La poesía
SLAM
![]() Cada vez más, los artistas se interesan en salir de los museos, las páginas y los teatros y habitar las calles en busca de un contacto directo con la comunidad. En las últimas dos décadas, la poesía ha logrado todo eso y más con una herramienta antiquísima, pero muy recientemente redescubierta, la oralidad. ¿Qué es eso de la poesía slam y por qué vale la pena hablar de ella? Veamos.
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c La poesía SLAM
Algunos también llaman poesía oral o poesía performática a la poesía slam, lo cual, de entrada, tampoco nos dice mucho. Para explicar de qué se trata este nuevísimo subgénero artístico, empezaremos contando una anécdota que nos ocurrió hace un par de años. Viajábamos en carro hacia la ciudad de Cuernavaca. La radio estaba encendida con el volumen bajo, parecía una entrevista de esas a las que uno no les da mucha importancia, pero de pronto sonó la palabra literatura. Entonces subimos el volumen y pusimos atención. Era una entrevista a Rojo Córdova, poeta, cantante, performer y gestor cultural de la Ciudad de México, en ocasión del ciclo de poesía que organizó en el Centro de Cultura Digital (CCD) entre 2012 y 2018. El evento se realizaba una vez por mes y tenía el nombre del Suavi eSlam, porque el CCD está ubicado en el subsuelo de la Estela de Luz, monumento conmemorativo del bicentenario de la Independencia que los habitantes de la Ciudad de México bautizaron como “la suavicrema”. En esa cápsula, con una claridad digna del mejor pedagogo, explicaba que un slam es un torneo de poesía en voz alta abierto a cualquier persona, con tres reglas sencillas:
Los poemas pueden leerse del papel o el celular, recitarse de memoria, improvisarse o incluso cantarse. Para calificar los textos, se elige un jurado de personas voluntarias del público que sólo haya acudido a escuchar a los competidores. El número de integrantes del jurado y poetas dependerá del tiempo disponible y criterio de los organizadores. Cada miembro del jurado asigna una calificación del 0 al 10, con decimales, a cada participante, y los puntajes se suman para determinar a los mejores poetas de la primera ronda, que vuelven a competir en una segunda ronda para determinar el primer puesto. Lo más interesante del Suavi eSlam, agregaron, es la competencia final, donde los poetas no concursan con algún otro poema que tengan preparado, sino que el público les da una palabra, a partir de la cual ellos tienen que improvisar un poema sin palabras. ¿Cómo es esto posible? Simplemente lo es, porque lo más importante de la poesía –y del arte en general– es cuestionarse lo establecido, incluso lo establecido sobre ella misma; resignificar los limitantes para crear libremente. Hacia el final de la entrevista se invitaba a la edición mensual del Suavi eSlam, así que decidimos acudir a la siguiente cita. Un slam es un torneo de poesía en voz alta abierto a cualquier persona
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c La experiencia
Cuando comenzó la actividad, lo primero que llamó nuestra atención fue la diversidad de personas que encontramos: jóvenes poetas con todo tipo de versos, raperos, adultos de mediana y avanzada edad, familias completas, de todo. Rojo estaba sentado junto al micrófono y lo reconocimos por la voz en cuanto anunció que estaban abiertas las inscripciones. Van entonces unas líneas de la historia de una poeta que se avienta al ruedo (Giovanna) y un espectador de la contienda (Gerardo).
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c ¿Qué ocurrió? (Giovanna)
Pues que me anoté y fui a esperar mi turno. Cada persona que tomaba el micrófono me hacía sentir más acompañada. En ese momento me enamoré de la poesía oral y me di cuenta de que el slam es sólo un juego, una excusa para que gente de todas partes se reúna en torno a la poesía y comparta lo mejor de sí. Entre los textos que se escucharon esa tarde hubo poemas líricos, cartas de amor y desamor, declaraciones de libertad y confesiones de angustia, reflexiones sobre problemáticas sociales como el machismo, la desigualdad o la homofobia. Para cada uno había un poema. Nadie salió de ahí sin que algo se le moviera dentro. Cuando tocó mi turno para leer estaba tan nerviosa que se me cortaba la voz y mis manos temblaban haciendo sonar la hoja de papel contra el micrófono. Recuerdo que había una especie de reflector que me iluminaba de frente y me impedía distinguir con nitidez las caras, incluso de la gente que estaba hasta adelante, así que mi cerebro se puso en modo automático hasta terminar el poema. Hoy sigo en contacto con la mayoría de la gente que conocí en ese primer slam y mi poesía ha crecido enormemente gracias a eso. De un día para el otro conocí a cinco veces más personas que escribían y que además estaban dispuestas a compartirlo. Recién en ese momento me di cuenta que la oralidad también era una forma de consumir literatura y, por lo tanto, de llenarme de referencias para crecer como creadora. El slam es sólo un juego, una excusa para que gente de todas partes se reúna en torno a la poesía y
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c ¿Qué ocurrió? (Gerardo)
Hace años que trabajo poniendo el acento en la oralidad como camino ineludible hacia la escritura, hace años que planteo caminos hacia la escritura que se abran a una producción sin temores ni riesgos, hace años que me esfuerzo para que se entienda que la literalidad no es más que una forma de uso del lenguaje y que lo metafórico, lo estético, lo simbólico, connota y que sin connotación no puede haber lectura. Lo que presencié fue todo eso, pero en un marco de espontaneidad total. Gente que ahí se descubría y que se abría a la palabra sin inhibiciones, sin interrogantes que paralicen sobre la oportunidad, la conveniencia o la pertinencia. Para mí ese fue un gran descubrimiento y en verdad me conmovió.
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c Un breve recuento de la historia slamera
La historia de la poesía slam empezó allá por 1986, en la ciudad de Chicago, cuando el poeta Marc Smith comenzó un ciclo de poesía en voz alta en el club de jazz Get Me High Lounge. Su objetivo era reconciliar el arte de escribir poesía con el arte de interpretarla sobre el escenario, volver performática la palabra. Los elementos que conforman la poesía slam fueron en su origen estrategias de Smith para mantener la atención y el entusiasmo de la gente, desde la teatralización hasta el concepto de competencia, pasando por la interacción con el público. Todo esto tiene un fundamento noble y auténtico; entregarse y trabajar un poema performáticamente le hace saber al auditorio que el artista le está ofreciendo algo y no simplemente se sienta a leer esperando que se le escuche. La poesía performática se pone a disposición del público, se compromete a tener un impacto e iniciar un intercambio directo. Marc Smith Rojo Córdova El fenómeno slam se propagó rápidamente por todo Estados Unidos y Europa, pero pasaron casi dos décadas antes de que llegara a México. En su antología eSLAMex, que registra periódicamente la evolución del slam en México, Rojo Córdova data los primeros surgimientos de este tipo de poesía en la ciudad de Monterrey, Nuevo León, alrededor de 2003, y llegaría a la Ciudad de México hasta 2005. En 2008, Córdova se integra al mundo del slam asistiendo al Festival Internacional Poesía en Voz Alta, organizado por José Luis Paredes Pacho en la Casa del Lago, en la Ciudad de México. Me pareció una herramienta increíble –cuenta Córdova–. Yo venía de la carrera de Letras Hispánicas, era casi como la muerte del poema y el libro era el ataúd. Cuando encontré el slam era justo lo que estaba buscando, una manera de horizontalizar la palabra, de dársela a la comunidad y que la comunidad te la regresara (Córdova, 2019). A partir de ese momento, Rojo Córdova empezó a organizar slams de poesía y no ha parado hasta el día de hoy. La escena ha tenido varios periodos de auge y caídas, con la creación y desarticulación de ciclos a través del tiempo. Sin embargo, en los últimos años ha crecido muchísimo y se han integrado una multiplicidad de voces nuevas. Hoy en día, sólo en la Cuidad de México podemos encontrar el Slam Queen Queer, Slamin, Slam en Fa, Santa Slam o el Potro Slam, por mencionar algunos, todos auspiciados por distintas organizaciones, desde asociaciones civiles como el Centro Transdisciplinario Poesía y Trayecto A. C., hasta la Fábrica de Artes y Oficios de Oriente (Faro de Oriente), pero muchas veces por productores y gestores independientes. Todos estos eventos y espacios cuentan con una página de Facebook donde anuncian sus actividades regularmente. Santa Slam: Tira verbo, Tira barrio, 9 de febrero de 2018 Centro Transdisciplinario Poesía y Trayecto, A. C.
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c Poesía slam y comunidad
Con frecuencia los eventos de poesía slam se llevan a cabo en centros culturales, pero también hay iniciativas que promueven un contacto mucho más directo con la comunidad. Un ejemplo muy claro de esto es el proyecto Poemas Corridos, un ciclo itinerante iniciado por el proyecto POM (Palabra Oralidad Mensaje). La característica principal de Poemas Corridos es que se llevan a cabo en distintas estaciones del metro de la Ciudad de México. Un menú de poetas invitados conforman una mesa donde se escriben poemas gratis a quien lo pida. Una edición que presenciamos y a la que nos sumamos se llevó a cabo en la Glorieta de los Insurgentes. Tanto los organizadores como los artistas invitados llegaron a las 9 de la mañana para empezar a preparar las mesas, el sonido y los cartelitos que decían “Poemas gratis”. Comikk MG, el organizador, estuvo en el micrófono invitando a todos los transeúntes a pasar por un poema. Poco a poco, aquellos que tenían menos prisa o más curiosidad se fueron acercando. Cada uno decía sobre qué querían que los poetas escribieran. Si, por ejemplo, les pedían un poema para su esposa o para su novio, les preguntaban hacía cuánto tiempo estaban juntos, cómo se habían conocido y qué cosas les gustaban más de ella o él. Si el poema era para un hijo o sobrino, les preguntaban por algún recuerdo que tuvieran de él de pequeño o alguna cosa que le gustara mucho. Cuando terminaban de escribir el poema, los poetas se ofrecían a leerlo en voz alta en el micrófono. Todos eran poetas de slam y eso les permitía interpretar el texto con una carga emotiva mucho más fuerte, lo cual ayudaba a que tanto el dueño del poema como la gente que pasaba se sintieran mucho más atraídos por el texto y les fuera más fácil sentir a través de él si lo volvían a leer del papel. Fue hermoso darse cuenta en carne propia de lo efectiva que es la poesía para la transducción de emociones y el contacto humano. Dice Córdova: Ser poeta en el 2019 en la Ciudad de México es una bendición, porque somos actualmente una potencia panhispánica de la poesía en voz alta y sus posibilidades interdisciplinarias. Es hermoso el número de recitales que existen y todos desde su trinchera, unos más cerca de lo teatral, otros desde la página, otros desde lo lírico, otros desde lo experimental, hay para todos. El circuito de micrófonos abiertos ha venido a insuflar vida dentro de los poetas slameros (2019). La misión del slam alrededor del mundo es promover la creación y la escenificación de poesía que comprometa a la comunidad para que las voces sean escuchadas más allá de las barreras sociales, culturales, políticas y económicas. Después de haber presenciado poesía oral, resulta sorprendente la inmediatez del impacto que genera la palabra hablada sobre la gente. La palabra ha sido y seguirá siendo el pilar de nuestra historia como civilización, y su sonido nos acompaña y nos marca desde el nacimiento. A través de las palabras y su sonido podemos romper y herir, pero también sanar y acompañar. Esa es la vida que aún hace falta agregarle a la idea de literatura que tenemos hoy en día. La poesía y su oralidad en distintos ambientes y estratos sociales pueden ser una base ideal para zurcir el tejido social a partir de la comunicación y la escucha. No olvidemos que el origen de la literatura se remonta también al origen de la civilización por medio de cantos e historias de tradición oral. Por eso resulta tan expresiva y tan fuerte. El ejercicio de la palabra hablada ha pasado a formar parte de un instinto humano que nos conforma como tales.
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c La poesía slam como herramienta personal
La gente que se acerca a espacios de poesía en voz alta lo hace por razones muy diversas. En primer lugar está el gusto por la literatura, particularmente la poesía, el deseo de compartir con otros y generar vínculos. Ahora bien, al participar en dichos espacios, la gente también se apropia de su palabra y su voz. El ejercicio constante de oratoria que exige la poesía slam ayuda a que los jóvenes, que suelen tener miedo de hablar en público o que se sienten profundamente inseguros con la escena, comiencen a resignificar la lectura en voz alta y la recitación. Como artistas, profesores o gestores, tenemos la responsabilidad de difundir el uso de la poesía oral en todos los ambientes y edades para empoderar a las personas con la palabra, tanto al momento de redactar un texto como de leerlo en público. El arte nos reúne, pero también nos nutre y genera ambientes de humanidad y confianza. La oralidad tiene la virtud de volver a enseñarnos eso y de acercar a la gente que, por entorno o educación, tiene un preconcepto negativo de la poesía o el arte en general. A través de todo esto, nos vamos acercando poco a poquito a la idea de vivir en un mundo donde todas las personas tengan la habilidad de expresarse creativamente a través de la poesía usando el poder de su voz. ♦
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c Referencias
CÓRDOVA, R. (2019). Comunicación telefónica, 6 de febrero. NOTAS* Giovanna Cirianni es bailarina, escritora (de poesía y ensayo), y tallerista de lectura en voz alta. Organiza eventos de poesía en Argentina y México.Gerardo Cirianni es maestro y formador de promotores de lectura en diversos países de América Latina.
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c Créditos fotográficos
- Imagen inicial: www.facebook.com/poesiaytrayectoa - Foto 1: www.facebook.com/POETRYSLAM.MX - Foto 2: www.facebook.com/POETRYSLAM.MX - Foto 3: www.palmbeachpoetryfestival.org - Foto 4: David Flores Rubio - Foto 5: www.worldslamin.com - Foto 6: Giovanna Cirianni |