Xochimilco: diversidad
Y MIXTURA PATRIMONIAL [*]

Marco Antonio Velasco López [**]

Xochimilco es retrato vivo de las riquezas culturales y naturales que, provenientes del pasado, permanecen vigentes y constituyen un patrimonio antiquísimo; riquezas que se renuevan constantemente pero que, también, corren el riesgo de desaparecer. La educación patrimonial puede ser una herramienta fundamental para guiar y promover acciones orientadas a su conocimiento, rescate y preservación.

Xochimilco: universo diverso

México es un país rico en diversidad cultural y natural. Considerado país megadiverso, por su privilegiada posición geográfica tiene una gran variedad de climas que permiten la existencia de diversos ecosistemas con una enorme biodiversidad. Su relieve también es muy variado y favorece la creación de paisajes excepcionales.

La diversidad natural siempre ha coexistido con la dimensión cultural del hombre. Una no podría explicarse sin la otra y en ocasiones ambos elementos se conjugan y producen una exorbitante riqueza para quien goza de admirarla.


Aquí descubrieron su destino y su contradicción: elegir no un suelo para su suelo sino un suelo que, sin hipérbole, debieron fabricar a mano, fragmento a fragmento para sustentarse en él y de él.[1]


Es de suponer que la mayor parte de la riqueza natural y cultural del pueblo mexicano se encuentra apartada de la urbe; de aquellos edificios enormes que no permiten apreciar el horizonte; de ese estresante ruido que enferma los oídos y las mentes; de aquella nube habitual de contaminación que pinta nuestro cielo de gris; del interminable ir y venir de los automóviles y de la desmedida ambición del ser humano.

Aunque, para asombro de muchos, el Distrito Federal concentra cinco de los 31 sitios declarados patrimonio de la humanidad por la UNESCO en México: el Centro Histórico de la Ciudad de México, la Casa Estudio Luis Barragán, el campus de la Universidad Nacional Autónoma de México, y, también, el Camino Real de Tierra Adentro y Xochimilco, este último, ejemplo de patrimonio mixto: cultural y natural.

En este escenario, la zona lacustre central se ha consolidado desde tiempos ancestrales como un punto representativo de las culturas prehispánicas; destaca el imponente señorío mexica, fundador de Tenochtitlán. Numerosos pueblos quedaron subyugados por el dominio mexica, entre los cuales se encontraban los xochimilcas. Durante años el valle del Anáhuac fue la morada de tan imponente civilización, que se convirtió en el eje de toda Mesoamérica hasta el advenimiento de la invasión española, que marcó el destino de estas familias indígenas transformando drástica y violentamente la cosmogonía de todas las culturas que habitaban esta región del continente americano. Aunque de cierta forma el valle de México continuó siendo un punto importante en los años siguientes y constituye hasta nuestros días el núcleo de nuestro país.

En la actualidad el Distrito Federal alberga 8 851 080 habitantes,[2] lo cual representa 7.88 por ciento del total de la población de la República Mexicana, y cuenta con 16 delegaciones:[3]


Álvaro
Obregón
Azcapotzalco
Benito
Juárez
Cuajimalpa de
Morelos
Coyoacán Cuauhtémoc
Gustavo A.
Madero
Iztacalco
Iztapalapa La Magdalena
Contreras
Miguel
Hidalgo
Milpa Alta
Tláhuac Tlalpan
Venustiano
Carranza
Xochimilco

El patrimonio cultural y natural que hace único a Xochimilco, lo revelan como una de las delegaciones de mayor tradición en el Distrito Federal. Es sin lugar a dudas la representación de un pasado que lucha por sobrevivir en un mundo globalizado, y que hoy se muestra disminuido por la depredación humana, el desconocimiento y desvalorización de sus costumbres y tradiciones y por la falta de amor a la tierra. Por ello, es necesario desarrollar estrategias de educación patrimonial para los habitantes de esta región, principalmente la población infantil, promoviendo acciones educativas pertinentes que estén destinadas a preservar el patrimonio de nuestros ancestros, mediante el conocimiento, valoración y apropiación de nuestra cultura, lo cual engrandecerá y consolidará nuestra identidad como mexicanos.

Ubicación geográfica de la delegación Xochimilco

El área que define a esta delegación se localiza al sureste del Distrito Federal, colindando con las delegaciones de Coyoacán, Iztapalapa, Tláhuac, Milpa Alta y Tlalpan. Abarca una superficie continental de 118.13 kilómetros cuadrados,[4] que representa 7.95 por ciento de la superficie total de esta entidad federativa.

La extensión territorial de Xochimilco está compuesta por 14 pueblos y 17 barrios, donde se hallan la zona chinampera y el centro histórico de esta delegación, así como también numerosas colonias y algunos fraccionamientos que complementan este espacio. Para el presente trabajo únicamente se abordará como espacio físico la zona de barrios de esta localidad.


Mapa del Distrito Federal con las 16 delegaciones que lo forman


Los barrios que ocupan la cabecera son los siguientes: San Juan Bautista Tlaltentli, La Concepción Tlacoapa, La Asunción Colhuacatzinco, San Diego de Alcalá Tlalcozpan, La Guadalupita Xochitenco, La Santísima Trinidad Chililico, San Lorencito Tlaltecpan, San Esteban Mártir Tecpanpan, San Francisco de Asís Caltongo, San Cristóbal Xallan, Santa Crucita Analco, Belem de Acampa, Nuestra Señora de los Dolores Xaltocan, San Pedro Apóstol Tlalnáhuac, El Rosario Nepantlatlaca, San Marcos Evangelista Tlaltepetlalpan, San Antonio de Padua Molotla.[5]

Los catorce pueblos que ocupan la parte alta (zona de montañas) y baja de la jurisdicción son: Santa María Tepepan, Santa Cruz Xochitepec, Santiago Apóstol Tepalcatlalpan, San Lucas Xochimanca, San Mateo Xalpan, San Francisco de Asís Tlalnepantla, San Andrés Apóstol Ahuayucan, Santa Cecilia Tepetlapa, San Lorenzo Atemoaya, Santa María Nativitas Zacapan, Santa Cruz Acalpixcan, San Gregorio Atlapulco, San Luis Tlaxialtemalco y Santiago Apóstol Tulyehualco.[6]


Entre los principales atractivos turísticos de Xochimilco se encuentran los canales donde se puede navegar a bordo de una de las más de 200 embarcaciones llamadas trajineras


Tendencia demográfica en Xochimilco

El número de habitantes que residen en esta demarcación es de 415 007, lo cual representa 4.68 por ciento de la población del Distrito Federal y 0.36 por ciento de la población total en México. La cantidad de mujeres en esta delegación es de 209 702, mayor que la población de hombres, que es de 205 305, y entre ambos conforman 101 124 hogares.[7]

De acuerdo con cifras de 2010, Xochimilco cuenta con 137 escuelas de preescolar, que ese año tuvieron 7 022 alumnos egresados de ese nivel; 135 escuelas primarias, con 7 245 alumnos graduados; 52 secundarias, con un total de 6 627 alumnos egresados; 17 de  bachillerato,  con  3 071 estudiantes con estudios terminados; 15 escuelas de formación para el trabajo, así como 72 bibliotecas públicas.[8]

Entre las actividades que se desarrollan principalmente en la zona centro de Xochimilco están el turismo, con paseos en trajineras a través de sus canales; la comercialización de diversos productos como frutas, legumbres, semillas, artesanías, y alimentos preparados; y el trabajo de la tierra, aunque esta práctica se ha venido perdiendo debido a que es una labor extenuante y poco redituable. En los años recientes, asociaciones independientes como Ecatl –rescate ecológico de Xochimilco–, y algunas cooperativas promotoras del resguardo de esta zona cultural y natural, han intervenido mediante acciones dignas de reconocerse, para rescatar y resaltar la esencia que tiene este enigmático lugar.

Xochimilco: mítico jardín de flores

Xochimilco, heredero de una ferviente religiosidad que muestra expresiones idiosincráticas en cada una de sus festividades; testimonio vivo de saberes, creencias y pensamientos que coexisten con el deleite de sabores, colores, sonidos y aromas que se desprenden del júbilo y la algarabía de sus pobladores; fruto de un proceso de aculturación que transformó la cosmogonía de nuestros antepasados y que hoy prevalece gracias al esfuerzo de muchas generaciones.

Morada de ilustres personajes, como el poeta y escritor Fernando Celada Miranda; Quirino Mendoza y Cortés, músico y compositor, autor del tema Cielito lindo, huapango tradicional que sin lugar a dudas forma parte de la identidad cultural del mexicano; Guadalupe Inclán Ramírez, delegada en Xochimilco en el año de 1947; y del artista Francisco Goitia, entre otros nombres que enaltecen algunos sitios representativos de tan emblemático lugar.

Hablar sobre Xochimilco es contemplar su pasado, presente y futuro; es atestiguar cada una de sus calles, callejones, templos, atrios, plazas, mercados y chinampas; es recorrer sus pueblos, colonias y barrios; es convivir con sus habitantes que aún se muestran deseosos de continuar por este viaje a través de sus apantles.

La riqueza cultural y natural que se halla en este sitio se desvanece poco a poco y propicia una lucha constante por conservar su esencia. A pesar de los esfuerzos por mantener vivos sus valores, paulatinamente los procesos globalizantes y el avance de la mancha urbana van debilitando las defensas que protegen la memoria de nuestros macehualtin.

El amor por la tierra y el sentimiento de apego a nuestras raíces, hoy son cosas del pasado. Modelos de indolencia y depreciación forman parte de nuestro acontecer diario alterando principalmente el entorno de los más jóvenes, futuras promesas en cuyas manos yace el destino de las sementeras de flores. Por ello es preciso recordar de dónde venimos y hacia dónde vamos, siempre en busca de un mejor futuro para hacer de nuestro presente un modelo ejemplar de un pasado próximo, pues “Un pueblo que deja perder sus tradiciones, usos y costumbres, está destinado a perder su identidad y su cultura”.[9]

Por eso es necesario rescatar y conservar las tradiciones y costumbres, la tierra y el agua que nos representan ante el mundo, que son valores propios de nuestro legado. Defender nuestra identidad no sólo es ejercer un derecho humano, es también la obligación de participar activamente en los procesos de transmisión y producción de conocimiento, construyendo nuevos modelos formativos con base en estrategias pedagógicas.

Una mirada al pasado

La llegada del hombre primitivo a Ixachilan hoy –América–, proveniente del continente asiático, fue descrita por el cronista Santos Acevedo López y de la Cruz: “Siendo siete las familias o tribus que formaban el conjunto de los huexotzincas, chalcas, xochimilcas, aztecas, tlahuicas, acolhuas y tepanecas”,[10] quienes se apropiaron del idioma náhuatl como su lengua madre, un lenguaje poético y misterioso que encierra en una palabra innumerables secretos.

“El vocablo Xochimilco está formado por la aglutinación de tres voces etimológicas: xochitl, flor; milli, sementera; y co, adverbio de lugar o locativo en”.[11] De acuerdo con la organización del idioma náhuatl, consistente en la unión de dos o más palabras, se concreta la expresión “en la sementera de flores”; y tomando en cuenta el ícono pictográfico representado por una figura geométrica (rectángulo) que simboliza el medio natural de esta zona lacustre, el cual se encuentra dividido en tres partes con dos flores colosales sobre éste, petroglifo que representa este extraordinario lugar, al pluralizar la frase, la traducción fidedigna de la palabra Xochimilco sería “en las sementeras de flores”.

Es en Huehuetlapallan, lugar ubicado al norte de México, donde aproximadamente hacia el año de “544 (1. Tecpatl) de la era Cristiana”[12] parten las siete familias nahuatlacas, entre ellas la xochimilca, precedida por la chalca, la tepaneca, la culhua, la tlahuica, la tlaxcalteca y la mexica. Posteriormente arriban a Aztlán, donde permanecen algún tiempo para después instalarse en Chicomoztoc, en el año “6. Tecpatl (6. Pedernal) de los años anahuaca, correspondiendo al de 1056 de la Era Cristiana”.[13]

Dirigidos por sus sacerdotes y siguiendo los mandatos de sus dioses, los xochimilcas fueron el primer grupo en partir en busca de nuevas tierras hasta finalmente establecerse en la cuenca del valle de México, tras dejar huella en cada uno de los 81 pueblos fundados durante este largo periodo de peregrinar. No es sino hasta el “año de 1194, 1. Tochtli (1. Conejo) de la cuenta anahuaca, fecha en que data la fundación de Xochimilco”,[14] cuando fundan el primer asentamiento en el cerro de Cuahilama, ubicado en el pueblo de Santa Cruz Acalpixcan, convencidos y maravillados por el extenso humedal que resguardaba una gran variedad de flora y fauna. Hoy en día, éstas se encuentran amenazadas por la falta de interés de sus habitantes, a pesar del esfuerzo de algunos por mejorar la situación de esta demarcación. Xochimilco es un pueblo olvidado y deformado debido a intereses particulares que buscan el beneficio de unos cuantos por el sacrificio de todos.

Veintiún tecuhtin gobernaron esta región xochimilca, y cada uno desempeñó un papel primordial en la formación de sus conciudadanos, aportando un elemento distinto que sustenta la majestuosidad de este pueblo. Aunque algunos cronistas difieren en este dato, ya que plantean la idea de que únicamente fueron 19 tecuhtin los que gobernaron este señorío.

A Acatonalli, primer gobernante xochimilca, se le debe el desarrollo del sistema de producción agrícola chinámitl:


El vocablo chinámitl proviene del náhuatl, que significa tejido de cañas y varas, lo cual nos ilustra al sembradío artificial construido por los xochimilcas sobre el agua desde hace más de siete siglos.[15]


Ese vestigio natural muestra el ingenio y notable habilidad de aquellos primeros pobladores del valle de México para utilizar racionalmente los recursos que dieron solvencia a la tradición chinampera de esta región.

El trabajo de la tierra durante el periodo que abarcó el señorío xochimilca, fue una actividad primaria que se desarrolló con el propósito de mejorar la vida de este pueblo anfibio, impulsado principalmente por sus gobernantes. Tlazochihuapilli, única mujer tecuhtin en poseer este nombramiento, se preocupó especialmente de la alimentación de su gente. No sólo se incrementó la cantidad de los productos que se sembraban en las chinampas, sino que se logró perfeccionar el arte culinario creando platillos atractivos al paladar, por ejemplo:


Crea una serie de suculentos manjares como el necuatolli o dulce de calabaza que endulzaban con miel virgen o con agua miel; el chileatolli o atole con chile verde, picado o molido al molcajete […] ; el quiltamalli o tamal de quelite […][16]


La elaboración de banquetes para dar a conocer el nutritivo alimento constituye un antecedente antiquísimo de las mayordomías, que son de orden popular entre los barrios y pueblos de Xochimilco.

Bajo el gobierno de Caxtolzin, en 1352 el pueblo xochimilca traslada su ciudad sagrada al islote de Tlilan, donde actualmente se encuentra la parroquia de San Bernardino de Siena:


La nueva ciudad lacustre se dividió en catorce calpultin o barrios, según los oficios que había y que por orden podemos enunciar: chinamperos, floricultores, agricultores  –en   parte   alta  o  pueblo−, tejedores de tule, redes de ixtle, vara, etc.; tlacuilos o escribanos; agoreros o adivinos; sabios de Chililico; artífices de piedra o cerámica; albañiles, canteros, carpinteros, cesteros, músicos y cantores. Además había tres zonas bien definidas: el calpulli o barrio principal, el de los chinancaltin o barrio de producción agrícola y el de los pochtecas o comerciantes. Se habla de otro llamado Ayahualtenco o barrio de pescadores. Por cuestiones geográficas también había tres regiones: la de Tepetenchi o pueblos altos, la de Olac o centro de Xochimilco y la de los Calpultin o barrios; y aún más, la del Tecpan o zona comercial (José Farías Galindo).[17]


En esta escena del Códice Mendocino se puede ver a la izquierda el Glifo de Xochimilco, emblema de la delegación del mismo nombre en el Distrito Federal (México)


La educación jugó un papel muy importante en el desarrollo de las culturas precolombinas para la formación del ciudadano indígena. Desde pequeños eran enviados al cuicalli (casa de canto); posteriormente asistían al telpochcalli, donde aprendían a leer y a expresarse, y tenía especial importancia la enseñanza de la historia; finalmente estaba el calmecac (casa de disciplina), donde sólo algunos desarrollaban el arte de la guerra o el sacerdocio. La religión mantenía relación con la mayoría de las actividades que se efectuaban, como la guerra, la siembra, la caza, la pesca, etcétera, y en otras conservaba estrecha relación con los elementos naturales, como el fuego, el viento, la tierra, el agua, entre otros.

El último tecuhtin que gobernó al pueblo xochimilca fue Apochquiyauhtzin, quien a la llegada de los españoles y bajo el proceso de evangelización toma el nombre de Luis Cerón de Alvarado, y queda como cacique de este lugar. Heredó gran parte de sus pertenencias al santo patrono de Xochimilco, san Bernardino de Siena.


Una de las tantas actividades que se desarrollan en el centro de Xochimilco es la comercialización de artesanía


El pueblo xochimilca idolatró a 16 dioses tutelares, ente los cuales se encuentran la Cihuacóatl (mujer serpiente) o Quilaztli, que era la diosa de la fecundidad; Xochiquetzalli (flor bella), diosa de la vegetación y diosa terrestre; Centéotl (diosa del maíz) que, como su nombre lo indica, representaba a este importante elemento natural de las culturas mesoamericanas; Xochipilli (flor tierna) era el dios de las flores y de la belleza; y Atláuac (vigilante del agua) era el dios de los canales.

Jacques Soustelle muestra la preponderancia de la diosa terrestre cuando narra la relación que existía entre ésta y algunas actividades habituales como el tejido y el bordado:


Xochiquetzalli, flor pluma preciosa, se considera que vive en los cielos superiores, en Tamoanchan, paraíso del oeste; y por muchos motivos se le identifica como Tonacacíhuatl, diosa de los nacimientos, la vieja madre de la pareja primordial […] Se le atribuye, como a Tlazoltéotl, el invento del tejido, del bordado y preside como diosa del amor y del placer.[18]


En el ámbito social, el pueblo xochimilca se desarrolló hasta consolidarse bajo una sólida estructura política que caracterizó a la mayoría de las culturas prehispánicas. Con la llegada de los conquistadores españoles y la caída del imperio mexica en 1521, las transformaciones se fueron suscitando poco a poco hasta dar paso a una nueva época. El proceso de aculturación se vio influenciado principalmente por la religión profesada por los franciscanos.


La obra de los ilustres franciscanos comienza en Xochimilco en abril de 1525, cuando llevando su labor evangelizadora por los alrededores del Anáhuac, se quedaron en la ciudad lacustre del sureste, que tenía más de diez mil indígenas y de los cuales se bautizaron y se casaron más de tres mil parejas… (José Farías Galindo).[19]


Fray Pedro de Gante, fray Martín de Valencia, fray Toribio de Benavente (Motolinia), fray Francisco de Soto, fray Bernardino de Sahagún, son algunos de los frailes franciscanos que se establecieron en este territorio. A iniciativa de la orden franciscana se comienza a construir en 1535 la nave principal de la parroquia de San Bernardino de Siena, monumento histórico representativo de la cultura xochimilca; y es hasta 1590 cuando se culminan los trabajos de construcción.


Esta iglesia parroquial es una de las primeras joyas arquitectónicas que data de los principios de la época colonial en el siglo XVI en la Nueva España, declarada monumento el 15 de febrero de 1932.[20]


El 20 de mayo se celebran las festividades correspondientes a este santo patrono del pueblo xochimilca.

Otro acontecimiento que marcó la vida de los habitantes de esta región fue el nombramiento de Xochimilco como “Noble Ciudad” por los servicios prestados a la corona española, efectuado por voluntad del rey de España el 4 de marzo de 1559.

Casi cuatro siglos después, durante el periodo revolucionario, Xochimilco seguiría siendo testigo de la historia de nuestro país, en ocasión del encuentro entre Emiliano Zapata y Francisco Villa:


A los ocho de la mañana del día 4 de diciembre de 1914 el general Francisco Villa baja de su carro especial, estacionado en Tacuba, acompañado del general Roque González Garza y de su escolta, compuesta por ciento cincuenta hombres de caballería; toma camino a Xochimilco, rodeando la ciudad de México hasta la garita de San Antonio Abad, para seguir por la calzada de Tlalpan hasta el pequeño pueblo de San Lorenzo Huipulco y posteriormente tomar la calzada de Tepepan a la ciudad de Xochimilco.[21]


Durante el desarrollo posrevolucionario, Xochimilco se mantuvo al margen de las trasformaciones que se daban en el país, conservando aquella tradición y esencia milenaria casi intactas, dignas de ser preservadas y reconocidas ante los pueblos del mundo. Habrían de pasar varios decenios más para que, el 11 de diciembre de 1987, alcanzara el reconocimiento de Patrimonio de la Humanidad, que si bien enorgullece, exige, también, responsabilidad respecto a su cuidado y preservación.


Los criterios para declarar [Patrimonio de la Humanidad] a Xochimilco fueron: ser la manifestación de un intercambio de influencias considerable durante el periodo prehispánico y colonial en las actividades agrícolas, destacando la creación de sementeras para la siembra de flores en la cuenca de México, el desarrollo de la arquitectura colonial, expresada principalmente en el arte monumental que constituye esta Parroquia de San Bernardino de Siena, en donde hoy celebramos este aniversario, construida en el siglo XVI y el diseño paisajístico de chinampas y ahuejotes (Criterio II).[22]

Los 17 barrios de Xochimilco

La división en barrios es una característica social del Xochimilco prehispánico que continúa vigente hasta nuestros días, con las transformaciones propias del paso del tiempo (México colonial, independiente, reformista, etcétera). Los barrios, a pesar de todo, aún mantienen una esencia propia y conforman un espacio singular dentro de esta demarcación.

Los barrios de Xochimilco poseen una larga tradición desde la conformación de los calpultin hasta la consolidación de los 17 barrios que conocemos ahora. El número y la variedad de estos barrios explican la abundancia de fiestas patronales, fiestas populares, peregrinaciones, cultos religiosos y cultos a la naturaleza; se dice que Xochimilco tiene festividades los 365 días del año.

La muestra más representativa de toda esta diversidad se halla en el sentido religioso de este pueblo, como el culto a la Virgen de los Dolores, el Niñopan, la fiesta de san Bernardino de Siena, entre otros; y en su exuberante entorno, que guarda las ancestrales chinampas, producto del esfuerzo y dedicación del hombre por encontrar un equilibrio con la naturaleza.

Un ejemplo de esa diversidad son los nombres de los barrios que todavía mantienen rasgos prehispánicos convenidos con los peninsulares, y en los que contrastan las dos culturas existentes en estos calpultin, si bien prevalece la española sobre la indígena; aunque las personas que poblamos esta zona recurrimos habitualmente al nombre prehispánico anteponiéndolo al español como es el caso de Caltongo o Xaltocan.

Xochimilco y sus barrios gozan, pues, de una gran historia heredada de nuestros ancestros. Es aquí donde se relacionan básicamente los acontecimientos más importantes referentes a esta delegación. Rescatar las raíces de este pueblo y conservar lo que aún vive entre nosotros y que simboliza un encuentro entre pasado, presente y futuro, significaría un gran logro para todos.


Nombre en náhuatl Nombre en español
Colhuacatzinco La Asunción de María
Tlacoapan La Purísima Concepción de María
Tlateuhchi San Juan Bautista
Tlalnahuac San Pedro Apóstol
Tlaltepetlalpan San Marcos Evangelista
Nepantlatlaca El Rosario
Molotla San Antonio de Padua
Xaltocan Nuestra Señora de los Dolores
Acampa Nuestra Señora de Belem
Analco Santa Crucita
Xallan San Cristóbal
Caltongo San Francisco de Asís
Tecpanpan San Esteban
Chililico La Santísima Trinidad

NOTAS

* Este trabajo forma parte de la redacción preliminar de la tesis de licenciatura del autor, “Taller de Educación Patrimonial para niños de 10 a 12 años de los Barrios de Xochimilco, D.F.”, Colegio de Pedagogía, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM.
** Miembro del Taller de Educación No Formal: Educación Patrimonial del Colegio de Pedagogía.
  1. Héctor Luna de la Vega, Xochimilco: acendrada mexicanidad, México, Instituto Politécnico Nacional, 1991, p. 6.
  2. Instituto Nacional de Estadística y Geografía. Disponible en: www3.inegi.org.mx/sistemas/mexicocifras/default.aspx?e=9 [consultado: 9/2/13]. Ir al sitio.
  3. Ciudad de México. df.gob.mx. El portal ciudadano del Distrito Federal. Disponible en: www.df.gob.mx/index.php/delegaciones. [consultado: 9/2/13]. Ir al sitio
  4. Instituto Nacional de Estadística y Geografía. Disponible en: www3.inegi.org.mx/sistemas/mexicocifras/default.aspx?e =9#S [consultado: 9/2/13]. Ir al sitio
  5. Rodolfo Cordero López, Xochimilco, tradiciones y costumbres, México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 2012, p. 18.
  6. Idem.
  7. Instituto Nacional de Estadística y Geografía, op. cit.
  8. Idem.
  9. Cenobia Santa Eslava Martínez, Religiosidad y ciudadanía en Xochimilco. La fiesta de Xaltocan, p. 117.
  10. Santos Acevedo López y de la Cruz, Xochimilco. Su historia. Sus leyendas, México, Ediciones Navarra (El ojo viajero), 2007, p. 34.
  11. Ibid., p. 17.
  12. Ibid., p. 43.
  13. Ibid., p. 49.
  14. Ibid., p. 61.
  15. Héctor Luna de la Vega, op. cit., p. 12.
  16. Ibid., p. 17.
  17. Ibid., p. 34.
  18. Ibid., p. 48.
  19. Ibid., p. 66.
  20. Santos Acevedo López y de la Cruz, op. cit., p. 202.
  21. Héctor Luna de la Vega, op. cit., p. 124.
  22. Ciro Caraballo Perichi (coord.), Xochimilco. Un proceso de gestión participativa, México, UNESCO, 2006.