Curso de primeras letras con un toque de ciencia PARA NIÑOS CON CÁNCER ![]() En este texto se explica cómo se impartió un curso informal para niños internados en el Hospital de Cancerología de la Secretaría de Salud, de entre 4 y 5 años de edad, con la intención de que aprendieran a relacionar los símbolos de algunas letras con sus sonidos y a escribir palabras. Durante cada clase, se tocó algún tema de ciencia. Entre otras cosas, este artículo destaca cómo cada grupo escolar es diferente y por eso no existe una manera de enseñar que sea buena para todos. Se resalta la importancia de enseñar a partir de lo que los niños quieren aprender y de sus contribuciones. Es decir, los niños aprenden mejor lo que les interesa aprender. Introducción
Los niños hospitalizados por alguna enfermedad grave se aburren y están ávidos de aprender. Una de las autoras, María Eugenia Ferreyra, decidió impartir un curso de iniciación al conocimiento de las letras, como parte de un voluntariado, en sesiones de entre una y tres horas, una vez por semana, durante once semanas, a doce niños. Ella tiene una hija que estuvo hospitalizada durante varios años, por lo que conoce de primera mano las condiciones en que se encuentran los pequeños. Recibió ayuda de varias personas, sea mediante ideas, elaboración de material didáctico o donación de libros. Lo importante de cada clase fue crear un ambiente de cariño, libertad, juguetón y a la vez interesante y participativo, con un objetivo claro: aprender el uso de las letras para escribir. ▼ Técnica
A continuación, se describirán varias de las actividades que se desarrollaron durante cada clase y se formularán algunos comentarios al respecto. No se detallará cada sesión debido a que ciertas actividades se repitieron para fortalecer lo aprendido. ![]() Como se mencionó en la introducción, el objetivo de este curso fue enseñar a los niños a escribir algunas palabras, que aprendieran que existen símbolos que representan sonidos y que éstos se pueden unir para formar palabras. La propuesta consiste en enseñar al menos una letra cada semana para no cansar a los niños, muy debilitados por la enfermedad. Además, de esa manera había un espacio para actividades manuales, de preferencia relacionadas con la ciencia. La primera letra que se enseñó fue la o, pues se puede dibujar con facilidad y existen objetos circulares en el entorno inmediato de los niños. Cada uno de ellos dibujó círculos de diferentes tamaños en una hoja de papel, y cada vez que terminaba uno, pronunciaba la letra o. Después, a coro, los niños leyeron sus distintas letras o, algunas veces muy quedito, y otras, a gran volumen. La siguiente sección de la clase consistió en una lectura. La señora Ferreyra, que es una ávida lectora y está acostumbrada a leer en voz alta, eligió un libro infantil sobre Pinocho. Los niños estuvieron muy atentos. La docente sólo leyó la mitad del libro para que los niños se quedaran con ganas de más. Los docentes sabemos que a los niños les encanta escuchar historias, lo cual, desde el punto de vista pedagógico, es importante, pues fomenta su imaginación y les muestra el poder de la lectura. ![]() Letras o de distintos tamaños La instructora llevó un rompecabezas de gran formato que incluye todas las letras del alfabeto. Los niños con movilidad ayudaron a armarlo y ella les dijo que con el tiempo aprenderían a conocer todas las letras; por lo pronto, ya conocían la o. Desarmaron el rompecabezas y lo guardaron. Los niños volvieron a escribir círculos para representar la letra o y buscaron objetos circulares; mencionaron la forma de sus ojos, hicieron con sus labios una especie de círculo, e incluso señalaron el estómago de uno de sus compañeros con aspecto redondo, lo cual produjo hilaridad en todos ellos. La docente informal les explicó a los niños la diferencia entre un círculo y un triángulo y les pidió que los dibujaran. La actividad final consistió en dibujar una letra O de gran tamaño, ponerle pegamento y cubrirla de diamantina, para que cada niño creara una hermosa o. ![]() La docente les enseñó a los niños un libro de arquitectura de papel, pop-up, sobre la Ciudad de México, y les prometió que, cada sesión, visitarían un lugar a través del libro: la primera visita fue a la columna de la Independencia; la segunda, al Zócalo; y la tercera, a Palacio de Bellas Artes. Trazo de letra o para cubrir con ![]() La instructora les explicó a los niños que aprenderían la letra c, que es como la mitad de una letra o. Ellos escribieron la letra c en una hoja de papel de distintos tamaños y después la leyeron, siempre con el sonido k. Posteriormente, la docente terminó de leer el libro de Pinocho. Cabe señalar que, durante todo el curso, después de cada lectura se abrió un espacio para los comentarios de los niños. A continuación, los niños colocaron las piezas del rompecabezas gigante de las letras o y c sobre el piso, para tener claro que ya conocían dos letras. ![]() Más tarde, los niños escribieron varias veces la palabra coco y la leyeron en voz alta. La docente les explicó las propiedades del coco: que es una semilla que da origen a las palmeras. ![]() Trazo de letra p con collage En ningún momento se esperó que los niños hicieran trazos precisos de las letras, lo importante era que escribieran y comprendieran el concepto de representar sonidos y palabras con símbolos, y posteriormente pudieran leer esos símbolos. Como actividad manual, los niños recortaron pedazos de papel de colores distintos y los pegaron en una hoja para hacer un collage. La instructora llevó un cartel con todas las letras y les preguntó cuál letra deseaban aprender la próxima clase: mencionaron que la que parecía un soldado, señalando la letra p. ![]() A partir de esta clase, la dinámica fue la siguiente:
Lo importante de cada sesión fue el cariño imperante, la inclusión, lo interesante y divertido de clases sencillas e inteligentes. ![]() Palabra poco y copos. Los niños discutieron sobre el color de los pocos copos (expresión que para ellos fue un trabalenguas) y decidieron que eran de muchos colores. Durante la tercera clase, los niños dibujaron letras p. Las palabras que aprendieron a escribir fueron copo y poco. La manualidad consistió en dibujar unos cuantos copos y decorarlos con brillantina. Sólo escribieron junto a sus dibujos copo y poco copo. Luego, unos niños les explicaron a otros con sus propias palabras el significado de la palabra copo. En la parte referente a la ciencia, la docente comentó que el agua se puede transformar en vapor y después convertirse en nubes; y también, cómo se puede solidificar y formar copos o hielo. Los niños eligieron la letra “del señor bigotón” para la siguiente clase: la f. Como se habrá notado, en cada oportunidad se incluyó un mayor número de actividades, cuando los niños ya habían logrado establecer un vínculo afectivo y de confianza con la docente. Los niños le dijeron a la docente que alguien había sustraído el libro sobre la Ciudad de México del librero. Ella aprovechó el momento para explicarles que en el mundo existen personas malas, que siempre ha sido así. (En la clase siguiente, la instructora llevó un libro idéntico y continuaron los paseos citadinos.) ![]() Durante esta clase, la maestra decidió, además de enseñar la letra f y cantar tonadas conocidas por los niños sólo utilizando el sonido f, enseñar también la letra a. De otra manera, hubiese sido muy difícil encontrar nuevas palabras para escribir con la única vocal que los niños ya conocían bien, la o. ![]() En este encuentro, la docente comenzó a leer El libro de las cochinadas (de la autoría de Juan Tonda y Julieta Fierro) en la sección del vómito, ya que es algo común para estos niños, provocado por sus tratamientos médicos. En el transcurso de la lectura, adecuó el vocabulario del libro para hacerlo más entendible. Las palabras nuevas que escribieron y leyeron fueron foco y foca. La docente llevó focos en pequeñas lámparas de mano para que los niños los encendieran, así como imágenes de una foca, y les hizo comentarios al respecto. Para la próxima clase, los niños eligieron la letra s, y señalaron que se parece a una carretera. Es interesante notar que no ![]() Autorretrato de Labiel (Gabriel) asociaron la forma de la letra a la de una víbora o serpiente, sino a un camino con curvas (varios de ellos llegaron al hospital por carretera). Los niños manifestaron el deseo de aprender a escribir sus nombres. La instructora les sugirió que por el momento dibujaran sus caras y de esta manera ella podría reconocer los trabajos de cada niño. Fue interesante escuchar algunos comentarios, como cuando un niño le dijo a otro: “Ya te salió un pelo, ponlo en tu carita”. Aquí vale la pena mencionar que una persona le sugirió a la instructora que escribiera el nombre de cada niño en una hoja a fin de que ellos lo copiaran varias veces hasta memorizarlo. Sin embargo, el sistema aplicado en este curso se basa en varias premisas: ![]() Dibujo de la maestra. Los niños se referían a ella como mamá. Le pidieron que se estuviera quietecita para que quedara bien el retrato.
No obstante, el sistema de escribir su nombre varias veces copiándolo se aplicó para niños que tuvieron que abandonar el curso. ![]() Al inicio de la clase siguiente, la instructora se sorprendió porque los niños le dijeron que ellos ya habían descubierto Lo interesante fue que la instructora ya había considerado la palabra capa. Las actividades para cada palabra nueva fueron: ![]() Bolsitas de celofán con pastas en forma de espiral
Cuando la maestra enseñó la letra s, los alumnos se dieron cuenta que la podían utilizar para construir plurales y comenzaron a dar ejemplos, no sólo de las palabras que ya sabían escribir sino de otras. Durante la lectura de El libro de las cochinadas antes citado, se mencionó la palabra caca, que, como imaginará el lector, causó gran hilaridad entre los niños. (Algunos medicamentos les producen diarrea.) Como en otras clases, los niños repasaron las palabras ya aprendidas y escribieron las nuevas. Un niño mencionó que él no podía escribir su nombre sobre la hoja de su trabajo, pero sí el de su tío: Paco. (Los niños no aprendieron mayúsculas ni minúsculas, y la forma de las letras que usaron era acorde a las que habían escogido del cartel de letras: el policía, el señor bigotón, la carretera, etcétera.) Cabe señalar que un niño de 5 años le platicó a su hermano de 8, desgraciadamente también hospitalizado con cáncer y analfabeto, que ya sabía escribir palabras, y se las mostró: coco, copo, foco, etc. El niño mayor le comentó a su hermano que así nunca aprendería a escribir y a leer, que lo primero que se necesitaba para saber leer, era aprenderse el alfabeto de memoria. Los niños jugaron a comprar verduras y frutas con fichas durante esta clase. La siguiente letra que los niños escogieron fue la h. Mencionaron que es la del hombre con los pantalones gordos. Suponemos que, dado que los niños viven en un nosocomio, observan en los baños los letreros de Hombre y en varios sitios la palabra Hospital y por eso querían aprender a leer dicha letra. ![]() La instructora había prometido a los niños que ellos elegirían las letras nuevas, pero nunca sospechó que se ![]() La maestra confeccionó un títere de la letra H, el señor de los pantalones gordos. En esta clase, una de las actividades nuevas consistió en manipular unos pequeños bloques de madera con letras escritas en sus costados para que los niños encontraran las que ya conocían, actividad con la que se divirtieron mucho. La maestra les enseñó algunos movimientos de chachachá que podían hacer con brazos y manos: el avión, el abanico y la escoba, acompañados con música en ese ritmo. (Recordemos que los niños están muy débiles y van a clase en silla de ruedas.) En la clase siguiente, un niño mencionó a la instructora que él había bailado en su cama el chachachá que aprendió en la sesión ¡y había podido hacer los movimientos también con las piernas y los pies, pues estaba acostado! La docente llevó unos zapatos de madera en donde se pueden insertar agujetas. Algunos niños los arrastraron como si fueran carritos y otros los emplearon para meter objetos. Es decir, a los niños les gusta crear y esta habilidad se fomentó en cada sesión. Los niños también se dibujaron chapas de colores con pintura para dedos, actividad que disfrutaron enormemente. ![]() Esta clase implicó un gran reto: los niños quisieron aprender la letra w “porque parece agua” (así lo comentaron simulando con las manos el movimiento de olas). Al inicio de la clase, un niño mencionó que él sabía escribir palabras que la maestra no les había enseñado: casa y pasos, y que seguramente era porque ella no las conocía. Todos los niños escribieron estas palabras y dibujaron una casita y un niño esquemático en actitud de caminar (en general sin pelo y con un vientre distendido). Me parece relevante mencionar lo anterior porque significa que los niños aprenden lo que les interesa: ¡quieren caminar y regresar a sus casas! Además, cuando descubren y explican con sus propias palabras lo que se les ha enseñado, significa que han aprendido. ![]() Dibujo de las palabras paso y casa que los niños le enseñaron a su maestra, pues ya las podían escribir con las letras que conocían La manera en que la maestra abordó esta sesión fue esquemáticamente la siguiente:
La instructora les contó a los niños la historia del significado y origen de WC. Proviene de la invención del buró donde se colocaba una bacinica con un poco de agua, para evitar el mal olor. (En inglés, WC quiere decir water closet.) Ahora el buró sirve para otros fines y permanece como mueble en las recámaras, en tanto que la bacinica se ha remplazado por un excusado, en un cuarto separado de la recámara, donde hay otros muebles que utilizan agua.) Los niños sólo escribieron los jeroglíficos egipcios para agua y río y las siglas WC en la sección de esta clase dedicada a la w. ![]() La docente compró un pequeño excusado en una tienda donde venden material para maquetas, le puso agua y les mostró cómo funciona. ¡Los niños aplaudieron al final de esta actividad! Por fortuna las autoras de este texto hemos recibido la colaboración de una docena de personas para impartir cada clase, pues, como todo buen docente sabe, los retos que plantean los estudiantes nos superan. Una colega nos sugirió que utilizáramos los libros de ¿Dónde está Wally? aprovechando que ese nombre comienza con W. No sólo existen libros de lectura de Wally para niños de preescolar, impresos a color, sino también libros para colorear. Canción en lenguas mexicanas ![]() Títere de Wendy En algunas de las lenguas que se hablan en México, la transliteración utiliza la letra w. Por ejemplo, en mixe, ween significa ojo; en tarahumara, sewa es flor; y en náhuatl, siwatl es mujer, y weeyi, grande. Así que los niños utilizaron esas voces en una canción de tonada bien conocida que disfrutaron mucho.[1] La instructora llevó un títere[2] de Wendy y un libro de Peter Pan donde la propia Wendy narró la historia. No terminó de leer el libro, como hizo con anterioridad con el libro de Pinocho, para que los niños se quedaran con ganas de más. En lugar de cansar a los niños con una actividad, es importante dejarlos con interés de saber más. Cuando la docente les dio el crédito a quienes colaboraron para preparar sus clases, los niños preguntaron cómo eran. En el caso de Wendy, mencionaron que pensaban que tenía el pelo rizado y olía rico; en cuanto al doctor Valiñas, lo imaginaron usando lentes y no sabían de qué lado utiliza la raya. (Obviamente, el asunto del cabello les preocupa enormemente a los niños con cáncer.) ![]() Trazo de la letra w para hacer un collage. Esquema de cómo armar a Witzi araña; nótese que tiene su pelito como Labiel. La canción de Witsi Witsi araña Para trabajar con esta canción, cuya letra y tonada están disponibles en Internet, los niños construyeron una araña con una pelotita de unicel, dos ojos de plástico y limpiapipas, en tanto que la docente les explicó algunas características de los arácnidos. En esta clase se presentó la u, que según los niños es una sonrisa. Así, para dibujar una carita de manera sencilla, trazaron una gran O para la cara, dos o pequeñas para los ojos, una u a manera de sonrisa, y le agregaron un pequeño trazo en la parte superior: un pelo. ![]() Por fortuna, la letra que eligieron los alumnos en la clase 7 fue la g, que en su opinión se asemeja a un gato. En esta clase también aprendieron la t, que les pareció una cruz. Efectuaron un experimento de ciencia consistente en poner algunas gotas (que fue una de las palabras que aprendieron a escribir) de agua teñida de azul, sobre la superficie interna de un pañal y observar cómo se cuaja. La docente les explicó que este tipo de pañales se inventaron para comodidad de los astronautas. Por cierto, uno de los niños vomitó sobre uno de los pañales y pudo apreciar cómo también esa materia se solidificó. ![]() Algo que vale la pena destacar es que varios padres de familia asistieron a la clase porque, según dijeron, querían aprender cómo jugar y enseñar a sus hijos. Una cuestión admirable es que un niño que habla náhuatl le estaba enseñando a escribir a su mamá. Las letras que quisieron aprender para la clase siguiente fueron: la m (dos montañas que se besan) y la n (un niño sentado abrazando sus piernas esperando que alguien lo abrace). ![]() Durante esta clase, los niños escribieron las palabras mano y manos, y después emplearon pintura de dedos para hacer la huella de sus manos tanto sobre papel como sobre la mejilla de otro niño. Como en otras sesiones, los niños le dijeron a la Además, se incluyó la x: un abrazo. La docente llevó una x hecha con tela, con manos en dos de los extremos. Un niño pidió que lo bajaran de su silla para ponerse como una n (niño esperando un abrazo) en espera que la x lo abrazara. A cada niño se le entregó una hoja marcada con rayas horizontales para que escribiera las letras que ya conocía y que pronto lo llevarían a escribir su nombre. Algunos ya tenían todas las letras, a otros les faltaban como máximo tres; y se les prometió que pronto, todos sabrían escribir su nombre. Es decir, en esta clase se reiteró el espíritu de este curso: enseñar las letras utilizando el deseo de los niños de poder escribir su nombre, además de emplear la imaginación de los niños para construir el conocimiento: la n, el niño agachado; la x, el abrazo. ![]() Objetos contenidos en una bolsa para tratar de adivinar lo que son con sólo tocarlos manteniendo los ojos cerrados Una de las actividades complementarias consistió en hacer un volcán de plastilina con lava de agua con Alka-Seltzer. Otra actividad fue tratar de saber qué objetos contenía una bolsa con sólo tocarlos, manteniendo los ojos cerrados. En la bolsa se habían guardado letras hechas con yeso y objetos pequeños de la vida cotidiana como animalitos, cepillos, botones. Dado que la instructora tenía por delante sólo dos clases más, avisó a los niños que este curso pronto concluiría. Les explicó que ella tenía una niña a quien debía cuidar, es decir, comenzó a despedirse de ellos, y así, les comenzó a enseñar a decir adiós. ![]() Los niños pidieron la letra L: un niño parado bien derechito con un pie delante del otro. Esta clase incluyó la participación activa de los niños en cuanto a propuestas de palabras, pues la L es una letra relativamente sencilla de utilizar. La instructora llevó una enorme lombriz de tela, escondida dentro de una maceta, no sólo para utilizarla como ejemplo de la L sino para la sección de ciencia. Los niños hicieron moldes con plastilina. ![]() Esta clase se dedicó casi en su totalidad a que los niños Los niños jugaron a la lotería; por fortuna ahora hay unas con diseños hermosos y con palabras sencillas en cada una de las tablas y tarjetas. Para cada figura se inventó un canto, por ejemplo: Luna que cambias, a veces eres redonda como la o y otras pareces una c, ¡una sonrisa! Como conclusión de la clase, los niños fueron diciendo palabras que querían escribir, y la docente les enseñó a hacerlo. Incluso escribieron palabras en náhuatl como lalahtli, naranja. Al final de la clase, la instructora le regaló un libro a cada niño. ▼ Comentarios
Los niños hacen multitud de preguntas y suelen pedir más actividades que las originalmente planeadas, de modo que siempre es necesario preparar algo extra para cada clase. En cuanto al espacio disponible para los libros, dada la naturaleza de los hospitales, que no cuentan con muebles para guardar materiales didácticos, ni con personal para ocuparse de ellos, en el caso particular del Hospital de Cancerología se permitió a las autoras colocar un pequeño librero con libros; y cada clase, el número de libros aumentó. Las lecturas se efectuaban despacio, con la intención adecuada a cada texto, y haciendo pausas para escuchar los comentarios de los niños, explicar las palabras desconocidas y volver a leer las secciones oscuras. Los administradores de los almacenes tienen claro que el exceso de oferta no produce mayores ventas, pues a las personas les cuesta más trabajo elegir. Así que los libros que se iban colocando en el librero eran los leídos en clase y un par más, cada sesión, de tal suerte que los niños a los que les intimida la lectura pudiesen tomar libros que les resultaran familiares, y a quienes se les facilita, libros nuevos. Cabe señalar que la enorme mayoría de los libros donados fueron resistentes y estaban hermosamente ilustrados, lo cual ayudó al propósito de que fueran ojeados con interés, puesto que los niños aún no podían leerlos. Algunos padres de familia leyeron libros a sus hijos, lo cual hará que este curso sea significativo. ▼ La cultura del voluntariado y la donación
Muchos de estos niños agradecerían tener una peluca, que sería más fácil conseguir si se difundiera mejor la posibilidad de donar el cabello en los escasos lugares que lo reciben con ese propósito. Por supuesto, impartir clase de manera voluntaria a niños es una labor muy satisfactoria, así como ser parte de este proyecto como asesor o donador de materiales didácticos. ▼ Padres de familia que no saben jugar con sus hijos
Un padre de familia le preguntó a la instructora cómo podía jugar con su niña. No sabía cómo. La instructora le llevó dos muñecas y un juego de té. En el exterior del hospital le comenzó a enseñar el juego de la “comidita”. Una madre de familia se acercó a jugar con el papá, a la manera en que una muñeca le platica a otra. En la próxima sesión la instructora le llevó al padre de familia unos cochecitos para que, con una sábana, formara montañas que recorrieran los coches. También le sugirió que le leyera a su hija. ![]() Juego de té para jugar a la “comidita” ▼ Conclusión
No ha sido posible darle seguimiento a los niños que tomaron este curso. Varios lo abandonaron al tener que dejar el hospital por razones económicas; en particular los padres de ciudades alejadas de la capital no podían pagar los gastos que implica vivir fuera de su localidad ni cubrir las cuotas, aun reducidas, del hospital. Por lo tanto, la evaluación que presentamos del curso es anecdótica. Los niños esperaban con entusiasmo cada clase, estaban atentos, realizaban las actividades y recordaban las diferentes lecciones. Es decir, aprendieron a escribir letras y formar palabras. Por supuesto que la lectura es más compleja, pues se requiere de vocabulario razonable, así como la capacidad de leer varias palabras seguidas con un mínimo de velocidad y reflexionar sobre lo leído. Consideramos que los alumnos aprendieron lo que significa la lectura y asistieron a clase con curiosidad, entusiasmo y felicidad. Fue interesante notar que durante las sesiones los niños parecían niños sanos, se les notaba menos decaídos, con mejor semblante y más sonrientes. ▼ Advertencia
No cualquier persona está equipada psicológicamente para enfrentarse al ambiente de un hospital donde se atiende a pacientes sumamente graves, con enfermedades terminales. Así que antes de emprender una actividad semejante, se requiere entrenamiento o supervisión de un especialista en manejo de situaciones difíciles. También sería mejor que el instructor tuviera conocimientos de enseñanza multigrado cuando se trate de atender a pacientes como los del Hospital de Cancerología, que constituyen una población flotante. Involucrar a los padres de familia en la educación y el cuidado de sus hijos es también una labor que incrementa el aprendizaje de los niños hospitalizados. ▼ Agradecimientos
Le damos las gracias al personal del Hospital de Cancerología de la Secretaría de Salud por el espacio y las facilidades otorgadas para efectuar el curso con los niños de preescolar, y también a todas las personas que nos hicieron sugerencias y nos ayudaron de diversas maneras a diseñarlo. ♦ NOTAS* Julieta Fierro es investigadora titular de tiempo completo del Instituto de Astronomía de la UNAM y profesora de la Facultad de Ciencias de la misma universidad.María Eugenia Ferreyra es terapeuta de lenguaje.
▼ Créditos fotográficos
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