La historia a través DEL ESPEJO DE LA MODA ![]() ¿Cómo motivar a nuestros alumnos para que se acerquen a las lecciones de historia? Memorizar no es aprender, y aprender no es memorizar. Guardar datos inconexos en la memoria conduce al aburrimiento, porque de ese modo los hechos históricos carecen de sentido en el tiempo y en el espacio. Para los profesores resulta frustrante ver que los estudiantes pronto olvidan lo que estudiaron. Ante ello, formulamos la siguiente propuesta.
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c ¿Cómo replantear la historia dentro del aula?
La historia abarca más allá de una batalla, de un presidente o de un líder. Podemos acercarnos a ella desde varias vertientes que pueden hacer más placentero su estudio, como la vida cotidiana de una sociedad determinada, la forma de pensamiento de una era, la vida cultural de una nación, entre otras más. Así, hay que replantearnos la manera en la que los alumnos pueden estudiar la historia de modo que ésta les resulte llamativa y, sobre todo, que les permita interiorizar y comprender los sucesos históricos. En este trabajo proponemos una forma alternativa de enseñar / estudiar un suceso histórico; para ello elegimos una etapa mundial interesante, a la que a menudo a los estudiantes les cuesta trabajo acercarse: la Segunda Guerra Mundial, y decidimos aproximarnos a ella a través de la moda. Comencemos preguntándonos:
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c ¿Qué es la moda?
En la acepción que interesa a nuestro tema, la moda es una tendencia que la gente adopta respecto a su vestimenta y accesorios y que después de un tiempo deja de usar, influenciada por líderes de la comunicación o por gustos colectivos. Vista así, puede ser superflua; sin embargo, constituye una forma de expresión que todas las sociedades tienen, mediante la cual evidencian gustos y estilos de vida, y a quienes se apegan a ella les otorga un sentido de pertenencia a un grupo. El movimiento hippie nació en los años sesenta en Estados Unidos A pesar de que las modas son efímeras, es indudable que dejan huella en la memoria colectiva, porque nos hablan de una sociedad en particular y de una época histórica. ¿Podríamos olvidar la época de los hippies y sus atuendos indígenas? Las tendencias no son imposiciones de los diseñadores, son propuestas que toman de la gente, de sus deseos, e incluyen la influencia de los sucesos sociales, políticos, culturales, económicos, entre otros. Por lo tanto, la moda no es de ninguna manera superflua, porque es un espejo de la sociedad en determinado momento histórico.
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c ¿En qué momento histórico comenzó la moda?
El ser humano prehistórico creó precarias prendas de vestir, e incorporó a su atuendo collares, brazaletes, orejeras, tatuajes y, por supuesto, maquillaje tomado de la naturaleza. El hombre prehistórico comenzó a utilizar nuevos elementos para la confección de las ropas de abrigo que se vio forzado a vestir. Con astillas pulidas de hueso creó la aguja y cosió sus prendas, con las que llegó a cubrir enteramente su cuerpo. También empleó el marfil, que tallaba dándole formas diversas, y comenzó a decorar el interior de las cavernas que lo cobijaban con figuras de animales primorosamente dibujados y pintados (García, 2012). No obstante, la moda no apareció sino hasta la Edad Media: Los historiadores suelen coincidir en que el cambiarse el vestido porque sí, apareció con claridad en el siglo XIV y lo sitúan en los florecientes estados italianos y en el ducado de Borgoña, lugares donde se produjo la gran revolución: hombres y mujeres diferenciaron, con toda claridad, sus vestidos, que durante mucho tiempo habían consistido en una simple túnica, casi unisex […] La moda, mirada en perspectiva, nació hace tan sólo seis siglos y, en sus principios, no fue cosa de mujeres sino, sobre todo, de hombres privilegiados que reglamentaron los adornos, los colores, las telas de acuerdo con el origen social de las personas y se reservaron para sí mismos la libertad y el lujo (Rivière, 2013). Con la evolución de las sociedades se transformaron también las modas que seguía la gente, incluso en épocas de guerra o de crisis social y económica; por ejemplo, tras la crisis económica mundial de 1929 prevaleció la moda de los alegres años veinte; en el México revolucionario de principios del siglo XX, se puso de moda entre los participantes en el movimiento armado llevar un par de carrilleras cruzadas en el cuerpo, y en el norte del país, el uso del sombrero Sarakof. Ahora bien, estudiar la historia a través de la moda es válido y está bien justificado. De acuerdo con Fernand Braudel (1970), la historia debía ser totalizadora o globalizadora, abarcando los más diversos aspectos de la vida y dejando de lado la historia de bronce. Comencemos con el tema del artículo, el cual estará dividido en dos partes para su mejor comprensión: el estallido de la Segunda Guerra Mundial y la moda durante esta época. Moda en los años veinte En el México revolucionario de principios del siglo XX, se puso de moda entre los participantes en el movimiento armado llevar un par de carrilleras cruzadas en el cuerpo, y en el norte del país, el uso del sombrero Sarakof
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c Panorama de la Segunda Guerra Mundial
La Segunda Guerra Mundial fue un conflicto militar que involucró a varios continentes: Europa, América y Asia; se desarrolló entre 1939 y 1945, y participaron en ella dos enormes alianzas: los aliados (liderados por Inglaterra, Francia y Estados Unidos) y las potencias del eje (Alemania, Japón e Italia, seguidos por otros países a lo largo del conflicto). El proyecto de la Alemania nazi pretendía establecer un imperio colosal en Europa y fuera de sus fronteras. Así, en 1939 invadió a Polonia, a lo que siguió la declaración de guerra por parte de Francia y del imperio británico. Posteriormente, Estados Unidos entraría a la guerra al ver que eran perjudicadas sus posesiones coloniales. Los nazis, a la par que invadieron y conquistaron pueblos, establecieron 58 campos de concentración para judíos, en donde murieron más de seis millones de ellos. Las potencias del eje iniciaron la invasión de la Unión Soviética hacia 1941, empleando un poderío militar nunca visto y al cual respondieron los soviéticos con la guerra de guerrillas, devastando todo para que el enemigo no pudiera servirse de nada. Los campos quedaban inservibles para la cosecha y, en consecuencia, no se conseguía comida en ningún lado. Mientras tanto, Japón, que ambicionaba dominar Asia, atacó a los Estados Unidos a través de su posesión colonial, Pearl Harbor. Japón tenía pocas oportunidades de ganar la batalla a los estadounidenses, tanto por la inferioridad de su armamento como porque estos últimos contaban con la novedosa bomba atómica. Además, los nazis estaban teniendo serias dificultades para mantener una guerra cruenta en los gélidos territorios soviéticos. En ese contexto, las posibilidades de victoria eran casi nulas. El panorama resultaba adverso para las potencias del eje hacia 1942; Japón tuvo varias derrotas navales frente a los Estados Unidos, y los alemanes sufrieron una dolorosa y definitiva derrota en Stalingrado ante los soviéticos. Así, las potencias del eje perdieron la iniciativa y dieron marcha atrás en todos los frentes de guerra. Para 1943, los aliados ocuparon la Italia fascista de Mussolini. En 1944 se da la liberación de Francia, ocupada por los nazis, mientras que la Unión Soviética recuperó los territorios perdidos e invadió a Alemania. La guerra terminó con la rendición alemana en mayo de 1945, y los bombardeos a Hiroshima y Nagasaki en agosto del mismo año pusieron punto final a los enfrentamientos bélicos en la región asiática. Así se acababa el conflicto, con una victoria total de los aliados. Los dos países triunfantes se alzaron como las nuevas máximas potencias mundiales de aquella época: los Estados Unidos y la Unión Soviética. Tras este breve panorama de la Segunda Guerra Mundial, ahora analicemos la manera en que la moda se inserta en el estudio de este tema.
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c La moda en la Segunda Guerra Mundial
La guerra no solamente se vivió en los frentes de batalla, la población que por una razón o por otra no había sido enlistada, tuvo que librar su propia batalla diaria: conseguir un poco de pan, algo de carne o simplemente agua requería de un esfuerzo descomunal. Las mujeres dejaron el hogar para acudir a trabajar en las fábricas o en los campos, abandonados por los hombres que partían al frente; en muchos de los casos los niños no iban a la escuela, pues también tenían que trabajar para llevar algo que comer a sus casas. Hay que recordar que hacia el final de la contienda, Alemania dispuso de su población infantil para reforzar sus líneas de batalla. No solamente se libraba una batalla por la comida, también por la vestimenta. Hubo varias naciones que tomaron medidas extremas en el uso de las telas para vestir. Por ejemplo, el gobierno inglés formuló, en 1941, normas de ahorro en el uso de las telas: había que emplear menor cantidad en el largo y ancho, evitar las pinzas y las bolsas de parche, así como los excesos de material que no estuvieran justificados; aunque para los ejércitos ninguna norma de prudencia fue formulada. Las fuerzas alemanas fueron las mejor vestidas de todas las que actuaron en esa guerra; la razón de ello fue que sus prendas las realizó el famoso diseñador Hugo Boss. En un periódico alemán de 1933 Boss publicó el siguiente anuncio: “Uniformes de las SS, las SA y las HJ. Ropa de trabajo, de deporte y de lluvia. La hacemos nosotros mismos, con calidad buena y reconocida y a buenos precios. Boss. Ropa mecánica y de trabajo, en Metzingen. Firma homologada por las SA y las SS. Uniformes con la licencia del Reich” (Finestress, 2003, apud Foro Segunda Guerra Mundial, 2007). Anuncio de Hugo Boss en un diario: “Uniformes de las SS, las SA y las HJ. Ropa de trabajo, de deporte y de lluvia. La hacemos nosotros mismos, con calidad buena y reconocida y a buenos precios. Boss. Ropa mecánica y de trabajo, en Metzingen. Firma homologada por las SA y las SS. Uniformes con la licencia del Reich” Hugo Boss, con la autorización del gobierno alemán, confeccionó el bello, elegante (y siniestro) uniforme de las altas esferas de las diversas fuerzas alemanas. Uniformes del ejército alemán ¿Por qué una moda elegante y cara en tiempos de guerra? Joseph Goebbels, ministro de propaganda nazi, quiso que los trajes militares fueran distinguidos, porque debían ser acordes con la raza superior que creían representar. Se trataba, de alguna manera, de un arma propagandística que reflejaba la gallardía y el poder del ejército alemán; una imagen hacia el interior del país y hacia el mundo. Sin embargo, no todo giraba ordenadamente en esa relación de moda y guerra. El grueso del batallón, el soldado raso sufría por la falta de ropa adecuada, debido a la escasez de materia prima y a que, en muchas ocasiones, la burocracia y la corrupción impedían que la vestimenta llegara a su destino. Por ello era frecuente que los soldados decomisaran la ropa que había en las ciudades alemanas y en los países que invadían. El Estado nazi y Hugo Boss implantaron una moda en el vestir de la oficialidad del ejército alemán, sin embargo, no crearon una vestimenta adecuada para la época invernal, lo cual sería un grave error, porque la guerra librada en la Unión Soviética se desarrolló en un clima extremadamente frío, para el cual, los soldados alemanes estaban mal equipados. También el ejército nipón fue elegantemente vestido, y el peor fue el soviético, carente de todo. La moda en las calles en tiempos de guerra En medio de la guerra, aun con la carestía, surgió una moda imperante en las calles de los diferentes países participantes involucrados en el conflicto. Por supuesto, la moda fue acorde al tiempo de guerra: totalmente austera. Ejército soviético Ejército japonés Ante la carencia de materiales y de dinero, las mujeres tuvieron la opción de sacar del ropero los trajes de los hombres que se habían ido a la guerra y adecuarlos a su propia figura, por lo que hay un toque varonil en su vestir: hombros anchos, trajes sastres con cinturas estrechas y afinadas con cinturones. Las mujeres confeccionaron sus ropas siguiendo patrones que vendían en casas de moda, como McCall’s, los cuales brindaban ciertos lineamientos para transformar la ropa masculina en ropa femenina y luego, para adaptar ésta para el tamaño de un niño o una niña; incluso, había consejos sobre cómo adecuarla a cada época del año a fin de que sirviera durante mucho tiempo. McCall’s introdujo el uso de los pantalones para las mujeres, útil en las nuevas labores que ellas desarrollaban en las fábricas y en el campo, en donde sustituían a los hombres. En esta época de crisis, la seda fue imposible de adquirir para producir las medias debido a su empleo para la confección de paracaídas. Sin embargo, Dupont lanzó al mercado el nailon, material sintético que fue un éxito rotundo y que aun en nuestros días goza de popularidad. “Una de las prendas de lencería sexy que marcó época fueron las medias con raya en la década de los cuarenta. Una mujer con medias era inevitablemente una mujer sensual que vestía ropa interior o por lo menos y a pesar de las penurias económicas, era la imagen que pretendían dar” (La historia de la lencería, s/f). Aquellas que no podían comprarlas, simplemente se pintaban la raya en la pierna para producir la impresión de que usaban medias. La siguiente fotografía es una muestra palpable de cómo se reutilizaban las telas para confeccionar la ropa, en este caso se trata de ropa interior hecha con un mapa de seda de la Real Fuerza Aérea Inglesa. ![]() En tiempos de guerra, las mujeres sacaron del ropero los trajes de los hombres y los adecuaron a su propia figura Patrón para A pesar del reciclado de ropa existente y de la sobriedad resultante, hubo un accesorio femenino que resaltaba notoriamente: el sombrero. Las mujeres que disponían de recursos económicos suficientes elegían sombreros extravagantes: grandes y repletos de adornos; pero quienes no podían sufragar tales gastos optaban por pequeños gorros o por pañuelos. Finalmente, no podía faltar en el atuendo de una mujer un buen bolso, en donde probablemente no portaba dinero, cosméticos o algún pañuelo de seda, pero era suficientemente grande para guardar una máscara antigás, muy útil en los tiempos que corrían. La moda masculina Los hombres nunca se han abstraído de la moda, ya que ésta no es exclusivamente un asunto de las mujeres. En la época de la Segunda Guerra Mundial, los varones tuvieron que vestirse acorde a la crisis y a las desgracias que iba dejando la guerra, con colores predominantemente opacos: negros, grises y pardos. En Inglaterra, el gobierno proporcionaba cupones de ropa para la gente que no iba a la guerra, por lo que la moda estaba limitada a las necesidades y gustos del gobierno. En muchas ocasiones, la ropa era tipo militar, moda impuesta por los Estados Unidos, particularmente por el famoso actor Clark Gable. En Estados Unidos la ropa tipo militar fue una moda Al igual que las mujeres, los hombres tuvieron que adaptar sus ropas viejas o las que encontraban bajo los escombros que dejaban los bombardeos. Por ejemplo, la siguiente foto es de una capa de niño que fue hecha con una manta vieja. ![]() Al llegar la noche, las personas necesitaban estar preparadas para, en un eventual bombardeo, salir corriendo a buscar los refugios. Así, las necesidades crearon una nueva moda: el traje sirena, prenda de vestir para ambos sexos que simplemente consiste en una pijama de una sola pieza y que aún hoy en día podemos encontrar. ![]() Los hombres que podían comprar trajes tuvieron que someterse a las restricciones impuestas por sus gobiernos y, por supuesto, a los colores opacos que producía la misma guerra: La moda atraviesa en estos momentos un feísmo absoluto, sobre todo en la moda masculina, donde predominan los colores grises y pardos […] Se produce un recorte de telas, se busca economizar lo más posible en un traje, se quitan bolsillos, se populariza el uso del chaleco, se quitan los pliegues, se disminuye el tamaño de los cuellos y las solapas, se usan telas sintéticas, como la seda artificial […] (Streetstyle, 2015, s/p). También se suprimió el pañuelo del bolsillo superior, y la corbata fue reducida apenas a tres centímetros de ancho y elaborada por fibras sintéticas.
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c Conclusiones
La moda no es una actividad superficial de hombres y mujeres, es un reflejo del momento histórico que viven, de su cotidianidad, de su forma de ser y de pensar, y, en última instancia, de sus condiciones materiales de existencia. Así, estudiar la historia a través de este prisma permite entenderla en sus diversos matices, para que los alumnos comprendan de mejor manera una etapa histórica y desarrollen la capacidad de situarse en el espacio y en el tiempo a través de un elemento constitutivo de la vida cotidiana de una época. En la moda masculina, se busca economizar lo más La moda en la Segunda Guerra Mundial se explica por la crisis económica, la escasez de materia prima, y las urgencias cotidianas que la población enfrentaba, como las mujeres que tenían que trabajar en las fábricas y en el campo, o la población que debía ponerse a salvo de los bombardeos nocturnos. La Segunda Guerra Mundial, más allá de todo su horror, también estimuló el ingenio de la gente para satisfacer una necesidad básica mediante la confección de sus propias ropas en medio de una situación bélica. ♦
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c Referencias
BRAUDEL, F. (1970). La historia y las ciencias sociales. Madrid: Alianza Editorial. Foro Segunda Guerra Mundial (2007). Hugo Boss, el sastre de las SS, 26 de marzo [en línea]: <www.forosegundaguerra.com/viewtopic.php?t=1384>. Ir al sitio GARCÍA, M. (2012). Historia y evolución del vestido, 9 de marzo [en línea]: <historiayevoluciondelvestido.blogspot.com/2012/03/epocas-de-la-historia.html>. Ir al sitio La historia de la lencería (s. f.) [en línea]: <www.taringa.net/posts/femme/14189921/La-historia-de-la-lenceria-Megapost.html>. Ir al sitio La moda durante la segunda guerra mundial (s. f.) [en línea]: <thehistorystyle.wordpress.com/2011/11/07/la-moda-durante-la-segunda-guerra-mundial/>. Ir al sitio RIVIÈRE, M. (2013). Historia informal de la moda. Pequeña enciclopedia de la ropa. México: Plaza & Janés. Streetstyle (2015). La moda masculina y la Segunda Guerra Mundial [en línea]: <vistelacalle.com/60062/la-moda-masculina-y-la-segunda-guerra-mundial/>. Ir al sitio NOTAS* Juan Gerardo Paredes Orea es historiador, así como promotor de la lectura y escritura.Leticia Reyes Vázquez es contadora pública y antropóloga.
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