de las metodologías participativas, en esta sección veremos los fundamentos históricos para entender el desarrollo de esta forma de enseñanza y aprendizaje a través de los tiempos. El empleo de metodologías participativas se encuentra ya en las antiguas civilizaciones que combinaron teoría y práctica, como es el caso de los mayas, los indostanos, fueguinos y esquimales (Fals Borda, 1982). ![]() Su empleo se remonta a las más antiguas escuelas filosóficas de Oriente y nos llega ya tamizado a través del Occidente Naciente (Grecia), donde alcanza su esplendor en este hemisferio […] Un claro ejemplo de esta práctica la encontramos en el uso de la mayéutica por parte de Sócrates, para desarrollar la habilidad, tanto del razonamiento como del manejo de la intuición […] desarrolla la expansión de conciencia, proporcionando básicamente los fundamentos de la multiplicidad asociativa y la destreza en el manejo de las conexiones entre pensamiento y habla (idea y signo/imagen y palabra…). En la Edad Media se encuentran varios ejemplos entre diversos grupos y en el siglo diecinueve, en la tradición gótica […] La transmisión de conocimientos bajo esta relación, al parecer se encamina a la búsqueda de la comprensión verdadera, la sabiduría, la autoconciencia: el encuentro del hombre en el mundo de la dimensión cosmogónica… (Acevedo, 1982). ![]() La comunicación horizontal es la que se da entre los miembros de un mismo nivel jerárquico, y ayuda a resolver problemas y tomar decisiones en las que deben intervenir varios departamentos Sin embargo, y a pesar de esta larga trayectoria histórica, las diversas formas de educación participativa sufren un fuerte revés durante periodos largos en los que predomina la relación que conocemos hasta nuestros días de profesor/alumno, y que prevalece de una forma generalizada en las universidades latinoamericanas. Con ello se modifica la antigua relación horizontal por una vertical y este tipo de educación arroja al campo miles de maestros. Las consecuencias de ello inciden de forma directa en la incapacidad de los alumnos para retener y comprender lo aprendido. Así, en América Latina en general, las escuelas aún no practican la verdadera participación del estudiantado, y los maestros se convierten en protagonistas de los procesos cognitivos. Una investigación efectuada en México concluye que la razón de este fenómeno se encuentra en la falta de manejo de metodologías participativas de los trabajadores de la educación, y en la relación vertical entre los niveles directivos, los maestros y los estudiantes. Podemos concluir que el hilo histórico que conduce hacia el uso de las metodologías participativas es discontinuo. En la actualidad, vivimos un momento de la educación que nos obliga a prestarles mayor atención. La comunidad estudiantil nos lo demanda. En ese sentido, se recomienda un proceso de capacitación de los maestros, no sólo respecto al conocimiento teórico de las metodologías participativas, sino que abarque también la práctica de la aplicación de las técnicas y los materiales. La idea es trabajar en módulos que se intercalen con la práctica a fin de poner a prueba lo aprendido, así como compartir y socializar lo aplicado y sus resultados. El cambio que se genera tanto en los maestros como en los alumnos es sorprendente. La adquisición de conocimiento con este modelo pedagógico despierta nuevas posibilidades y descubre recovecos de la inteligencia que no habían sido utilizados. No es fácil lograr que un maestro se aventure por terrenos desconocidos al utilizar técnicas recién aprendidas; sin embargo, una vez superado el temor inicial, comprueban los resultados positivos. Por su parte, los alumnos, al ser partícipes de su proceso de conocimiento, descubren sus nuevas capacidades y su potencial escondido. Correo del Maestro se suma a la difusión de esta experiencia, a lo largo de tres artículos en total, con el propósito de fortalecer la capacidad de los docentes para convertirse en facilitadores del aprendizaje y acompañar a sus alumnos en un maravilloso recorrido para descubrir todo un mundo de conocimiento. ♦ ▼ Referencias
ACEVEDO, A. (1982). Aprender jugando, tomo II. México: Limusa. AZARCOYA, B. (1996). Una experiencia en capacitación participativa. La metodología SARAR y su aplicación en el ámbito de la forestería social, Potosí (Bolivia), Proyecto FAO / Holanda / CDF “Desarrollo Forestal Comunal en el Altiplano Boliviano”. CORBALLIS, M., y Beale I. (1983). The ambivalent mind: The neuropsychology of left and right. Burnham Inc Pub. USA. FALS Borda, O. (1982). Informe final: Segundo Seminario de Investigación Participativa. Pátzcuaro (México): Crefal. ORTIZ, H. (1994). Comentarios de Horacio Ortíz sobre el ibreo de Alan Lightman, Los sueños de Einstein, México, Tusquets. SAGAN, C. (2003). Los dragones del edén. Especulaciones sobre la evolución de la inteligencia humana. México: Grijalbo. SPRINGER, S. P., y G. Deutsch (1989). Left Brain, Right Brain, Nueva York: W. H. Freeman and Company. NOTAS* Este artículo se basa en una obra más extensa de Beatriz Azarcoya: Una experiencia en capacitación participativa. La metodología SARAR y su aplicación en el ámbito de la forestería social, Potosí (Bolivia), Proyecto FAO / Holanda / CDF “Desarrollo Forestal Comunal en el Altiplano Boliviano”, 1996. Para Correo del Maestro, la autora adecuó su texto al ámbito educativo.** Doctora en Agroecología. Consultora latinoamericana en desarrollo rural sostenible de la FAO y evaluadora del Programa para la Seguridad Alimentaria de la FAO en México. ▼ Créditos fotográficos
- Imagen inicial: Shutterstock - Foto 1: cerebro: feelthebrain.me / Dibujo: Shutterstock - Foto 2: Shutterstock - Foto 3: Shutterstock - Foto 4: Shutterstock - Foto 5: Shutterstock - Foto 6: Correo del Maestro a partir de Azarcoya, B. (1996). Una experiencia en capacitación participativa. La metodología SARAR y su aplicación en el ámbito de la forestería social, Potosí (Bolivia), Proyecto FAO / Holanda / CDF “Desarrollo Forestal Comunal en el Altiplano Boliviano”. |