![]() Diversidad lingüística en Canadá: UNA REFLEXIÓN DESDE LA EDUCACIÓN PATRIMONIAL Loreto Apreza Rodríguez [*] Canadá es una nación multicultural consciente de la diversidad lingüística de su territorio y de los derechos culturales de sus hablantes, que reconoce un patrimonio lingüístico multicultural constituido por las lenguas indígenas y las lenguas de los inmigrantes provenientes de todos los continentes. De ahí que la educación patrimonial en lenguas abra un campo de intervención educativa importante para la protección y fortalecimiento del patrimonio lingüístico. Los dos programas de atención a la diversidad lingüística en Canadá son: inmersión y educación en lengua patrimonial. La finalidad de este texto es conocer la situación lingüística en Canadá, presentar los programas de educación patrimonial en lenguas en el contexto de los derechos culturales y el patrimonio inmaterial y mostrar algunas diferencias y semejanzas en dicha educación entre Canadá y México en tanto que ambas son naciones plurilingües. ![]() Patrimonio, derechos culturales, lingüísticos y educación: el caso de Canadá
Patrimonio cultural es la herencia sociocultural de una determinada nación (Teixeira, 2006: 134). Esta herencia sociocultural juega un papel importante en la construcción de identidades y sociedades (Arizpe, 2006: 20). Por ello, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) sostiene que son bienes únicos e irremplazables que presentan un interés excepcional para la humanidad entera, ya que guardan un valor desde el punto de vista histórico, artístico o científico. La pérdida de dichos bienes provocaría un gran empobrecimiento para la sociedad, pues el patrimonio representa un medio para la conservación, progreso y difusión de saberes culturales. Por lo tanto, es indispensable adoptar nuevas disposiciones que establezcan un sistema eficaz de protección colectiva del patrimonio cultural (UNESCO, 1972). La clasificación del patrimonio cultural incluye los bienes materiales e inmateriales. El primero abarca espacios arquitectónicos, piezas simbólicas y reservas naturales con una invaluable carga histórica, cultural o estética, entre otros. El patrimonio inmaterial fue definido en la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial (UNESCO, 2003) como: …los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas –junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes– que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural. Este patrimonio cultural inmaterial, que se transmite de generación en generación, es recreado constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles un sentimiento de identidad y continuidad y contribuyendo así a promover el respeto de la diversidad cultural y la creatividad humana… Según esta convención, son expresiones del patrimonio inmaterial:
Y se recomienda “garantizar la viabilidad del patrimonio cultural inmaterial, comprendidas la identificación, documentación, investigación, preservación, protección, promoción, valorización, transmisión –a través de la enseñanza formal y no formal– y la revitalización de este patrimonio en sus distintos aspectos” (UNESCO, 2003). Por su parte, en los artículos 3 y 5 de la Declaración de Friburgo (Grupo Friburgo, 2007) se establece que:
Artículo 3 (Identidad y patrimonio culturales)
Artículo 5 (Acceso y participación en la vida cultural)
La preservación y fortalecimiento de las lenguas obedece, pues, al respeto y aprecio hacia la diversidad cultural, los derechos culturales y la dignidad humana como factores determinantes para la legitimidad y coherencia del desarrollo nacional. Esto incluye la libertad de expresarse en público y privado en los idiomas con los que el individuo se sienta más identificado, así como la libertad de desarrollar y compartir conocimientos, expresiones culturales y diferentes formas de creación, y reivindicar el derecho a que estas creaciones sean protegidas por ser resultado de la actividad cultural. La educación (sea formal, no formal o informal) es un vehículo determinante, un medio insustituible para la preservación, fortalecimiento y promoción de dichas lenguas, no sólo como un bien cultural, como herencia y construcción de identidades culturales, sino como un derecho (cultural, lingüístico y de diversidad de expresión cultural) y una vía para el desarrollo económico y político. La educación en lenguas patrimoniales, como un ejercicio de los derechos culturales, tiene como objetivos: informar sobre los patrimonios culturales; constituir un recurso para el desarrollo y preservación de las lenguas; así como promover el derecho a la libertad de buscar, recibir y transmitir conocimientos y el derecho a participar en la sociedad y contribuir a su producción. Asimismo, se orienta a la protección y promoción de la diversidad de las expresiones culturales, ya que crea condiciones para que las lenguas puedan prosperar a través de interacciones socioculturales en diferentes escenarios, dignificando y valorando la diversidad lingüística (UNESCO, 2005). La lengua es uno de los elementos que forman parte del patrimonio cultural inmaterial de un pueblo, ya que representa sentidos culturales y, a su vez, la cultura es expresada a través del lenguaje. Proteger el patrimonio implica, por lo tanto, preservar y fomentar el uso de las lenguas. La importancia que otorga Canadá a las lenguas patrimoniales está ligada a la historia de su colonización (Duff, 2008: 71) y responde, también, como señala Teixeira, a la función de la educación como un medio que permite producir sentidos que hacen posible explicar la lógica del Estado nación (2006: 140). Los francófonos son la minoría lingüística más importante en Canadá, seguidos por los nativos originarios o aborígenes. Por otra parte, la inmigración proveniente de diversas culturas ha implicado la adopción de otras lenguas como parte del patrimonio lingüístico canadiense. Como nación multicultural, Canadá reconoce la interacción y las relaciones constitutivas entre la diversidad de sus ciudadanos. Por ello, su patrimonio no está asociado a una sola cultura, pues reconoce también que, como señala Lourdes Arizpe, el reto para este tipo de naciones es garantizar el derecho a la diversidad, los derechos culturales y los derechos lingüísticos de los individuos y las sociedades para que tengan a su disposición las condiciones que les permitan construir su identidad, ya que los sujetos que practican múltiples culturas redefinen su identidad de forma muy distinta al inventar, intercambiar y reconstruir sus usos y costumbres (2006: 17). Por más de medio siglo, Canadá ha sido proactivo en la preservación de las lenguas indígenas y las lenguas provenientes de la inmigración. De hecho, el término lengua patrimonial fue acuñado por los canadienses,[1] reconociendo que la educación patrimonial en lenguas es una vía para proteger los derechos culturales y lingüísticos, promover la cohesión política y social, y crear nuevas representaciones simbólicas para la reconstrucción de identidades. ▼ Mosaico lingüístico de Canadá
Canadá es un país con una amplia diversidad cultural y lingüística proveniente de la población originaria o aborigen, anglófona, francófona y de los inmigrantes de todos los continentes. Por ello se establece como una nación multicultural. En las cifras más conservadoras de Statistics Canada (2014), en julio de 2014 la población estimada era de 35 540 400 habitantes. ![]() En la Constitución, se reconoce la diversidad cultural de la población en el Canadian Multiculturalism Act, y el gobierno está comprometido a preservar y fortalecer el patrimonio multicultural incluyendo a todos los integrantes de la sociedad canadiense más allá de sus diferencias étnicas, religiosas o de su origen cultural[2] (Government of Canada, 1988). El mosaico lingüístico de Canadá integra el inglés y el francés como lenguas nacionales, 60 lenguas indígenas en 12 familias lingüísticas y 53 lenguas de la inmigración provenientes de 12 familias lingüísticas (Statistics Canada, 2011). ![]() Las dos lenguas nacionales, inglés y francés, han tenido reconocimiento oficial desde la Confederación en 1867, pero en 1985, el Official Languages Act (OLA) o Loi sur les Langes Officielles, destaca la importancia del bilingüismo y los derechos de las minorías lingüísticas (Duff y Li, 2009: 1). Se estableció que aunque el inglés y el francés son las lenguas oficiales, con iguales derechos y privilegios, tal reconocimiento no va en detrimento de otras lenguas, de las que también se reconoce el valor y derecho de uso[3] (Gouvernement du Canada, 1985). Las políticas nacionales reconocen el estatus de las lenguas indígenas y los otros idiomas que hablan muchos canadienses, a quienes el gobierno denomina allophones, y la situación de bilingüismo social del país. En la gráfica 1 se puede observar el porcentaje de lenguas madre en Canadá. La población también responde ante este panorama lingüístico, ya que decide aprender diferentes lenguas por muchas razones como la filiación, identidad personal, conexión con el pasado ancestral o aspiraciones futuras (Duff y Li, 2009: 2) ![]() Por ello, la rehabilitación y fortalecimiento de las lenguas indígenas y sus comunidades han tomado fuerza ante el reconocimiento de la situación social y la importancia de preservar el patrimonio cultural inmaterial. Ante la gran diversidad cultural y lingüística y la importancia de los derechos para la participación y el fortalecimiento del uso de las lenguas, de acuerdo con el Censo de 2011, ha habido un incremento del bilingüismo social e individual en Canadá, siendo los allophones y los francófonos quienes tienden a aprender más de una lengua. Actualmente, 17.5 por ciento de la población, es decir, alrededor de 5.8 millones de canadienses, reporta ser bilingüe en inglés y francés; sin embargo, la proyección de crecimiento ha disminuido desde 2001 (Statistics Canada, 2011). ![]() ▼Educación patrimonial en lenguas
En Canadá, el término de lengua patrimonial –o heritage language en inglés y langues d’origine en francés– hace referencia a las lenguas, las lenguas indígenas y a las provenientes de la migración (Duff, 2008: 72). Este país ha desarrollado políticas e iniciativas educativas para preservar y fortalecer su patrimonio lingüístico. Ha adoptado las categorías de decolonialización y epistemología cultural para construir modelos de educación patrimonial (Duff y Li, 2009: 3). La gama de estudiantes que reciben enseñanza bilingüe en lenguas patrimoniales es muy diversa, ya que tienen historias sociales, culturales y educativas muy diferentes. Debido a sus necesidades educativas y metas de aprendizaje, el grupo de alumnos está muy lejos de ser homogéneo. No obstante, los servicios escolares deben operar con base en la política bilingüe y también con la garantía de reforzar las lenguas originarias de los alumnos que asisten a esas clases (Magnet, 1999: 62). Para ello, tienen diversos programas de educación bilingüe, aunque son dos los empleados con mayor frecuencia debido a que fomentan una forma fuerte de bilingüismo (Baker, 1993: 220). Estos programas son: el de inmersión para el aprendizaje de las lenguas nacionales, y el de mantenimiento de la lengua patrimonial, que puede incluir lenguas indígenas y lenguas provenientes de la migración. La enseñanza bilingüe por inmersión consiste en que un grupo homogéneo en primera lengua (L1) toma clases en donde se utiliza la segunda lengua (L2) como un vehículo para abordar los contenidos escolares. Las horas que se imparten en la segunda lengua se incrementan gradualmente dependiendo de los años de estudio. Esta enseñanza puede cursarse en diferentes periodos de edad, es decir, desde la niñez temprana hasta la adultez. En Canadá, la enseñanza bilingüe por inmersión ha sido exitosa para el aprendizaje de las dos lenguas nacionales, ya que el país tiene una situación social que favorece el bilingüismo aditivo[4] francés-inglés. También ha sido exitosa debido a que son los alumnos y sus padres quienes deciden ingresar a una escuela con este programa, lo cual está de acuerdo con los derechos lingüísticos que tiene la población para adquirir la competencia bilingüe. Son las convicciones de los estudiantes y/o sus familias las que llevan a fortalecer un compromiso con la actividad. Además, la comunicación dentro del salón de clase busca ser significativa, auténtica y pertinente a las necesidades del aprendiz, por lo que evita ser forzada, mecánica y estrictamente controlada. Junto a los programas de inmersión, el otro modelo para la enseñanza de las lenguas en Canadá es el mantenimiento de la lengua patrimonial. Estos programas protegen y desarrollan la lengua materna del individuo (diferente al inglés o el francés) junto con una lengua mayoritaria. Según Baker (1993: 233), los programas de educación en lengua patrimonial varían en estructura y contenido, pero cuentan con las siguientes características:
El modelo de mantenimiento de la lengua patrimonial es exitoso por diversos motivos; uno de ellos es que los estudiantes mantienen su lengua materna. El uso de la lengua materna como vehículo para el aprendizaje fortalece el rendimiento escolar al minimizar las interferencias de la enseñanza de una lengua diferente. Aunado a esto, la enseñanza en lengua patrimonial fortalece la autoestima y la construcción de un autoconcepto que integra la cultura del hogar y la cultura nacional. Finalmente, se fortalece un bilingüismo aditivo que multiplica las interacciones culturales, facilita el desarrollo cognitivo y fomenta el desarrollo de las lenguas patrimoniales. Detrás de la educación bilingüe en Canadá, es muy importante considerar que existe una ideología política, social y cultural. La promoción del bilingüismo tiene el propósito de encaminar a la sociedad hacia una nueva estructuración de la identidad nacional. Por ello, la educación en lengua patrimonial desata un debate en cuanto al multiculturalismo de ese país. Un tema de preocupación destacado es la cuestión de la “afirmación positiva”, en la cual existen tensiones sociales negativas para la integración y el desarrollo de la sociedad. Cummins (2002: 43) menciona que detrás del discurso político sobre la multiculturalidad canadiense se ocultan las relaciones coercitivas de poder, ya que sigue sin cuestionarse la estructura nacional para la imposición del inglés y el francés como lenguas nacionales. También resalta que, aunque las políticas hayan llevado a acciones educativas y avances importantes, las buenas intenciones no son suficientes: es necesario un cambio consciente sobre las relaciones de poder que operan a través del lenguaje en la sociedad. Así, la educación bilingüe con enfoque multicultural para la preservación del patrimonio lingüístico destaca la diversidad y promueve el respeto hacia la misma, pero no hace mucho por oponerse a las desigualdades de las estructuras de poder y las relaciones entre los diferentes grupos culturales del país. Aunque la educación patrimonial plantea desafíos administrativos, también produce beneficios tales como:
A continuación se exponen algunas de las experiencias educativas en Canadá en torno a la educación patrimonial en lenguas. ▼ Algunas experiencias educativas en lenguas patrimoniales
Según la Official Languages Act, los alumnos cuyo idioma sea diferente al inglés o que pertenezcan a una minoría lingüística tienen derecho a recibir instrucción en su lengua materna (Gouvernement du Canada, 1985). Los principales programas de educación bilingüe en lengua patrimonial en Canadá –de inmersión y de mantenimiento de lengua patrimonial– tienen una amplia gama de posibilidades debido a la diversidad de contextos educativos, de estudiantes y lenguas habladas. Por ello, cada caso resulta único en cuanto a necesidades, recursos pedagógicos y objetivos lingüísticos. En este sentido, existen algunas experiencias que ayudan a comprender mejor cómo se lleva a cabo la educación en lenguas patrimoniales en Canadá. Montreal: Bilingüismo en lenguas mayoritarias y nacionales La enseñanza por inmersión llevada a cabo en Montreal, segunda provincia más poblada de Canadá, retoma las dos lenguas nacionales: inglés y francés. El movimiento de inmersión empezó en St. Lambert, Montreal, en 1965, tras la demanda de algunos padres francófonos para que se instituyera una clase experimental en preescolar a fin de que los alumnos se hicieran competentes para comprender, hablar, leer y escribir en francés y en inglés sin descuidar el rendimiento académico ni la asimilación cultural francófona y anglófona (Lambert, Genesee, Holobow y Chartrand, 1993: 4). A partir de esta experiencia, surgieron diversos programas para fortalecer la lengua y la cultura:
Parte del éxito de estos programas se debe a que al contexto que propicia el contacto entre las dos lenguas está relacionado con el desarrollo de una forma fuerte de bilingüismo aditivo. En Montreal, el inglés y el francés son dos lenguas mayoritarias y con estatus social, político, cultural y económico (Canadian Council of Learning, 2008). Este contexto brinda una gran flexibilidad para la innovación curricular. En la foto 1, se observa una manifestación en pro del bilingüismo en Quebec. ![]() Nunavik: Bilingüismo en lengua indígena La educación para preservar las lenguas aborígenes surge de un proceso de decolonización posterior a la Segunda Guerra Mundial. Entre 1940 y 1950, los niños inuit asistieron a escuelas residencia para asimilarlos a la nación canadiense a través del aprendizaje del inglés. La decadencia de las escuelas residenciales dio pie a la construcción de escuelas para niños aborígenes. Hacia 1970, la educación inuit empleaba su propia lengua para la instrucción en la mayoría de escuelas primarias. Antes de la Primera Guerra Mundial, la educación sólo consistía en jornadas alfabetizadoras de misioneros religiosos. Después de la Segunda Guerra Mundial, se impuso la instrucción del inglés como lengua para que las comunidades inuit pudieran realizar actividades económicas y de comunicación como el resto del país (Patrick y Shearwood, 1999: 251). ![]() Sin embargo, después de los éxitos del programa de inmersión en Montreal y el reconocimiento de los derechos de las minorías lingüísticas por parte de la UNESCO en 1953, algunos políticos de Nunavik, región inuit perteneciente a Nord-du-Québec, se cuestionaron la enseñanza del inglés. Así, en 1964, se votó una política a favor de la enseñanza del inuktitud. Los habitantes fueron quienes decidieron en dónde querían inscribir a sus hijos, y 89 por ciento de las familias inscribieron a sus hijos en escuelas cuyos cursos retomaban la lengua y saberes de la cultura inuit y también enseñaban inglés (Patrick y Shearwood, 1999: 255). Es decir, políticamente se reconoce y se ejerce el derecho a la construcción de la identidad cultural y lingüística patrimonial del pueblo inuit, y su valor fue respaldado por la decisión pública, pero sigue habiendo una estructura de dominio que favorece a las lenguas nacionales de Canadá. Alberta: Bilingüismo en lengua extranjera El español es la tercera lengua extranjera más hablada en Canadá por el origen de los inmigrantes y las relaciones económicas y sociales con países latinoamericanos, como México y Chile, y también con España. Debido a ello, se facilita la enseñanza del español dentro del currículo como lengua materna, segunda o tercera lengua (Alberta Education, 2014). Además, forma parte de los derechos lingüísticos de la población canadiense cuya lengua materna es diferente al inglés o al francés. El Departamento de Educación de Alberta elabora el currículo, certifica a los profesores, autoriza cursos y materiales educativos según la pertinencia de los mismos en torno a la promoción, el respeto y la valorización de la diversidad; es decir, pone especial énfasis en la multiculturalidad y en las necesidades individuales (Alberta Education, 2005: 3). El español es retomado como una vía para la construcción de conocimientos y se utiliza durante la mitad de la jornada escolar. Junto a las actividades académicas, el contexto familiar también permite desarrollar una forma fuerte de bilingüismo, ya que los alumnos que asisten a estas escuelas, generalmente provienen de hogares cuyos miembros son hispanohablantes. Estas tres experiencias que forman parte del abanico de posibilidades para abordar el patrimonio lingüístico mediante la educación son diferentes entre sí debido al contexto, el origen, la lengua y el tipo de acciones educativas que se despliegan a partir de estos elementos. Sin embargo, tienen semejanzas, ya que en todos los casos la lengua materna se emplea en el contexto escolar, lo que fomenta la preservación de la lengua, el desarrollo de la competencia bilingüe y el aprendizaje de los contenidos escolares del plan de estudios. Estas experiencias también se relacionan con los derechos culturales declarados por el Grupo Friburgo (2007), ya que existe una respuesta gubernamental para promover los derechos lingüísticos de la diversidad, pero son los ciudadanos quienes tienen la libertad de exigir y recibir educación en su idioma y en otros que les sean útiles para su vida cotidiana. Se promueve así el ejercicio de los derechos culturales y de la diversidad de expresiones culturales a través de la preservación del patrimonio lingüístico. ▼ Conclusiones
Canadá, al igual que México, posee una gran diversidad lingüística, la cual forma parte del patrimonio cultural intangible; por lo tanto, se debe garantizar su protección y fortalecimiento conforme a los derechos culturales y la diversidad de expresiones culturales. Es en ese marco donde se debe pensar la educación patrimonial en lengua. En términos cognitivos, sabemos que es imposible pensar sin lenguaje y, por lo tanto, también es imposible pensar fuera de la cultura. Debido a que el lenguaje es una herramienta que ayuda al individuo a interactuar consigo mismo y con su contexto, brinda significado y da sentido a su relación con el mundo. El lenguaje también permite transmitir el conocimiento de una cultura por medio de las funciones simbólicas. Es un elemento que preserva y desarrolla cultura; por ello, forma parte esencial en la constitución de la identidad individual pero también cultural. Expresarse en una lengua es un derecho cultural y de respeto a la diversidad porque corresponde a la libertad de desarrollar y compartir conocimientos, expresiones y diferentes formas de creación. La protección y promoción de la diversidad lingüística concientiza sobre la dignidad humana. En el ámbito del individuo, el bilingüismo es un término que puede hablarnos de las capacidades cognitivas, comunicativas y sociales que el sujeto pone en juego al estar en contacto con grupos lingüísticos diversos. Es decir, poder expresarse y comprender dos lenguas pone en evidencia el contacto entre las culturas y la construcción de identidad a través de la comunicación entre ellas. Por esta razón, puede decirse que los individuos no existen en contextos herméticamente aislados y que tampoco lo están las lenguas. El bilingüismo es un fenómeno lingüístico tanto individual como social. Es ahí donde adquiere relevancia el caso de Canadá para México, pues ambos países tienen lenguas nacionales y también una gran variedad lingüística, por lo cual deben garantizar los derechos lingüísticos y culturales de sus ciudadanos, en la perspectiva de preservar y desarrollar el patrimonio lingüístico. El patrimonio de Canadá incluye dos lenguas nacionales –inglés y francés–, 60 lenguas indígenas y 52 provenientes de la inmigración. El patrimonio de México comprende el español como lengua nacional, 11 familias lingüísticas con 68 agrupaciones lingüísticas (o lenguas indígenas) con 364 variantes (Instituto Nacional de Lenguas Indígenas, 2010). Estos patrimonios intangibles deben ser protegidos, para lo cual, cada país ha diseñado estrategias propias. En ambos países, el reconocimiento de la riqueza que guarda la diversidad lingüística ocurrió de manera tardía. Fue hasta mediados del siglo pasado cuando se empezaron a desarrollar programas educativos para fomentar el bilingüismo y preservar así el patrimonio cultural lingüístico. Es en este punto donde la educación patrimonial toma caminos diferentes para cada nación. Canadá adopta una política con una perspectiva multicultural[5] debido al reconocimiento de la diversidad cultural ancestral y de la inmigración, por lo que todos los habitantes canadienses tienen los mismos derechos. Por su parte, México, en el artículo 2° constitucional, se define como una nación pluricultural, y en materia de educación se intenta construir un currículum intercultural.[6] La planificación lingüística es otro tópico importante en cuanto a la preservación y fortalecimiento del patrimonio lingüístico de una sociedad. La sustitución de una lengua no es un proceso evolutivo, refleja cambios económicos, políticos y sociales. Mientras se cierren los espacios para el desarrollo de las lenguas patrimoniales y su preservación, esta gran diversidad se encontrará amenazada. Al respecto, Canadá y México cuentan con leyes para el fortalecimiento del patrimonio lingüístico: Official Languages Act (1985) en Canadá y la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas (2003) en México. En ambos cuerpos legislativos se establece la obligación de preservar el patrimonio lingüístico, la igualdad de estatus de las lenguas, así como los derechos y las garantías para su uso. Sin embargo, la situación lingüística de cada país es diferente; mientras que en Canadá hay condiciones propicias para el bilingüismo aditivo, México se encuentra en una situación de diglosia.[7] En ambos países, la educación patrimonial tiene un gran peso para proteger y promover el patrimonio lingüístico, los derechos culturales y las expresiones culturales, por lo que resulta un elemento clave para la planificación lingüística. Los propósitos y funciones de cada lengua se simbolizan y potencian en la escuela para lograr una competencia bilingüe. En Canadá, los principales programas son el de inmersión y el de mantenimiento de la lengua patrimonial, en tanto que en México opera el modelo de educación intercultural bilingüe. Cada modelo atiende a una realidad diferente, por ello es difícil hacer una comparación o importar estrategias de otros contextos sociales y educativos. No obstante, resulta esencial utilizar la lengua indígena como un vehículo para el aprendizaje escolar. En México, el modelo de educación intercultural bilingüe se prescribe para algunas escuelas con población indígena. En muchas de éstas, el patrimonio lingüístico se encuentra en riesgo debido a que algunos maestros no cuentan con la competencia bilingüe en lengua indígena y lengua nacional. Las escuelas con casos de éxito han sido aquellas que, de forma similar a lo que ocurre en Canadá, se encuentran en comunidades donde se valora y se exigen los derechos lingüísticos, entre los cuales está recibir educación en la lengua materna. Por otro lado, debido a la política multicultural de Canadá, existe un contexto apropiado para el bilingüismo aditivo, es decir que las lenguas cuentan con un prestigio social, económico y político. En cambio, en México existe una situación de diglosia, donde una lengua se coloca como dominante en detrimento de las lenguas minoritarias, en este caso, el español sobre las lenguas indígenas. Sin embargo, cabe mencionar que también existen muchas críticas hacia el modelo multicultural en la enseñanza de lenguas de Canadá, ya que constituye una acción afirmativa que corre el riesgo de destacar las diferencias y requiere un estado paternalista para su cuidado. También es importante recordar que la enseñanza en lenguas no sólo consiste en lograr el aprendizaje de reglas gramaticales y vocabulario, sino que lleva consigo una expresión cultural que no debe perderse de vista. Recordando a Borges: “la lengua no es sólo un conjunto de símbolos arbitrarios, sino, todo un mundo lleno de significación”. ♦ ▼ Referencias
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▼ Créditos fotográficos
- Imagen inicial: freeimages.com - División política de Canadá: Shutterstock - Imagen de tótem en el cuadro “Diversidad lingüística en Canadá y número de hablantes”: Shutterstock - Foto 1: Shingler, 2013 - Foto 2: Macchales, 2013 |