Embarazo y maternidad juvenil:
EL DERECHO A ESTUDIAR



Muchas jóvenes adolescentes de entre 15 y 19 años, en México viven la experiencia de la maternidad y el embarazo, situaciones que las excluyen de la escuela y del derecho básico a la educación. Como consecuencia de ellos, la trayectoria vital de muchas adolescentes se ve cortada y se reducen las oportunidades de inserción laboral, así como la relación con su generación y otros espacios relacionales y sociales que normalmente transitarían. A través de las Becas de Apoyo a la Educación Básica de Madres Jóvenes y Jóvenes Embarazadas (Promajoven) se pretende impulsar que las adolescentes en situación de embarazo y madres puedan seguir estudiando y compatibilizar sus estudios con las tareas de cuidado de los hijos. Aquí presentamos cómo estas jóvenes viven esta situación y valoran el estudio y el hecho de ser madres.



Embarazo y maternidad juvenil: el derecho a estudiar

La Ley General de Educación establece en su artículo 2°:


Todo individuo tiene derecho a recibir educación de calidad en condiciones de equidad, por lo tanto, todos los habitantes del país tienen las mismas oportunidades de acceso al sistema educativo nacional, con sólo satisfacer los requisitos que establezcan las disposiciones generales aplicables.

    La educación es medio fundamental para adquirir, transmitir y acrecentar la cultura; es proceso permanente que contribuye al desarrollo del individuo y a la transformación de la sociedad, y es factor determinante para la adquisición de conocimientos y para formar a mujeres y a hombres, de manera que tengan sentido de solidaridad social.


Asimismo, el artículo 3° de este ordenamiento dispone:


El Estado está obligado a prestar servicios educativos de calidad que garanticen el máximo logro de aprendizaje de los educandos, para que toda la población pueda cursar la educación preescolar, la primaria, la secundaria y la media superior.


Y el artículo 4°:


Todos los habitantes del país deben cursar la educación preescolar, la primaria y la secundaria.

    Es obligación de los mexicanos hacer que sus hijas, hijos o pupilos menores de edad cursen la educación preescolar, la primaria, la secundaria y la media superior.


No obstante, las estadísticas oficiales muestran el incumplimiento de una parte de lo expresado en la Ley General de Educación. Así, el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) afirma que:


La asistencia escolar, considerando los rangos de edad idónea en cada nivel educativo, de acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2010, fue de 53.7% entre los niños de 3 a 5 años (preescolar); 96.7% de 6 a 11 años (primaria); 91.4% de 12 a 14 años (secundaria) y 67.2% de 15 a 17 años (bachillerato).

    […] el SEN [Sistema Educativo Nacional] aún no logra asegurar la asistencia escolar sobre todo de los grupos de edad de preescolar (3 a 5 años) y bachillerato (15 a 17 años), situación que atenta contra el derecho a la educación de estos niños y jóvenes, por lo que sigue siendo un reto importante para el sistema educativo (2015: 26).


Respecto a la matriculación y escolaridad –que no eficiencia terminal–,[1] el mismo estudio del INEE indica que:


En todos los niveles de educación obligatoria, es mayor la matriculación oportuna de las mujeres que la de los hombres. En educación primaria los niños registraron un valor de 96.7% y las niñas 97.1%, en la educación secundaria fue de 79.8% contra 85.2%, respectivamente, y en educación media superior de 60.3% contra 67.3% (2015: 36).


Estos datos muestran que, si bien la escolaridad es más o menos igualitaria entre mujeres y hombres, existen factores como son el trabajo infantil, la discapacidad, la pertenencia a un grupo indígena y el embarazo y/o maternidad adolescente que son determinantes en la reducción de los años de escolaridad.

El siguiente cuadro, extraído de un informe del INEE (2016: 38), muestra cómo la tasa de asistencia escolar está determinada por la condición social y económica de la familia y del alumnado (catalogada como: pobreza extrema, pobreza moderada, pobreza, vulnerable por carencias, vulnerable por ingresos, no pobre y no vulnerable). Así, en los grupos con más carencias –clasificados como pobreza extrema, pobreza moderada y pobreza–, la asistencia escolar es porcentualmente menor en número de años, respecto a los grupos con menos privaciones –clasificados como vulnerable por carencias, vulnerable por ingresos, y no pobre y no vulnerable.




En especial en el rango de 12 a 14 años, se percibe este escalonamiento en el porcentaje de asistencia escolar, que va de 82.2 por ciento, correspondiente al grupo pobreza extrema, a 100 por ciento para dos grupos: vulnerable por ingresos y no pobre y no vulnerable.

En el rango de 15 a 17 años, los porcentajes también van subiendo en gradación, desde 70.9 por ciento, relativo al grupo pobreza extrema, a 93.3 por ciento, que incluye al grupo no pobre y no vulnerable. La progresión, de extremo a extremo, en este segmento de edad es muy clara: de 70.9 a 93.3 por ciento en cada grupo poblacional.

En este grupo etario de 12 a 17 años, además, se concreta la etapa de la adolescencia, que es esencialmente una época de cambios. Un periodo en la cual se producen importantes variaciones físicas y emocionales que transforman al niño en adulto. En la adolescencia se define también la personalidad, se construye la independencia y se fortalece la autoafirmación personal del individuo. En esta etapa la persona joven rompe, habitualmente, con la seguridad de la etapa infantil y comienza a construirse un mundo nuevo y propio. En esta fase, asimismo, resultan básicos el apoyo de la familia, la escuela y la sociedad, pues no debemos olvidar que la adolescencia sigue siendo una fase de aprendizaje (UNICEF, s/f). Es por este motivo que el embarazo y la maternidad, en este periodo, es determinante en la escolaridad y educación de las jóvenes. Y este tema es el que en el presente texto queremos abordar: embarazo y maternidad juvenil.

El embarazo en la adolescencia

En Estado mundial de la infancia 2011…, la UNICEF define a la adolescencia como “una etapa llena de oportunidades para los niños y las niñas, [que] exige nuestro compromiso con su desarrollo durante la primera década de sus vidas, para ayudarles a superar los peligros y las vulnerabilidades, y prepararlos para alcanzar todo su potencial” (2011: 2).

También en esta etapa de la vida son diversos “los peligros que encaran los niños y niñas adolescentes […] [como] los embarazos y partos a temprana edad, una de las principales causas de mortalidad entre las niñas adolescentes; las presiones que impiden a 70 millones de adolescentes asistir a la escuela; la explotación, los conflictos violentos y las peores formas de abuso a manos de los adultos” (UNICEF, 2011: iii).

En México, según la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes (Enapea):


… viven 22.4 millones de adolescentes que tienen entre 10 y 19 años de edad […] Hoy, el embarazo en adolescentes se ha convertido en un problema poblacional que amplía las brechas sociales y de género; se trata de un tema de proyecto de vida, de educación, de salud, pero sobre todo de respeto a sus derechos humanos, a su libertad y a su desarrollo como personas. Por ello, prevenir su ocurrencia y erradicar el embarazo infantil son objetivos estratégicos del Gobierno de la República que demandan acciones integrales, mecanismos de atención profesionales, de alta calidad, con total cobertura y con perspectiva de género.


Es importante hacer algunas consideraciones sobre la problemática del embarazo y el parto a edades muy tempranas, que en muchos casos aumentan la vulnerabilidad de las adolescentes y propician el desequilibrio de poder en el interior de la pareja. En este contexto, muchas veces las jóvenes se hallan en una situación de riesgo continuo por abuso y violencia sexual. El embarazo y la maternidad en la juventud, además, influyen en la no asistencia a la escuela y en la falta de oportunidades laborales –que son factores asociados a la pobreza.

El estudio de Save the Children Embarazo y maternidad en la adolescencia aporta algunos datos relevantes al respecto:


Una de las causas principales del embarazo en la adolescencia puede ser la falta de acceso a la educación integral en sexualidad, en particular, y a la educación formal en general. Aun estando inscritas en instancias de educación pública, una de las consecuencias a las que se enfrentan las adolescentes embarazadas es la deserción escolar que ocurre por factores como la vergüenza, el miedo al rechazo, la discriminación y hasta la violencia dentro del ámbito escolar (Save the Children, 2016: 37).


También en este estudio, los datos estadísticos indican que la mayoría de las adolescentes que se embarazan abandonan la escuela, con lo cual se truncan las posibilidades futuras de mejorar sus condiciones de vida, y se estima que la deserción escolar en adolescentes por embarazos se concentra en la secundaria, es decir, entre los 13 y 16 años.

También el Reporte de la Encuesta Nacional de Deserción en la Educación Media Superior, de 2012, cifra en 17.7 el porcentaje de mujeres embarazadas menores de 18 años que dejan la escuela, mientras que el porcentaje de las que dejan la escuela es de 30.7 entre las menores de 15 años. A su vez, 11.8 por ciento de las mujeres que desertan de la educación media superior mencionan el embarazo o el haber tenido un hijo como la causa principal de su deserción. En contraste, 2.3 por ciento de los hombres reconocen haber desertado de la escuela como consecuencia de haber embarazado a alguien o haber tenido un hijo.

Otro dato significativo es que los trabajos en el hogar se mantienen presentes de manera prioritaria y exclusiva para las mujeres adolescentes que son madres, y para las que no lo son. Sin embargo, no sólo el embarazo y la maternidad son responsables de la deserción escolar de las adolescentes, hay otras razones por las que las y los adolescentes dejan de ir a la escuela: la baja calidad de la educación, la discriminación que muchos jóvenes enfrentan, la falta de oportunidades y de oferta educativa, así como la necesidad de trabajar y, por último, la dificultad de encontrar una escolarización cercana y pertinente –en todos los niveles de la educación básica– especialmente en las zonas indígenas, de difícil comunicación o acceso y las más pobres del país.

El bajo nivel de educación, además, obliga a las y los jóvenes a aceptar trabajos mal pagados, peligrosos o en condiciones de explotación, incluso de explotación sexual y comercial. La maternidad temprana, asimismo, conduce a las niñas, de manera abrupta, a un mundo adulto para el cual no están preparadas, con efectos desfavorables sobre su vida y la de sus hijos. También el embarazo prematuro puede conllevar un alto riesgo para la vida y la salud de la madre y del bebé.

¿Qué es la Enapea?

La Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes constituye “un esfuerzo del gobierno federal por impulsar una política interinstitucional de largo plazo con el objetivo de reducir el número de embarazos en adolescentes en México en un periodo de 15 años, dentro de un marco respetuoso a los derechos humanos, y en particular de los derechos sexuales y reproductivos”.

Organismos que participan en la Enapea



Participan en la Enapea una gran cantidad de organismos, entre ellos: el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), el Consejo Nacional de Población (Conapo), la Secretaría de Salud (SSA), el Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva (CNEGSR), la Secretaría de Educación Pública (SEP), la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), el Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve), la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CNI), el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF). Esta multitud de organismos muestran la importancia y extensión que el gobierno da a la Estrategia. También se han vinculado al trabajo de la Enapea diversas organizaciones de la sociedad civil con gran conocimiento de la problemática.

El objetivo general y principal de la Enapea es “erradicar el embarazo adolescente entre menores de 14 años (como población objetivo) ya que, muy a menudo, estos embarazos son producto de una situación de coerción y violencia hacia las niñas”.

Entre los objetivos específicos relacionados con la vida escolar y educativa, destacamos: “Objetivo 1. Contribuir al desarrollo humano y ampliar las oportunidades laborales y educativas de las y los adolescentes en México”, y “Objetivo 5. Garantizar el derecho de las niñas, los niños y la población adolescente a recibir educación integral en sexualidad en todos los niveles educativos de gestión pública y privada”.

La Enapea también se propone incidir en los factores socioeconómicos para mejorar los logros académicos, promover el desarrollo adolescente y juvenil positivo, reducir la pobreza y disminuir las disparidades sociales.

Los ejes rectores de dicha estrategia son: intersectorialidad; ciudadanía y derechos sexuales y reproductivos; perspectiva de género; corresponsabilidad; participación juvenil; y evaluación y rendición de cuentas.

La Enapea plantea la relevancia del embarazo adolescente en los siguientes términos:


Hoy, el embarazo en adolescentes se ha convertido en un problema nacional que amplía las brechas sociales y de género; se trata de un tema de proyecto de vida, de educación, de salud, pero sobre todo de respeto a sus derechos humanos, a su libertad y a su desarrollo como personas. Por ello, prevenir su ocurrencia y erradicar el embarazo infantil son objetivos estratégicos del Gobierno de la República que demandan acciones integrales, mecanismos de atención profesionales, de alta calidad, con total cobertura y con perspectiva de género.

¿Qué es el Promajoven?

Dentro de la Enapea se incluye el Programa de Becas de Apoyo a la Educación Básica de Madres Jóvenes y Jóvenes Embarazadas (Promajoven). Este programa se inició en 2004 dentro de la Secretaría de Educación Pública (SEP), y en 2010 la Dirección General de Educación Indígena (dependiente de la SEB-SEP) asumió la dirección del Programa, integrándolo como una línea de trabajo que suma acciones desde una perspectiva de atención a la diversidad social, lingüística, cultural y étnica. La población objetivo del Promajoven son las adolescentes embarazadas o con hijas o hijos a cargo.

El Promajoven promueve la equidad de género y la no discriminación para las adolescentes que enfrentan la maternidad. El Programa también impulsa y amplía las oportunidades de acceso y permanencia en la educación básica (alfabetización, primaria y secundaria) de estas adolescentes, lo que permite mejorar sus condiciones de vida, así como reducir las desigualdades regionales y de género; también contribuye a garantizar el derecho a la educación y propicia el abatimiento del rezago educativo en este sector poblacional.

Según las Reglas de Operación del Promajoven 2016, el objetivo del Programa es “contribuir a asegurar mayor cobertura, inclusión y equidad educativa entre todos los grupos de la población en situación de vulnerabilidad, agravada por el embarazo y la maternidad que permitan consolidar un México con educación de calidad” (Acuerdo núm. 16/12/2015).




El Promajoven basa su implementación en la concesión de becas dirigidas a todas las adolescentes que sean madres o se encuentren en estado de embarazo, y que deseen iniciar, reincorporarse, permanecer y/o concluir la educación básica (primaria y secundaria) o la alfabetización. La escolarización de estas adolescentes puede ser dentro del sistema escolarizado, no escolarizado o mixto.

La beca que reciben las jóvenes consiste en un apoyo económico de 850 pesos al mes, por un máximo de 10 meses, siempre en consonancia con la situación económica y social de cada adolescente. La beca puede extenderse el tiempo necesario hasta que la alumna concluya los estudios de educación básica a los que se haya inscrito.

Para ser becarias del Promajoven es necesario tener entre 12 y 18 años 11 meses de edad y, obviamente, no haber concluido la educación básica. El importe de la beca es para hacer frente a los gastos que se derivan de la escolarización de las becarias y también para los gastos de mantenimiento de ella y de su/s hijos/s.

Entre las obligaciones de las becarias está el asistir puntualmente a las clases y/o a las asesorías académicas; aprobar el grado en el que estén inscritas en el caso de la modalidad escolarizada, o bien acreditar cinco módulos del INEA, o los que correspondan en función de su fecha de ingreso, en el sistema no escolarizado.

En las Reglas de Operación del Promajoven se detalla que:


[La becaria] podrá participar, cuando sea el caso y de manera adicional a sus actividades escolares, en actividades relacionadas con su salud sexual y reproductiva, derechos y prevención de la violencia, además de otras actividades educativas productivas y culturales que brinden otras instituciones, de acuerdo con los acuerdos de colaboración que las autoridades estatales pudieran establecer a favor de las becarias.


En los distintos estados de la República se han concretado convenios de colaboración y trabajo conjunto con otras dependencias oficiales, además de la SEP, que posibilitan a las becarias contar con el apoyo de asistencia médica para ellas y su/s hijo/s, así como también con asesoría sobre salud reproductiva, orientación y apoyo psicológico, y otras actividades educativas sobre cuidado materno-infantil, o actividades productivas, culturales y recreativas. Estas acciones son facilitadas gracias al apoyo y participación concurrente del Gobierno Federal, las entidades federativas y las diversas instancias vinculadas en los ámbitos educativos, de salud, de los derechos humanos y la cultura. La pretensión general de estas acciones es propiciar una atención integral a las beneficiarias del Promajoven.

Si bien todas las adolescentes embarazadas o madres que tengan entre 12 y 18 años y 11 meses pueden solicitar ser becarias del Promajoven, hay aspectos que se valoran para su inclusión en el Programa, en especial cuando los recursos son insuficientes respecto a la demanda.

De este modo, son factores determinantes para la concesión de la beca: el ingreso mensual de la solicitante; residir en uno de los municipios que se encuentren incluidos en el Sistema Nacional para la Cruzada contra el Hambre; residir en alguno de los municipios incluidos en el Programa Nacional para la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia (PNPSVyD); residir o ser proveniente de municipios rurales, indígenas de bajo y muy bajo índice de desarrollo humano establecidos por el Consejo Nacional de Población (Conapo) y/o su equivalente estatal en contextos urbanos marginados.

Estas consideraciones permiten comprobar que las becas del Promajoven están dirigidas principalmente a adolescentes cuya situación socioeconómica es muy vulnerable, o vulnerable y también a las que pertenecen a algún grupo indígena.

En la siguiente gráfica, extraída del estudio de Save the Children ya citado, se muestra la evolución del número de becas entregadas anualmente durante el periodo 2004-2014, el cual creció de manera importante, al pasar de 1087 becas en 2004 (año de creación del Promajoven), a 17 005 en 2014.




Desde sus inicios, el Promajoven ha sido evaluado por reconocidos investigadores e instancias académicas como El Colegio de México (Colmex) o la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), entre otras, a través del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). Estas evaluaciones han permitido reorientar el Programa, así como efectuar algunos ajustes en el proceso de su desarrollo.

Cabe destacar que este programa nació a raíz del conocimento de la realidad y necesidades del país, e intenta responder a la situación en la cual se hayan muchas adolescentes y que distintos organismos han ratificado. Por ejemplo, la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) habla del círculo vicioso que se establece entre maternidad precoz, número de hijos, falta de educación y menor capacitación laboral, combinación que define como una “estructura de desventaja” que refuerza la pobreza y la desigualdad.

En El “problema” del embarazo en la adolescencia: contribuciones a un debate, Claudio Stern (2012) analiza temas y aspectos que permiten conocer este fenómeno del embarazo y maternidad adolescente para ser abordado desde la política pública. Este especialista considera importante la contextualización, es decir, la pobreza y la desigualdad, como determinantes de la “estructura de desventaja”. También remite a la carencia de una buena educación sexual y de una ofertan adecuada de métodos anticonceptivos en la actualidad, que plantea una situación de vulnerabilidad de las adolescentes pobres, donde las desigualdades ya existentes aumentan. Este autor enfatiza también la necesidad de que en las escuelas públicas se imparta una educación sexual temprana, y de que los servicios públicos de salud sexual y reproductiva sean de acceso fácil y universal, al igual que los métodos de anticoncepción.

Se puede comprobar que los retos del Promajoven son diversos, entre ellos, por ejemplo, está el de incrementar la cobertura de atención en zonas rurales e indígenas y conseguir que el mayor número de madres jóvenes y de jóvenes embarazadas permanezcan en el Programa hasta concluir sus estudios de educación básica. Además, en las entidades federativas con menor índice de desarrollo humano, impulsar el logro académico sumando redes de apoyo y atendiendo al contexto social, cultural y lingüístico específico.

Los embarazos en adolescentes se han convertido en un problema de salud pública en México. Los estudios han detectado que los adolescentes inician su vida sexual entre los 13 y 14 años de edad. A ello hay que añadir otro dato importante: las menores de 15 años tienen cinco veces más riesgo de morir durante su embarazo, que las de mayor edad, y más aún si no asisten a revisiones médicas periódicamente.

A causa del embarazo, la mayoría de las adolescentes interrumpen su formación académica, se ven limitadas en su desarrollo laboral y, en ocasiones, viven periodos depresivos y de aislamiento grave. Además, las adolescentes tienen más probabilidades de sufrir un aborto espontáneo, ya que su cuerpo, en muchos casos, no tiene la capacidad de retener al embrión.

Los datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2012 destacan que entre 2005 y 2011 los embarazos adolescentes aumentaron de 30 a 37 por cada mil mujeres mexicanas, dato que debe ser considerado.

Evaluaciones al Promajoven: ¿Qué dicen los expertos del Programa?

Como se mencionó anteriormente, el Promajoven ha estado sujeto a diversas evaluaciones que, desde una mirada externa, han permitido analizarlo y proponer cambios y líneas de acción para su mejora. A modo de ejemplo, destacamos los siguientes documentos: “Estudio de diagnóstico nacional sobre el rezago educativo que presentan las madres jóvenes y las jóvenes embarazadas en relación con la educación básica”, realizado por un grupo de investigadores del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la UNAM (CRIM-UNAM, 2010); la Evaluación de Consistencia y Resultados 2011-2012 que, a través del Coneval, efectuó un equipo de investigadores del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS); así como la Evaluación Específica al Desempeño 2010-2011, que llevó a cabo el equipo dirigido por Manuel Gil Antón de El Colegio de México (Colmex).

Entre las recomendaciones y consideraciones que se pueden extraer de estos estudios, sobresalen:

  • Realizar evaluaciones con base en documentos y en evaluaciones complementarias.

  • Contar con el apoyo de trabajo de campo que permita conocer en las evaluaciones el efecto causal del Programa, su eficiencia y el nivel de satisfacción de las becarias.

  • Incorporar en la trayectoria escolar de los jóvenes de ambos sexos, desde quinto de primaria en adelante, la educación sexual y reproductiva. (El patrón de madre adolescente se repite y, así, es frecuente que las madres de las becarias, o sea las abuelas, también hayan sido madres solteras y adolescentes.)

  • Preparar a los docentes para que, cuando en sus aulas haya jóvenes embarazadas, no exista una actitud de desprecio o rechazo como es habitual. (Con frecuencia, directivos y maestros consideran que las jóvenes embarazadas y/o madres en la escuela y el aula son un mal ejemplo para el resto de alumnos y, por lo tanto, no quieren que ellas sigan en la dependencia escolar.)

  • Posibilitar el servicio de guardería que permita a las jóvenes embarazadas y madres jóvenes seguir estudiando.

  • Ampliar la cobertura del Programa.

  • Efectuar el seguimiento de las beneficiarias a corto, mediano y largo plazos, para obtener una visión más amplia de lo que el Programa ha ido desarrollando a lo largo de su gestión.

  • Especificar, describir y potenciar la colaboración interinstitucional.

  • Recabar información y seguimiento del tipo de escolaridad y la proporción de beneficiadas que transitan por las modalidades de escolaridad abierta, presencial o a distancia.

De estas consideraciones podemos concluir que el impacto del Promajoven y su ámbito de actuación debe ampliarse a la escuela e incluir a la comunidad educativa –docentes, directivos, madres y padres de familia, etc.– y a otras instancias gubernamentales (como la Secretaría de Salud y la Sedesol), además de organizaciones de la sociedad civil formadoras y/o conocedoras de la realidad de las jóvenes becarias.

Las voces del Promajoven: ¿Qué dicen las protagonistas del Programa?

Luego de haber presentado datos, cifras, gráficos y estudios que muestran una realidad que existe en el país y que debemos atender y entender, en este apartado queremos que todo ello dé paso a la voz de las adolescentes, los esposos, las madres y padres de las becarias del Promajoven y del personal que participa en el Programa. En resumen, queremos aproximarnos a las percepciones, necesidades, retos y proyectos que se plantean las becarias.

Joven madre de la comunidad indígena de Acayahual




Dalia vive en la comunidad indígena de Acayahual, del estado de Hidalgo[2], está estudiando y recibe la beca del Promajoven. Ahora tiene 18 años. A los 13 tuvo a su primer hijo y a los 16 años entró al Programa. Su propósito de estudio es claro: “… para salir adelante. Así, terminé la primaria”. Ella dice que “ha habido cambios en casa, ya que antes no sabía leer muy bien y ahora ya […] aprendí cómo ser madre también y voy a poder ayudar con las tareas a mis hijos”.

Asimismo, hablamos con Rosa, de 17 años de edad, que tiene un bebé de 3 años y otro de 1. Sobre el retorno de Rosa a la escuela (mediante el INEA), su esposo nos cuenta: “… me platicó y sí puede ir a la escuela […] es un apoyo en casa […] le digo que estudie cuando tiene tiempo […] ayuda bastante con eso de la beca en casa […] ella lleva las cuentas ahora”.

Este es un punto destacado, ya que en la comunidad la tarea principal de las mujeres y madres es cuidar la casa y a la familia. Por ello, el esposo de Rosa acepta que ella estudie y la apoya para que así sea, siempre que no interfiera en sus actividades en casa y en el cuidado de la familia.

Rosa nos comenta: “Mi suegra también se integró al estudio y ahora vamos juntas”. Este no es un caso único, ya que, en las comunidades rurales indígenas, muchas veces la adolescente embarazada se va a vivir a la casa de sus suegros, especialmente al tener descendencia. La suegra es quien la acompaña en las tareas domésticas y también la vigila. En el caso de Rosa, su suegra la acompañó varias veces a la escuela y, al conocer la dinámica de estudios, también se apuntó.

Rosa explica: “Hago la tarea cuando mi hija está en la escuela y cuando juega”; y respecto al dinero de la beca, dice: “… es para alimentar a mis hijos, y cuando enferman para llevarlos al doctor”.


El personal que
participa en el
Promajoven
entrevista a las
jóvenes becarias
y sus familias





El sistema educativo del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA) otorga a las adolescentes de esta comunidad, y de muchas otras de difícil acceso y de mayoría indígena, la oportunidad de continuar sus estudios.

El sistema del INEA desarrolla una modalidad educativa flexible que no obliga a la asistencia diaria a la escuela. A través de los libros de ejercicios y libros de texto que se les entregan, las muchachas pueden estudiar en su casa de manera autodidacta. Después, durante las reuniones en la escuela o en el círculo de estudios, habitualmente pueden usar computadoras y resolver problemas con el apoyo de asesores. El Modelo Educación para la Vida y el Trabajo es el programa educativo del INEA, que en la vertiente Indígena Bilingüe abarca desde la alfabetización hasta la secundaria y se dirige a las poblaciones hablantes de diferentes lenguas indígenas. Así, la atención educativa es realizada por asesores bilingües, durante toda la educación básica.


El sistema educativo del INEA otorga a las adolescentes de Acayahual, y a otras comunidades de difícil acceso, la oportunidad de continuar sus estudios





Es importante mencionar también que, a través de un convenio de colaboración de la SEP con la Dirección General de Educación Indígena (DGEI) y el INEA, se estableció esta modalidad educativa flexible que ha permitido a las adolescentes madres y/o embarazadas, iniciar (alfabetización) o continuar sus estudios.

En Acayahual se utiliza la única escuela de la comunidad, y las clases del INEA se llevan a cabo los jueves y domingos, de 1 a 6 de la tarde para no interferir con la jornada diaria, que es matutina.

De acuerdo con la normatividad del INEA:


En cumplimiento de sus atribuciones, el INEA propone y desarrolla modelos educativos, realiza investigaciones sobre la materia, elabora y distribuye materiales didácticos, aplica sistemas para la evaluación del aprendizaje de los adultos, así como acredita y certifica la educación básica para adultos y jóvenes de 15 años y más que no hayan cursado o concluido dichos estudios en los términos del artículo 43 de la Ley General de Educación.


No obstante, ante la realidad de la maternidad adolescente, con un documento de dispensa se acepta a menores en condiciones especiales, como es el caso de las adolescentes embarazadas y/o madres de menos de 15 años.

Tanto en contextos urbanos como rurales, las becarias y los coordinadores del Promajoven denuncian un problema habitual: “… las becarias sufren el rechazo de la misma escuela, de los mismos compañeros, maestros que muchas veces no las aceptan”.

Natalia, becaria del Promajoven, comenta:


Estaba en la escuela –una Escuela Secundaria General en Toluca, Estado de México–; cuando ya no pude esconder el embarazo, el director de la escuela me llamó y me dijo que yo era un mal ejemplo para mis compañeros y compañeras […] A través de él contacté con el Programa y con INEA […] Sí que extraño a mis compañeras […] ya casi no las veo […] Primero me hablaban a menudo, ahora ya no […] y es que tengo mucho trabajo cuidando de mi bebé.


Olga también refiere algo parecido: “El maestro y el director de la escuela aconsejaron a mis papás que cambiara de escuela […] yo creo que no me querían […] Algunos compañeros me hacían burla […] algunas amigas me daban ánimos”.






Tampoco los papás, según nos dicen algunos coordinadores, “saben cómo afrontar la situación, y el problema de que una hija salga embarazada y pueda seguir estudiando […] les da pena, se esconden, temen que les hagan burla. Entonces ellas se retraen, se esconden, y a veces, son rechazadas por su propia familia, y las orillan a dejar la escuela”. Un director nos comenta que los padres de familia de la escuela “no quieren que la joven madre o embarazada esté en las aulas junto con sus hijos. Quieren que la muchacha salga y buscan que se incluya en un centro de alfabetización de adultos”.

Sobre el funcionamiento del Programa y su difusión, es generalizada la consideración de que “la difusión en el medio indígena es difícil […] [y también] a las comunidades alejadas hacer llegar la beca cuesta, y muchas veces deben ir a buscarla a las capitales y zonas urbanas”.

La consideración de la beca es asimismo importante, tanto para las becarias como para sus familias. Un papá de una becaria es claro: “Agradezco este apoyo, ella y el bebé dependen de nosotros y este monto ayuda en parte, además puede continuar estudiando nuestra hija”.

Otras becarias insisten en decir: “Es una gran ayuda para mis hijos, de 5 y 2 años”; “El importe de la beca es para alimentar a mis hijos; cuando enferman, para llevarlos al doctor”; “No terminé la primaria porque mi madre nos abandonó y mi padre se fue a México y no tuve el apoyo de ellos […] ahora sí puedo con la beca seguir estudiando”; “A veces puedo hacer un pequeño regalo a mis hijos […] no quiero que les falte […] no tengo los lujos y gastos de mis amigas, no puedo […] tengo a mi bebé”.

Personal del Promajoven reconoce que: “Les motiva cuando les llega el cheque […] muchas veces tardan en cobrar […] eso es un problema […] a veces deben trasladarse a la capital, siempre con sus hijos […] Intentamos llegar a sus comunidades, pero es difícil a veces”; “… sin el recurso desertan del Programa”.


Coordinadoras del Promajoven con dos becarias y sus hijos




Muchas veces, la paternidad responsable –del papá o futuro papá– no se presenta. Existe un número reducido de hombres que permanecen junto a las adolescentes durante el embarazo y después del nacimiento.

Nayeli nos comparte: “Yo tenía miedo a quedar embarazada, pero él, mi novio, me insistió que no habría problema […] que siempre estaría conmigo […] pero nunca se ha encargado del bebé […] ya no lo veo”. Y Lucero: “Cuando supo del embarazo, desapareció […] Yo no lo podía creer […] Suerte que mi mamá…”.

A través del Programa se realizan talleres en las diferentes entidades del país, donde las becarias comparten sus experiencias, testimonios y problemáticas, y así pueden plantearse su proyecto de vida, apoyarse mutuamente y externar sus preocupaciones.

Nayeli explica: “A mis amigas –las que iban a la escuela conmigo– les digo que no es fácil, que no voy a abandonar nunca a mi bebé […] que si pueden no abandonen la escuela, que tengo mucho trabajo […] Ellas van a fiestas […] yo no puedo […] Las extraño”.

Rosalía: “Es difícil. Yo no sabía cómo agarrar a mi bebé, cómo hacerle. A veces, cuando no me ven, lloro […] No sé si podré”.

Hortensia: “Mis amigas me invitan […] Yo no puedo salir […] Todo parece fácil pero no lo es […] Me he hecho grande de golpe, mejor que ellas no”.

Referencias

ACUERDO núm. 16/12/15 por el que se emiten Reglas de Operación del Programa Nacional de Becas para el ejercicio fiscal 2016. En: Diario Oficial de la Federación, 30 de diciembre de 2015.

CRIM-UNAM (2010). Estudio de diagnóstico nacional sobre el rezago educativo que presentan las madres jóvenes y las jóvenes embarazadas en relación con la educación básica. Documento final [en línea]: <www.promajoven.sep.gob.mx/es/transparencia/evaluaciones.html>. Ir al sitio

DGPP-SEP, Dirección General de Planeación y Programación-Secretaría de Educación Pública (2008). Glosario. Términos utilizados en la Dirección General de Planeación y Programación. México: SEP. Disponible en: <cumplimientopef.sep.gob.mx/content/pdf/Glosario%202008%2024-jun-08.pdf>. Ir al sitio

ENAPEA, Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes [en línea]: <www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/55979/ENAPEA_0215.pdf>. Ir al sitio

EVALUACIÓN de Consistencia y Resultados 2011-2012. Programa Becas de Apoyo a la Educación Básica de Madres Jóvenes y Jóvenes Embarazadas [en línea]: <www.promajoven.sep.gob.mx/files/evaluaciones/externas/Evaluacion_Consistencia_Resultados_2011_2012.pdf>. Ir al sitio

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NOTAS

* Doctora en Ciencias Antropológicas por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM)-Iztapalapa. Ha laborado en el Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe) y en la Dirección General de Educación Indígena (DGEI-SEP).
Agradezco a la Secretaría de Educación Pública del Estado de Hidalgo (SEPH), al Instituto Hidalguense de Educación para Adultos, así como a los Programas Promajoven del Estado de México (SEP) y de la Ciudad de México Servicios Educativos en el Distrito Federal (AFSEDF) por el apoyo brindado que ha permitido entrevistar a las becarias del Programa y conocer en campo el funcionamiento del Programa y en especial a la Dirección General de Educación Indígena (DGEI) y su directora la Mtra. Rosalinda Morales Garza.

  1. Eficiencia terminal (indicador educativo). Permite conocer el número de alumnos que terminan un nivel educativo de manera regular (dentro del tiempo ideal establecido) y el porcentaje de alumnos que lo culminan extemporáneamente. Es la relación porcentual que resulta de dividir el número de egresados de un nivel educativo determinado, entre el número de estudiantes de nuevo ingreso que entraron al primer grado de ese nivel educativo n años antes” (DGPP-SEP, 2008: 92). Matrícula. Conjunto de alumnos inscritos durante un ciclo escolar en una institución o plantel educativo (DGPP-SEP, 2008: 128).
  2. La localidad de Acayahual, de 218 habitantes, está situado en el municipio de Huejutla de Reyes (en el estado de Hidalgo). La ratio de fecundidad de la población femenina es de 2.81 hijos por mujer. El porcentaje de analfabetismo entre los adultos es de 16.06 (13.64% en los hombres y 18.52% en las mujeres) y el grado de escolaridad es de 6.72 (7.53 en hombres y 5.74 en mujeres). De los adultos, 56.42% hablan alguna lengua indígena. La localidad cuenta con 49 viviendas, de las cuales ninguna dispone de una computadora. (Información tomada de: <mexico.pueblosamerica.com/i/acayahual/>.) Ir al sitio
Créditos fotográficos

- Imagen inicial: Shutterstock

- Foto 1 (cuadro): INEE, cálculos con base en la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2014, INEGI (2015a) y en la Medición de la pobreza en México 2014, Coneval (2015) para la variable de condición de pobreza y la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, 2° trimestre de 2015, INEGI (21015a) para la variable condición de actividad.

- Foto 2: www.conapo.gob.mx

- Foto 3: www.promajoven.sep.gob.mx

- Foto 4 (gráfica): Elaboración propia con datos de la solicitud de información con número de folio 0001100004915.

- Foto 5 a 11: Anna Pi i Murugó

- Foto 12 a 14: Diego Castillo Hernández