![]() Caja de herramientas GUÍAS DE OBSERVACIÓN Y VISITA PARA ESCENARIOS REALES Y VIRTUALES Valentina Cantón Arjona ▪ Guadalupe García Córdova
Mitzi Violeta Salazar Castañeda ▪ Silvia Santiago Martínez [*] ![]() Para enriquecer la caja de herramientas del educador patrimonial, en este texto se ofrecen algunas herramientas –presentadas como guías para la observación, visitas y recorridos– orientadas a promover el conocimiento, la sensibilización, la apreciación, la valoración y la apropiación de distintas manifestaciones del patrimonio cultural a las que se tiene acceso al visitar museos y sitios histórico-monumentales; al asistir y participar en expresiones del patrimonio vivo como son, por ejemplo, las fiestas patronales; y, finalmente, y como combinación de los anteriores, al acercarse a los contenidos que dan sentido a los museos comunitarios. Además, y reconociendo la potencialidad y crecimiento de los museos virtuales y digitales, se ofrecen, también, cuadros informativos para identificar su diferenciación y, así, facilitar su exploración y disfrute. En estas propuestas, plasmadas en formatos simples, el educador patrimonial hallará útiles apoyos para organizar la información de la que es mediador y sistematizar y enriquecer su quehacer. Tareas y recursos de la educación patrimonial y la pedagogía del patrimonio: herramientas para guiar el acercamiento a los objetos patrimoniales y sus presentaciones
Hemos señalado ya en textos anteriores[1] que la educación patrimonial es una tarea colectiva y compartida que se realiza a partir de la colaboración, complementación y la reciprocidad y que reconoce en la diversidad cultural la fuente de toda riqueza cultural. También, que es una tarea que va mucho más allá de la adquisición de conocimientos, ya que a través de ella el hombre entra en contacto con el mundo que le rodea y con los frutos de la cultura que hacen posible su interpretación del mundo. De ahí que el educador patrimonial sea un mediador cuya función principal sea la de acompañar al aprendiz en el camino del conocimiento, valoración, apropiación y disfrute de su propia cultura y de otras culturas que por su condición humana también le pertenecen. A través de la educación patrimonial, el mediador promueve en el aprendiz su inmersión en el hecho cultural, ya que sólo así se realiza la construcción y la apropiación del conocimiento. Dicha inmersión se orienta, principalmente, de acuerdo con los siguientes objetivos: el conocimiento de los bienes culturales; la sensibilización y la apreciación de su importancia e impacto en la vida social, económica, histórica y cultural de las comunidades; y, finalmente, la valoración de los hechos culturales como vía privilegiada para la apropiación subjetiva que los individuos y las comunidades hacen de ellos. Así, mediador y aprendiz alcanzan como meta el desarrollo de una conciencia patrimonial que a su vez se sostiene en: a) La alfabetización biográfica. Alfabetización que detona los procesos de subjetivación cuando promueve la búsqueda de respuestas a preguntas tales como: ¿qué somos nosotros?, ¿en qué consiste nuestro nosotros?, ¿qué se ha hecho de lo nuestro y del nosotros?, ¿quién ha hecho de lo nuestro y del nosotros lo que somos?, y, finalmente, ¿qué queremos hacer con lo que se ha hecho de nosotros y de lo nuestro?[2] b)La alfabetización cultural (con quiénes soy nosotros y comparto eso que somos y en lo que me reconozco). Para alcanzar sus metas, la educación patrimonial requiere una pedagogía del patrimonio. Por ser un acuerdo y una guía compartida para la acción de los educadores en y para el patrimonio, retomamos aquí la definición de pedagogía del patrimonio que nos ofrece la Resolución no. 5 de la Recomendación relativa a las medidas para promover la conservación integrada de los conjuntos históricos compuestos de bienes inmuebles y bienes muebles del Consejo de Europa (1998), que la describe como: Una forma de educación que, basándose en el patrimonio cultural, trata de integrar los diferentes métodos activos de la enseñanza asumiendo la liberación de disciplinas y fomentando la estrecha colaboración entre educación y cultura a través de las diferentes formas de comunicación y expresión.[3] La pedagogía del patrimonio tiene, pues, discursos, recursos y didácticas propios, en los que recoge la preocupación por la educación patrimonial desde sus orígenes. Tal es el caso del uso del museo y las visitas a sitios históricos como, más recientemente, la participación en manifestaciones del patrimonio vivo como son las fiestas y ceremonias de los pueblos y comunidades. A éstos, hoy habría que añadir un nuevo tipo de participación en el conocimiento y disfrute del patrimonio: aquel que se realiza de manera virtual a través de los recursos digitales puestos al servicio de la educación y el patrimonio cultural. Sin embargo, y a pesar de que las visitas a museos, sitios y fiestas son recursos didácticos ampliamente reconocidos y utilizados desde finales del siglo XVIII por su potencial educativo y generador de sentimientos de identidad y pertenencia, no siempre los maestros-mediadores, los intermediarios y los promotores culturales cuentan con herramientas claras que orienten y dirijan su acción y la de sus aprendices. Estos últimos, por otra parte, frecuentemente realizan el proceso de inmersión que se desea promover con estrategias casuísticas, que a menudo surgen de manera intuitiva y espontánea y sin la claridad de objetivos y sistematización que les permita responder a las preguntas básicas respecto a los qué, por qué, para qué, dónde, cómo y con quién de los hechos culturales. Por esta razón, se proponen en este texto herramientas que, bajo la modalidad de “guía de observación y visita”, pueden ser útiles para el quehacer del educador patrimonial. Además, y considerando la potencialidad e importancia de los medios digitales, se presentan dos cuadros que facilitarán la comprensión de las diferencias entre museos digitales y virtuales y, por tanto, sus recorridos. Estas guías permitirán a su usuario, recorrer el hecho cultural en forma sistemática y puntual y, así, organizar, analizar y sintetizar con más facilidad los aprendizajes que su contacto con dicho hecho genere. Cada una de estas guías tiene su propia estructura, no buscamos igualarlas ni supeditarlas a una falsa homogeneidad arbitraria e impuesta. De ahí que aparezcan de manera independiente, con señalamientos propios, y lo deseable es que sean recortables para su mejor manejo. El orden que establecimos para su presentación es el siguiente: guía para la aproximación a expresiones del patrimonio cultural material, formatos para la aproximación a expresiones del patrimonio cultural inmaterial, y formatos guía orientados a organizar y enriquecer las visitas que hoy pueden hacerse a expresiones de los hechos culturales en registro digital y electrónico. Así pues, presentamos al lector las siguientes guías de visita, observación o recorrido: Guía para visitar museos o exposiciones, Guía para la observación de localidades, Guía para la observación de fiestas patronales, Guía para visitar museos comunitarios, Guía para visitar museos digitales y, finalmente, Guía para reconocer y visitar museos virtuales. ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() NOTAS* Este texto es producto del seminario de Educación patrimonial de la línea Educación y Diversidad de la Maestría en Pedagogía, División de Posgrado de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, coordinado por la Mtra. Valentina Cantón.
▼ Créditos fotográficos
- Imagen inicial: Correo del Maestro |