La Asociación de Universitarias Mexicanas, PRIMEROS PASOS PARA EL EMPODERAMIENTO FEMENINO MEDIANTE LA EDUCACIÓN Y LA SOLIDARIDAD Gloria Celia Carreño Alvarado[*] La Asociación de Universitarias Mexicanas (AUM) se fundó en 1925, motivada por una invitación de la Federación Internacional de Mujeres Universitarias (IFUW, por sus siglas en inglés) que buscaba una representante mexicana que asistiera a su congreso próximo a celebrarse en Christiania, Noruega. La invitación fue recibida y apoyada por el rector Ezequiel A. Chávez. La Asociación fue la primera organización de ese tipo fundada en América Latina,[1] y en 2014 sigue trabajando a favor de la formación de las mujeres, bajo el nombre de Federación Mexicana de Universitarias. La Asociación de Universitarias Mexicanas, primeros pasos para el empoderamiento femenino mediante
la educación y la solidaridad la IFUW se creó por iniciativa de Virginia Gildersleeve, universitaria decana del Barnard College en Nueva York, quien fue la única mujer involucrada en la redacción y firma de la Carta de las Naciones Unidas en 1945, y Caroline Spurgeon, la primera mujer profesora en la Universidad Femenina de Londres. Ambas se conocieron durante una visita de Caroline a los Estados Unidos realizada con el propósito de estrechar vínculos entre universidades inglesas y estadounidenses. Durante dicha visita, y después de una amplia charla sobre la Primera Guerra Mundial que recientemente había terminado dejando un profundo impacto en la población mundial, ellas decidieron que deberían luchar por evitar una nueva guerra: “Debemos tener una asociación internacional de mujeres universitarias para hacer todo lo posible para prevenir otra catástrofe”. Caroline Spurgeon murió de influenza española, y Virginia Gildersleeve continuó trabajando con ese propósito de ambas, hasta lograr en 1919 la conformación de la Federación Internacional de Mujeres Universitarias y la celebración de su primera conferencia, que tuvo lugar en Londres en el Belford College con la participación de delegadas de 16 países.[2] La agrupación nació en el marco de un movimiento femenino pacifista y reivindicador del sufragio femenino, surgido en el contexto de la Primera Guerra Mundial, cuya inspiración bien podría marcarse con el llamado hecho por Romain Rolland a las mujeres “a ser la paz viva en medio de la guerra”.[3] Una oleada de organizaciones nacieron con estos propósitos; destaca entre ellas la celebración del Congreso Internacional por la Paz Futura, celebrado en La Haya en 1915, el cual reunió a mujeres de distintos países europeos, así como de Estados Unidos y Canadá. Por otra parte, la guerra posicionó a las mujeres en el campo laboral, bien sea para producir alimentos, vestuario o armas, lugar que al fin de la contienda les fue arrebatado de nuevo por la población masculina, pero les mostró la capacidad que tenían de insertarse en el mercado laboral. Así, la guerra constituyó un flagelo no deseado, que se llevó a maridos e hijos, posicionó a las mujeres en un ámbito nuevo y luego les arrebató los lugares que les había brindado. No obstante, también despertó en todo el mundo la necesidad de que este sector de la población se organizara a favor de la paz. En 1924, la Federación Internacional de Mujeres Universitarias, mediante el rector de la Universidad Nacional, formuló una invitación a las universitarias mexicanas para que se organizaran e integraran a esa federación. El rector Ezequiel A. Chávez, humanista, educador, sensibilizado respecto a la relevancia de universalizar y equiparar las universidades mexicanas con las europeas y estadounidenses, convocó a alumnas de la Facultad de Altos Estudios. La respuesta fue inmediata, y 34 de ellas se integraron a esta organización, bajo el liderazgo de la profesora Eva Arce de Rivera Mutio.[4] El número de socias que se incorporaron es notable si consideramos los siguientes datos: Eran pocas las mujeres que estudiaban en esos años una carrera universitaria: en la Escuela Nacional de Jurisprudencia, para mencionar un ejemplo, estaban inscritas en 1924 dos mujeres y en 1928 eran 15.[5] En ese año, la Federación Internacional definía sus objetivos como: …promover la comprensión y la amistad entre las mujeres universitarias de las naciones del mundo persiguiendo intereses comunes y desarrollar entre sus países simpatía y ayuda mutua. Entre sus actividades se enumeran: asistencia a las integrantes que viajan (la asistencia era informativa, no financiera), establecimiento de clubes internacionales, dotación de becas internacionales, y cooperación con otras organizaciones internacionales.[6] Además de una mesa directiva, la organización mexicana tuvo en sus primeros años de trabajo diversas comisiones encargadas de llevar a cabo sus objetivos de promoción, intercambio, becas y apoyo a mujeres universitarias. Estas comisiones fueron: Técnica, de Prensa y Publicidad, de Bibliotecas y Archivos, de Divulgación Cultural, de Actividades Sociales, de Representación, de Becas, de Atención a Visitantes, de Excursiones y Paseos; un poco más tarde se creó la comisión encargada de la Casa de las Universitarias Mexicanas y la de Relaciones Internacionales. Esta asociación vinculó, entre su nacimiento y 1959, a 68 instituciones nacionales y aproximadamente 20 extranjeras. Fue tal el impacto de la Asociación de Universitarias Mexicanas en el interior de la Universidad Nacional, que incluso llegó a tener, en 1929, voz y voto en el Consejo Universitario, privilegio que le fue retirado cuando los nuevos reglamentos dejaron fuera del Consejo a organismos privados. A partir de 1939, adquirió personalidad jurídica propia. En su primera etapa de existencia, trabajó en la promoción de la cultura y el fomento del intercambio entre mujeres universitarias, organizando ciclos de conferencias –por lo menos cinco anuales– y dictando conferencias en el extranjero; participó en congresos y conferencias tanto en México como en otros países; y paralelamente promovió relaciones nacionales e internacionales. Destaca en estas últimas, la conmemoración del centenario de la muerte de J. W. Goethe (1931), el centenario del nacimiento de Ignacio Manuel Altamirano (1934), un homenaje al lingüista y filólogo Pablo González Casanova tras su fallecimiento (1936), y la celebración de las bodas de oro como médica cirujana de la primera universitaria mexicana, la doctora Matilde P. Montoya. A partir de 1930, la Asociación comenzó a publicar un boletín e inició una serie de programas de radio dos veces al mes para honrar a los grandes exponentes del pensamiento mexicano e internacional. También publicó un anuario que contenía los estatutos, reglamentos, directorio y calendario de actividades, información sobre becas, viajes de estudio, intercambios culturales, desempeño de comisiones, representación en congresos y conferencias.[7] Esta organización llevó a muchas de sus socias a Europa, Oriente, Estados Unidos y Canadá y a países de América Latina, donde participaron en numerosas reuniones educacionales, científicas, culturales y de acción social.[8] También, en sus primeros años de existencia, se dedicó a realizar actividades de corte filantrópico, tales como: La Hora del Cuento, que consistía en la lectura y exposición de libros de cuentos en las bibliotecas públicas infantiles; la formación de la Sociedad de Madrinas de los niños en las escuelas correccionales, a quienes visitaba los domingos por la mañana para brindarles apoyo y organizar festivales por el Día del Niño y Navidad; con el apoyo de la UNAM, fundó en 1930 una escuela taller para obreras y empleadas, donde se impartían cursos gratuitos de materias de cultura general e industrias prácticas, tales como confección de sombreros, guantes, bolsos, etcétera; a partir de 1934, con el apoyo de la UNAM, estableció un comedor para estudiantes universitarios de escasos recursos; y en 1941 colaboró con la Secretaría de la Asistencia Pública en una gran colecta para la fundación del Hospital de Incurables y contribuyó a la Campaña de los Diez Millones que el doctor Salvador Zubirán llevó a cabo para mejorar las condiciones de la Universidad.[9] En el ámbito internacional, a través de la IFUW, donó dinero en efectivo para apoyar a las universitarias italianas que se encontraban en muy difícil situación tras la Segunda Guerra Mundial y envió también un lote de 64 piezas de ropa a la Cruz Roja en Suiza. En 1939, la Asociación de Universitarias Mexicanas abrió el Instituto Universitarias Mexicanas para la enseñanza de lenguas vivas (inglés, italiano, francés), etimologías, latín y griego en la calle de Donceles 99, en la Ciudad de México, dirigido por la profesora María de la Luz Grovas, el cual sujetaron a los programas vigentes en la Universidad a fin de solicitar su incorporación a esa casa de estudios. El instituto comenzó su trabajo de una manera modesta y al año siguiente tuvo que suspender actividades por no disponer de un local propio. Por ello, María Teresa Chávez, presidenta en turno de la Asociación, solicitó al rector Mario de la Cueva que les proporcionara un local con “seis cuartos por lo menos” o bien que pagara la renta de un local grande para ese propósito.[10] Esta asociación y su trabajo tanto en el orden académico como en el aspecto filantrópico no sólo fueron aceptados sino replicados en diferentes partes del país, ya que eran un espacio propicio para el trabajo femenino, de posicionamiento en la vida cultural y política nacional. Recordemos que, si bien en México desde el siglo XIX hubo clubes femeninos para cuestiones culturales o políticas como los clubes antirreeleccionistas, la participación de la mujer en la vida cultural, económica y política de manera formal era incipiente, incluyendo el derecho al voto que fue conquistado hasta 1953. David Erlij cita una entrevista hecha al general Lázaro Cárdenas por Joseph Freeman, reportero de la revista New Masses de Nueva York, en febrero de 1937, en la cual el presidente afirmaba: Intentamos dar a las mujeres de México todas las oportunidades de participar en la vida social en circunstancias iguales a las de los hombres. Después, poco a poquito, se les dará la oportunidad de entrar en la vida política […] Los hombres han tomado parte en la vida económica, política y social por muchos años; las mujeres no. Por ello la mujer mexicana es más supersticiosa y fanática que el hombre […][11] La Asociación de Universitarias Mexicanas tuvo entre los años treinta y los sesenta, filiales en Monterrey, Guadalajara, San Luis Potosí, Toluca, Puebla, Pachuca, Celaya, Xalapa, Veracruz, Guanajuato, Cuernavaca, y suborganizaciones como la Asociación de Licenciadas en Ciencias Políticas y Sociales y la Asociación Mexicana de Enfermeras y Parteras Universitarias.[12] Un importante aporte de esta organización fue la fundación de la Casa de las Universitarias Mexicanas, cuyo objetivo era ofrecer alojamiento adecuado y a bajo costo a las jóvenes estudiantes de provincia, cuya necesidad palpaban aquellas mujeres miembros de la asociación en su tarea como profesoras universitarias. La casa se fundó con el auspicio de la UNAM durante el rectorado del licenciado Rodulfo Brito Foucher, quien apoyó el proyecto de esa residencia estudiantil autorizando que la Universidad Nacional pagara el alquiler y el servicio telefónico; asimismo, se le otorgaron los muebles de recámara y comedor que el licenciado Honorato Bolaños había legado a la Universidad y se adquirieron otros a costa de la propia universidad. Inaugurada el 17 de junio de 1943, esta casa, ubicada en Justo Sierra 35, en la Ciudad de México, fue la sede de la Asociación y residencia de estudiantes universitarias. Se optó por impartir allí: …los cursos del instituto para la enseñanza de los idiomas, dar cursos de repetición de diversas materias de estudios secundarios y preparatorios y cursos gratuitos para analfabetas.[13] En ella se daba alojamiento a sesenta estudiantes, la mayoría de ellas proveniente de los estados de la república y algunas de países como Costa Rica, Puerto Rico, Estados Unidos, Nicaragua y Panamá. En Justo Sierra 35 y al amparo de la Universidad, se mantuvo la casa hasta fines de los años cincuenta, cuando ya el barrio universitario no era tal, pues había comenzado el desplazamiento hacia la nueva Ciudad Universitaria, además de que la casa en ese momento se enfrentaba a otro problema: tenía como vecino al hotel Otelo, considerado como “de mala nota” y el cual, pese a las quejas y petición tanto de la Asociación como de dos rectores de la UNAM,[14] fue clausurado tres veces y otras tantas volvió a entrar en servicio. Las mujeres que trabajaban en dicho antro se paraban provocativamente en la puerta de la Casa de la Asociación de Universitarias Mexicanas a esperar clientes y molestar con insolencias a las jóvenes estudiantes.[15] Gracias a un donativo de 200 mil pesos efectuado por la doctora María de la Luz Grovas y a una colecta realizada entre simpatizantes, se adquirió una casa propia para la Asociación, en Tizapán, San Ángel, en 1957.[16] Otros donativos, entre los que destaca el de la Asociación Nacional de Profesores de Idiomas, el del doctor Nabor Carrillo –rector de la Universidad– y el del arquitecto Federico Mariscal, permitieron hacer ampliaciones, mejoras y remodelación de dicha casa. La doctora Grovas donó asimismo su biblioteca. En esta casa, las estudiantes residentes pagaban 60 pesos mensuales por alojamiento y alimentos, y las extranjeras, 90 pesos; se alojaban en habitaciones colectivas de dos o tres personas, y eran responsables del aseo de sus cuartos y su ropa personal. Las profesionistas pagaban 150 pesos en habitación privada y 120 en habitación compartida.[17] Para 1959, habían pasado por esa residencia 17 universitarias extranjeras y 99 procedentes de veinte estados de la república, las cuales habían terminado su carrera y alcanzado un título universitario. En su informe de trabajo como presidenta de la organización, la doctora Marianne Oeste de Bopp dijo: Ahora que aumenta el número de mujeres que ingresa a la educación superior, es más urgente proporcionar residencia adecuada a aquéllas que lo necesiten y la nuestra, que fue la primera, habrá de tener vida sana e indestructible, como la Universidad misma.[18] Pronto, el servicio de dicha casa resultaría insuficiente, y para 1965 la organización comenzaría la labor de conseguir los fondos para la ampliación del inmueble. Dos años después, bajo la presidencia de la doctora Paula Gómez Alonso, se inició la construcción de una nueva casa en la calle San Luis Potosí 211.[19] Como hemos mencionado, esta organización tuvo como objetivo central promover la inserción de mujeres en la educación universitaria. Con este propósito, en 1958, la Asociación de Universitarias Mexicanas dirigió al rector Nabor Carrillo un documento razonado, fruto de la reflexión colectiva de esa organización sobre la preocupante deserción femenina de la educación superior, la cual estimaba en 88.78 por ciento (dato del 23 de junio de 1957). Los motivos que causaban esta deserción, y una propuesta de acciones que podrían llevar a cabo con el apoyo de la Universidad para evitarla. En síntesis, la Asociación consideraba que además de las causas generales de deserción como la pobreza que obliga a las familias a utilizar el trabajo de los jóvenes en edad escolar, había causas específicas que provocaban la deserción de las mujeres, las cuales puntualizaron de la siguiente manera:
Como una primera propuesta de solución, plantearon al rector de la Universidad, varias acciones como el establecimiento de un instituto de orientación profesional; la reforma de la enseñanza mediante la renovación de sus planes, métodos y procedimientos para adaptarla a las necesidades de nuestro mundo y nuestro tiempo, es decir, quitando ese afán de discusión erudita de doctores de otros tiempos; la realización de campañas educativas en diversos sectores sociales con el fin de “borrar prejuicios, de aligerar el trabajo doméstico, de facilitar en general la realización de la cultura, haciéndola accesible a la madre de familia”; y el “establecimiento de guarderías infantiles en locales cercanos a los edificios universitarios”.[20] En julio de 1962, la Unidad de Congresos del Centro Médico Nacional en la Ciudad de México fue sede de la 14 Conferencia de la Federación Internacional de Mujeres Universitarias, inaugurada con la asistencia del presidente de la República, Adolfo López Mateos; el secretario de Educación Pública, Jaime Torres Bodet; y el doctor Ignacio Chávez, rector de la Universidad.[21] En 1971, bajo la presidencia de la licenciada Aurora Fernández, se integró la Federación de Universitarias de México, constituida por 37 filiales en la república mexicana. En ese tiempo, la doctora Mariane O. de Bopp creó el Archivo de la Mujer Mexicana con 20 000 fichas de referencia sobre mujeres destacadas y hechos relevantes para el estudio de las conquistas culturales, educativas, económicas y sociales de ese sector de la población en el curso de la historia. También participó activamente en la celebración de la Conferencia Internacional en el marco del Año Internacional de la Mujer en 1975.[22] En su primer periodo de existencia, esta organización fue presidida por las siguientes universitarias:[23] Con el tiempo, al desaparecer sus fundadoras, la asociación mexicana perdió su membresía ante IFUW y fue desintegrándose. En 1990, 33 universitarias, directoras de diversas facultades, institutos y centros de la UNAM, decidieron darle nueva vida a la organización, y refundaron a la Federación Mexicana de Universitarias (Femu), que recuperó el sitio perdido en la organización internacional. Hoy Femu es una red nacional compuesta por asociaciones de académicas de las diferentes áreas del conocimiento, así como de todas las entidades de la república mexicana, mayoritariamente de las universidades públicas; así como por miembros individuales, que son académicas en activo. Sus estatutos establecen el carácter plural y apartidista de la organización. Como parte de IFUW, Femu propicia el intercambio académico de todas sus integrantes.[24]♦ NOTAS∗ Académica del Archivo Histórico de la UNAM-Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación y profesora del Colegio de Ciencias y Humanidades de la UNAM.
▼ Créditos fotográficos
- Imagen inicial: www.sep.gob.mx - Foto de Virginia Gildersleeve: www.loc.gov - Foto del homenaje a Matilde Montoya: medicasmexicanasac.tripod.com - Foto Matilde Montoya: www.archivomunicipaldesaltillo.info - Foto de la reunión de Ezequiel A. Chávez con grupo de académicas: Archivo Histórico de la UNAM, Fondo Ezequiel A. Chávez: imagen 00385. - Foto superior de la Casa de las Universitarias de la AUM: Archivo Histórico de la UNAM, Fondo Raúl Estrada Discua: imagen 2571. - Foto inferior de la Casa de las Universitarias de la AUM: AHUNAM, Fondo UNAM, 3ª Remesa, caja 43 (522) expediente 208. - Fotos en el desayuno con el presidente Adolfo López Mateos: Archivo Histórico de la UNAM, Fondo Raúl Estrada Discua: imágenes 2573 2575. |