La Memoria del Mundo:
INSPIRACIÓN PARA LA
EDUCACIÓN PATRIMONIAL

Valentina Cantón Arjona [*]


A la doctora Rosa María Fernández de Zamora,
generosa promotora de la preservación y difusión
de nuestro patrimonio documental


El Programa Memoria del Mundo, creado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en 1992, tiene como finalidades la preservación y el registro del patrimonio documental (escritos e impresos, grabaciones sonoras, materiales fotográficos y audiovisuales y películas de cine). Fundado en la colaboración internacional −y de manera paralela pero cercana al proyecto emblemático de la UNESCO de Patrimonio Mundial Cultural y Natural−, promueve y auspicia proyectos de trabajo orientados a la preservación, la localización, la investigación, el acceso y la difusión de fondos de la memoria documental humana. Sus fines, principios y valores, íntimamente vinculados con los del quehacer educativo, son motivo de inspiración para la educación patrimonial y la creación de estrategias pedagógicas ad hoc, y podemos vincularlos a otros propósitos educativos de gran alcance como la promoción de la lectura, la enseñanza de la historia y el desarrollo de competencias informáticas.

El Programa Memoria del Mundo de la UNESCO: descripción, principios y criterios

La Memoria del Mundo es la memoria colectiva y documentada de los pueblos del mundo –su patrimonio documental– y representa una buena parte del patrimonio cultural mundial. Como todo patrimonio cultural, la Memoria es un legado del pasado a la comunidad mundial presente y futura, pues en ella se registran las huellas y testimonios de los pensamientos, invenciones, descubrimientos y creaciones espirituales y artísticas, así como logros científicos, históricos, políticos y sociales. De ahí que, gran parte de esta memoria se encuentre resguardada y custodiada en museos, bibliotecas, archivos, pinacotecas, fonotecas y fondos audiovisuales, mientras que otra gran parte está por ser descubierta, restaurada, reconstruida, difundida y/o registrada.

No obstante la existencia de espacios dedicados a la preservación, y el desarrollo y vigencia de una conciencia secular respecto a la importancia y necesidad del cuidado de los bienes que constituyen los fondos y referentes de la(s) memoria(s) (recordemos, por ejemplo, la Antigua Biblioteca de Alejandría, fundada en el siglo III a. C.), las calamidades y desastres naturales (inundaciones, temblores, erupciones volcánicas) y humanos (ignorancia, comercio ilícito, guerras, saqueos, o bien, la destrucción deliberada de todo aquello que constituye la memoria individual y colectiva del contrario) han puesto en peligro constante no sólo la preservación de estos bienes sino, también, su existencia, al grado que hoy sabemos que se ha perdido gran parte de ese patrimonio. Además, es necesario considerar que a dichas calamidades y desastres se añade la fragilidad de los materiales que sirven de soporte para estos bienes de la memoria: papeles de trapo o de fibras vegetales, pieles, pergaminos, cintas magnetofónicas, películas para fotografía y cine, cintas de video, o bien, más recientemente, los soportes de los registros digitales. Los primeros y más antiguos soportes son frágiles porque su composición los hace perecederos e inestables; los últimos tienen su peligro más inmediato en su galopante caducidad frente a las innovaciones tecnológicas.[1]

Reconociendo que gran parte de la memoria de la humanidad descansa en estos bienes documentales patrimoniales, la comunidad internacional consideró que era necesario y de interés primordial fomentar y desarrollar –de manera conjunta y coordinada– esfuerzos dirigidos a preservar, conservar, restituir, revalorar y difundir los bienes patrimoniales documentales; así como facilitar el acceso a ellos para su estudio y, en su caso, interpretación. En coherencia con lo anterior, en 1992, en el seno de la UNESCO, se creó el Programa Memoria del Mundo. Al año siguiente, los días 12, 13 y 14 de septiembre de 1993, en Pultusk, Polonia, se llevó a cabo la Primera Reunión del Comité Consultivo Internacional,[2] durante la cual se puso de relieve, entre otros asuntos, “la importancia de la memoria para la conservación de la civilización (en particular en esa parte de Europa que ha sufrido totalitarismos durante los últimos decenios)”; de ahí “la importancia del Programa para la salvaguarda de los patrimonios documentales en peligro” y la necesidad de establecer “líneas directrices” que, retomando los esfuerzos realizados por organizaciones profesionales, se integraran bajo un esquema de cooperación internacional, haciendo de este programa un “megaprograma” capaz de movilizar las energías necesarias para su desarrollo.[3]

Se establecieron, entonces, los dos principios indisociables que guiarían tales energías:

  1. La preservación de las colecciones y fondos.

  2. La democratización del acceso a dichas colecciones y fondos, y la consecuente y necesaria sensibilización de los gobiernos.[4]



Atendiendo a tales principios guía, se prefiguró un plan de acción que abarcaba la ejecución de varias tareas, entre ellas: la restitución de los fondos que habían emigrado o se encontraban dispersos por circunstancias políticas o situación de guerra; las acciones dirigidas a la salvaguardia de la memoria oral; la utilización de las nuevas tecnologías puestas al servicio del programa; la realización de copias para facilitar tanto la preservación como la consulta y la difusión –especialmente en el sector audiovisual–; y, finalmente, la diferenciación entre bibliotecas y archivos y sus respectivas misiones.[5]

En esa primera reunión, el Comité Consultivo Internacional discutió también la definición de los criterios de selección de las colecciones y fondos, lo que “permitiría profundizar el concepto mismo de memoria del mundo”. Tales criterios generales –que no universales– serían adaptados por los distintos países atendiendo a sus particularidades. Entre dichos criterios, subrayamos los siguientes:

  • La historicidad (valor histórico) de un documento no está ligado necesariamente a su edad.

  • La necesidad de introducir la calidad de “irremplazable” ya que la destrucción de fondos y documentos de valor inestimable para la humanidad constituye una pérdida irremediable.

  • La consideración de las minorías culturales.[6]

Estos y otros criterios (omitidos aquí por la naturaleza de nuestro texto y la extensión obligada) se clasificaron como:


Criterios intelectuales: referidos a la tipografía, el interés lingüístico y/o literario, la antigüedad, la historicidad (por ejemplo, importancia de los documentos o colecciones respecto a eventos nacionales o regionales trascendentes) y la calidad de irremplazable de esos fondos y colecciones en caso de desaparición.


Criterios físicos: relativos a los materiales de soporte, los aspectos estéticos y artísticos y el estado físico de conservación.


Criterios contextuales: referidos al conjunto, el fondo, al que pertenecen los documentos (por ejemplo, fondos de archivo).


Criterios de riesgo: vinculados a la situación de riesgo en la que se encuentran los documentos (por ejemplo, condiciones adversas para su preservación, ya sean físicas o de consulta incontrolada, urgencia para su declaración como patrimonio o tesoro nacional y los procedimientos de salvaguardia).[7]


También, en esa primera reunión se establecieron las bases para la conservación, la condición jurídica, la cooperación internacional y, finalmente, el funcionamiento del Programa Memoria del Mundo y su potencial apoyo y colaboración con organizaciones profesionales y de especialistas.

Tanto los dos principios guía –preservación de las colecciones y fondos, y democratización del acceso a éstos– como los criterios de selección antes descritos responden a una idea generadora: las memorias colectivas de los pueblos son fundamentales para la construcción de su destino y la preservación de su identidad cultural, de ahí que sea indispensable establecer y facilitar las condiciones necesarias tanto para la constitución como para la preservación y restitución de esas memorias que tienen una existencia real, la cual descansa en documentos que se caracterizan por sus variados soportes materiales.

Programa Memoria del Mundo


Objetivos:

La concepción del Programa Memoria del Mundo es que el patrimonio documental mundial pertenece a todos, debe ser plenamente preservado y protegido para todos y, con el debido respeto de los hábitos y prácticas culturales, debe ser accesible para todos de manera permanente y sin obstáculos.


La misión del Programa Memoria del Mundo es la siguiente:

  • Facilitar la preservación del patrimonio documental mundial mediante las técnicas más adecuadas. Se puede hacer prestando directamente asistencia práctica, difundiendo consejos e información y fomentando la formación, o bien asociando patrocinadores a proyectos oportunos y apropiados.

  • Facilitar el acceso universal al patrimonio documental. Este aspecto comprenderá la promoción de la producción de copias digitales y catálogos consultables en Internet y la publicación y distribución de libros, CD, DVD y otros productos de manera tan amplia y equitativa como sea posible. Cuando el acceso tenga repercusiones para quienes custodian el patrimonio, se tendrá en cuenta esta circunstancia. Se reconocerán las restricciones legales y de otro tipo en materia de accesibilidad a los archivos. Se respetarán las sensibilidades culturales, como el hecho de que las comunidades indígenas conserven su patrimonio y controlen su acceso. Los derechos de propiedad privada están garantizados por ley.

  • Crear una mayor conciencia en todo el mundo de la existencia y la importancia del patrimonio documental. Para ello se recurrirá, aunque no exclusivamente, a ampliar los registros de la Memoria del Mundo y a utilizar en mayor medida los medios de comunicación y las publicaciones de promoción e información. La preservación y el acceso no sólo son complementarios, sino que contribuyen a la sensibilización, ya que la demanda de acceso estimula la labor de preservación. Se fomentará la producción de copias de acceso para evitar una excesiva manipulación de los documentos a preservar.

FUENTE: www.unesco.org/new/es/communication-and-information/flagship-project-activities/memory-of-the-world/about-the-programme/

Por último, no podríamos cerrar este apartado sin preguntarnos qué es un documento y por qué se afirma que los documentos contienen memoria.

Un documento es aquello que documenta o consigna algo, un acontecimiento, una idea, un deseo, una creencia, con un propósito intelectual deliberado, que si bien puede expresarse de distintas maneras y en distintos soportes, para ser considerado como documento debe cumplir con las siguientes características: ser móvil (exceptuando aquellos documentos cuyos soportes estén integrados a estructuras inamovibles como, por ejemplo: las estelas de piedra, los petroglifos, las inscripciones y dibujos rupestres o aquellos documentos que forman parte del edificio que las alberga; consistir en signos/códigos, sonidos y/o imágenes; ser conservable; ser reproducible y trasladable; y ser fruto de un proceso de documentación (elaboración documental) deliberado.[8]

Respecto a la segunda pregunta –¿por qué se afirma que los documentos contienen memoria?–, aunque la respuesta es aparentemente simple, nos remite a la complejidad mayor de la condición humana: su intencionalidad y la necesidad de comunicación. Un documento contiene memoria, es memoria, porque se elabora con una intención, una finalidad explícita, un esfuerzo intelectual y técnico deliberado que tiene, siempre, como horizonte, la presencia de los otros. De ahí la importancia de su significado y valor cultural. A este asunto volveremos después, cuando hablemos del Registro de la Memoria del Mundo.

Concepción y misión del Programa Memoria del Mundo

Establecidos los principios y criterios rectores, podemos presentar las principales tareas que efectúa el Programa Memoria del Mundo, sintetizadas en el documento de la UNESCO (2002) Directrices para la salvaguardia del patrimonio documental:[9]


1.1.5. El Programa Memoria del Mundo determina el patrimonio documental de importancia internacional, regional y nacional; lo inscribe en un registro, y otorga un logotipo para identificarlo. Facilita asimismo su preservación y el acceso sin discriminación. Además, organiza campañas para sensibilizar sobre el patrimonio documental, alertar a los poderes públicos, a los ciudadanos y a los sectores empresarial y comercial de las necesidades de preservación y para recaudar fondos.


Más adelante, se describen –y actualizan–, también de manera sintética, la concepción y misión del Programa:


2.3.1. La concepción del Programa Memoria del Mundo es que el patrimonio documental mundial pertenece a todo el mundo, debería ser plenamente preservado y protegido por todos y, con el debido respeto de los hábitos y prácticas culturales, debería ser accesible para todos de manera permanente y sin obstáculos.


2.3.2. La misión del Programa Memoria del Mundo es incrementar la conciencia y la protección del patrimonio documental mundial y lograr su accesibilidad universal y permanente.[10]


Son, pues, tareas de este programa, levantar censos a través de los archivos y bibliotecas y diversos repositorios de las colecciones, fondos o documentos que han sufrido daños y cuya preservación esté en peligro, y fomentar y apoyar la realización de proyectos y estrategias de trabajo orientados no sólo a la preservación sino, también, a la localización y registro de fondos de la memoria documental.


Es común a ambas tareas (censos y desarrollo de proyectos), el interés por valorar, facilitar y promover el desarrollo de nuevas técnicas y procedimientos de preservación y conservación; así como el desarrollo y fortalecimiento de la conciencia sobre la importancia y valor de estos bienes y la consecuente formación de profesionales de este ámbito. Dada la naturaleza de los bienes, dichos profesionales provienen fundamentalmente de campos como la archivonomía, la bibliotecología, la bibliotecología escolar,[11] la museología, la historia cultural, la restauración y conservación,[12] la cinematografía, la etnomusicología, así como la edición y legislación sobre el patrimonio y los derechos autorales,[13] las ciencias de la comunicación y las tecnologías de la información.[14]

De esta última intención, se derivó la creación del Registro de la Memoria del Mundo, en el que, desde su creación en 1995, se incluyen –como en el caso de la lista del Patrimonio Mundial Cultural y Natural– los bienes documentales que constituyen un legado, un patrimonio para las generaciones pasadas, presentes y futuras. Entre estos bienes pueden contarse, por ejemplo, las tablillas de arcilla que dieron soporte a la escritura cuneiforme, los archivos en que se registraron intercambios comerciales, o las grabaciones sonoras y las películas del intersiglo XIX-XX y el siglo XX, o bien, documentos como los códices precolombinos y los incunables.

El Registro de la Memoria del Mundo se propone la inscripción de documentos y garantizar su accesibilidad y disponibilidad en línea. Con ese propósito, recoge todos los documentos que cumplen con criterios determinados y que, concordantes en principio con los criterios planteados en el informe final de la primera Reunión del Comité Consultivo Internacional del Programa Memoria del Mundo de 1993, se reclasifican y amplían.

De acuerdo con la representatividad e importancia mundial de los documentos, así como con el cumplimiento de los distintos criterios, se han establecido tres tipos de registro: el registro internacional, que es propiamente el Registro de la Memoria del Mundo, y los registros regionales y nacionales. Los registros nacionales incluyen los documentos aprobados e inscritos por las comisiones nacionales de la UNESCO (en el caso de México, el Registro de Memoria del Mundo comprende los documentos aprobados por la Comisión Mexicana de Cooperación con la UNESCO, Conalmex-SEP), en tanto que los regionales incluyen documentos que tienen valor para toda una región (es el caso, por ejemplo, de los que procesa el Comité Regional para América Latina y el Caribe, y el correspondiente Registro Regional de Memoria de Mundo). Un mismo documento puede, atendiendo a sus características y los criterios que cumple, formar parte de uno, dos o los tres registros, dependiendo de su importancia e influencia y de aspectos tales como su rareza, su integridad, el nivel de amenaza de destrucción y las posibilidades reales de gestión para su preservación.[15]


Foto 2. Las tablillas con escritura cuneiforme son bienes documentales que constituyen un legado y se icluyen en el Registro de la Memoria del Mundo



Los principales elementos que un documento debe cumplir para que su candidatura y registro como parte de la Memoria del Mundo sea considerada son los siguientes:


  • Ser auténtico, es decir, no ser un documento apócrifo ni de procedencia e identidad desconocidas.

  • Ser único e irremplazable, de ahí que su pérdida o deterioro constituya una pérdida para la humanidad.

  • Ser de trascendencia mundial.


Este último aspecto se valora en función de cinco criterios:


  1. Tiempo, época de datación.

  2. Lugar de creación.

  3. Contexto social, histórico, cultural político y artístico en que fue creado.

  4. Tema o asunto con que se relacione (por ejemplo, la historia local, regional, la política, el desarrollo del deporte, la técnica o el arte).

  5. Valor estético y estilístico, así como valor y riesgo de su soporte material.[16]


A los cinco criterios mencionados se añade un sexto criterio, que –a diferencia de los estipulados en Directrices para la salvaguardia del patrimonio documental, revisado en 2002– fue aprobado en la octava reunión del Comité Consultivo Internacional, realizada en Pretoria, Sudáfrica, en junio de 2007, y se incorpora al documento Directrices… como “Addendum 1”. El nuevo criterio introducido dice:


  1. Importancia social y espiritual y significación para la comunidad.


Este concepto constituye también un medio para expresar la importancia de un documento o un conjunto de documentos desde el punto de vista de su valor espiritual o sagrado. Permite a una comunidad determinada demostrar su apego afectivo a ese documento o esos documentos por su contribución a la identidad y la cohesión social de dicha comunidad.

       La aplicación de este criterio debe reflejar una importancia actual, es decir que el patrimonio documental debe tener un valor afectivo para las personas que viven hoy en día. Una vez que las personas que han venerado el patrimonio documental por su importancia social y espiritual o su significación para la comunidad dejan de hacerlo, o ya no están en vida, ese patrimonio pierde su importancia específica y, con el tiempo, puede adquirir valor histórico.[17]


Este último criterio en el que se concentra y sintetiza ese valor para el ser humano del documento, que se deriva del apego afectivo y valor atribuido por la comunidad, tiene para nosotros importancia fundamental, pues en él se expresa el tránsito del interés por el objeto patrimonial y sus características –en este caso el objeto patrimonial documento–, al interés por los sujetos que le conceden valor y significación y lo mantienen vivo como patrimonio. Tránsito e interés que son los ejes de nuestra propuesta de educación patrimonial. Así, descubrimos un elemento que no habíamos considerado antes: el documento puede tener valor histórico y, sin embargo, carecer de valor como patrimonio, pues este último depende de los sujetos y su comunidad, quienes, al apropiarse afectivamente del objeto o bien patrimonial, en este caso documental, le atribuyen un valor real y simbólico y una función social. Valor real y simbólico y función social que sólo pueden generarse si los sujetos y las comunidades tienen acceso amplio, oportuno y permanente a los documentos motivo de sus afectos; acceso que, por otra parte, constituye un derecho humano cultural.

Abdelaziz Abid, secretario general de la Biblioteca Nacional de Túnez y especialista del Programa Memoria del Mundo, en una entrevista realizada por Jasmina Sopova, habla de la importancia relativa del tema de la conservación:


La conservación no es el objetivo esencial del programa [Memoria del Mundo], sino un medio y una condición imprescindibles para que ciudadanos del mundo entero puedan tener acceso al patrimonio documental. El objetivo primordial, en última instancia, es permitir el acceso a los contenidos de documentos que han permanecido guardados bajo llave durante siglos, hasta el advenimiento de la era de la comunicación. ¿Cuántas personas han tenido la posibilidad de admirar la Biblia de Gutenberg, antes de la era digital? Hoy en día, cualquiera puede contemplarla.[18]


Recordemos que fueron los actos y las creaciones de personajes como Gutenberg y Comenio los que, haciendo accesible al pueblo un bien documental, revolucionaron la vida religiosa y pedagógica. En su obra El mundo en imágenes,[19] Comenio se pone al servicio de la idea de la accesibilidad del bien documental; servicio por el que fue acusado de herético y perseguido por la Inquisición. Con acciones como éstas, en las que la importancia de los sujetos se alza por encima de la sacralidad de los objetos, se han alfabetizado poblaciones para las que estaba vedada la letra.

Tres ejemplos del papel de la memoria documental: la historia del primer largometraje del mundo,
    los tesoros perdidos de Tombuctú, y los archivos de la trata negrera

Cartel de la película The Story of the Kelly Gang


Es conocido por los cinéfilos, que deben la primera función de cinematógrafo, el 28 de diciembre de 1895, a los hermanos Auguste y Louis Lumière. Sin embargo, ha permanecido casi en el olvido, que el primer largometraje fue escrito y dirigido por Charles Tait. En The Story of the Kelly Gang, película de una hora de duración, estrenada el 26 de diciembre de 1906, Tait narraba una historia que había conmovido el periodo poscolonial de Australia y “había alcanzado la consideración de mito en la psique de todos los ciudadanos”.[20] En ese filme se representaban las hazañas de una banda de ladrones comandada por Ned Kelly, cuyos actos de resistencia frente a la corrupción policiaca y la defensa del honor de las mujeres los colocaba en la categoría de héroes. En una nación construida, entre otras cosas, gracias al esfuerzo de los presos confinados, exiliados, en la isla, las hazañas de Kelly –semejantes a las de los colonos del viejo oeste– arraigaron en un pueblo que iba construyendo sus propios mitos fundacionales y su identidad. Así, los pedazos de película sueltos, dispersos y olvidados por los exhibidores de la época, hoy reunidos y restaurados, constituyen un documento de altísimo valor para la identidad nacional australiana, que permanece en el ánimo y la memoria colectiva de sus habitantes. El documento forma parte ya del Registro de la Memoria del Mundo. ¿Quién diría que una película de vaqueros australiana es hoy depósito de la identidad nacional?


Foto 5. Dan Kelly y Joe Byrne ↑


← Foto 4. Charles Tait escribió
y dirigió The Story of
the Kelly Gang

Por la dinámica propia de la historia, nadie sabe los tesoros que se pueden encontrar y su valor testimonial. Tal es el caso de los tesoros documentales de Tombuctú, “ciudad encaramada en las alturas del río Níger a su paso por Mali, [que] encierra la clave de gran parte de la memoria escrita de Sahel”. Quince mil documentos se han catalogado en Tombuctú; son la memoria de los desarrollos científicos, artísticos y literarios que convocaron a la universidad de Sankore a más de 25 000 estudiantes provenientes de distintas partes de África. La erudita “ciudad de los 333 sabios”, en la que se enseñaba la lengua árabe y la avanzada ciencia islámica, se había nutrido de los intelectuales andaluces exiliados en África tras la persecución y expulsión de su tierra (Al-Andalus) perpetrada por los reyes católicos Isabel y Fernando en el año 1492. En estas tierras africanas, que muchos prejuzgan de exclusiva tradición oral, permanecen testimonios documentales de una grandeza cultural hoy apenas calculada.[21] Como se constata en estos documentos, los exilios y las migraciones siguen enriqueciendo las historias de los pueblos que los acogen.

Tal es el caso de la migración más vergonzosa y dolorosa sufrida en América. A lo largo y ancho del nuevo continente, la Europa colonial promovió la explotación de esclavos negros traídos de manera forzada a través del Atlántico. Esta trata negrera, que se prolongó durante casi cuatro siglos y enriqueció a comerciantes y propietarios esclavistas, quedó documentada en más de veintisiete kilómetros de documentos que contienen, entre otros asuntos: registros de las transacciones económicas en la tierra de origen; descripciones, memorias y relatos de los viajes; rutas de la esclavitud; contratos de compraventa de los hombres y mujeres negros; narraciones de la vida cotidiana; y registros y balances comerciales de compañías navieras que monopolizaban la trata humana entre 1675 y 1791, como la holandesa West-Indische Compagnie, la británica Royal African Company, la danesa Dansk-Vestindien y la francesa Compagnie des Indes. En los archivos de los principales puertos negreros: Liverpool, Bristol, Londres, La Rochelle, Burdeos, Nantes, El Havre, Middelburg y Ámsterdam, obran fondos de gran importancia respecto a este tráfico humano que se prolongó durante el siglo XVIII y hasta el XIX, cuando la esclavitud fue abolida en distintos países.[22]


Foto 6. Documentos de Tombuctú


Estos documentos contienen, sobre todo, la historia de una infamia de la que aún queda mucho por investigar, rescatar y decir, y que será de gran ayuda para perfilar y construir una historia africana, americana y europea diferente.

Queda claro en los ejemplos antes mencionados, que no existe memoria ni patrimonio neutral o inocente pues, como sostiene Eduardo Nivón:


El patrimonio […] no es un conjunto canónico de bienes físicos o inmateriales, sino un proceso relacionado con la actividad y la agencia humana, un instrumento de poder simbólico, independientemente de la época histórica en que se examine. En ese sentido, el patrimonio nunca es inerte, sino una constante recreación asociada a la formación de identidades individuales, grupales o nacionales. Por tanto, lo que importa del patrimonio es la forma como son percibidos los objetos de la memoria.[23]


Foto 7. Ilustración que muestra los planos de cubierta y secciones transversales del barco de esclavos británico Brookes, 1788.


Foto 8. Patrimonio documental sobre la resistencia y la lucha por los derechos humanos en República Dominicana, 1930-1961


Todas las memorias (individuales y colectivas, de un pasado lejano o cercano, e incluso la memoria del horizonte que nos proponemos alcanzar) traen consigo una carga de sentidos que, al mismo tiempo que las constituye, puede también deformar, suprimir o sustituir sus contenidos. La idea de una “memoria nacional” sostenida en ciertos documentos (por ejemplo, el acta de independencia expresada como universal para toda la población de un país, incluidos quienes quedan excluidos de la libertad que debe garantizar toda vida independiente) puede deformar o bien sustituir las memorias particulares de los diversos pueblos que conforman esa nación y de la visión de independencia que sostenían y a la que aspiran.

La memoria de un pueblo se compone tanto de memorias compartidas –es decir que contienen elementos comunes– como de memorias en conflicto –es decir, memorias que recuerdan e impulsan una nueva versión, versiones diferentes a la versión única instituida. El patrimonio documental protegido por el Programa Memoria del Mundo nos abre, y facilita la posibilidad de que emerjan, estas nuevas historias; será tarea de todos, especialmente de los maestros, transmitirlas.

Fuentes

AGUIRRE, Ma. Esther (2001), “Enseñar con textos e imágenes. Una de las aportaciones de Juan Amós Comenio”, en Revista Electrónica de Investigación Educativa, vol. 3, núm. 1, 2001. Disponible en: <redie.uabc.mx/vol3no1/contenido-lora.html>. Ir al sitio

BERGÈS, Louis, “Balizas de la historia: los archivos de la trata negrera”, en El Correo de la UNESCO, núm. 5, 2007, pp. 14-15. Disponible en: <unesdoc.unesco.org/images/0018/001894/189454s.pdf>. Ir al sitio

BOSTON, George y Milton Keynes, Safeguarding the Documentary Heritage: A Guide to Standards, Recommended Practices and Reference Literature Related to the Preservation of Documents of All Kinds, París, UNESCO, 1998 (CII.98/WS/4) (v. francés e inglés). Disponible en: <unesdoc.unesco.org/images/0011/001126/112676eo.pdf>. Ir al sitio

BRADLEY, Kevin, Risks Associated With the Use of Recordable CDs And DVDs as Reliable Storage Media in Archival Collections: Strategies and Alternatives, París, UNESCO, 2006 (CI/INF/2006/1 REV) (v. inglés). Disponible en: <unesdoc.unesco.org/images/0014/001477/147782e.pdf>. Ir al sitio

CHICHESTER, Jo, “El regreso de la banda de Kelly”, en El Correo de la UNESCO, núm. 5, 2007, pp. 5-6. Disponible en: <unesdoc.unesco.org/images/0018/001894/189454s.pdf>. Ir al sitio

DJIAN, Jean Michel, “Tombuctú desvela un lado oculto de la historia de África”, en El Correo de la UNESCO, núm. 5, 2007, pp. 7-9. Disponible en: <unesdoc.unesco.org/images/0018/001894/189454s.pdf>. Ir al sitio

EBDON, Richard y Sara Gould (comps.), Survey on Digitisation and Preservation, IFLA/UNESCO, 1999 (v. francés e inglés). Disponible en: <www.unesco.org/new/fileadmin/MULTIMEDIA/HQ/CI/CI/pdf/mow/IFLA%20UNESCO....pdf>. Ir al sitio

The IFLA/UNESCO School Library Guidelines, IFLA/UNESCO, 2002 (v. francés e inglés). Disponible en: <archive.ifla.org/VII/s11/pubs/sguide02.pdf>. Ir al sitio

EDMONDSON, Ray (coord.), Memoria del Mundo: Directrices para la salvaguardia del patrimonio documental, París, UNESCO, 2002 (ed. revisada) (CII-95/WS). Disponible en: <unesdoc.unesco.org/images/0012/001256/125637s.pdf>. Ir al sitio

GARCÍA, Idalia y Bolfy Cottom, El patrimonio documental de México, Reflexiones sobre un problema cultural, México, Miguel Ángel Porrúa / Cámara de Diputados LX Legislatura, 2010. Disponible en: <biblioteca.diputados.gob.mx/janium/bv/ce/scpd/LX/patri_doc.pdf>. Ir al sitio

LARIVIÈRE, Jules, Legislación sobre depósito legal: directrices, París, UNESCO, 2000 (edición revisada, aumentada y actualizada de la publicación de Jean Lunn, UNESCO,1981) (CII.00/WS/7). Disponible en: <unesdoc.unesco.org/images/0012/001214/121413s.pdf>. Ir al sitio

LYALL, Jan, Memory of the World: A Survey of Current Library Preservation Activities, París, UNESCO, 1996 (CII-96/WS-7) (v. francés e inglés). Disponible en: <unesdoc.unesco.org/images/0010/001091/109150E.pdf>. Ir al sitio

NIVÓN Bolán, Eduardo, “Del patrimonio como producto. La interpretación del patrimonio como espacio de intervención cultural”, en Eduardo Nivón y Ana Rosa Mantecón (coords.), Gestionar el patrimonio en tiempos de globalización, México, UAM-Iztapalapa / Juan Pablos Editor, 2010, pp. 15-35.

PROGRAMME “Mémoire du monde”, Première réunion du Comité consultatif international du Programme “Mémoire du monde”, Pultusk, Pologne, 12-14 septembre 1993, Rapport final [Informe final de la Primera Reunión del Comité Consultivo Internacional del Programa Memoria del Mundo], París, UNESCO, 1993 (PGI 93/WS.17) (v. francés). Disponible en: <unesdoc.unesco.org/images/0009/000963/096365fb.pdf>. Ir al sitio

RODES, Jean-Michel, Geneviève Piejut y Emmanuèlle Plas, Memory of the Information Society, París, UNESCO, 2003 (v. francés e inglés). Disponible en: <unesdoc.unesco.org/images/0013/001355/135529e.pdf>. Ir al sitio

SOPOVA, Jasmina, “El patrimonio documental en la era digital: entrevista con Abdelaziz Abid”, en El Correo de la UNESCO, núm. 5, 2007, pp. 3-4. Disponible en: <unesdoc.unesco.org/images/0018/001894/189454s.pdf>. Ir al sitio

UNESCO-Memory of the World, Safeguarding the Documentary Heritage of Humanity, París, UNESCO, 2011 (CI-2010/WS/3-CLD 119.10) (v. francés e inglés). Disponible en: <unesdoc.unesco.org/images/0018/001877/187733e.pdf>. Ir al sitio


Lista completa del Registro Memoria del Mundo


Si el lector desea conocer la lista completa de documentos inscritos en el Registro de Memoria del Mundo, puede consultarla en:


<www.unesco.org/new/es/communication-and-information/flagship-project-activities/memory-of-the-world/register/full-list-of-registered-heritage/>.

NOTAS

* Docente investigadora de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN)-Unidad Ajusco, y coordinadora del Seminario de Educación Patrimonial de la Maestría en Pedagogía, Posgrado, FFyL-UNAM. Responsable del proyecto “El derecho a la memoria: la educación patrimonial” en la UPN.
  1. Ray Edmondson, Memoria del Mundo: Directrices para la salvaguardia del patrimonio documental, París, UNESCO, 2002 (ed. rev.) (CII-95/WS), pp. 1-3. Disponible en: <unesdoc.unesco.org/images/0012/001256/125637s.pdf>. Ir al sitio
  2. Si bien, era finalidad principal de esta reunión orientar una consulta regional sobre la conservación, la salvaguardia y la promoción del patrimonio documental en los países de Europa Central y Oriental, en su documento final se establecen lineamientos generales útiles para todos los países y regiones. Véase Programme “Mémoire du monde”, Première réunion du Comité consultatif international du Programme “Mémoire du monde”, Pultusk, Pologne, 12-14 septembre 1993, Rapport final [Informe final de la Primera Reunión del Comité Consultivo Internacional del Programa Memoria del Mundo], París, UNESCO, 1993. Disponible en: <unesdoc.unesco.org/images/0009/000963/096365fb.pdf>. Ir al sitio
  3. Ibidem, p. 2.
  4. Idem.
  5. Ibidem, p. 3.
  6. Idem.
  7. Ibidem, pp. 4-5.
  8. Ray Edmondson, op. cit., pp. 6-7.
  9. Ibidem, p. 1.
  10. Ibidem, p. 5 (uso de negritas en el original).
  11. Véanse Richard Ebdon y Sara Gould, The IFLA/UNESCO School Library Guidelines, s/l, IFLA, 2002; y Jan Lyall, Memory of the World: A Survey of Current Library Preservation Activities, París, UNESCO, 1996 (CII-96/WS-7). Disponible en: <unesdoc.unesco.org/images/0010/001091/109150E.pdf>. Ir al sitio
  12. Véase George Boston, Safeguarding the Documentary Heritage: A Guide to Standards, Recommended Practices and Reference Literature Related to the Preservation of Documents of All Kinds, París, UNESCO, 1998. Disponible en: <unesdoc.unesco.org/images/0011/001126/112676eo.pdf>. Ir al sitio
  13. Véase Jules Larivière, Legislación sobre depósito legal: directrices, París, UNESCO, 2000 (CII.00/WS/7). Disponible en: <unesdoc.unesco.org/images/0012/001214/121413s.pdf>. Ir al sitio
  14. Véanse Richard Ebdon y Sara Gould (comps.), Survey on Digitisation and Preservation, IFLA/UNESCO, 1970. Disponible en: <www.unesco.org/new/fileadmin/MULTIMEDIA/HQ/CI/CI/pdf/mow/IFLA%20UNESCO%20Survey%20on%20Digitisation%20and%20PreservationEN.pdf> Jean-Michel Rodes, Geneviève Piejut y Emmanuèlle Plas, Memory of the Information Society, París, UNESCO, 2003; y Kevin Bradley, Risks Associated with the Use of Recordable CDs And DVDs as Reliable Storage Media in Archival Collections: Strategies and Alternatives, París, UNESCO, 2006 (CI/INF/2006/1 REV) (v. inglés). Disponible en: <unesdoc.unesco.org/images/0014/001477/147782e.pdf>. Ir al sitio 1 Ir al sitio 2
  15. Ray Edmondson, op. cit., p. 20.
  16. Idem.
  17. Ray Edmondson, op. cit., “Addendum 1” (al párrafo 4.2.5), s/p.
  18. Jasmina Sopova, “El patrimonio documental en la era digital: entrevista con Abdelaziz Abid”, en El Correo de la UNESCO, núm. 5, 2007, pp. 3-4. Disponible en: <unesdoc.unesco.org/images/0018/001894/189454s.pdf>. Ir al sitio
  19. Se sugiere revisar: Ma. Esther Aguirre, “Enseñar con textos e imágenes. Una de las aportaciones de Juan Amós Comenio”, en Revista Electrónica de Investigación Educativa, vol. 3, núm. 1. Disponible en: <redie.uabc.mx/vo13no1/contenido-lora.html>. Ir al sitio
  20. Jo Chichester, “El regreso de la banda de Kelly”, en El Correo de la UNESCO, núm. 5, 2007, p. 5. Disponible en: <unesdoc.unesco.org/images/0018/001894/189454s.pdf>. Ir al sitio
  21. Jean Michel Djian, “Tombuctú desvela un lado oculto de la historia de África”, en El Correo de la UNESCO, núm. 5, 2007, p. 7. Disponible en: <unesdoc.unesco.org/images/0018/001894/189454s.pdf>. Ir al sitio
  22. Louis Bergés, “Balizas de la historia: los archivos de la trata negrera”, en El Correo de la UNESCO, núm. 5, 2007, pp. 14-15. Disponible en: <unesdoc.unesco.org/images/0018/001894/189454s.pdf>. Ir al sitio
  23. Eduardo Nivón, “Del patrimonio como producto. La interpretación del patrimonio como espacio de intervención cultural”, en Eduardo Nivón y Ana Rosas Mantecón (coords.), Gestionar el patrimonio en tiempos de globalización, México, UAM-Iztapalapa / Juan Pablos Editor, 2010, p. 20.
Créditos fotográficos

- Imagen inicial: ©UNESCO, Timbuktu Manuscript, Timbuktu, Mali. En: www.unesco-ci.org/photos/showphoto.php/photo/1512/title/timbuktu-manuscript/cat/525

- Foto 1: Logotipos UNESCO y Comité regional para América Latina y Caribe: mowlac.wordpress.com

- Foto 2: Bin im Garten en commons.wikimedia.org

- Foto 3: ©National Film and Sound Archive, Kelly Gang Poster, Canberra, Australia, 1906. En: www.unesco-ci.org/photos/showphoto.php/photo/1956/title/kelly-gang-poster-2c-190/cat/579

- Foto 4: mythicalmonkey.blogspot.mx

- Foto 5: ©National Film and Sound Archive, Dan Kelly & Joe Byrne, Canberra, Australia, 1906. En: www.unesco-ci.org/photos/showphoto.php/photo/1945/title/dan-kelly26amp-3b-joe-by/cat/579

- Foto 6: ©Alida Boye, Manuscript, Timbuktu, Mali. En: www.unesco-ci.org/photos/showphoto.php/photo/1490/title/manuscript/cat/525

- Foto 7: www.loc.gov

- Foto 8: ©Museo Memorial de la Resistencia Dominicana, República Dominicana. En: www.unesco.org/new/es/communication-and-information/resources/multimedia/photo-galleries/preservation-of-documentary-heritage/memory-of-the-world-register