![]() Inculcar las ciencias naturales a través de las VIVENCIAS DE LOS ALUMNOS Pedro Eloy Mendoza Hernández[*] ![]() La educación es una palanca del desarrollo de México. En particular, la educación ambiental es primordial para promover el desarrollo sustentable. Comparto algunas reflexiones sobre la utilidad de la vivencia de los alumnos como una forma de fomentar el conocimiento de la naturaleza. Inculcar las ciencias naturales a través de las vivencias de los alumnos
![]() Aquel día, el despertador no asustó a Efrén como era costumbre, más bien se despertó al escuchar el canto de los gallos. Efrén se sentó en la cama, aún con mucho sueño miró por la ventana y se preguntó dónde estarían las casas de sus vecinos y por qué no escuchaba el claxon de los carros. Poco a poco comenzó a estirarse y, al cabo de unos segundos, recordó que sus padres lo habían llevado a visitar a sus abuelitos, que vivían en un pintoresco pueblito de la costa de Oaxaca. Maravillado, abrió los ojos y miró aquel bello paisaje. inculcar las ciencias y en especial las naturales dentro del aula es un gran reto.[1] En los años setenta, la forma de motivar la enseñanza de la ciencia era con el uso de modelos relativamente simples: por ejemplo, en química diluíamos sal en un vaso de agua y la desaparecíamos; en física metíamos un lápiz en un vaso de agua para observar cómo se deformaba el objeto; en biología poníamos a germinar semillas en un poco de algodón mojado y seguíamos el crecimiento de la plántula. En todos los casos, el profesor trataba de sacar el máximo provecho didáctico de estos modelos con base en su conocimiento teórico y habilidad motivacional. Durante muchos años, estos y otros modelos didácticos se usaron para motivar el aprendizaje de las ciencias. ![]() Foto 1. Las actividades al aire libre abrieron nuevas posibilidades de enseñanza-aprendizaje para docentes y alumnos. Con el paso del tiempo, los profesores de los distintos niveles educativos comenzaron a salir del salón o del laboratorio a buscar nuevos modelos didácticos. Recuerdo con mucha ilusión que durante la primaria tuvimos la oportunidad de cultivar una pequeña parcela de hortalizas, así como de hacer jornadas para limpiar y desyerbar las jardineras de la escuela. Estas actividades abrieron nuevas posibilidades de enseñanza-aprendizaje para los profesores, en áreas principalmente ambientales, mientras que los alumnos teníamos la oportunidad de asistir a una clase práctica al aire libre. Sin embargo, salir del aula implicaba algunos costos, ya que durante las actividades al aire libre podían ocurrir situaciones indeseadas: por ejemplo, accidentes, robos de objetos o simplemente desorden. Por tanto, cuando los efectos negativos sobrepasan a la experiencia didáctica fuera del aula, las actividades deben replantearse. Otro modelo didáctico extramuros, que poco a poco adquirió fuerza como elemento motivador de la enseñanza en general y las ciencias en particular, fue el de las salidas escolares. Con mucho cariño también recuerdo que durante la primaria visitamos las grutas de Cacahuamilpa, en el estado de Guerrero. Cuarenta años después, y como docente de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México, me puedo imaginar todos los trámites y gestiones que se debieron hacer para efectuar ese viaje. Había que considerar los posibles riesgos de salir de la escuela, que se incrementan notablemente al usar un vehículo y asistir con los alumnos a un lugar muy turístico. Pero todo lo anterior no tiene relevancia cuando se le compara con lo gratificante que resulta visitar lugares hermosos de nuestro país. La historia de Efrén que se presenta en los recuadros de este artículo pretende ilustrar, de forma sencilla, lo significativo que resultan las vivencias que los alumnos pueden tener, ya sea con sus padres o durante las salidas escolares. Las experiencias vividas por los estudiantes pueden ser retomadas por los profesores para fortalecer el conocimiento adquirido en el aula o para despertarles el interés por plantearse nuevas preguntas sobre su entorno inmediato e incluso sobre el ambiente en general. El rescate de las vivencias y el fortalecimiento de las capacidades de los alumnos han sido parte de la materia prima de la educación ambiental, donde se busca impulsar una nueva forma de interacción con la naturaleza, revalorando la vida, promoviendo un cambio de valores y además sentando las bases para el trabajo colectivo e interdisciplinario.[2] ![]() Efrén se puso sus botas, su gorra y salió rápido a buscar a su abuelito. Corrió por la casa, pasó por la sala y el comedor hasta que oyó una voz: “Jovencito –le habló su papá–, antes de salir a caminar tienes que desayunar, recuerda que los alimentos son la fuente de energía para que tu cuerpo trabaje correctamente”. La caminata inició temprano. Efrén brincaba de gusto a cada paso, no perdía de vista nada: se maravilló con los grandes árboles, los colores y formas de las flores e incluso el aroma dulce y fresco del campo. En el camino encontró un gran fruto y se detuvo frente a él, lo observó con curiosidad y lo tocó; el fruto tenía pequeñas espinas en la cáscara y una pulpa blanca, pegajosa, así como muchas cositas negras dentro. “Abuelito: ¿cómo se llama esto y qué son esas cositas negras como pastillas?” El abuelito le contestó: “Es un fruto al que nosotros le llamamos anona, es muy dulce –y le dio un pedazo de pulpa para que la probara, además, esas cositas son las semillas, vamos a recoger algunas para que en otra ocasión que vengas te enseñe a cultivarlas”. La vivencia de Efrén con su abuelito fue un evento de transmisión del conocimiento tradicional que puede despertar en los alumnos la curiosidad y la intuición. La acumulación de vivencias y de conocimientos es la base para convertirse en una estrategia didáctica, que llamo “modelo vivencial” (MV). Como ha sido mencionado en la historia de Efrén, cualquier MV tiene que estar organizado; se recomiendan sesiones cortas y cuando menos deben tener tres etapas: a) el inicio o preparación, b) el desarrollo de la vivencia y, por último, c) la etapa de cierre, con algún formato muy sencillo de evaluación. Al basarse en la curiosidad, los MV pueden ser útiles para enseñar algunos contenidos de las ciencias mucho antes de que el alumno sepa leer y escribir, es decir, desde la educación preescolar. Cuando los alumnos participantes del MV ya tienen habilidades de escritura y lectura, se les puede pedir que entre ellos se escriban cartas o correos electrónicos con la finalidad de contarse lo vivido. Con ello se fomenta la síntesis y la redacción de ideas para que compartan emociones y saberes relacionados con la vivencia. Además, el profesor puede solicitar estas cartas para que le sirvan en la evaluación. En la medida que el binomio alumno-docente se adentre en los MV, surgirán algunos proyectos de investigación con mayor formalidad que pueden presentarse en ferias de las ciencias. En estas ferias los alumnos conocen otros trabajos y temas de investigación, así como la cantidad y la calidad de los trabajos presentados. Para mayor información de las ferias de ciencias que anualmente se llevan a cabo en distintas partes de la república mexicana, puede visitarse la página <www.expocienciasmetropolitana.org.mx/> . ![]() ![]() Foto 2-3. Participantes en ExpoCiencias Con la finalidad de contribuir a promover los MV, enlisto algunos lugares, principalmente cerca de la Ciudad de México, donde alumnos y profesores podrán experimentar muchas vivencias al entrar en contacto con distintos tipos de temáticas o incluso ecosistemas, que espero les resulten útiles para fortalecer sus contenidos pedagógicos. Además ofrezco el espacio didáctico de una “azotea verde” donde se desarrolla un proyecto de “agricultura urbana”, ubicado en la calle de Totepehu, manzana 34ª, lote 47, en la colonia Adolfo Ruiz Cortines de la delegación Coyoacán. El teléfono de contacto es el 55 1653 6112 y el correo electrónico para solicitar las visitas es: ecoaventura17@gmail.com.
▼ Proyecto agricultura urbana: azotea verde
Este proyecto ofrece la posibilidad de fortalecer el tratamiento de temas como biodiversidad, huertos urbanos, producción de lombricomposta, propagación de plantas, captura de agua de lluvia, así como de participar en cursos de educación ambiental. Debido a que el espacio es pequeño, sólo se atienden grupos de 15 personas, con al menos un profesor como responsable de la visita. Aquellos lectores que no vivan en el Distrito Federal, pueden buscar en su localidad o estado, ecosistemas o lugares que podrían visitar para experimentar vivencias didácticas o incluso llevarlas a cabo dentro de su misma escuela. Azotea verde: Introducción Azotea verde: Elaboración de composta - Kikicomposta Azotea verde: Elaboración de composta - Lombricomposta Azotea verde: Elaboración de fertilizante líquido Azotea verde: Captura de agua de lluvia Azotea verde: Plantas Azotea verde: Cierre y presentación de Efrén ▼ Referencias
SÁNCHEZ Cortés, M. S. (2001): “El reto de la educación ambiental”, en Ciencias, núm. 64, pp. 42-49. SEP, Secretaría de Educación Pública (2011): Las ciencias naturales en educación básica: formación de ciudadanía para el siglo XXI, México, SEP-Universidad Pedagógica Nacional (serie: Teoría y práctica curricular de la educación básica). Disponible en: basica.sep.gob.mx/reformaintegral/sitio/pdf/materiales/CIENCIAS_web.pdf. Ir al sitio NOTAS* Doctor en Ciencias. Técnico académico titular “A”. Grupo de Ecología de Poblaciones, Departamento de Ecología y Recursos Naturales, Facultad de Ciencias, UNAM.
▼ Créditos fotográficos
- Imagen inicial: stock.xchng - Recuadro 1: shutterstock - Foto 1: maestros.brainpop.com - Recuadro 2: shutterstock - Foto 2-3: www.facebook.com/ExpocienciasMetropolitana2014 - Foto 4: Osiris Saharai Mendoza - Foto 5: Osiris Saharai Mendoza |