Cuatro educadoras de Barcelona relatan sus experiencias DE REGRESO A CLASES PRESENCIALES Anna Pi i Murugó[*] La pandemia sanitaria ocasionada por covid-19 en el mundo ha afectado de manera destacada a la educación. Los países han llevado a cabo diferentes estrategias: desde el cierre total de clases en todos los niveles educativos, con o sin propuestas alternativas, hasta el mantenimiento de las clases presenciales durante todo el periodo lectivo, pasando por cierres puntuales según los contextos y niveles educativos. En el Estado español, el cierre de las escuelas abarcó de marzo a septiembre de 2020, y las clases presenciales en los distintos niveles de la educación básica se restringieron durante tres meses. En este texto se recogen algunas experiencias compartidas por cuatro educadoras de educación infantil (equivalente a preescolar) de la ciudad de Barcelona: Meritxell B., Montserrat A., Natàlia P. y Carme V.,[1] sobre cómo vivieron el regreso a la presencialidad durante el ciclo 2020-2021 y las repercusiones que advirtieron en los alumnos y alumnas, en las familias y en el colectivo docente.
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c Contexto mundial y regional de la educación debido al covid-19
El caso de las escuelas de educación infantil en Barcelona De manera general, la pandemia ha provocado una grave crisis que ha resquebrajado los sistemas educativos y aumentado las desigualdades en el aprendizaje de niñas y niños, determinado, en gran parte, por su situación y contexto. Derivado de ello, se han sucedido efectos especialmente perjudiciales en relación con la salud socioemocional de la infancia y la adolescencia, en los grupos de población más vulnerables. Cuando la pandemia alcanzó su punto más álgido, entre marzo y abril de 2020, el cierre de los centros educativos fue la medida de urgencia que se adoptó en la mayoría de los países para mantener el distanciamiento social con el que se esperaba frenar los contagios. La suspensión de las clases presenciales en España se prolongó hasta finales del La suspensión de las clases presenciales en España se prolongó hasta finales del ciclo 2019-2020, para evitar que la convivencia del alumnado y el profesorado en los centros educativos contribuyera a la propagación del virus. Así, el último trimestre de ese ciclo, toda la actividad lectiva se realizó a distancia, y también la evaluación continua y de final de curso escolar. Los ministerios de Sanidad y de Educación y Formación Profesional acordaron y difundieron una guía titulada Medidas de prevención, higiene y promoción de la salud frente a covid-19 para el curso 2020-2021, que tomaba en cuenta la situación epidemiológica del momento. Por su parte, las comunidades autónomas, entre ellas Cataluña, elaboraron a partir de esta guía sus propios protocolos y planes de contingencia para los centros escolares de los diferentes niveles educativos. Como corrobora el colectivo docente entrevistado, al terminar el confinamiento la vuelta a la escuela ha coexistido con una reorganización escolar que ha añadido mucha carga, tanto a niñas y niños como a docentes y otros profesionales. Asimismo, en todo el mundo se ha evidenciado un aumento de las desigualdades educativas entre quienes viven en una situación más precaria. A continuación, detallamos los datos oficiales sobre la incidencia del covid-19 en las escuelas en Cataluña durante del curso escolar 2020-2021, ya presencial pero con restricciones, que proporciona la aplicación Traҁacovid (dependiente del Departamento de Educación de la Generalitat de Cataluña) y el apartado de balance del Pla d’actuació per al curs 2021-2022 per a centres educatius en el marco de la pandèmia per covid-19 (Plan de actuación para el curso 2021-2022 para centros educativos en el marco de la pandemia por covid-19).
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c Las voces y experiencias de cuatro educadoras de preescolar de Barcelona
Relatamos enseguida, algunas características de las escuelas donde laboran las educadoras que entrevistamos, así como las experiencias compartidas por ellas y cómo fue el regreso a clases presenciales –con las medidas sanitarias y protocolos que se han dictado–, además de sus vivencias personales. Meritxell trabaja en la Escola Sant Medir, y Montserrat, en la Escola Proa, ambas de tipo concertado;[3] Natàlia se desempeña en la Escola Arc Iris, y Carme labora en la Escola Ignasi Iglesias, las dos escuelas son de carácter público. Volver a clases, una nueva experiencia Existen coincidencias y también algunas divergencias en las acciones y experiencias con las que estas educadoras enfrentaron la vuelta a la presencialidad. Aquí recogemos algunos aspectos que pueden resultar interesantes y que muestran los distintos contextos y las realidades vividas, al principio con miedo y preocupación, pues no se había iniciado la vacunación, pero con el ánimo de normalizar la situación y llenar las escuelas de vida (Generalitat de Cataluña, 2020 y 2021). Cuando preguntamos sobre cómo fue la vuelta de niñas y niños al colegio, Meritxell, por ejemplo, refiere: “Los niños y niñas al volver a la escuela estaban muy contentos, con mucha necesidad de correr, estaban nerviosos y hasta un poco agresivos”. Natàlia comparte también que “el inicio de las clases presenciales se realizó con muchas ganas. Los niños y niñas felices, con ganas de regresar a la escuela e intentar normalizar la situación, ya que la escuela es para todos un lugar donde se comparte y se aprende de unos a otros en el día a día”. Montserrat explica que al regresar sus alumnos, estaban saturados de videoconferencias y de hablar por teléfono con la familia, los amigos, etc. También destaca que “tenían mucha información sobre el covid-19 y muchas ganas de ver a sus compañeros y de jugar, porque estaban encerrados en casa desde hacía mucho tiempo”. En la Escola Proa los grupos burbuja no podían mezclarse con otros grupos del mismo ciclo En el nivel de preescolar el uso de las mascarillas no fue obligatorio para el alumnado, pero sí para las educadoras y el resto del personal adulto de las escuelas. En todos los centros educativos de este nivel, así como de primaria y secundaria, se siguieron estrictos protocolos determinados por los departamentos de Educación y Salud del gobierno catalán, que se debieron adaptar a las realidades de cada escuela (Generalitat de Cataluña, 2020 y 2021). Los llamados grupos burbuja, por ejemplo, no podían mezclarse con otros grupos del mismo ciclo o grado y tampoco con los de otros niveles educativos. También los espacios se adaptaron para que esos grupos pudieran aprovechar al máximo el recreo al aire libre; y, sobre todo, la entrada y salida de grupos se desarrolló de manera escalonada, lo que obligó a un estricto control del horario de los alumnos por parte de las familias y la escuela, que se siguió escrupulosamente. La ventilación de las aulas y de los distintos espacios escolares fue también básica, tanto en verano como en invierno. La higiene de todos los juguetes y materiales, así como la limpieza de manos, fueron constantes, junto con la vigilancia de la temperatura y de posibles síntomas de enfermedad de los alumnos (como tos, vómito o dolor de estómago). La ventilación de las aulas y de los distintos espacios escolares de la Escola Proa fue Meritxell cuenta que, a pesar de tratarse de una escuela pequeña y no ser fácil seguir los protocolos de seguridad, nunca se juntaron los distintos niveles ni pudieron reducir los grupos, que son de 25 alumnos por clase. “Se hizo una reestructuración de todo y para todos, pero afortunadamente las cuarentenas y confinamientos de los grupos, así como los casos positivos, han sido mínimos.” Cuenta que del total de seis baños, se asignaron dos por grupo de manera exclusiva. También se cambiaron los horarios de recreo, por grupos; antes siempre salían juntos los distintos grupos de preescolar (P3, P4 y P5). Apunta, asimismo, que “los niños y niñas pierden con todo ello en cuanto a relación, y también las educadoras se vieron afectadas en su horario de trabajo dedicado a la preparación de clases y materiales, pero se priorizó siempre la salud y el regreso seguro a clases”. Como cada inicio de ciclo escolar, el primer mes fue de repaso del curso anterior, con actividades de refuerzo para que los conceptos clave y los procedimientos pudieran ser asimilados. Montserrat comparte una experiencia parecida y comenta que ahora las familias no pueden entrar a la escuela; ello sólo está permitido en preescolar, pero el acceso está limitado a una persona. La entrada y salida de los grupos también ha sido escalonada y organizada por horarios. Las horas de recreo al aire libre se han realizado separando los grupos burbuja. Se intentó mantener al máximo el distanciamiento en la clase, y al salir del aula usar la mascarilla, que no es de uso obligatorio dentro del aula y escuela en este nivel. Esta educadora dice también que “se lavaban las manos muy a menudo y que niñas y niños se adaptaron perfectamente a la limpieza”. En P5 se distribuyó un cajón de uso individual y exclusivo, con lápiz, tijeras y pegamento, que además de evitar la necesidad de limpiar constantemente los instrumentos, permitió crear un sentido de responsabilidad sobre el cuidado de los materiales. Por ello, este ciclo escolar se ha vuelto a implementar la caja con un mínimo de pertenencias que no se comparten. En la escuela de Montserrat no se incrementó el personal, pero sí se adaptaron las aulas con un promedio de 26 alumnos y alumnas. Cabe decir que normalmente en ciertas actividades los grupos se dividían para trabajar por proyectos o especialidades, lo cual no se pudo realizar el ciclo pasado. En su escuela, los primeros 15 días del ciclo fueron de acompañamiento, con la lectura de cuentos que explicaban el tema de la pandemia, el virus y el covid-19, y para hablar sobre la necesidad de mantener el distanciamiento físico, lo cual impedía dar besos, abrazos, etcétera. Natàlia indica que en la escuela donde labora sí se realizaron cambios en los promedios de niños y niñas por educadora y en los grupos, que pasaron de 25 por grupo y grado (de P3, P4 y P5) a 16 en total por grupo. Es decir, se mezcló a 8 integrantes de P4 y 8 integrantes de P5, “lo que fue genial”, menciona. El propósito de este cambio fue crear grupos burbuja no tan grandes. El ciclo escolar pasado, en su escuela se suspendieron las especialidades, así que la biblioteca, el gimnasio y la sala de música se adaptaron como aulas. Esta educadora explica que “las familias han visto que con los grupos de menor ratio hay una atención más individualizada y los niños más grandes y más pequeños han mejorado en cuanto a interacción y aprendizaje”. Al respecto, considera que “ha sido una experiencia muy positiva poder trabajar con grupos más reducidos y de distintas edades, a pesar de que las especialistas han debido trabajar como tutoras y abordar las distintas áreas, y las tutoras han tenido que abordar las disciplinas de música y gimnasia”. En la escuela de Natàlia se han incorporado tres nuevas educadoras de apoyo –llamado personal covid–, y destaca que el inicio del curso presencial se realizó con muchas ganas con unos protocolos muy bien hechos en cuanto a la higiene, control de la temperatura del alumnado cada mañana, entradas y salidas escalonadas de cada grupo burbuja, y turnos para que las familias recogieran a los niños y niñas. Natàlia insiste en el reconocimiento que ha recibido la escuela: “Las familias nos han hecho llegar su felicitación y agradecimiento por cómo se ha desarrollado el curso”. En la Escola Arc Iris se realizaron cambios en los promedios de niños y niñas por educadora y en los grupos, que Desde una perspectiva más general, ya que su labor no se centró en sólo ser tutora de un grupo burbuja, como en anteriores ciclos escolares, Carme cuenta que hubo cambios en las actividades, pero que fueron mínimos. Así, detalla que si bien se celebraron los festejos de La Castañada[4] y Navidad, como cada año, esta vez se desarrollaron en cada clase, es decir, sin mezclar grupos y grados. El concierto de Navidad, por ejemplo, se realizó sin la asistencia de las familias, pero éstas lo pudieron disfrutar porque se grabó y subió al blog de la escuela. Asimismo, se mantuvo la fiesta del carnaval, aunque ahora sin salir a la calle: fue un desfile al aire libre, en el interior de la escuela, y por grupos delimitados, sin mezclarse. Natàlia también recuerda que las familias, al no poder entrar como antes a la escuela, tampoco pudieron mantener la tradición de hablar sobre sus trabajos y oficios frente al grupo. ¿Qué ha dejado esta experiencia? Carme reconoce que, a pesar de toda la situación vivida, en esta nueva etapa de presencialidad se pudo constatar un estrecho compromiso de las familias, quienes, al no poder entrar a la escuela, aumentaron el uso de correos electrónicos, llamadas telefónicas y videoconferencias para mantener la comunicación. Además, toda esta situación unió a las educadoras, que se percataron de la importancia de establecer vínculos y de la educación socioemocional. Especialmente en este nivel, Carme constata la relevancia de que niñas y niños compartan sus experiencias, jueguen y se encuentren para crecer, reír y socializar. Meritxell, en este mismo sentido, apunta que si bien en este último curso fue necesario dejar de hacer cosas, lo primordial es que permaneció abierta la escuela, ya que en el nivel preescolar se priorizan las actividades manipulativas y no las clases magistrales. Como las otras educadoras, comenta que las familias agradecieron mucho el trabajo realizado y los pocos casos positivos detectados y cuarentenas por grupo que debieron seguir, gracias al acatamiento estricto de los protocolos. En el caso de la escuela donde labora, también considera muy importante que el equipo colegiado del nivel está muy consolidado, las educadoras tienen mucha libertad y se respetan sus opiniones, ya que son las conocedoras de la realidad de niñas y niños de P3, P4 y P5. Actividades relacionadas con la fiesta del carnaval en la Escola Ignasi Iglesias Natàlia refiere que se dio cuenta de todo lo que se puede hacer a la distancia, pero que en educación infantil lo significativo es lo que hagan niñas y niños por sí mismos; y admite que, a pesar de las adversidades, quiere quedarse con la parte positiva de toda esta experiencia de confinamiento y presencialidad con distanciamiento físico. Además, comenta que poder trabajar con grupos más reducidos y con niñas y niños de distintas edades también ha abierto nuevas perspectivas. Montserrat termina la entrevista reafirmando: “Que quede claro, los niños y niñas que han pasado por esta situación no son una generación perdida, como se ha dicho, son una generación marcada”. Argumenta también que el alumnado ha visto que no todo se puede hacer, que no todo es predecible, pues existen imponderables, y han confirmado que lo más importante es poder estar y convivir con sus compañeros. De manera general, el colectivo docente y especialistas esperan que esta etapa de nueva presencialidad, iniciada en septiembre de 2021, aporte algún cambio en las escuelas y, de ser posible, favorezca la mejora en el aprendizaje. Por ejemplo, algunos centros están conformando grupos de edades heterogéneas y lo valoran de manera positiva. También estos periodos tan críticos han posibilitado, en algunos contextos, una comunicación más fluida con las familias, gracias al uso de las herramientas virtuales. Respecto al cuidado de la salud, sería previsible y positivo que se mantuvieran medidas como la higiene de manos frecuente, la ventilación de los espacios, el uso del espacio exterior siempre que sea posible, etcétera. Sin embargo, hay prácticas que ahora no es posible llevar a cabo y a las que no conviene renunciar, como son las actividades compartidas entre grupos de distintas edades y ciclos (no exclusivamente con los grupos burbuja), las convivencias, excursiones, salidas y las estancias de varios días. También habrá que recuperar el acceso de las familias a las instalaciones escolares o el no tener que llevar mascarilla y forzar el distanciamiento físico que dificulta la necesaria socialización y los juegos compartidos. En general, pues, hace falta volver a las actividades que implican relación y contacto social, fundamental en el aprendizaje y la acción educativa, y que son las que se han visto más afectadas. Como compartieron las educadoras que entrevistamos –Meritxell, Montserrat, Natàlia y Carme–, el confinamiento y la presencialidad limitada han tenido costos psicológicos y pedagógicos en el ámbito escolar y educativo que poco a poco se van superando. ♦
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c Referencias
Departament d’Educació Generalitat de Catalunya (s. f.). Tancament del web Escola segura. https://educacio.gencat.cat/ca/actualitat/escolasegura/tracacovid/dades-covid19-centres#/informacio Ir al sitio Generalitat de Catalunya (2021). Pla d’actuació per al curs 2021-2022 per a centres educatius en el marco de la pandèmia per covid-19. https://govern.cat/govern/docs/2021/05/20/15/13/1a5993db0432-42b3-a600-75f8a12fea88.pdf Ir al sitio Generalitat de Catalunya (2020). Pla d’actuació per al curs 2020-2021 per a centres educatius en el marc de la pandèmia per covid 19. 03/07/2020. https://govern.cat/govern/docs/2020/07/03/15/51/965e6446-517c-48af-9cbf-6de670ab3c7a.pdf Ir al sitio Generalitat de Catalunya (s. f.). Dades sobre la covid-19 als centres educatius. https://tracacovid.akamaized.net/ Ir al sitio Gobierno de España - Ministerio de Sanidad - Ministerio de Educación y Formación Profesional (2021). Medidas de prevención, higiene y promoción de la salud frente a covid-19 para centros educativos en el curso 2020-2021. Versión 08/02/2021. https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/ccayes/alertasActual/nCov/documentos/COVID19_Medidas_centros_educativos_Curso_2020_2021.pdf Ir al sitio Notas * Doctora en Ciencias Antropológicas por la Universidad Autónoma Metropolitana, especialista en temas de educación, organizaciones de la sociedad civil y comunidades vulnerables.
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c Créditos fotográficos
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