Patrimonio cultural inmaterial
del exilio español en México

EL TRABAJO ACADÉMICO DEL EXILIO EN LA
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

Valentina Cantón Arjona [*]

Qué hilo tan fino, qué delgado junco

–de acero fiel– nos une y nos separa

con España presente en el recuerdo,

con México presente en la esperanza.
PEDRO GARFIAS [1]

En este texto se argumenta sobre la pertinencia de reconocer y valorar la aportación académica del exilio republicano español como un patrimonio cultural inmaterial. Se ofrecen elementos para su conocimiento y comprensión, así como sobre la necesidad de su preservación. Finalmente se entrega al lector un listado de sus protagonistas, hombres y mujeres exiliados que recibieron y transmitieron el legado del republicanismo y su importancia para la vida educativa y cultural de las sociedades libres y democráticas.

Introducción

Con la llegada del buque Sinaia al puerto de Veracruz el 13 de junio de 1939, se inició el exilio masivo de españoles republicanos a México. Un exilio que fue antecedido por una primera expedición de 456 niños en 1937, que fueron acogidos en la Escuela Técnica España-México en Morelia, Michoacán, para apartarlos de los horrores de la guerra, esperando el triunfo republicano. Ese triunfo no llegó, y a partir de 1939 cruzaron las fronteras españolas cientos de miles de españoles buscando asilo. México, leal apoyo del gobierno republicano, salió al paso ofreciendo abrigo a los derrotados.[2]



El exilio masivo se prolongaría hasta el año de 1942. A través del mar y a bordo de los buques Sinaia (junio de 1939), Ipanema (julio de 1939), Mexique (julio de 1939), Flandra (noviembre de 1939), Nyassa II (mayo 1942) y Serpa Pinto II (octubre de 1942),[3] o bien por otras vías e iniciativas individuales (algunas logradas hasta entrada la década de los cincuenta) llegaron a México miles de exiliados españoles que, acogiéndose a la política de asilo mexicana, encontraron en estas tierras el presente indispensable para salvar la vida, el futuro para construir un proyecto de vida, pero también, el espacio para reconstruir la memoria de su pasado y legarlo a sus descendientes.

Así, el exilio se transformó en un capital cultural mediante el cual se transmitieron no sólo ideales políticos sino formas de ser, estar, pensar y hacer en el mundo. Se transmitieron también compromisos con el trabajo, la memoria, la solidaridad y la paz que, si bien tenían como punto de partida una dolorosa guerra, mantuvieron ideales y crearon horizontes para hacer una nueva vida en México.

Hoy, se reconoce esta transmisión como un legado, como un patrimonio heredado de padres a hijos y nietos y como una corriente de pensamiento y una influencia que impactó profundamente el ambiente cultural de México y de sus instituciones y empresas educativas. Puede afirmarse con total legitimidad que el exilio se transformó en un patrimonio cultural, en un punto de referencia para la memoria colectiva.

Por esto, vale la pena acercarse al exilio español desde el costado de su preocupación permanente por la transmisión para darle, como lo tiene, un carácter de patrimonio cultural. Patrimonio cultural que, por otra parte, es doble cuando se trata de la influencia que los exiliados ejercieron en la vida académica mexicana.

Antecedentes y contexto

El 18 de julio de 1936 estalló la Guerra Civil española después de un levantamiento militar del autodenominado Movimiento Nacional en contra del gobierno republicano legítimamente electo el 14 de abril de 1931. La guerra –una de las más cruentas del siglo XX– se prolongó durante casi tres años, en los cuales el gobierno de la República fue paulatinamente estrangulado y obligado a instalarse de manera provisional en Francia, mientras sus defensores eran condenados a muerte, encarcelados u obligados a partir al exilio. Finalmente, el general Francisco Franco, jefe militar de la sublevación, daría el último parte oficial de guerra:


En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. LA GUERRA HA TERMINADO. Burgos 1° de abril de 1939. Año de la Victoria.[4]


Se calcula que el enfrentamiento entre españoles (los del bando nacionalista, apoyados por las fuerzas militares nazis y fascistas de Hitler y Mussolini; y los republicanos, apoyados por brigadas internacionales y la URSS) generó cerca de 800 mil muertes y que más de 450 mil evacuados republicanos cruzaron en un primer momento las fronteras hacia Portugal –los menos–, o hacia Francia –los más–, donde una gran parte de ellos serían internados en los campos de concentración instalados para tal fin.[5]

Muchos creían que volverían de ese exilio, que se trataba de una situación temporal. Mientras, en España, quedaba un número nunca contabilizado de víctimas del llamado “exilio interior”: aquellos que por motivos de filiación, actuación, simpatía, denuncia falsa o, simplemente, por parentesco con adeptos de la República, fueron considerados contrarios al Movimiento Nacional, por lo que sufrieron encarcelamiento, persecución, aislamiento, depuración, desaparición forzada y/o muerte en su propia patria.

Existe evidencia de que desde enero de 1939, anticipando su triunfo y buscando su consolidación, el Movimiento Nacional había determinado dar castigo ejemplar a los vencidos y perseguir a izquierdistas, militantes del Frente Popular y masones.


Toda colaboración con el periodo republicano, especialmente sobre aquellos que hubiesen desempeñado cargos y hubieran obtenido ascensos no debidos a la antigüedad, pasa a ser severamente juzgada.[6]


Serían perseguidos, en primer lugar, los educadores (de escuela elemental, media o superior) y todos cuantos hubieran obtenido puestos de confianza del gobierno republicano; después de éstos, quienes “hubieran simpatizado con ellos y orientado su enseñanza y actuación profesional en el mismo sentido disolvente”.[7] El objetivo explícito era limpiar, depurar, purificar a España.

El proceso de depuración se dirigió a todos los segmentos del profesorado. De ahí que casi la totalidad del personal docente haya sido objeto de un exhaustivo expediente secreto. El nuevo Ministerio de Educación Nacional (que sustituyó al Ministerio de Educación Pública de la República), con ayuda de la policía secreta, tendría a su cargo los órganos responsables de investigación, selección, decisión y ejecución de la depuración. Maestros nacionales,[8] profesores de instituto y catedráticos[9] serían el primer objetivo, eligiéndose en primer lugar a los más reconocidos “por aquello de que el más eficaz predicador es Fray Ejemplo”.[10] El Ministerio haría, pues, las funciones de nueva –y siempre vieja– Inquisición apoyada en viejas –y siempre renovadas– estrategias.

Las penas más usuales por actos contrarios al –ya para entonces– autoconsiderado Glorioso Movimiento Nacional serían: la expulsión definitiva de su centro de trabajo o el traslado; la prohibición para desempeñar cargos directivos y de confianza; la inhabilitación; la incapacitación para opositar y para obtener becas, funciones de estudio o cargos cercanos a la enseñanza en un plazo hasta de seis años; la confiscación de sus bienes, o bien, todas las anteriores. Se trataba, pues, de una política explícita de erradicación de una población en función de sus ideas.

Así las cosas, quedó condenado al exilio una gran parte del profesorado universitario (prácticamente la mitad del personal)[11] y, principalmente, quienes además de dictar cátedra habían desempeñado cargos de responsabilidad en las universidades de Madrid, Barcelona, Valencia y la recién creada Universidad Internacional de Verano de Santander (todas instituciones afines a la República). Vale la pena subrayar que aun cuando el grupo de profesores e investigadores universitarios exiliados pertenecía tanto a las humanidades como a las ciencias, el proceso de depuración fue particularmente incisivo con los médicos de la Universidad de Madrid.

Muchos de los profesores exiliados se incorporaron en universidades de Inglaterra, Francia, Estados Unidos, Argentina, Uruguay, Brasil, Colombia, Cuba y República Dominicana. Gracias a la política de apertura y al apoyo amplio y decidido del gobierno del general Lázaro Cárdenas (a pesar, incluso, de la crítica y el rechazo del sector conservador mexicano, la alta jerarquía católica, la emigración española en México profranquista, y de algunos intelectuales y organizaciones gremiales),[12] un importante y numeroso grupo de trabajadores intelectuales españoles republicanos se trasladó a tierras mexicanas y se incorporó a sus instituciones educativas.

Espíritu y presencia de una generación de universitarios en el exilio

El exilio español en México destaca tanto por su número –alrededor de 26 mil refugiados, y algunas fuentes citan cerca de 40 mil– como por la variedad de su composición, que es representativa de una auténtica república ya que sus miembros provenían de sectores muy distintos de la vida social y económica de España. Sin embargo, y aun cuando pertenecieran a distintos sectores (22.16 por ciento al sector primario, 29.07 al secundario, y 48.77 por ciento al sector terciario), provenían, según señala Dolores Pla, de “la porción más educada de la sociedad española”, pues mientras en España el índice de analfabetismo era de 32 por ciento, entre los refugiados era apenas de 1.4 por ciento.[13]

Más de la mitad (58.34 por ciento) de los refugiados pertenecientes al sector terciario eran trabajadores intelectuales: profesionistas, intelectuales y artistas, y maestros, investigadores y catedráticos, por lo que constituían 28.45 por ciento del total de asilados en México. De ahí que pueda afirmarse que si bien el exilio no estuvo formado sólo por intelectuales, sí lo eran poco más de la cuarta parte, lo que es un porcentaje muy alto en términos absolutos y más aún si se considera la ya mencionada variedad de su composición. México fue tierra fértil para todos ellos, y en el caso de los profesores y catedráticos, les dio la oportunidad para continuar y profundizar su trabajo docente y de investigación. Oportunidad de la que estaban deseosos quienes habían visto interrumpida su vida académica, primero por la actividad política y/o los cargos en carteras del gobierno y, después, por su participación en la guerra (en muchos casos en el frente).

Estos intelectuales, y entre ellos los profesores y catedráticos e investigadores republicanos, pertenecieron, en sentido sociológico, a una “generación”. Es decir, formaron parte de:


Un conjunto de individuos que –independientemente de su cercanía de edad– han vivido en el mismo momento una experiencia histórica determinante e irrepetible, extrayendo de ella su propia orientación moral y el sentimiento de compartir un destino común.[14]


Se trata, pues, de una generación que, aun sometida a una dolorosa experiencia histórica, es capaz de sostener su compromiso ético-político y su lealtad hacia un ideal, no obstante que el precio a pagar sea la muerte o su sucedáneo simbólico: el exilio. Esta es, justamente, su herencia, su patrimonio cultural y su mayor aportación a México: su orientación moral y el claro sentimiento de compartir un destino común, no sólo como grupo sino como humanidad. De ahí su importancia y el hecho de que, con independencia de las visiones y filiaciones políticas, las nuevas generaciones puedan reflejarse en ella.

El patrimonio que nos ocupa, pues, si bien se origina en el pensamiento clásico republicano, en el republicanismo como modelo de vida y en las posiciones de izquierda que lo enriquecen, surge de la épica de una generación de docentes e investigadores universitarios que mostró, en su quehacer académico y en su personalidad, facetas distintas de un tronco común: la res publica, la cosa pública, y lo que ésta  significa  como  proyecto  de  vida,  como  ideal  ético y
político,  y  como  compromiso  con  la  educación  y  el  impulso  a la investigación  científica
y humanista   por   ser   ambas  palancas  indispensables  para  el  mejoramiento  social.  Ideal,
proyecto y compromiso que heredaron a las aulas de nuestras principales instituciones de educación superior, enriqueciéndolas con ese legado.

Es demostrativo de la calidad de los académicos republicanos depurados y exiliados, el hecho de que entre ellos se contaran siete rectores universitarios. Se trata en todos los casos de personajes que por su alta preparación científica y humanista y por su fuerte compromiso político, ocuparon cargos de primer nivel tanto en el medio académico como ante el gobierno de la República. De los siete, seis refundaron su vida en México y uno más, el fisiólogo y rector Jaume Pi i Sunyer, en Venezuela.

Blas Cabrera Felipe (1878-1945), fisicoquímico y rector de la Universidad de Madrid y de la Universidad Internacional de Verano; Jaume Serra i Hunter (1878-1943), filósofo y rector de la Universidad de Barcelona; José Giral y Pereira (1879-1962), químico farmacéutico y rector de la Universidad de Madrid, ministro del gobierno de la República, y presidente de la República Española en el exilio; Pere Bosch i Gimpera (1891-1974), antropólogo y rector de la Universidad de Barcelona; José Puche Álvarez (1895-1979), médico y rector de la Universidad de Valencia, y José Gaos y González Pola (1900-1969), filósofo y rector de la Universidad de Madrid, encabezan la lista de otras muchas biografías intelectuales compartidas y marcadas por el espíritu liberal, regeneracionista, creador y transformador de instituciones universitarias como la Institución Libre de Enseñanza, la Junta de Ampliación de Estudios y sus institutos científicos, así como la Residencia de Estudiantes de Madrid.[15] Ese espíritu laico e igualitario que tantos frutos daría al pensamiento pedagógico, humanista y científico[16] español y que caía, por cierto, como agua de mayo en el espacio universitario mexicano de la época.



Figuras paradigmáticas y representativas tanto del ideal republicano como de la entrega al desarrollo y la promoción de los distintos campos del saber, estos refugiados fueron, además, presencias generosas preocupadas tanto por la formación de nuevos y mejores universitarios como por poner sus conocimientos al servicio del país y de las instituciones que les acogieron, como: el Colegio de México (antes Casa de España), el Instituto Politécnico Nacional, la Escuela Nacional de Antropología e Historia, la Escuela Normal de Maestros y la Escuela Normal Superior, la Normal de Pachuca, la Universidad Michoacana, el Colegio de San Nicolás de Hidalgo, la Universidad de Primavera “Vasco de Quiroga” (inspirada en la Universidad Internacional de Verano de Santander) y la también michoacana Escuela Normal Urbana, la Universidad de Nuevo León, el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, y la Escuela Nacional de Agricultura de Chapingo, Más recientemente, la Universidad Pedagógica Nacional, el City College, la Universidad de Las Américas, la Universidad Anáhuac, la Universidad Iberoamericana, la Universidad La Salle, la Universidad Femenina  de  México  y el Instituto  Tecnológico Autónomo de México. Cita  aparte  merecen 
–por el alto número de académicos exiliados españoles que acogieron y por constituir el tema que nos ocupa– las facultades e institutos de la Universidad Nacional Autónoma de México, así como su Escuela Nacional Preparatoria.

Durante sus primeros años en México, los profesores exiliados trabajaron incansablemente alternando su presencia en varias de estas instituciones: dictaron cátedra, dieron conferencias o apoyaron el desarrollo de seminarios, tertulias y programas de formación y de investigación, y promovieron la realización de encuentros y congresos. Se ocuparon, también, de actualizar la producción editorial científica, literaria y humanista mexicana aportando no sólo sus propias obras sino también traducciones de autores clásicos indispensables y hasta entonces inaccesibles para el lector en México.

Merece mención especial su participación en la creación de una gran cantidad de revistas culturales, literarias y científicas, y de exitosas empresas y proyectos editoriales –entre los que destaca el Fondo de Cultura Económica–, muchos de ellos ideados desde su llegada a México y apoyados incluso como fuentes de trabajo por el Comité Técnico de Ayuda a los Republicanos Españoles (CTARE), como la editorial Séneca.

Todas estas actividades enriquecieron y fortalecieron la vida académica e intelectual mexicana, y ofrecieron nuevos horizontes y mejores destinos a los jóvenes estudiosos. Sería imposible nombrar todas sus aportaciones; baste decir que la colaboración y la producción de estos refugiados cambiaron el panorama educativo y cultural nacional en unos cuantos años.

Las actividades mencionadas las realizaron sin menoscabo de sus compromisos con el exilio y sus organizaciones. El Servicio de Evacuación de Refugiados Españoles (SERE) y la Junta de Auxilio a los Refugiados Españoles (JARE) contaron, ambos y a pesar de sus diferencias, con el apoyo de los intelectuales refugiados, quienes además crearon importantes organizaciones gremiales como la Unión de Profesores Universitarios Españoles en el Exilio (UPUEE) o la reunión de médicos del Ateneo Ramón y Cajal que daría origen al Ateneo Español de México. La UPUEE fue espacio para la construcción de un proyecto educativo que era necesario tener en punto para cuando, una vez caído el dictador, pudieran retornar a España. Este proyecto y esta esperanza fueron compartidos y discutidos en 1942 en la Reunión de La Habana, en la que los profesores e investigadores españoles exiliados (provenientes tanto de México como de otros países de Latinoamérica) se unieron, incluso a pesar de sus diferencias, para reencontrar en la educación el punto de acuerdo fundamental de su proyecto de vida republicana.

La extensión limitada de este escrito hace imposible hablar de todas y cada una de sus organizaciones y, más aún, de las características, sentimientos, trayectorias y aportaciones personales de quienes las conformaban. Quede al menos constancia de su voluntad de crear colectivos organizados y comprometidos con sus ideales y el cultivo de su memoria histórica.

Como homenaje obligado, vale la pena recordar al menos los nombres de estos hombres y mujeres que dejaron vida y obra en la Universidad Nacional Autónoma de México, casa de trabajo que les acogió y les dio nuevas esperanzas, pues en ella, cada exiliado pudo reconocer que, como señala Adolfo Sánchez Vázquez:


…la contabilidad dramática que [el exiliado] se ve obligado a llevar no tiene que operar forzosamente sólo con unos números: podrá llevarla como suma de pérdidas, de desilusiones y desesperanzas, pero también –¿por qué no?– como suma de dos raíces, de dos tierras, de dos esperanzas. Lo decisivo es ser fiel –aquí o allí– a aquello por lo que un día se fue arrojado al exilio. Lo decisivo no es estar –acá o allá– sino cómo se está.[17]

Los protagonistas

Fueron y son estos exiliados y exiliadas, los hombres y mujeres responsables de dar a conocer, interpretar, preservar, conservar, valorar y difundir el patrimonio cultural del exilio español en las aulas universitarias. Se trata, pues, de un patrimonio cultural inmaterial que basa su definición en:


…el concepto de trabajo académico con sentido social y pacífico como la actividad docente, humanística, cultural, artística e investigación científica en todos los campos del conocimiento, motivada por el bien común y dirigida al beneficio de las comunidades humanas, la paz y los entornos naturales donde habita nuestra especie.[18]



Y la necesidad de salvaguardarlo, pues el trabajo académico con sentido social pacífico es:

…un bien útil al desarrollo humano. Éste es producto de distintas e históricas tradiciones, tanto teóricas como metodológicas y prácticas, transferidas en el contexto de la formación escolar y universitaria de los distintos colectivos intelectuales. Contiene en sí mismo una inagotable riqueza cultural, creativa y de conocimiento, en virtud de que refleja el nivel de desarrollo de los pueblos y sociedades en general. Por ello, posee un enorme valor su preservación, y fortalecimiento en las mejores condiciones materiales y sociales.[19]

Para conocerlos o bien para recordarlos, presentamos un listado (seguramente incompleto e injusto como lo son todos los listados de esta naturaleza[20]) en el que aparecen en orden decreciente de edad los refugiados republicanos españoles que han laborado en las distintas facultades, institutos de investigación, e instancias de difusión de la Universidad Nacional Autónoma de México y de su Escuela Nacional Preparatoria.

No se incluyen, por concentrarnos en quienes trabajaron y trabajan principalmente en las aulas, los nombres de los muchos editores, traductores, actores, cineastas, artistas plásticos, ingenieros, arquitectos, médicos, críticos, escritores, periodistas, museógrafos y restauradores, colaboradores de revistas literarias, culturales, científicas y de actualidades, y conferencistas cuyas presencias y colaboraciones esporádicas ayudaron también a fortalecer el espíritu universitario.



Profesores refugiados españoles que se incorporaron a la Universidad
Nacional Autónoma de México como docentes, investigadores y/o creadores
y difusores de la cultura


  • Ignacio Bolívar y Urrutia, naturalista, zoólogo, abogado. Nacido en Madrid en 1850. Doctor honoris causa por la UNAM.
  • Odón de Buen y del Cos, zoólogo, oceanógrafo. Nacido en Zuera, Zaragoza, en 1863. Facultad de Ciencias.
  • Constancio Bernaldo de Quirós, abogado criminalista. Nacido en Madrid en 1873. Facultad de Derecho.
  • Rafael Altamira y Crevea, abogado e historiador. Nacido en Alicante, Valencia, en 1866. Facultad de Filosofía y Letras.
  • Blas Cabrera Felipe, físico. Nacido en Arrecife, Canarias, en 1878. Facultad de Ciencias, Instituto de Física.
  • Enrique Díez-Canedo, poeta, ensayista y crítico. Nacido en Badajoz, Extremadura, en 1879. Facultad de Filosofía y Letras.
  • Pedro Urbano González de la Calle, filósofo. Nacido en Madrid en 1879. Facultad de Filosofía y Letras.
  • José Giral Pereira, químico y político. Nacido en Santiago de Cuba en 1879. Facultad de Ciencias.
  • Ceferino Palencia Álvarez-Tubau, pintor, historiador y crítico. Nacido en Madrid en 1882. Escuela Nacional de Artes Pláticas.
  • José Urbano Guerrero, economista. Nacido en Granada, Andalucía, en 1882. Facultad de Economía.
  • Pedro Carrasco Garrorena, físico y astrónomo. Nacido en Badajoz, Extremadura, en 1883. Facultad de Ciencias.
  • Manuel Martínez Aguilar y de Pedroso, abogado internacionalista. Nacido en La Habana, Cuba, en 1883. Facultad de Derecho.
  • Joaquín Álvarez Pastor, filósofo, pedagogo. Nacido en Málaga, Andalucía, en 1885. Escuela Nacional Preparatoria y Facultad de Filosofía y Letras.
  • Rafael de Pina Milán, abogado. Nacido en Yecla, Murcia, en 1888. Facultad de Derecho.
  • Rafael Sánchez de Ocaña, escritor, periodista y diplomático. Nacido en Madrid en 1888. Colegio de Historia, Facultad de Filosofía y Letras.
  • Gabriel Bonilla Marín, abogado. Nacido en Jaén, Andalucía, en 1888. Facultad de Economía.
  • Mariano Ruiz-Funes García, abogado, político y escritor. Nacido en Murcia en 1889. Facultad de Derecho.
  • Fernando Valera Aparicio, político, escritor, traductor. Nacido en Madroñera, Extremadura, en 1899. Facultad de Filosofía y Letras.
  • Ricardo Calderón Serrano, militar, abogado. Nacido en Sevilla, Andalucía, ca. 1890. Facultad de Derecho.
  • Juan de la Encina, seudónimo de Ricardo Gutiérrez Abascal, crítico de arte. Nacido en Bilbao, País Vasco, en 1883. Facultad de Filosofía y Letras.
  • Antonio Madinaveitia Tabuyo, químico. Nacido en Madrid en 1890. Instituto de Química.
  • Pedro Bosch Gimpera, historiador y antropólogo. Nacido en Barcelona, Cataluña, en 1891. Instituto de Investigaciones Antropológicas.
  • Agustín Millares Carló, historiador, paleógrafo, filólogo, bibliógrafo y traductor. Nacido en Las Palmas, Islas Canarias, en 1893. Facultad de Filosofía y Letras.
  • Felipe Sánchez-Román y Gallifa, abogado, político y maestro. Nacido en Madrid en 1893. Facultad de Derecho.
  • Leonardo Martín Echeverría, geógrafo y político. Nacido en Salamanca, Castilla y León, 1894. Instituto de Geografía.
  • José Puche Álvarez, médico fisiólogo. Nacido en Lorca, Murcia, en 1895. Facultad de Medicina.
  • Enrique Rioja Lo-Bianco, biólogo. Nacido en Santander, Cantabria, en 1895. Instituto de Biología y Facultad de Ciencias.
  • Joaquín Xirau, filósofo. Nacido en Gerona, Cataluña, en 1895. Facultad de Filosofía y Letras.
  • Joaquín d’Harcourt Got, médico cirujano. Nacido en Puerto Príncipe, Cuba, en 1896. Facultad de Medicina.
  • Alfredo Lagunilla Iñárritu, economista. Nacido en San Pedro de Galdanes, País Vasco, en 1896. Facultad de Economía.
  • Gabriel López Franco, economista. Nacido en León, Castilla y León, en 1897. Facultad de Economía.
  • Wenceslao Roces, historiador, político y maestro. Nacido en Sobrescobio, Asturias, en 1897. Facultad de Filosofía y Letras.
  • Juan Roura Parella, filósofo y pedagogo. Nacido en Fortillá, Cataluña, en 1897. Facultad de Filosofía y Letras.
  • Manuel Sánchez Sarto, economista y abogado. Nacido en Zaragoza en 1897. Facultad de Economía.
  • Domingo Tirado Benedí, pedagogo. Nacido en Campillo de Aragón, Aragón, en 1898. Facultad de Filosofía y Letras.
  • José María Gallegos Rocafull, sacerdote, teólogo, filósofo e historiador. Nacido en Cádiz, Andalucía, en 1899. Facultad de Filosofía y Letras.
  • Regina Lago García, pedagoga. Nacida en Palencia, Castilla y León, en 1897. Escuela Nacional Preparatoria.
  • Juan Comas Camps, antropólogo y maestro. Nacido en Alayor, Menoría, en 1900. Facultad de Filosofía y Letras e Instituto de Investigaciones Históricas.
  • Isidoro Enríquez Calleja, pedagogo. Nacido en Torre de Juan Abad, Castilla, en 1900. Escuela Nacional Preparatoria.
  • José Gaos y González-Pola, filósofo. Nacido en Gijón, Asturias, en 1900. Facultad de Filosofía y Letras.
  • Eugenio Ímaz Echeverría, filósofo y periodista. Nacido en San Sebastián, País Vasco, en 1900. Facultad de Filosofía y Letras.
  • Víctor Rico González, maestro, historiador, crítico de arte. Nacido en El Ferrol, Galicia, en 1900. Colegio de Bibliotecología, Facultad de Filosofía y Letras, Consejo Editorial de la UNAM.
  • José de Benito y Mampel, abogado y escritor. Nacido en Barcelona, Cataluña, en 1901. UNAM.
  • Francisco Carmona Nenclares, escritor, periodista, maestro. Nacido en Burgos, Castilla y León, 1901. Facultad de Filosofía y Letras.
  • Juan David García Bacca, filósofo. Nacido en Pamplona, Navarra, en 1901. Facultad de Filosofía y Letras.
  • Santiago Hernández Ruiz, pedagogo. Nacido en Atea, Zaragoza, en 1901. Facultad de Filosofía y Letras.
  • Antonio María Sbert Massanet, ingeniero agrónomo y político. Nacido en Palma de Mallorca, Islas Baleares, en 1901. Facultad de Ciencias Políticas y Sociales y Facultad de Economía.
  • Max Aub, escritor y crítico. Nacido en París en 1903, residente en Valencia. Radio Universidad.
  • José Ignacio Mantecón Navasal, abogado, historiador, político, maestro. Nacido en Zaragoza, Aragón, en 1902. Instituto de Investigaciones Estéticas e Instituto de Investigaciones Bibliográficas.
  • Antonio Sacristán Colás, economista y abogado. Nacido en Madrid en 1902. Facultad de Economía.
  • Isaac Costero Tudanca, médico histólogo. Nacido en Burgos, Castilla y León, en 1903. Facultad de Medicina.
  • José Medina Echavarría, sociólogo. Nacido en Castellón de la Plana, Valencia, en 1903. Instituto de Investigaciones Históricas.
  • José Miranda González, abogado e historiador. Nacido en Gijón, Asturias, en 1903. Instituto de Investigaciones Históricas.
  • Bibiano Fernández Osorio y Tafall, biólogo. Nacido en Pontevedra, Galicia, en 1903. Facultad de Ciencias.
  • Federico Pascual del Roncal, médico psiquiatra. Nacido en Zaragoza, Aragón, en 1903. Facultad de Medicina.
  • Jaime Pi Suñer Bayo, médico fisiólogo. Nacido en Barcelona, Cataluña, en 1903. Facultad de Ciencias.
  • Luis Recaséns Siches, abogado, filósofo e historiador. Nacido en Guatemala en 1903. Instituto de Investigaciones Filosóficas.
  • María Solà de Sellarès, pedagoga. Nacida en Barcelona, Cataluña, en 1903. Facultad de Filosofía y Letras.
  • Luis Castillo Iglesias, historiador y geógrafo. Nacido en Valencia en 1904. Escuela Nacional Preparatoria.
  • Luis Cernuda, poeta. Nacido en Sevilla, Andalucía, en 1904. Facultad de Filosofía y Letras.
  • Jesús de Miguel y Lancho, médico pediatra. Nacido en Badajoz, Extremadura, en 1904. Facultad de Medicina.
  • Jesús Bal y Gay, musicólogo y crítico de arte. Nacido en Lugo, Galicia, en 1905. Radio Universidad.
  • Ramón Iglesia Parga, historiador y traductor. Nacido en Santiago de Compostela, Galicia, en 1905. Escuela de Verano de la UNAM.
  • Mariano Jiménez Huerta, abogado. Nacido en Madrid en 1905. Facultad de Derecho.
  • Faustino Miranda, botánico. Nacido en Gijón, Asturias, en 1905. Instituto de Biología.
  • Dionisio Nieto Gómez, médico neurólogo. Nacido en Madrid en 1905. Instituto de Investigaciones Biomédicas, Facultad de Medicina.
  • Marcelo Santaló Sors, matemático, astrónomo y maestro. Nacido en Caballera, Cataluña, en 1905. Escuela Nacional Preparatoria y Dirección de Revalidación e Incorporación de Estudios.
  • Niceto Alcalá-Zamora y Castillo, abogado y político. Nacido en Madrid en 1906. Facultad de Derecho e Instituto de Investigaciones Jurídicas.
  • Alfonso Ayensa y Sánchez, abogado y bibliógrafo. Nacido en Madrid en 1906. Colegio de Biblioteconomía, Facultad de Filosofía y Letras.
  • Federico Bonet Marco, entomólogo. Nacido en Madrid en 1906. Facultad de Ciencias.
  • Rafael Méndez Martínez, médico cardiólogo. Nacido en Lorca, Murcia, en 1906. Facultad de Medicina.
  • Eduardo Nicol, filósofo. Nacido en Barcelona, Cataluña, en 1907. Facultad de Filosofía y Letras, Instituto de Investigaciones Filosóficas.
  • Miguel Prieto Anguita, pintor, tipógrafo, ilustrador, escenógrafo. Nacido en Almodóvar del Campo, Castilla La Mancha, en 1907. Revista Universidad de México.
  • Juan Pablo García Álvarez, abogado y sociólogo. Nacido en Mieres, Asturias, 1908. Escuela Nacional Preparatoria y Dirección General de Incorporación y Revalidación de Estudios.
  • Eligio de Mateo Souza, químico y economista. Nacido en Madrid en 1908. Facultad de Contaduría, Comercio y Administración.
  • Agustín Mateos Muñoz, maestro, editor. Nacido en Cáceres, Extremadura, en 1908. Escuela Nacional Preparatoria.
  • Luis Fumagallo Pérez, médico. Nacido en Madrid en 1909. Facultad de Medicina.
  • Luis Marín Bosqued, pintor. Nacido en Aguarón, Zaragoza, en 1909. Escuela Nacional Preparatoria.
  • Faustino Ballvé, economista y abogado. Nacido en Barcelona, Cataluña, ca. 1910. Facultad de Derecho.
  • Félix Candela, ingeniero y arquitecto. Nacido en Madrid en 1910. Facultad de Arquitectura.
  • Vicente Herrero, abogado y economista. Nacido en Madrid en 1910. Facultad de Economía.
  • Javier Márquez, economista. Nacido en Madrid en 1910. Facultad de Economía.
  • Joaquín Rodríguez y Rodríguez, abogado. Nacido en Alhama de Almería, Andalucía, en 1910. Facultad de Derecho.
  • Enrique Díez-Canedo Manteca, abogado. Nacido en Madrid en 1911. Cursos de Verano de la UNAM.
  • Ramón Ertze Garamendi, sacerdote, sociólogo y escritor. Nacido en Lequeito, País Vasco, en 1910. Facultad de Derecho.
  • Josefina Oliva Teixell de Coll, geógrafa. Nacida en Reus, Cataluña, en 1912. Escuela Nacional Preparatoria, Colegio de Geografía de la Facultad de Filosofía y Letras, Instituto de Geografía.
  • Adolfo Sánchez Vázquez, poeta, filósofo y traductor. Nacido en Algeciras, Andalucía, 1912. Facultad de Filosofía y Letras.
  • Aurora Arnaiz Amigo, abogada. Nacida en Sestao, País Vasco, en 1913. Facultad de Derecho.
  • Juan Antonio Ortega y Medina, maestro e historiador. Nacido en Málaga, Andalucía, en 1913. Instituto de Investigaciones Históricas.
  • Juan Oyarzábal Orueta, físico. Nacido en Málaga, Andalucía, en 1913. Escuela Nacional Preparatoria, Facultad de Ciencias.
  • Ramón Ramírez Gómez, economista y maestro. Nacido en Madrid en 1913. Faculta de Economía.
  • Vicente Carbonell Chauro, matemático. Nacido en Madrid en 1914. Escuela Nacional Preparatoria.
  • Eduardo Lozano Vistuer, ingeniero petrolero y pintor. Nacido en Granada, Andalucía, 1917. Facultad de Ingeniería.
  • Carlos Sáenz de la Calzada, geógrafo y maestro. Nacido en León, Castilla y León, en 1917. Colegio de Geografía, Facultad de Filosofía y Letras.
  • Carlos Bosch García, historiador. Nacido en Barcelona, Cataluña, en 1919. Facultad de Filosofía y Letras.
  • Avelino González, médico, psicoanalista. Nacido en Gijón, Asturias, en 1920. Facultad de Medicina.
  • Sadí de Buen López Heredia, médico. Nacido en San Sebastián, País Vasco, en 1921. Facultad de Medicina.
  • Augusto Fernández Guardiola, médico neurólogo. Nacido en Madrid en 1921. Facultad de Medicina.
  • Jacinto Viqueira Landa, ingeniero mecánico electricista. Nacido en Badajoz, Extremadura, en 1921. Facultad de Ingeniería.
  • Odón de Buen Lozano, ingeniero. Nacido en Sevilla, Andalucía, 1922. Facultad de Ingeniería.
  • Francisco Noreña, ingeniero. Nacido en Santander, Cantabria, en 1922. Facultad de Ingeniería.
  • José María Torre Bermúdez, fotógrafo, antropólogo y cineasta. Nacido en Madrid en 1922. Centro Universitario de Estudios Cinematográficos.
  • Santiago Genovés Tarazada, antropólogo. Nacido en Orense, Galicia, en 1923. Instituto de Investigaciones Antropológicas.
  • José Ignacio Bolívar, químico. Nacido en Madrid en 1924. Facultad de Química.
  • Rafael López Miarnau, director teatral, maestro. Nacido en Bilbao, País Vasco, en 1924. Teatro, Facultad de Filosofía y Letras.
  • Antonio Peyri, arquitecto y pintor. Nacido en Barcelona, Cataluña, en 1924. Facultad de Arquitectura.
  • Eugenio Sisto Velasco, contador, administrador y pintor. Nacido en Madrid en 1924. Facultad de Contaduría y Administración.
  • Ramón Xirau, poeta. Nacido en Barcelona, Cataluña, en 1924. Facultad de Filosofía y Letras.
  • Salvador Armendares Sagrera, médico. Nacido en Villafranca del Penedés, Cataluña, en 1925. Facultad de Medicina.
  • Néstor de Buen Lozano, abogado. Nacido en Sevilla, Andalucía, en 1925. Facultad de Derecho.
  • Gloria Caballero, abogada y literata. Nacida en Cataluña, ca. 1925. Facultad de Filosofía y Letras, Facultad de Derecho.
  • María Isabel Méndez Domínguez, bibliotecaria. Nacida en Madrid en 1925. Colegio de Biblioteconomía, Facultad de Filosofía y Letras.
  • José Antonio Vila Mauner, médico. Nacido en Barcelona, Cataluña, en 1925. Facultad de Medicina.
  • Antonio Encinas Martínez, arquitecto. Nacido en Madrid en 1926. Facultad de Arquitectura.
  • Horacio López Suárez, maestro y literato. Nacido en Bilbao, País Vasco, en 1926. Facultad de Filosofía y Letras, Sistema de Universidad a Distancia.
  • Carlos Méndez Domínguez, médico fisiólogo. Nacido en Madrid en 1926. Facultad de Medicina.
  • Francisco Moreno Capdevilla, pintor, grabador y muralista. Nacido en Barcelona, Cataluña, en 1926. Imprenta Universitaria.
  • Rafael de Pina Vara, abogado. Nacido en Madrid en 1926. Facultad de Derecho.
  • Federico Álvarez Arregui, literato y maestro. Nacido en San Sebastián, País Vasco, en 1927. Facultad de Filosofía y Letras.
  • Ángel Azorín Poch, arquitecto. Nacido en Córdoba, Andalucía, en 1927. Facultad de Arquitectura.
  • Jorge de Buen Lozano, ingeniero. Nacido en Sevilla, Andalucía, 1927. Facultad de Ingeniería.
  • Félix Colinas Villoslada, ingeniero civil. Nacido en Madrid en 1927. Facultad de Ingeniería.
  • María Luisa Martín, pintora. Nacida en Salamanca, Castilla y León, en 1927. Facultad de Arquitectura.
  • Daniel Ruiz Fernández, ingeniero civil. Nacido en Madrid en 1927. Facultad de Ingeniería.
  • Juan Urrusti Sanz, médico pediatra. Nacido en Cádiz, Andalucía, en 1927. Facultad de Medicina.
  • José Luis Benlliure, arquitecto y pintor. Nacido en Madrid en 1928. UNAM.
  • Víctor Rico Galán, escritor y periodista. Nacido en El Ferrol, Galicia en 1928. Facultad de Filosofía y Letras.
  • Pilar Rius de Pola, química. Nacida en Tarancón, Cuenca en 1928. Facultad de Química.
  • Rafael Segovia Canosa, politólogo, historiador. Nacido en Madrid en 1928. Facultad de Ciencias Políticas y Sociales y Facultad de Filosofía y Letras.
  • Mercedes Díaz Roig, maestra y literata. Nacida en Madrid en 1929. Facultad de Filosofía y Letras.
  • Emilio García Riera, historiador y cineasta. Nacido en Ibiza, Islas Baleares, en 1929. Facultad de Ciencias Políticas y Sociales y Centro Universitario de Estudios Cinematográficos.
  • Enrique Loubet Goitisolo, periodista. Nacido en Bilbao, País Vasco, en 1929. Facultad de Ciencias Políticas.
  • Fernando Rico Galán, escritor y profesor de literatura. Nacido en El Ferrol, Galicia, en 1929. Facultad de Filosofía y Letras y Centro de Nuevos Métodos de Enseñanza; editor de Perfiles Educativos.
  • Luis Rius Azcoitia, poeta, ensayista y maestro. Nacido en Tarancón, Cuenca, en 1930. Facultad de Filosofía y Letras.
  • César Rodríguez Chicharro, escritor y profesor. Nacido en Madrid en 1930. Facultad de Filosofía y Letras.
  • Arturo Souto Alabarce, escritor y profesor de literatura. Nacido en Madrid en 1930. Facultad de Filosofía y Letras.
  • José Pascual Buxó, poeta, ensayista. Nacido en San Feliú de Guixols, Cataluña, en 1931, Facultad de Filosofía y Letras.
  • Francisco Tomás Pons, matemático. Nacido en Barcelona, Cataluña, en 1931. Facultad de Ciencias.
  • Juan Antonio Tonda Magallón, arquitecto. Nacido en Madrid en 1931. Facultad de Arquitectura.
  • Enrique Guarner, médico psiquiatra. Nacido en Barcelona, Cataluña, 1932. Facultad de Psicología.
  • Vicente Rojo, pintor, tipógrafo, editor. Nacido en Barcelona, Cataluña, en 1932. Revista Universidad de México.
  • Germinal Cocho Gil, físico. Nacido en Madrid en 1933. Facultad de Filosofía, Instituto de Física.
  • Francisca Perujo, escritora, investigadora, traductora. Nacida en Santander, Cantabria, en 1934. Dirección General de Publicaciones e Instituto de Investigaciones Filológicas.
  • Juan Benito Artigas, arquitecto. Nacido en Madrid en 1934. Facultad de Arquitectura.
  • Álvaro de Albornoz de la Escosura, economista. Nacido en Madrid en 1936. UNAM.
  • Angelina Muñiz Huberman, escritora y profesora de Letras. Nacida en Hyères, Francia, en 1936. Facultad de Filosofía y Letras.
  • Federico Patán, poeta, profesor de letras. Nacido en Gijón, Asturias, en 1937. Facultad de Filosofía y Letras.
  • Magdalena Rius de la Pola de Riepen, química. Nacida en Cherburgo, Francia, en 1937. Facultad de Química.
  • Juan Somolinos Palencia, médico, dibujante y escritor. Nacido en Estocolmo, Suecia, en 1938. UNAM.
  • Margarita Carbó Daranaculleta. Nacida en el trayecto del exilio a México en 1940. Facultad de Filosofía y Letras.
  • Atlántida Coll de Hurtado. Nacida en Dakar, Senegal, en 1941. Facultad de Filosofía y Letras, Instituto de Geografía.
  • Dalmau Costa Alonso, físico. Nacido en Barcelona, Cataluña, en 1942. Facultad de Ciencias.



NOTAS

* Profesora investigadora de tiempo completo de la Universidad Pedagógica Nacional y profesora de asignatura del Colegio de Pedagogía y el Posgrado de la UNAM. Responsable del proyecto “El derecho a la memoria: la educación patrimonial” en la UPN y del seminario sobre Educación patrimonial (Maestría en Pedagogía, FFyL-UNAM).
  1. Fragmento de “Entre España y México”, escrito por el poeta español exiliado en México, a bordo del buque Sinaia, en junio de 1939. El texto completo está disponible en: <www.materialdelectura.unam.mx/index.php?option=com_content&task=view&id=191&Itemid=31&limit=1&limitstart=12>Ir a Sitio.
  2. Acerca de la posición de México ante la Guerra Civil española, véase: José Antonio Matesanz, Las raíces del exilio. México ante la guerra civil española, 1936-1939, México, Colmex / UNAM, 1999.
  3. Para conocer las circunstancias de viaje de estas expediciones de exiliados, véase la publicación facsimilar de sus diarios en: Los barcos de la libertad. Diarios de viaje del Sinaia, el Ipanema y el Mexique (mayo-julio de 1939), México, Colmex, 2006 (con prólogo de Fernando Serrano Migallón).
  4. Puede escucharse la emisión radiofónica de este último parte oficial de guerra, emitido por Radio Nacional esa misma noche, a las 22:30 horas, y leído por el actor y locutor Fernando Fernández de Córdoba, disponible en: <www.youtube.com/watch?v=1murZqbLhdU>.Ir a Sitio.
  5. Gabriel Jackson (trad. de Enrique de Obregón), La República Española y la Guerra Civil 1931-1939, México, Grijalbo, 1967, p. 446.
  6. Luis Enrique Otero Carvajal (dir.), La destrucción de la ciencia en España. La depuración universitaria en el franquismo, Madrid, Editorial Complutense, 2006, p. 154.
  7. Ibidem, pp. 61 y 154.
  8. Véase: Francisco Morente Valero, La escuela y el Estado nuevo. La depuración del magisterio nacional (1936-1943), Valladolid, Ámbito, 1997.
  9. Valentina Cantón, Educación y cultura. Revista de los maestros españoles en el exilio, México, UPN, 1994.
  10. Luis Enrique Otero Carvajal, op. cit., p. 265.
  11. Ibidem, p. 223.
  12. Véanse, como ejemplo de este rechazo, las notas periodísticas de Salvador Novo y José Vasconcelos en la Revista Hoy publicadas durante 1938 y 1939; así como editoriales de la época de periódicos como El Universal.
  13. Dolores Pla Brugat, “Un río español de sangre roja. Los refugiados republicanos en México”, en Dolores Pla Brugat (coord.), Pan, trabajo y hogar. El exilio republicano español en América Latina, México, INM-Segob / INAH, 2007, pp. 35-128. Véase también: Valentina Cantón Arjona, “Cada uno cuenta. Nombres y datos de ingreso de los exiliados españoles en México”, mecanoescrito, México, UPN, 2010.
  14. Valentina Cantón, “Rectores republicanos españoles exiliados. Patrimonio cultural del exilio español en México”, mecanoescrito, Asicom / Universidad de Oviedo / Spectrum / UPN, 2009.
  15. Idem.
  16. Francisco Giral, Ciencia española en el exilio (1939-1989). El exilio de los científicos españoles, Barcelona / Madrid, Anthropos / Centro de Investigación y Estudios Republicanos, 1994.
  17. Adolfo Sánchez Vázquez, “Fin del exilio y exilio sin fin”. Este texto se publicó por primera vez con el título de “Cuando el exilio permanece y dura (a manera de epílogo)” en el libro colectivo Exilio (México, Tinta Libre, 1997), prologado por Gabriel García Márquez. Disponible en: <biblioteca-samuel.blogspot.com/2009/05/fin-del-exilio-y-exilio-sin-fin.html>.Ir a Sitio.
  18. Gilberto López y Rivas, “El trabajo académico: patrimonio cultural de la humanidad”, en La Jornada, México, 23 de marzo de 2012, secc. Opinión. Disponible en: <www.jornada.unam.mx/2012/03/23/opinion/025a2pol<.Ir a Sitio.
  19. Idem.
  20. Quede al lector la generosidad de apoyar a esta autora con aquellos nombres cuya ausencia note, enviando su aportación a: <lavasija@hotmail.com>.
Créditos fotográficos

- Imagen inicial: ccemx.org

- Foto desembarco del buque Sinaia: biblioteca.ucm.es

- Blas Cabrera Felipe: www.residencia.csic.es

- Jaume Serra i Hunter: www.blogoteca.com

- José Giral y Pereira: www.mecd.gob.es

- Pere Bosch i Gimpera: commons.wikimedia.org

- José Puche Álvarez: www.cervantesvirtual.com

- José Gaos y González Pola: www.escritores.org

- Angelina Muñiz Huberman: www.zocalo.com.mx

- Pilar Rius de Pola: depa.fquim.unam.mx

- Aurora Arnaiz Amigo: www.faaa.iap.org.mx

- Atlántida Coll de Hurtado: www.dgcs.unam.mx