Los fósiles de la Edad de Hielo: PERROS CONGELADOS Alejandra Alvarado Zink ▪ Raúl Valadez Azúa ▪ María del Rocío Téllez Estrada[*] ![]() El cambio climático en la Tierra a lo largo de su evolución se debe principalmente a modificaciones regulares que ocurren en la órbita terrestre alrededor del Sol. Por ejemplo, los cambios estacionales por la inclinación de la Tierra a lo largo de su viaje por su órbita nos permiten apreciar que, durante el verano, el planeta está inclinado hacia el Sol, mientras que en el invierno está alejado. La inclinación del eje terrestre cambia de 21.39° a 24.36° cada 41 000 años, y esto provoca que los inviernos sean más fríos, y los veranos, más cálidos. Las causas fundamentales del cambio climático en la Tierra
El estudio de nuestro planeta nos ha permitido conocer que su clima ha variado constantemente desde hace millones de años, como se puede apreciar en la figura 1. Dichas alteraciones modifican el balance energético de la Tierra y ocasionan a su vez cambios en el sistema climático, el cual está integrado por la geosfera, la atmósfera, la hidrosfera, la biosfera y la criosfera. Cada 100 000 años, el efecto de los mecanismos externos del cambio climático se suma al que tienen los mecanismos internos del propio sistema climático (vulcanismo, cambios en la circulación oceánica, cambios en la composición atmosférica) y ambos lo han llevado de un estado glaciar a un estado interglaciar. ![]() Figura 1. Causas fundamentales del cambio climático en la Tierra También existen factores internos que ocurren en el nivel de la geosfera y la biosfera y que contribuyen al cambio climático. Veamos algunos ejemplos en los núcleos de hielo obtenidos en la Antártida que datan de unos cuatrocientos mil años y cuyos estudios (figura 2) muestran cómo los elevados niveles de bióxido de carbono se correlacionan con el aumento de la temperatura global de la Tierra. ![]() Figura 2. La Tierra en el pasado En el último millón de años, la Tierra ha experimentado cerca de una docena de periodos durante los cuales la temperatura global ha disminuido a tal grado que grandes extensiones del planeta se han cubierto de capas de hielo; a estos periodos se les conoce con el nombre de edades de hielo. La última de ellas se inició hace 120 000 años y terminó hace cerca de diez mil años, a finales del Pleistoceno. ![]() Figura 3. Formación de grandes masas de hielo en los casquetes polares, sobre todo en el hemisferio norte, desde Groenlandia hasta la parte norte de Estados Unidos Durante este último periodo, la temperatura global de la Tierra disminuyó cerca de 5 °C, lo que provocó la formación de grandes masas de hielo en los casquetes polares, sobre todo en el hemisferio norte, desde Groenlandia hasta la parte norte de Estados Unidos (figura 3). El grosor de esta masa de hielo alcanzó hasta 4 km de altura en algunas localidades de Canadá (figura 4). Las grandes masas de hielo no lograron llegar hasta México; sin embargo, las cadenas montañosas que conforman el sistema de sierras Madre se cubrieron de hielo y dieron origen a una gran variedad de ecosistemas, como las praderas o sabanas en algunas localidades de lo que hoy es el estado de San Luis Potosí, donde habitaban los mamuts de las praderas (Mammuthus columbi) y bisontes (Bison bison); o como los bosques abiertos, habitados por camellos (Camelops hesternus) y caballos (Equus sp.). Algunas zonas del norte y del Altiplano de México que actualmente son áridas, en el pasado tuvieron un clima más templado debido a las altas precipitaciones que recibieron. Otro ejemplo lo encontramos en la cuenca de México, que resguardaba todo un sistema de lagos rodeado de montañas nevadas que permitieron el desarrollo de un clima templado, habitado por diversos tipos de flora y fauna. En este artículo nos concentraremos en la fauna, principalmente en el grupo de cánidos. ![]() Figura 4. Altura de las masas de hielo en diversas áreas de Canadá y Estados Unidos, hace unos 21 000 años, en comparación con los horizontes modernos ▼ Los cánidos de la Edad de Hielo de México
Como hemos visto, en el territorio mexicano durante la época glaciar existían esquemas ambientales con notorias diferencias respecto a la actualidad y eso era claramente visible en lo referente a la fauna. Su diversidad era equivalente a la que hoy existe en la sabana africana y sin duda era un impresionante espectáculo ver las manadas de camellos, bisontes, antilocápridos, caballos, así como de mastodontes, mamuts y venados moviéndose en los llanos o alrededor de los abundantes lagos donde compartían su espacio con bandadas de patos, garzas y flamencos. Tal abundancia se manifestaba en todos los niveles tróficos de estos ecosistemas, pues ante semejante diversidad de herbívoros, la contraparte, en los carnívoros, eran los leones prehistóricos, tigres dientes de sable, pumas, osos, águilas, aguilillas y otros tipos de aves rapaces. Pero sin duda el grupo de carnívoros más interesante fue el de los cánidos. Sabemos que estos mamíferos se originaron en Norteamérica y que en diversos momentos se diversificaron. ¿Y qué tipos de cánidos existieron en México durante la Edad de Hielo? Los más inconspicuos eran las zorras, tanto por su talla como por sus flexibles hábitos; el otro extremo eran los poderosos perros-hiena, pertenecientes al género Borophagus, los cuales poseían poderosas mandíbulas aptas para romper los huesos, tal y como ocurre con las hienas actuales. El tercer grupo, que comprendía al género Canis, era el más diverso, ya que incluía cuatro formas, tres de las cuales aún existen. El más pequeño y de hábitos más generalizados era el coyote. Con su talla mediana (aproximadamente un metro de longitud) y hábitos generalizados, puede sobrevivir donde sea, siempre que no haya demasiada competencia. Su condición de animal solitario se explica porque depende más de su astucia que de la fuerza o el trabajo en equipo y, aunque de alimentación carnívora, siempre cabe la posibilidad de que, ante la falta de una buena presa, como un conejo, sobreviva capturando lagartijas o incluso alimentándose de ciertos vegetales. Sus únicos momentos de vida grupal se dan en la época de reproducción, la cual ocurre entre enero y abril, y tiene entre mayo y junio a sus camadas –de hasta seis cachorros–, de cuyo cuidado se encargan ambos padres. Se sabe que el coyote se originó en Norteamérica, hace poco menos de dos millones de años, así que vivió plenamente la Edad del Hielo. Otro miembro del género Canis de la Era del Hielo y que todavía vive (aunque en México ya está extinto) es el lobo (Canis lupus). Su origen no está en este continente, sino en Eurasia, y llegó a esta parte del mundo en plena era glaciar. Animal propio de climas templados y fríos, sin duda vivió a sus anchas en territorio mexicano, alimentándose de gran variedad de mamíferos, desde conejos hasta bisontes, gracias a su gran corpulencia y a su vida en manada, que le permitían multiplicar varias veces su capacidad depredadora. Su periodo reproductivo es igual que el del coyote. Antes de la llegada del perro y de que el ser humano le declarara la guerra, el lobo fue la especie de Canis más exitosa, pues habitaba desde el norte de África hasta el centro de México, pasando por regiones tan diversas como los Alpes, la India, el desierto del Gobi, Siberia, Alaska y el Altiplano mexicano. Quizá la clave de ello fuera justamente su capacidad de vida social, que le permitía tanto ser más exitoso en la cacería como defenderse mejor y, dato importante, repartir entre todos, el cuidado de los lobeznos. Sin duda la especie de Canis más grande durante la Edad del Hielo fue el Canis dirus, conocido generalmente como lobo prehistórico. Poseía cabeza grande, hocico ancho y grueso, ojos pequeños, patas muy anchas, pelaje largo y liso, de color café claro uniforme en las poblaciones sudamericanas, y café a grisáceo en el dorso y más claro en vientre y patas en los animales norteamericanos. La longitud de cabeza y cuerpo variaba entre metro y medio y casi dos metros, y su peso podía rebasar los 70 kilogramos. Todo indica que vivía en grupos sociales en esquemas parecidos a los de los lobos, aunque la competencia de los machos por las hembras era mínima, lo que lleva a concluir que formaban parejas estables. ¿Cómo sabemos eso? En los mamíferos es común que en las especies donde los machos compiten por las hembras, los primeros posean cuerpos más robustos y caninos mayores, es decir, entre más grandes, existe más competencia reproductiva; pero en el lobo prehistórico las diferencias entre machos y hembras son muy pocas, lo cual significa que no había conflictos al respecto y esto sólo puede entenderse si pensamos que desde que entraban a la adultez se formaban parejas de por vida. Como ocurre con las especies actuales, es probable que su ciclo reproductivo fuera anual, tuvieran el celo y la gestación en la primera mitad del año, y parieran camadas de unos seis cachorros, los cuales se involucraban en las jornadas de cacería a partir de los seis meses de edad. Como grandes depredadores, sus presas favoritas eran grandes mamíferos herbívoros, como los perezosos gigantes, los mastodontes, los bisontes y los caballos. Habitaron desde el sur de Canadá hasta el Perú. Se originaron en Sudamérica y migraron a Norteamérica durante el Pleistoceno, hace 1.8 millones de años. Su desaparición forma parte de las extinciones de la megafauna de finales del Cuaternario, hace 9500 años.
El miembro de Canis de más reciente origen y llegada a México es Canis lupus familiaris, que no es sino el perro. A pesar de que sabemos que su ancestro silvestre es el lobo gris, tienen notorias diferencias en su morfología, esquema reproductivo y conducta, todo ello derivado de su evolución hacia lo doméstico. En épocas anteriores se pensaba que el perro era una especie independiente, pero ahora sabemos que es, sencillamente, una raza de lobo gris cuya principal característica es estar adaptada al ámbito humano. Los perros son animales sociales con un líder, el cual por lo general es un humano; constituyen grupos entre ambos y con niveles jerárquicos. A diferencia de las restantes especies de Canis, el perro tiene dos temporadas reproductivas, una inicia con el celo entre febrero y marzo y después de 60-63 días nace la camada de seis o siete cachorros; el segundo periodo reproductivo inicia en agosto y septiembre y concluye entre diciembre y enero. Sus hábitos y distribución dependen por completo del nivel de vinculación con los seres humanos. El fósil más antiguo conocido tiene cerca de treinta y tres mil años de antigüedad y se encontró en el sur de Siberia. Al continente americano llegaron como parte de las bandas de cazadores-recolectores hace unos diez mil años. A continuación, ofrecemos una actividad didáctica en la que se aborda el tema de fósiles de la Edad de Hielo, con la intención de que los alumnos, sobre todo de nivel secundaria, desarrollen diversas habilidades científicas y actitudes. Habilidades: - Observación, explicación, comunicación, manejo de materiales, registro de información, argumentación, comparación, descripción, resolución de problemas Actitudes: - Colaboración, respeto al turno y las opiniones de otros, reflexión, indagación Enseguida brindamos la información sobre el tema con la idea de que nuestros alumnos logren los siguientes aprendizajes:
▼ Actividad didáctica
Exploración de los conocimientos Antes de comenzar a ver el tema, se solicita a los alumnos que contesten las primeras dos columnas del siguiente recuadro para tener una noción acerca de lo que saben y lo que quieren saber; al finalizar la actividad, registrarán en la tercera columna lo que aprendieron.
Actividad 1 Productos: Tarjetas con textos breves. Material: Para el grupo Textos que describan las características biológicas de cada una de las diferentes especies sobre las que se va a trabajar o fragmentos de videos. Libros o revistas que describan el ambiente en el que vivían o viven los cánidos. Por equipos Cuatro tarjetas blancas, fotografías del cráneo de cada una de las especies, árbol filogenético del género Canis.
Procedimiento
Evaluación Este ejercicio plantea que los alumnos se organicen en equipos y participen activamente. De esta manera se pueden evaluar habilidades y actitudes relacionadas con el trabajo colaborativo y con el desarrollo de una formación científica.
Claves: MB (muy bien), B (bien), S (suficiente), NS (no suficiente).
NOTAS* Alejandra Alvarado Zink. Maestra en Ciencias. Académica. Dirección General de Divulgación de la Ciencia, Dirección Académica, UNAM.Raúl Valadez Azúa. Doctor en Ciencias. Académico. Instituto de Investigaciones Antropológicas, Laboratorio de Paleozoología. UNAM. María del Rocío Téllez Estrada. Bióloga. Directora académica del Colegio de San Ignacio de Loyola Vizcaínas. Agradecemos el apoyo brindado por la Dirección Académica de la DGDC-UNAM. ▼ Créditos fotográficos
- Imagen inicial: Shutterstock - Foto 1: Correo del Maestro a partir de www.ruf.rice.edu - Foto 2: Correo del Maestro a partir de www3.epa.gov - Foto 3: Correo del Maestro a partir de www.amnh.org - Foto 4: Correo del Maestro a partir de xkcd.com - Fotos de cráneos: Shutterstock |