Enlazando Raíces:
UNA PROPUESTA ALTERNATIVA DE
EDUCACIÓN INTERCULTURAL
EN SAN JUAN CUAUTLANCINGO, PUEBLA

Carolina Lievano Salazar[*]

En este artículo se presenta la experiencia del proyecto educativo intercultural Enlazando Raíces en la localidad de San Juan Cuautlancingo, Puebla. Se trata de una proposición alternativa orientada a que la comunidad revalore su patrimonio cultural inmaterial y el uso de éste como herramienta para incrementar su buen vivir. Se plantea una estrategia de educación patrimonial dirigida a recuperar el patrimonio cultural de la comunidad como una herramienta para reflexionar sobre el contexto y las necesidades de la localidad, las prácticas, los saberes y las relaciones con otras culturas, y principalmente para fortalecer la generación de procesos sociales, económicos, culturales y ecológicos que resulten en beneficio de la población.

Introducción

San Juan Cuautlancingo es la cabecera del municipio de Cuautlancingo, perteneciente al estado de Puebla, en México; se encuentra ubicado aproximadamente a media hora de la capital de Puebla, que es la quinta ciudad más poblada del país.

En cuarenta años, la capital poblana ha tenido un incremento considerable de población y superficie urbana: con base en datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi, 2009), en 1970 su población era de 532 744 habitantes y la superficie urbana alcanzaba 22.83 kilómetros cuadrados (km²), en tanto que, en el año 2010, la primera llegó a 1 537 819 habitantes, y la segunda, 223.94 km², lo que representa un incremento de 2.89 veces la población y de 9.81 veces la superficie urbana. Hasta el año de 1960, la ciudad tuvo un crecimiento ordenado que respetaba la traza original del centro histórico; sin embargo, para los años setenta, empezó a crecer de forma acelerada, irregular y expansiva.

Como parte de las colindancias del municipio de Puebla, podemos encontrar los municipios de Tepatlaxco de Hidalgo, Teolocholco, Cuautinchán, Amozoc, Ocoyucan, San Andrés Cholula, San Pedro Cholula, y Cuautlancingo. También en ellos se ha registrado un incremento acelerado de población y de la extensión de las zonas urbanas; sin embargo, los cinco últimos son considerados dentro de los más representativos de la Zona Metropolitana Puebla-Tlaxcala, ya que concentran a la mayoría de la población y forman parte de la zona conurbada de la ciudad de Puebla.

En el caso específico del municipio de Cuautlancingo, se contabilizó un crecimiento de 11 452 a 79 163 habitantes en el periodo de 1970 a 2010, lo cual refleja un incremento poblacional de siete veces y provocó un considerable crecimiento de la zona urbana. Los principales factores de crecimiento urbano de Cuautlancingo han sido la construcción de unidades habitacionales, fraccionamientos y vialidades; el asentamiento de corredores industriales; así como la creación y crecimiento de la industria.

Al igual que muchas otras colonias de crecimiento irregular y zonas conurbadas de la capital poblana, Cuautlancingo es un municipio en el que, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), se registra un bajo índice de desarrollo humano (IDH), indicador de tres dimensiones del desarrollo humano: salud, educación e ingreso. Pero ¿cuál es la relevancia de estos datos para el conocimiento de la localidad de San Juan Cuautlancingo?

A fin de brindar respuesta a esta interrogante, comenzaremos conociendo Cuautlancingo, y en particular su cabecera municipal, que es la localidad más antigua; después, desde la postura de Víctor Manuel Toledo, explicaré la importancia del patrimonio cultural para el desarrollo; y, finalmente, reseñaré la proposición y la experiencia del proyecto Enlazando Raíces en la revaloración del patrimonio cultural inmaterial por parte de la comunidad y también en el uso de éste como herramienta para incrementar su buen vivir.


San Juan Cuautlancingo y su patrimonio

Cuautlancingo tiene una extensión de 33.17 km², y está emplazado a una altitud aproximada de 1990 metros sobre el nivel del mar. Colinda al norte con el estado de Tlaxcala, al este con parte del estado de Tlaxcala y la ciudad de Puebla, al sur con el municipio de San Pedro Cholula y al oeste con Coronango. Su clima es subhúmedo con lluvias en verano. Dado que se encuentra en el Valle de Puebla, su territorio tiende a ser altiplano, pero se pueden encontrar zonas de pastizales. Dentro de la hidrografía del municipio, se reconoce la parte central de la cuenca del río Atoyac –un río de gran importancia para la región Angelópolis–, además de los ríos Rabanillo y Metlapanapa, así como ojos de agua y ameyales que, a pesar de los intentos efectuados para su rescate, se mantienen en riesgo de desaparición.

Su fauna consta de ardillas, zorrillos, liebres, tlacuaches, palomas, garzas y otras especies de aves. Entre las especies vegetales, posee pinos, oyameles, encinos, magueyes, y árboles frutales de pera, capulín, durazno, manzana, zapote blanco, chabacano, tejocote, entre otros. No obstante, cabe destacar que Cuautlancingo ha ido perdiendo parte de este patrimonio natural, pues en el pasado era común encontrar un mayor número de ejemplares de estas especies; de igual forma, se tiene registro de que existieron ajolotes en los ojos de agua, y otras especies. Asimismo, se conoce de migraciones de especies que han puesto en riesgo los ecosistemas endémicos de la localidad.

Dentro de su patrimonio cultural material, la comunidad de San Juan Cuautlancingo cuenta con su iglesia –que data del siglo XVII–, las cuatro cruces –capillas de cada barrio, originalmente cruces de madera que se colocaron para alejar a los malos espíritus que acechaban a la población– y el códice de Cuautlancingo (que se encuentra en los Estados Unidos).


Parroquia de San Juan Bautista


El Códice o Mapa de
Cuauhtlanzinco es un
hermoso documento
colonial, probablemente
de fines del siglo XVII



San Juan Cuautlancingo se distingue por sus prácticas culturales ligadas a las actividades de culto católico, motivo por el cual, la primera gran festividad y acto de cohesión social tiene estrecha relación con la fiesta de su santo patrono: san Juan Bautista. Alrededor del 24 de junio, en la comunidad se realiza una feria durante una semana, con diferentes actividades, como el ofrecimiento de “Mañanitas” a san Juan Bautista; celebración de misas y procesión por el primer cuadro del pueblo; instalación de juegos mecánicos; oferta de bailes del pueblo (sonideros, grupos de música banda o cumbia); juegos populares, como el palo encebado, comal tiznado, corta gallos; y la gran mayoría de los habitantes invitan a comer mole poblano a sus conocidos, compadres, amistades, familiares y compañeros de trabajo, incluso de otros pueblos o ciudades, práctica que abona a la cohesión social de la comunidad.

Semana Santa es otra celebración de importancia para la comunidad de San Juan Cuautlancingo; su relevancia radica primeramente en que en sus proximidades ocurre el cambio de mayordomos, los cuales funcionan como autoridades dentro de la jerarquía social de la comunidad. En esas fechas, también se asignan roles que deberán asumir diferentes personas en el desarrollo de las festividades. De igual manera, se realizan colectas semanales para las celebraciones de Semana Santa, en las que Santo Entierro visita las casas de la comunidad.


Semana Santa en San Juan Cuautlancingo



El Miércoles de Ceniza, la gran mayoría de la población se congrega en la iglesia del pueblo para cumplir con un acto sagrado; además, se lleva a cabo una pequeña feria en la que se instalan juegos mecánicos y puestos de antojitos. El Domingo de Ramos, se efectúa una procesión por el primer cuadro de la ciudad, y, al igual que en todas las procesiones que tienen lugar en la comunidad, las casas de las calles que recorrerá la procesión son adornadas con banderas, cadenas, flores realizadas con papel de China o bien con plástico de colores, globos, alfombras de aserrín o flores naturales; especialmente para el Domingo de Ramos, se colocan también tallos de fresno. Asimismo se celebra una misa a la que las personas asisten con un tejido especial de palma para que les sea bendecido.

Las actividades en las que participa más gente son las más importantes de la Semana Santa: el viacrucis, que se representa el Jueves Santo, y los oficios del Viernes Santo, el Sábado de Gloria y el Domingo de Resurrección.

El Jueves Santo por la tarde, una procesión recorre las calles principales del pueblo de San Juan Cuautlancingo, y, al llegar la noche, con un acto simbólico se representa el momento de la “aprehensión de Jesucristo”. Este punto es importante para la cohesión social de la comunidad, pues se verifica en la casa de una persona que se ofrece como voluntaria y reparte un refrigerio (que por lo general consiste en atole y tamales) entre los participantes de la procesión. El recorrido sale de la casa del voluntario y se dirige a la iglesia, donde se monta una escenografía especial llamada “la celda de Jesucristo”, que se adorna con frutas. Esta actividad está a cargo de un voluntario, con quien pueden colaborar otras personas donando fruta.


En el recorrido de la procesión del Jueves Santo se llega a la iglesia, donde se monta una escenografía especial llamada “la celda de Jesucristo”, que es adornada con frutas



El Viernes Santo comienza con la procesión del viacrucis, que pasa por las cuatro cruces del pueblo. Al igual que el Jueves Santo, existen comisiones de voluntarios que ofrecen ayuda y recursos para la realización de la procesión. Al final de la procesión, se celebra una misa, y posteriormente hay dos actividades: el mayordomo encargado de la Cuaresma Grande ofrece en su casa una comida para todo el que quiera asistir; y, al mismo tiempo, en otro lugar, se hace una representación de la vida de Jesús, en la que participan jóvenes de la comunidad y es gestionada por grupos de la misma comunidad, sin relación con la jerarquía eclesiástica. Al término de ésta, alrededor de las seis de la tarde, sale en procesión Santo Entierro, el segundo santo de importancia en la comunidad de San Juan Cuautlancingo, y del cual se cuenta que apareció en la iglesia del pueblo. En este día, se instalan puestos de antojitos y juegos pequeños como las canicas o carruseles.

El sábado, después del mediodía, la gente acostumbra a darse la Gloria, lo que consiste en mojarse para recibir la Gloria de Dios, lo cual tiene una significación espiritual para la comunidad. Anteriormente, se acostumbraba mojar a la gente en las calles o juntarse en familia y con otras personas cercanas para mojarse, pero esa tradición ha cambiado poco a poco por la instalación de albercas temporales particulares en las que sólo se mojan los niños. Finalmente, el domingo se concluyen las celebraciones de Semana Santa con la realización de la misa de Resurrección.

Cabe resaltar la importancia de cada una de estas fechas, pues resulta esencial la organización social que para ese efecto se lleva a cabo. La utilización de elementos culturales y naturales crean el patrimonio inmaterial de Cuautlancingo.

Otras festividades importantes vinculadas al ámbito religioso son: la bajada de la Virgen de los Remedios, en la que se relacionan los pueblos de San Pedro Cholula y San Juan Cuautlancingo; el día de San Isidro, en el que se festeja y se pide por las cosechas con la “Danza de los segadores”; el día de Santa Cecilia, cuando músicos y bandas del pueblo ofrecen un baile público gratuito; las fiestas de las Cruces, que anteceden a la fiesta patronal; y el fin de año, en el que se celebra el Santo Jubileo.


La celebración de san Isidro Labrador en Cuautlancingo se realiza para pedir agua para la buena cosecha y al mismo tiempo agradecer al santo por los favores recibidos



Las fiestas sociales también son importantes, pues en ellas se realizan danzas, juegos y rituales simbólicos para celebrar bodas, quince años, bautizos, primeras comuniones, así como las festividades por el Día de Muertos. Entre lo más relevante de estas costumbres, encontramos el ”Baile de las flores” o “Xochipitzahuac”.

En el ámbito de las fiestas sacramentales, las más importantes son las bodas, donde, además de los novios, participan los padrinos, familiares e invitados y se utilizan elementos que simbolizan la unión de dos personas. Cabe destacar que, como parte de la celebración, se efectúa una danza en la que los invitados portan carrizos delgados adornados con claveles, por lo que dentro de la comunidad es también conocida como “Baile de los popotes”.

En cuanto a los platillos típicos que se relacionan con festividades, en San Juan Cuautlancingo encontramos el antes mencionado mole poblano, pipián verde y rojo, los tradicionales chiles en nogada; los dulces de tejocote, calabaza, higo, y de camote; tamales de frijol, anís, mole, salsas verde y roja, dulce, y de rajas; atole champurrado y de arroz con leche, aunque también se han ido introduciendo de otros sabores. Se sabe, asimismo, de la producción de bebidas como el pulque, aguamiel y cacao; así como del consumo de insectos como los chapulines y acociles.

Como podemos advertir, a grandes rasgos, las prácticas culturales están estrechamente vinculadas a diferentes procesos, como lo postula Víctor Manuel Toledo en “Principios etnoecológicos para el desarrollo sustentable de comunidades campesinas e indígenas” (1996), los cuales son: toma de control de su territorio, uso adecuado o no destructivo de sus recursos materiales, control cultural, incremento de la calidad de vida de los miembros, control económico y control político. Para este autor, el “desarrollo comunitario sustentable es aquel proceso de carácter endógeno por medio del cual una comunidad toma (o recupera) el control de los procesos que la determinan y la afectan” (Toledo: 1996 s/p).

Existe una red de prevalencia entre estos procesos: sin la realización de uno, es muy difícil que exista otro. Es decir, no es posible un control cultural si hay un uso destructivo de sus recursos naturales; y tampoco es posible un incremento de la calidad de vida de los miembros si ellos mismos no ejercen un control económico y político.

Para que existan relaciones fructíferas de estos procesos, Víctor Manuel Toledo propone nueve principios: diversidad, autosuficiencia, integración, equidad, justicia económica, equilibrio espacial, equilibrio comunitario, equilibrio productivo y equilibrio familiar. Una comunidad es entonces el conjunto de procesos por los cuales un grupo de sujetos sociales se autodetermina, y la conciencia comunitaria se demuestra en la resistencia que la comunidad opone frente a la desintegración de sus procesos.

Al acercarnos a la comunidad a partir de esta postura, podemos notar que, como se expuso, San Juan Cuautlancingo tiene un acelerado crecimiento en número de pobladores y se industrializa cada vez más, lo cual aparentemente es favorable para su control económico; sin embargo, esta población está dejando de hacer uso adecuado de sus recursos naturales, como lo muestra el hecho de que los ojos de agua estén en peligro de extinción y hayan desaparecido los ajolotes que antes vivían en ellos.

Otro fenómeno de interés es la pérdida de áreas de cultivo y el escaso número de personas que se dedican actualmente a la agricultura. Con la rápida industrialización y el consecuente ingreso a la globalización, el patrimonio natural y cultural de la comunidad está en constante riesgo de desaparición. Los ecosistemas se contaminan, los terrenos que albergaban a la flora y fauna del municipio son ocupados por fraccionamientos e industrias, y la población aspira a tener una forma de vida, costumbres y tradiciones que les son señaladas como algo superior.

A partir de los planteamientos de Víctor Manuel Toledo, se identificó que en la comunidad de San Juan Cuautlancingo hacía falta una conciencia comunitaria, ya que no existía algún tipo de resistencia frente a la desintegración de sus procesos. Por ello, se ideó un proyecto que propusiera este tipo de resistencia y que ayudara a la comunidad a retomar el control de sus procesos para lograr un desarrollo comunitario sustentable, como una forma de rescate del patrimonio cultural de la comunidad.

En la creación del proyecto, que finalmente dio forma a la propuesta de intervención, también influyó el diagnóstico de un problema educativo dentro de la comunidad de San Juan Cuautlancingo: la deserción escolar, que genera otras problemáticas que afectan a la población y a su desarrollo sustentable. La deserción escolar que presenta la comunidad, así como la pérdida de territorio y autodeterminación, dejan muy pocas alternativas para los más jóvenes: integrarse en un sistema para el que no se encuentran preparados, en condiciones no favorables para un buen vivir, o buscar alternativas de supervivencia al margen de ese sistema (delincuencia de grado menor, narcomenudeo).

Enlazando Raíces

Tomando en cuenta lo anterior, así como la conceptualización de la educación como uno de los pilares de la ideología, y la importancia de ésta porque el individuo aprende por su intervención las formas de actuar de una sociedad, nació la idea del proyecto Enlazando Raíces. Se pensó en la creación de programas educativos como una estrategia de salvaguarda del patrimonio y consecuente fomento del desarrollo comunitario sustentable, dada la trascendencia que tiene un programa educativo como “un sistema de mensajes que constituye aquello que cuenta como conocimiento válido a ser transmitido por la escuela” (Poblete: 2009).

En 2013, a partir de una investigación con grupos focales, surgió un proyecto piloto para impartir programas educativos que permitieran ser un espacio de construcción de conocimiento con base en la funcionalidad, y, sobre todo, un espacio de reflexión sobre el entorno. En agosto de ese año, padres de familia propusieron la creación de dos programas educativos: lectoescritura e inglés, que se pusieron en práctica con dos niñas el primero y dos jóvenes el segundo. ¿Por qué se implementaron estos dos programas? ¿Qué relación tienen con el patrimonio cultural y de qué forma ayudan a fortalecer la conciencia comunitaria?

Niños del grupo de lectoescritura


El principio rector del proyecto es fomentar la apropiación crítica de conocimientos para que niños y jóvenes puedan sensibilizarse y apropiarse de los distintos aspectos relativos a la diversidad epistémica, cultural, lingüística y social de su entorno. El medio para lograrlo fue seguir uno de los principios de la filosofía intercultural: “la comprensión del otro precede a la comprensión para el otro, y la comprensión de nosotros mismos precede a las dos” (Bernreuter: 2006), y utilizar métodos de pedagogías críticas, modelo que, derivado de teorías críticas, trabaja con la reflexión consciente y responsable de los individuos sobre su entorno cultural, social, geográfico y educativo.

La pedagogía crítica considera que no hay saberes absolutos, sino que éstos son procesos sociales por medio de los cuales los actores representan una serie de papeles a través de la adquisición y transformación por la codificación y descodificación de las narraciones (Dewey y Montessori). Además, se hace referencia a que el sujeto de hoy necesita desarrollar habilidades para procesar gran cantidad de información, y el participante de programas educativos, en particular, requiere desarrollar procesos de síntesis, análisis y compresión para reflexionar y categorizar los nuevos conocimientos. En resumen, debido a que la adquisición y transformación de conocimientos involucra la codificación y descodificación de las narraciones, resulta importante el fomento de la relación lectura-escritura-expresión oral.

Para Wittgenstein (Robinson: 2012), los juegos lingüísticos o del lenguaje inciden en las formas de vida, concebidas como maneras de interpretar, dar sentido y significado a la realidad, como modos de representar el mundo, por lo que la verdad está lingüísticamente configurada. Siguiendo este orden de ideas, para Peter Winch (1979), hablar de cultura es hablar de lenguaje, por lo que podemos deducir que la diversidad cultural es la diversidad de juegos lingüísticos. Esto dio un importante peso a la propuesta de impartir inglés dentro del proyecto, entendiendo nuevamente que “la comprensión del otro precede a la comprensión para el otro, y la comprensión de nosotros mismos precede a las dos” (Bernreuter: 2006).

Mediante los primeros participantes, niños y jóvenes, se comenzó a difundir los programa, de manera que fueron invitando a amigos, compañeros y familiares a participar. Llegaron a tener un grupo de 10 niños en lectoescritura y otro de 15 jóvenes en inglés en enero de 2014.

El funcionamiento se basó en la cooperación mutua. Una persona voluntaria impartió las clases de manera gratuita, los sábados por la mañana, y se ofrecía la posibilidad de cooperar con cualquier tipo de apoyo, ya fuera económico o en especie (materiales útiles para dar y recibir clases: bolígrafos, lápices, hojas blancas o de colores, plumones para pizarrón, cartulinas, entre otras cosas). El espacio para impartir las clases fue una casa de la comunidad, en la que se adaptó un lugar, dentro de las posibilidades, para tal fin.


Se adaptó el espacio de una casa prestada dentro de la comunidad para ofrecer las clases



Como ya se mencionó, los programas de la primera etapa (proyecto piloto) se basaron totalmente en métodos propios de las pedagogías críticas, mediante grupos multigrado: con niños de 6 a 12 años en lectoescritura y jóvenes de 12 a 18 años en inglés.

Se planeó que la duración de los programas fuera de un año, periodo que todos los participantes concluyeron con éxito. A través de distintas etapas, se observó el avance hacia el objetivo propuesto: niños que en las primeras clases mostraban individualismo y desconfianza hacia el resto de los participantes, al finalizar el curso tenían una actitud de compañerismo, solidaridad y empatía no únicamente con el resto del grupo sino también con miembros de su sociedad (esto último fue comentado por maestros y padres de familia de los participantes).

En cuanto a la reflexión sobre su entorno, se emplearon contenidos que reflejaran a su comunidad y la relación con otras. Los resultados de estas reflexiones se midieron con evaluaciones al final de cada clase, en las que los participantes expusieron la relación que encontraban entre el conocimiento adquirido y su entorno.

En lectoescritura, los niños comentaban al final de la clase lo que habían creado y cómo se habían sentido con lo que plasmaban sobre sus representaciones, exponían opiniones de lo que habían leído y retroalimentaban a sus compañeros. En inglés, los jóvenes hacían una reflexión de su entorno a partir del conocimiento del inglés como otra cultura, compartían también qué elementos culturales relacionaban con su entorno, cuáles no y en cuáles encontraban similitudes. Al final, esto les permitía repensar en su cultura y los procesos en los que se está perdiendo el autocontrol.

El proyecto piloto de Enlazando Raíces terminó en julio de 2014, con más logros de los esperados en su inicio: niños y jóvenes que desarrollaron un sentido de comunidad, que habían mejorado su rendimiento académico, que habían ampliado la confianza en sí mismos y en sus decisiones hacia su entorno; y, sobre todo, niños que reconocían la importancia de sus tradiciones, costumbres y conocimientos de la comunidad en sus propias vidas.

Actualmente, Enlazando Raíces ha concluido su etapa de proyecto piloto. Se identificaron necesidades e inquietudes de la población y se comprobó que el proyecto es viable en cuanto a que los habitantes mostraron una respuesta muy favorable: se involucraron, se reconocieron, y los participantes de esta primera fase desarrollaron su capacidad creativa, de reflexión y de apropiación de conocimiento, no como algo superior sino como una forma de enriquecer su entendimiento del mundo. Estos elementos les han permitido comenzar a crear y a pensar su desarrollo teniendo en cuenta los procesos necesarios para ello.

De igual manera, se está trabajando en conjunto con instituciones y un equipo interdisciplinario para, con una participación integral, ofertar el proyecto a más niños y jóvenes miembros de la localidad, en un espacio que sea más adecuado para la impartición de cursos (a partir del proyecto piloto, jóvenes y padres de familia se han ofrecido como voluntarios para la construcción de aulas con materiales reciclados, en un espacio que probablemente será donado para tal fin); con la inclusión de un taller de cultura, sociedad y medio ambiente para niños y jóvenes; el mejoramiento de los programas educativos; la difusión del programa; la introducción de nuevos voluntarios talleristas; y un tentativo curso de náhuatl para jóvenes.


Niños y jóvenes participantes en el proyecto Enlazando Raíces



Conclusiones

La experiencia del proyecto Enlazando Raíces responde a un contexto y a una forma específica de reflexionar sobre el impacto de la globalización dentro de la comunidad. Ello nos permite entender, primero, que no existen procesos aislados ni terminados dentro de una comunidad, y, segundo, que trabajar una problemática dentro de una sociedad tendrá repercusiones en otros aspectos de la misma. También, que las comunidades son responsables de las decisiones que toman, y que serán válidas, siempre y cuando se adecuen a sus procesos, les sean funcionales y permitan un bienestar para todos sus miembros:


… el cambio cultural es inevitable, necesario y deseable para que una cultura, bajo circunstancias nuevas, pueda cumplir de manera adecuada con su función. Por supuesto que la protección de la diversidad cultural será una noble tarea para la filosofía intercultural; pero se tratará menos de una protección como tal, sino más bien de la protección de las posibilidades y sus condiciones para seguir propios caminos culturales.


La existencia vital de una formación cultural aparentemente no garantiza de ninguna manera que todos sus elementos sean percibidos por sus integrantes o personas de fuera como positivos y por lo tanto dignos de preservación. A pesar de ello, esta cultura tiene el derecho legítimo a persistir con todas sus deficiencias, a transformarse y mezclarse (Bernreuter: 2006).


En cuanto al patrimonio cultural inmaterial, Enlazando Raíces demuestra que, cuando un sujeto es reflexivo y crítico sobre el rol que ocupa dentro de la comunidad, es capaz de hacer frente por sí mismo a los problemas que afectan a su cultura –tradiciones, usos y costumbres, lenguas–, y proponer estrategias de salvaguarda y/o rescate.

Cabe destacar que una propuesta de programas de pedagogías críticas como estrategia de fomento a la revaloración del patrimonio cultural inmaterial puede considerarse un instrumento complementario de otras herramientas de preservación y salvaguarda, así como una vía para incrementar el buen vivir de una comunidad.

Referencias

BERNREUTER, B. (2006). Diez trampas en la praxis del filosofar intercultural [en línea]: <them.polylog.org/7/abb-es.htm#s2> [consultado: 7 de junio de 2014]. Ir a sitio

INEGI (s/f). México en cifras, Cuautlancingo, Puebla [en línea]: <www3.inegi.org.mx/sistemas/mexicocifras/default.aspx?e=21> [consultado: 22 de abril de 2013]. Ir a sitio

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POBLETE, R. (2009). Educación intercultural en la escuela de hoy: reformas y desafíos para su implementación. En Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva, vol. 3, núm. 2, pp. 181-200. Disponible en: <www.rinace.net/rlei/numeros/vol3-num2/art11.pdf> [consultado: 10 de junio de 2014]. Ir a sitio

ROBINSON, J. (2012). Wittgenstein, sobre el lenguaje. En Estudios, vol. X. núm. 102, pp. 17 y 18. Disponible en: <biblioteca.itam.mx/estudios/100-110/102/JamesRobinsonWittgenstein.pdf>. Ir a sitio

TOLEDO, V. M. (1996). Principios etnoecológicos para el desarrollo sustentable de comunidades indígenas y campesinas. En Temas Clave, CLAES, núm. 4. Disponible en: <infocuib.laborales.unam.mx/~ec08s02c/archivos/data/1/12.pdf>. Ir a sitio

WINCH, P. (1979). Understanding a Primitive Society. En B. R. Wilson (ed.). Rationality. Oxford: Basil Blackwell, pp. 82–101.

NOTAS

* Licenciada en Desarrollo y Gestión Interculturales, Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Especialización en Ciencia, tecnología y sociedad. Experiencia en gestión cultural como colaboradora en organizaciones e instituciones tales como la Fundación Dos Pilares Chiapas A. C., Cooperativa de Productores de Café de Chenalhó, Proyecto Educativo Enlazando Raíces, y en el Fondo Nacional para El Fomento de las Artesanías. Ponente en foros de patrimonio cultural inmaterial y desarrollo comunitario.
Créditos fotográficos

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- Foto 1: Correo del Maestro

- Foto 2: Carolina Lievano Salazar

- Foto 3: digitallibrary.tulane.edu

- Foto 4-5: Carolina Lievano Salazar

- Foto 6: Sarmiento A. La fiesta de San Isidro labrador en Cuautlancingo. En Voces y raíces, núm. 1, [en línea]: www.academia.edu

- Foto 7-11: Carolina Lievano Salazar