Margarita Bauche: COMUNAS, HIPPIES Y CANCIÓN DE PROTESTA Tere Estrada[*]
Oye amigo soldado “Amigo soldado” ![]() Las letras de las canciones son radiografías de las vivencias de los jóvenes de cierta época. Así nos lo recuerda la compositora Margarita Bauche, quien a sus 70 años ha acumulado canciones sobre diversos temas sociales: la matanza del 68, la guerra de Vietnam, la pobreza y la marginación, la Madre Tierra. Margarita, nuestra Joan Baez mexicana, nos ha legado temas que reflejan la manera de vivir y sentir de los jóvenes en los años sesenta y setenta. Margarita Bauche: comunas, hipismo y canción de protesta
Proveniente de una familia de artistas, nació el 10 de mayo de 1946 en la Ciudad de México. Refiere sobre su niñez: “Mi papá fue escritor de cine y novela, se llamaba Joaquín Bauche Alcalde. Fue uno de los fundadores de la XEW. Mi mamá, Margarita Gómez Fernández, tocaba el piano, era compositora y pintora. Mis abuelos paternos y maternos, todos, fueron artistas, pintores o revolucionarios” (Estrada, 2003). ![]() Margarita Bauche, ca. 1966 Rodrigo Díaz, melómano y biógrafo de Margarita, relata que la abuela paterna, Elena Marín, fue una reconocida cantante de ópera mexicana, intérprete de Fausto y Tosca, y quien le heredó la gracia de la voz dramática. Su abuelo, el coronel Manuel Bauche Alcalde, le transmitió el gusto por la escritura. Fue periodista, así como cronista de teatro y ópera; y se le atribuye haber escrito una biografía sobre los primeros veinte años de vida de Francisco Villa (Díaz, 2016). Margarita creció en las colonias Del Valle y Narvarte de la capital del país; es la penúltima de seis hermanos. Se inició en la música escuchando a Libertad Lamarque y a Doris Day, aunque por uno de sus hermanos se familiarizó con la música folclórica latinoamericana. Sobre su infancia, recuerda: La primaria la estudié como en seis escuelas, porque no era una niña aplicada, era muy distraída, nada más me gustaba estar dibujando. Hice la secundaria en la número diez del magisterio. Después estudié en la preparatoria número dos. Entré a la prepa por el teatro, le hacía más caso al teatro que a otra cosa. He sido un poco indisciplinada, muy revoltosa. En la escuela les hablaba a mis compañeras de la Revolución cubana, entonces me corrieron. Quería concientizar a todos. Estaba muy en boga Fidel Castro y el “Che” Guevara (Estrada, 2003). A los 14 años empezó a tocar la guitarra de manera lírica, y a los 15 escribió su primera canción dedicada a las mujeres del campo: “Señor San Antonio”, que es una oración de una mujer indígena a quien se le muere su hijo por desnutrición y el esposo la abandona. Bauche aprendió después música. Gerardo Tamez fue su primer maestro de guitarra. Sus maestras de canto fueron María Eugenia y Consuelo Guzmán, instructoras de artistas de talla internacional como Pedro Vargas (Estrada, 2008). Con sus canciones de contenido social bajo el brazo, buscó una disquera. Entró a Peerless en 1966, pero no les interesaban esas canciones. Le cambiaron el nombre a Elia Beli y le dijeron: “Vas a tener que cantar covers”. Relata: Canté covers de baladas y rocanrol, pero yo los escogí, busqué que cuando menos tuvieran una letra bonita. Yo saqué una letra y las otras me las dieron. Traté de escoger las que fueran más de acuerdo con lo que yo sentía. “Amaneciendo” era canción muy positiva, no sé de quién era el cover, pero fue la que pegó… Como Elia Beli, estuve en unos programas de televisión como Orfeón a go-go, Tiempos y contraste con Kippy Casado, Estudio Raleigh con Pedro Vargas, En punto con Angélica María y Enrique Guzmán, Operación ja ja, donde conocí a Margie Bermejo y a Mayita Campos (Estrada, 2003). ![]() Margarita Bauche empezó a tocar la guitarra a los 14 años y a los 15 hizo su primera canción. Después aprendió música. En su paso como cantante juvenil de baladas, se presentó en las Caravanas Corona alternando con Ella Laboriel, Los Teen Tops, Mayté Gaos, Leda Moreno, Angélica María, el “Loco” Valdés, Lucha Moreno, Lucha Villa, Chucho Martínez Gil, “Vitola”, y hasta con María Victoria. En las giras a veces cantaba con Los Teen Agers. En los hoteles de lujo la acompañaban orquestas como la de Chucho Zarzosa (Estrada, 2008). Finalmente, pesó más su necesidad de expresarse como compositora: En realidad, no me gustaba el nombre Elia Beli, ése no es mi nombre, desde ese momento te hacen de plástico […] Todo el ambiente era muy artificial, de mucha vanidad y competencia […] Algo me hacía sentirme como pez fuera del agua […] Duré poco en ese ambiente, a lo mucho dos años. Empecé a ir a la Universidad y ahí cambió mi rumbo. Regresé a mi nombre verdadero: Margarita Bauche (Estrada, 2003). Para Rodrigo Díaz, Margarita Bauche no correspondía con los estándares de las cantantes de la época, por su versatilidad temática, su voz de soprano y la singularidad de su presencia (Díaz, 2016). Bauche entró a la Facultad Filosofía y Letras de la UNAM en 1968, donde participó en el movimiento estudiantil y cantó para los estudiantes. En 1967 yo ya había conocido a René Villanueva y a Los Folkloristas, que se formaron en un café que estaba a la vuelta de mi casa. Yo me iba de pinta de la secundaria para irme a este café que se llamaba el Chez Negro, que era de el “Negro” Ojeda, y estaba en la colonia Del Valle en la calle de Gabriel Mancera y División del Norte. Mi primo “Tito” Bauche iba a tocar, a hacer la rumbeada y cantar folclor. Yo todavía iba de calcetines, pero empezaba a cantar con ellos. Ahí se formaron Los Folkloristas. Todo esto me acercó a este mundo cultural, musical y revolucionario. Después tuve mucho contacto con René Villanueva, no solamente a tocar sino a militar… Participábamos en manifestaciones, hacíamos llamamientos, organizábamos cosas en la Universidad, huíamos de las corretizas de los policías. Había una casa que se llamaba Casa de Cuba en México, donde también tocaba; yo estaba muy identificada con el movimiento. Cuando se murió el “Che” Guevara, hicimos un evento en la Universidad convocado por el Centro Popular de Cultura (CPC), que lo conformaban Óscar Chávez, Guillermo Boez, Carlos Lira y yo. Organizamos bastantes simposios y mesas redondas donde también cantábamos (Estrada, 2003). En 1967, mientras Margarita descubría el trabajo de Joan Baez y Bob Dylan, en los Estados Unidos se celebró el Monterrey Pop Festival, el primer gran festival de música pop al aire libre, al que asistieron unas doscientas mil personas. Fue uno de los momentos climáticos del Flower Power, movimiento en el que los jóvenes manifestaban su desacuerdo con la intervención militar en Vietnam portando flores y globos (Suasnavas, 2010). Margarita montó en 1967 un concierto en el Teatro Coyoacán, con un muestrario de lo más relevante de la canción de protesta del mundo y también con canciones propias. A partir de entonces, mucha gente la empezó a llamar “la Joan Baez mexicana”. Ese mismo año, la disquera Cisne le editó un LP titulado Manos de Tierra, del que luego hizo un espectáculo en el que hablaba sobre la problemática latinoamericana de los mineros, los obreros y los indígenas. La dirigió su hermano Manuel y participaron Margarita Isabel, Sergio Magaña, Isabel Noguera y Rubén López. Hicieron una temporada que duró como un año. Entre otras actividades que realizó en ese periodo destaca su asistencia al Festival de la Canción de Varadero, en Cuba, y al IX Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, en Bulgaria. Además, colaboró en Radio Universidad, estación en la que Rubén López la invitó a hacer el programa Cantos a lo humano, donde ella conducía, y programaba temas de Chabuca Granda, Óscar Chávez, Violeta Parra, Los Fronterizos, Inti Illimani, entre otros exponentes del género. En la misma estación hizo El cine y la crítica, con Óscar Chávez, Carlos Monsiváis y Nancy Cárdenas. Margarita Bauche fue una juglar del movimiento estudiantil; al igual que la compositora Judith Reyes, escribió canciones sobre la matanza de Tlatelolco. Aquí el testimonio de Margarita: Durante las olimpiadas, alterné con Los Folkloristas en Villa Olímpica, donde se hospedaban los deportistas. Eso fue muy importante porque llegué a cantar una canción en contra de Díaz Ordaz, hablando del movimiento estudiantil, describiendo exactamente lo que había pasado. René Villanueva y Pepe Ávila, de Los Folkloristas, estaban espantados, me dijeron: “No hagas esto, Margarita, está muy arriesgado”. Había medios de difusión y para mí fue muy importante hacerlo. Cuando estaba el movimiento y las marchas no participaba solamente hablando, sino cantando también… Yo hablaba directamente del movimiento estudiantil, expresaba lo que estaba pasando porque los medios manejaban la información muy tergiversada… yo manifestaba mi indignación cantando. Hice una canción que se llamó “México 68”, ahí descubría, balconeaba todo. Eso fue de las cosas más agresivas que viví. Esta canción no la tengo grabada, la tienen grabada en unas películas que filmaron en aquel entonces Óscar Menéndez y Sergio García (Estrada, 2008). Las mujeres en el 68, según relata la historiadora Argelia González García, tuvieron una participación masiva que abarca a las abuelas, madres, hermanas, académicas y estudiantes que apoyaban al movimiento (Zamora: 2013). Durante los años sesenta, las mujeres comenzaban a conquistar los espacios universitarios, por lo que eran pocas las que estudiaban en las escuelas o facultades. Según la investigadora Karina Ivonne Cruz, uno de cada diez estudiantes era mujer, y deben ser consideradas como miembros y no como acompañantes (Zamora: 2013). Los estudios de Cruz y González también rescatan la existencia de algunas mujeres líderes del movimiento, como Roberta Avendaño la “Tita” y Ana Ignacia Rodríguez Márquez la “Nacha”, ambas estudiantes de la Facultad de Derecho de la UNAM e integrantes del Comité de su Facultad y del Consejo Nacional de Huelga, máximo órgano representativo del movimiento. Estas mujeres fueron víctimas del acoso y hostigamiento del Estado. Por ejemplo, la “Nacha” fue detenida por las autoridades federales en diversas ocasiones; la primera, cuando el Ejército irrumpió en Ciudad Universitaria y terminó presa por 72 horas en la cárcel de Lecumberri, hoy Archivo General de la Nación. Fue detenida por segunda ocasión en la casa donde se refugiaba tras la matanza del 2 de octubre y liberada poco tiempo después. De acuerdo con las historiadoras, el movimiento también contó con la presencia activa y el liderazgo de Rina Lazo (pintora guatemalteca), Cecilia Naranjo (estudiante de la Vocacional 7), y Mika Seeger (hija del cantante estadounidense de música de protesta Pete Seeger), quien fue encarcelada por ser “líder comunista” (Zamora: 2013). Por su activismo, Margarita Bauche también estaba en la lista negra, y así lo refiere: Yo tuve el honor y el riesgo de participar en el movimiento del 68. Yo no asistí a la marcha del 2 de octubre porque tuve una presentación en Chihuahua. En cuanto regresé hice la canción de “México 68”, describiendo toda la matanza de Tlatelolco y la cantaba en mesas redondas, en conferencias, en todos lados donde me llamaban a cantar. Seguí cantando, pero era muy peligroso; de hecho, yo estaba en la lista negra. Supe que me buscaban porque estaban buscando a todos los que me invitaban. Si hubiera cantado nada más, no hubiera habido problema, pero también militaba y la canción de “México 68” en ese momento era muy fuerte. Había rumores, todos estábamos en peligro. Mis papás me decían que huyera, mi mamá lloraba todos los días. Finalmente, uno de mis hermanos me llevó a Teziutlán a casa de una familia. Yo no tenía tanta conciencia de que fuera tan peligroso. Ya después que leí el libro de Regina[1] y vi la película Rojo amanecer, pensé: “¡Ahí estaba yo, que bárbara! ¡Qué consciente o qué inconsciente!, las dos cosas”. Estuve escondida durante meses hasta que las cosas se enfriaron. Después seguí cantando, con más fuerza. Estaba muy desconsolada y decepcionada… Nunca me metieron a la cárcel, Judith Reyes y yo éramos las más atrevidas. Llegué a cantar canciones de Judith Reyes sobre los presidentes, que no son canciones de cuna, ni de canto nuevo, eran canciones de armas tomar. Me tocaron gases lacrimógenos mientras cantaba en algún foro estudiantil. El público tosía y se dispersaba un poco, pero yo no me retiraba. Trataba de no dejar de cantar, a pesar de que se me cerrara la garganta y me ardieran los ojos. Mi reto era terminar de cantar, aunque estuviera incómoda. Esto pasó en varias partes, en la época más crítica, había grupos de choque como Los Halcones y los del Muro. Me salvé de ser detenida cuando el Ejército tomó la Universidad. Yo acababa de salir hacía cinco minutos, había estado sacando propaganda. Cuando llegué a mi casa, me hablaron mis amigos y me dijeron que habían tomado la Universidad; “¿Pero cómo?”, les respondí, “Si vengo de ahí, acabo de llegar”. Estuve en el filo, siempre salvándome (Estrada, 2008). ![]() Margarita Bauche en los años setenta ¿De qué manera el movimiento del 68 transformó la vida de quienes participaron? La investigadora Argelia González lo cuenta así: Cada vez que entrevistábamos a alguien, nos pudimos percatar que las mujeres habían vivido una transformación durante 4 meses de lucha. Para ellas, el 68 fragmentó su vida, son unas antes y [otras] después del movimiento estudiantil. Son capullos naciendo junto con el movimiento, descubriendo su realidad dentro de su espacio privado: en casa, en temas de sexualidad, familia, ideologías conservadoras y su espacio público: entender la situación política de su país, 1968 les cambia la apertura de visión de su rol como mujer, ciudadana, ser social (Delgado, 2013). Las luchas femeninas, como la desarrollada por el control de la maternidad, se beneficiaron con la comercialización de la píldora anticonceptiva. Esto ayudó en las campañas en favor del derecho al divorcio, al aborto, a la igualdad de salarios y la no discriminación por razones de sexo (Gargallo, 2008). Hablar de la explosión de descontento juvenil y de la liberación de la mujer no sólo fue una respuesta al régimen autoritario que el presidente Gustavo Díaz Ordaz representaba, sino al clima internacional en donde las protestas se hicieron presentes durante los años sesenta en países como los Estados Unidos, Francia, Alemania, Checoslovaquia y México. Este periodo se caracterizó por una transformación de los paradigmas de comprensión del mundo. No se trataba sólo de una lucha política, sino también de una batalla cultural para romper con la sociedad tradicional autoritaria y opresiva de los gobiernos, la iglesia, la familia, la escuela y el partido en turno. Distintas partes del mundo compartían protestas y un código como el amor libre, la revolución sexual, la sicodelia y la libertad. Los jóvenes asumieron un papel protagónico en los movimientos pacifistas. Sus baluartes fueron: Ernesto “Che” Guevara, Martin Luther King y el filósofo Herbert Marcuse (Cruz, 2011). Margarita Bauche, apenas reponiéndose del impacto de la matanza de Tlatelolco, en 1969 viajó a Bulgaria, donde obtuvo el segundo lugar en el Concurso Internacional de la Canción de Protesta, en el que participaron representantes de 127 países. A los tres primeros lugares los mandaron de gira por la Unión Soviética. Sobre esta experiencia, la compositora recuerda: En la URSS estuve en Tayikistán, en Asia, en la ciudad de Dusambé, cerca de China. Conocí a combatientes vietnamitas; eso fue muy emotivo, me puse a llorar. Estaba latente la situación de la guerra de Vietnam, que fue muy fuerte y muy identificable para nosotros, los que luchábamos por revolucionar el mundo. Encontrarme con las combatientes fue algo inolvidable. Eran chiquitas, pero proyectaban una humildad indescifrable. No vi odio, resentimiento, ni amargura en ellas; su mirada era limpia y llena de esperanza; eso fue lo que más me impresionó. De ese encuentro nos tomaron película y pasó en los noticieros (Estrada, 2003). ![]() Margarita Bauche abrió brecha para las nuevas generaciones de cantautoras que se desarrollarían en los setenta Los jóvenes en los años sesenta cuestionaban los valores de la vida capitalista y buscaban otras maneras de convivencia social. Así nacieron las primeras comunas en México, donde se buscaba una convivencia doméstica más libre de objetos, sujetos y relaciones. Se cuestionaba la familia monogámica, nuclear, patriarcal, autoritaria, parentalista, sexista, opresiva y tradicional (Adame, 2005). Al mismo tiempo que cantaba en las peñas y para los estudiantes, Margarita vivió en una comuna con sus dos hijas y su entonces esposo, el actor José Roberto Hill, con quién montó las obras Adán y Eva, Apocalipsis y Purgatorio (Estrada, 2008). “Con José Roberto formamos la comuna, queríamos algo más, teníamos una necesidad enorme de espiritualidad. Con él conocí el vegetarianismo, el yoga y la meditación. La comunidad fue una manera de compartir” (Bauche: 2003). Fue criticada por sus compañeros militantes: ¡Cómo Margarita Bauche, la socialista, leninista, cantante de protesta, se va como hippie y abandona todo por irse a meditar, rezar y ser vegetariana! (Estrada, 2008: 102). Una comunidad reflejaba ser hippie, ser ermitaño, tenía una connotación hasta cierto punto anarquista. Para mí era una búsqueda: ¿qué pasa conmigo en mi interior? El 2 de octubre me hizo buscar otra nueva alternativa de existencia espiritual, pero sin abandonar obviamente mis principios sociales (Estrada: 2003). La Comunidad de la Nueva Familia, fundada por Margarita Bauche, José Roberto Hill y Carlos Baca, se distinguió por ser una de las primeras comunas sustentables que promovieron la conservación de los recursos no renovables y el respeto por la tierra (Díaz, 2016). La comuna se deshizo por incompatibilidad de intereses: Carlos Baca quería mano de obra barata para hacer pan integral, mientras que los otros miembros querían compartir con la comunidad (Estrada: 2003). Bauche sin duda abrió brecha para las nuevas generaciones de cantautoras que se desarrollarían en los años setenta, como Laura Abitia y Emilia Almazán. Fue una mujer rebelde, autónoma y que vivió a contracorriente, buscando ser fiel a sí misma y a sus principios. Con 15 discos fue pionera de la canción humanista y del teatro de vanguardia. En la obra Adán y Eva, montada con José Roberto Hill, aparecieron los primeros desnudos en teatro; era la época de oro de los directores Oceransky y Jodorowsky. Entre su discografía destaca Manos de Tierra, Agua y Xcaret Espíritu de la Tierra. Sus canciones forman parte del soundtrack del movimiento del 68. ♦ ▼ Referencias
ADAME, M. A. (2005). Comunas contraculturales. ¿Antifamilias o nuevas familas? En: Revista Casa del Tiempo, febrero [en línea]: CRUZ, K. (2011). La participación de la mujer universitaria en el movimiento estudiantil de 1968 en México. Ponencia presentada en el XI Congreso Nacional de Investigación Educativa. Disponible en: DELGADO, M. (2013). Las mujeres del 68: Mariposas en un mundo de palabras [entrevista a Argelia González, buscadora de la historia de la participación femenil en el movimiento estudiantil de 1968]. En: Vivir en Tlatelolco. Periodismo Comunitario [blog], 20 de febrero [en línea]: DÍAZ, R. (2016). Margarita Bauche [video]: ESTRADA, T. (2003). Entrevista a Margarita Bauche en la Ciudad de México [grabación de audio]. —— (2008). Sirenas al ataque. Historia de las mujeres rockeras mexicanas (1956-2006). México: Océano. GARGALLO, F. (2008). 1968: una revolución en la que se manifestó un nuevo feminismo [en línea]: SUASNAVAS, C. (2010). The Flower Power. En: Sentado frente al Mundo [blog], 29 de abril: ZAMORA, A. (2013) Rescatan papel de las mujeres en movimiento de 1968. En: CIMAC Noticias [en línea]: NOTAS* Compositora, cantante y guitarrista. Socióloga egresada de la UNAM. Autora del libro Sirenas al ataque. Historia de las mujeres rockeras mexicanas (1956-2006).▼ Créditos fotográficos
- Imagen inicial: blancaauroramondragon.blogspot.mx - Foto 1: Archivo Margarita Bauche - Foto 2: blancaauroramondragon.blogspot.mx - Foto 3: Archivo Margarita Bauche - Foto 4: Archivo Margarita Bauche |