![]() José Villagrán García y la enseñanza DE LA ARQUITECTURA MODERNA EN MÉXICO Gloria Celia Carreño Alvarado[*] ![]() José Villagrán García es reconocido dentro del gremio de los arquitectos como el iniciador de la arquitectura moderna en México. Maestro de múltiples generaciones, con sus clases y planteamientos teóricos transformó la visión academicista de la arquitectura del siglo XIX –en la que él mismo se había formado– en nuevas posturas que cambiaron la perspectiva de los estudiantes y profesores que posteriormente generaron la arquitectura del siglo XX en el país (Taller Arquitecto…, s/f). Constructor de hospitales, escuelas, hoteles, mercados, conforme a un concepto de arquitectura al servicio del hombre, y sobre todo creador de la escuela mexicana de arquitectura. ▼ José Villagrán García y la enseñanza de la arquitectura moderna en México
cuando nació José Villagrán García (1901), la influencia francesa era patente en la sociedad mexicana, tanto en las costumbres, como en las manifestaciones culturales y artísticas. La permanencia de esquemas y gustos académicos provenientes de las Escuelas de Bellas Artes europeas, que influyeron tanto durante el Neoclásico, la necesidad y el deseo de una buena parte de la sociedad por el “revival”, y al mismo tiempo su interés por integrarse a la modernidad del “nouveau”, junto con el deseo “nacionalista”, basado en la interpretación y el “renacimiento” de lo prehispánico, retratan claramente, el desarrollo y evolución de una sociedad que con gusto, a cambio del “progreso” se sometía a una dictadura (Arquitectura del siglo XIX, s/f). Bajo esa influencia, el gobierno porfirista se propuso erigir grandes palacios en conmemoración del centenario de la Independencia, para lo cual invitó a arquitectos europeos a presentar proyectos y construirlos. De ese ordenamiento oficial surgieron el Palacio de Comunicaciones, obra del arquitecto italiano Silvio Contri; el Palacio Postal y el Teatro Nacional, del arquitecto italiano Adamo Boari; y el Palacio Legislativo (hoy Monumento a la Revolución) para cuyo inicio se invitó al arquitecto francés Emile Bernard y se comisionó a algunos estudiantes de arquitectura para colaborar en París a la realización del proyecto. Esta circunstancia hizo que se implantase con más fuerza el espíritu francés en la Academia de San Carlos, sede de la enseñanza de la arquitectura en México. ![]() Los principios de esta visión arquitectónica eran lo fundamental, lo simétrico, lo axial, el uso constante de los órdenes clásicos y la adopción de formas que no se justificaban al ambiente físico, social o étnico del país. De los talleres de la Academia de San Carlos salió la moda a la ciudad, el Paseo de la Reforma se cubrió de mansiones afrancesadas y coronando el conjunto, la columna de la Independencia, diseñada por el arquitecto mexicano Antonio Rivas Mercado. Tras las fiestas del Centenario de la Independencia y las inauguraciones, paseos y romerías, el 20 de noviembre de 1910 Francisco I. Madero se levantó en armas en contra de la dictadura porfirista. Pasada la contienda revo- lucionaria y habiéndose establecido un Estado de tintes nacionalistas, la cultura, el arte y la arquitectura se volvieron hacia lo auténticamente mexicano, lo nacional, lo autóctono. Se pensó entonces en rescatar el pasado indígena, como una forma de acabar con el pasado inmediato. En el ámbito de la arquitectura hacía falta un lenguaje que expresara ese nuevo estilo de vida. En el marco de esos acontecimientos políticos y culturales, entre 1918 y 1923, José Villagrán García había estudiado la carrera de arquitectura en la Escuela Nacional de Arquitectura, entonces incorporada a Bellas Artes, la cual se encontraba en el edificio de la Academia de San Carlos.[1] Ahí enseñaban distinguidos arquitectos como Federico Mariscal, Carlos Lazo, Antonio Rivas Mercado. En esa escuela, Villagrán vivió duras jornadas de aprendizaje de la arquitectura: por las mañanas, en las aulas de enseñanza teórica, y por las tardes, en talleres de Dibujo y Composición; obtuvo el título de arquitecto en 1923.[2] Ese mismo año, ante la falta de un profesor de Composición, se incorporó al arquitecto Villagrán como profesor de la Escuela Nacional de Arquitectura, donde se encuentra a colegas como Juan O’Gorman, Ricardo Legorreta, Enrique del Moral, y a estudiantes como Mauricio Campos, Marcia Gutiérrez Camarena, Francisco Arce y Enrique de la Mora. Casi de manera simultánea, comienza a impartir la materia de Teoría de la Arquitectura, innovando el sistema de enseñanza y programas e involucrando en su enseñanza la corriente de una racionalidad de la arquitectura representada por Le Corbusier y Walter Gropius; el funcionalismo desarrollado por Louis Sullivan, de la Escuela de Chicago; y la arquitectura orgánica, promovida por Frank Lloyd Wright. Ellos propugnaban la ruptura con los esquemas tradicionales, caracterizados por grandes edificaciones, residencias con abundante ornamentación y lujo, y proponían una arquitectura donde la forma sigue siempre a la función, es decir que el tamaño de un edificio, la masa, la distribución del espacio y otras características deben decidirse solamente por la función de éste. Esto implica que si se satisfacen los aspectos funcionales, la belleza arquitectónica surgirá de forma natural (s/a, 2001). Villagrán sostenía: la definición y objetivos de la arquitectura, la ciencia y el arte de la construcción, la lógica constructiva, la identificación de la belleza con la perfecta adaptación al fin de la obra (Del Moral, 1956: 131-132). Al definir los objetivos de su clase de Teoría de la Arquitectura, va más allá del puro interés por enseñar una teoría erudita; en vez de ello, desea vincular el conocimiento con el ser humano, formar profesionales con pasión por su trabajo, con valores éticos y compromiso con la sociedad. Estos objetivos, Villagrán los expone como un credo: ¿Qué puntos me propongo tratar y qué ideas inculcar?
Villagrán y sus alumnos inauguraron un nuevo concepto para México de lo que debería ser la expresión arquitectónica acorde con el clima, los materiales, el subsuelo, la idiosincrasia de la sociedad, su índice económico, etcétera. El concepto practicado fue en adelante forma adecuada a la función. Los programas preferentes en su clase de Composición eran la casa obrera, la escuela, el hospital; se recuperaban así los ideales de la triunfante Revolución mexicana, es decir, las exigencias arquitectónicas suscritas por las grandes masas. Villagrán promovió también el estudio del urbanismo necesario en un momento en que la Ciudad de México crecía a un ritmo inesperado (Pinoncelly, 1962 a: 49-56). Según la descripción de Enrique del Moral sobre la corriente arquitectónica iniciada por Villagrán en México: El funcionalismo tomó carta de naturalización en México, como resultado lógico de las enseñanzas de Villagrán y como una experiencia vital propia de los alumnos que en esa época cursaron la escuela y salieron a la práctica profesional henchidos de entusiasmo y optimismo, convencidos de que tenían una “nueva” que debían difundir, y la lucha ideológica para terminar con las formas caducas y convencionales comenzó de inmediato (Del Moral, 1986: 131). La aportación temprana de Villagrán, a través de su cátedra primero y luego como constructor, fue terminar con una arquitectura que se preocupaba más por las fachadas que por el uso que tendría la construcción. Para José Villagrán, la arquitectura nace de un programa, de una necesidad que condiciona su solución y que debe por tanto analizarse cuidadosamente para abordar con éxito su solución. La sinceridad constructiva debía guiar todo el hacer de la arquitectura y, en consecuencia, la estructura y los materiales usados debían estar acordes con las necesidades del programa arquitectónico y encontrar en él su fuerza expresiva. Así, nuevas formas, congruentes con ese pensamiento y propias de la época, nacerían de modo natural. Villagrán no se conformó con llevar al aula su teoría, sino que la respaldó con una serie de obras. En 1925, construyó el Instituto de Higiene en Popotla, y, poco después, los dispensarios antituberculosos. Estas obras constituyeron los primeros ejemplos de una arquitectura propiamente moderna en nuestro país. El joven arquitecto Villagrán tuvo un impacto claro en la concepción del quehacer arquitectónico. Fue nombrado arquitecto del Departamento de Salubridad y, en 1927, distinguido como presidente del Colegio de Arquitectos y de la Sociedad de Arquitectos Mexicanos (SAM). En 1929, construyó el edificio para el Sanatorio de Tuberculosos de Huipulco, el edificio de la Proveedora de Leche y el Dispensario de Higiene Infantil. En estos primeros edificios para servicios médicos, comenzó a demostrar su rápida y completa captación del problema y a resolverlo con una lúcida y elegante forma. ![]() Sanatorio para Tuberculosos de Huipulco En 1937, construyó el Instituto Nacional de Cardiología, con el que da una nueva orientación a la forma del hospital mexicano. Años más tarde, edificó el pabellón de cirugía del Sanatorio de Huipulco (1941) –proyecto que fue premiado en la exposición del Congreso Panamericano de Arquitectura en Lima, Perú–; el Hospital para Tuberculosos Avanzados (1942), que inaugura el tratamiento arquitectónico del esqueleto de concreto con sentido plástico; el Hospital para Tuberculosos Avanzados en Zoquiapan, Jalisco (1942), con el que abre una nueva forma para el tratamiento del ladrillo, vidriándolo mediante los procedimientos tradicionales de la región y aprovechándolo en las fachadas (Pinocelly, 1962 b). El arquitecto Villagrán llegó a conocer a fondo el funcionamiento de los hospitales, para lograr construir espacios prácticos, funcionales, dignos para el paciente y para el médico. El doctor Ignacio Chávez, eminente cardiólogo mexicano, dijo que el arquitecto Villagrán vivió su profesión “con el amor y la honestidad de quien la mira como un sacerdocio” (s/a, 1973). ![]() Instituto Nacional de Cardiología Su disciplina, competencia y trabajos tanto en el aula como en la práctica profesional le valieron que en 1933 fuera nombrado director de la Escuela Nacional de Arquitectura, la cual pertenecía ya a la UNAM. Hay una anécdota respecto a su designación: habiéndose propuesto a la Junta de Gobierno de la Universidad la candidatura de Villagrán, otro hombre extraordinario, don Vicente Lombardo Toledano, marxista, líder de la Confederación de Trabajadores de México y fundador del PPS, profesor universitario, dijo que se oponía a la designación de Villagrán García ya que era público y notorio que éste era un “católico militante”. Ante ello, Villagrán García sin ningún alarde contestó así: “Efectivamente, maestro Lombardo, soy católico militante y me permito preguntar a usted: ¿es que usted cree que pueden existir de otra clase? […] ¿Debo pensar que usted no es un marxista militante?” (s/a, 1973). [3] Recordemos que en ese momento la Universidad Nacional Autónoma de México se veía inmersa en un gran debate ideológico que alcanzó su epítome en la polémica sostenida entre los maestros Vicente Lombardo Toledano y Antonio Caso, durante el Primer Congreso de Universitarios Mexicanos, asamblea nacional de rectores, profesores y estudiantes que se llevó a cabo en la ciudad de México en septiembre de 1933. Este congreso planteó y discutió varios temas importantes relacionados con la organización interna de las universidades del país: uniformidad de programas, métodos, grados, certificados, revalidaciones de estudios, etc. Pero el que mereció mayor atención de los congresistas fue el relativo a la “Posición ideológica de la universidad frente a los problemas del momento. Importancia social de la universidad en el momento actual”, tema sobre el cual Lombardo sostuvo que los institutos de carácter universitario del país debían aceptar la filosofía del materialismo histórico como orientación a sus tareas docentes, científicas y culturales, tesis a la cual se opuso Antonio Caso, defendiendo la libertad de pensamiento y de cátedra (Hernández, 1969: 87-104). José Villagrán fue una figura ejemplar como maestro, como teórico y como constructor; y cuidó siempre el más mínimo detalle de la construcción. Su obra es amplia, ejemplos de ella son la Escuela de Arquitectura de Ciudad Universitaria y los talleres de ésta; el hotel María Isabel Sheraton; la Unidad de Academias y Congresos Médicos del Centro Médico de la Ciudad de México, con 10 auditorios y salas de conferencias; dos fábricas, la S.F. y la ASEA en Tlalnepantla; el hotel Alameda; la capilla de la Santa Cruz del Pedregal de San Ángel; el Instituto Cumbres; el Centro Universitario de México; el conjunto de edificios para la Compañía ICA (Ingenieros Civiles Asociados); cinco planteles de la Escuela Nacional Preparatoria (La Viga, Coyoacán, Mixcoac, Tacubaya, Insurgentes Norte).[4] Aunque esta sólo sea una lista mínima de su obra, el lector podrá advertir que toda ella tiene la peculiaridad de ser social, dirigida a grupos de personas; ¿y quién podría construir mejor este tipo de arquitectura sino quien teorizó sobre la necesidad de que la arquitectura obedeciera a un programa y que éste debería fundamentarse en la necesidad y servicio al que se destinaba? Escuela de Arquitectura de Ciudad Universitaria Escuela Nacional Preparatoria n.° 4 de Tacubaya Unidad de Academias y Congresos Médicos del Centro Médico Nacional Siglo XXI en la Ciudad de México A pesar de que su aportación a la arquitectura fue en una época temprana, Villagrán procuró que toda su vida fuese de aportaciones y servicio: dictó su cátedra en la Facultad de Arquitectura hasta su muerte, a los 81 años, e impartió miles de conferencias y cursos, en los que mantuvo una actitud permanente de investigación. Entre las principales actividades del arquitecto Villagrán destaca el haber sido un profesor que creció con sus alumnos, que nunca llegó tarde, ni faltó a su clase o dejó preguntas sin contestar. Su obra escrita, aunque amplia, sólo ha sido parcialmente publicada: Teoría de la Arquitectura (Cuadernos de Bellas Artes, 1964); Panorama de cincuenta años de arquitectura mexicana contemporánea (1900-1950) (INBA, 1952); y artículos en las revistas Arquitectura, Calli, Cuadernos de Arquitectura y la Revista Mexicana de la Construcción. Los apuntes teóricos de Villagrán García […] se publicaron de forma seriada en Arquitectura entre 1939 y 1940 […] [En ellos] Villagrán García quiso aunar armónicamente las exigencias de lo útil con la vida espiritual del hombre. Además, su postura era favorable a la historia, ya que buscaba reconciliar lo moderno con lo clásico, por ejemplo al exigir que se incorporaran la amplitud y la claridad de la composición romana antigua a las construcciones actuales (Leindenberger, 2012). Más recientemente, al cumplirse sesenta años de la carrera profesional de Villagrán, en 1986, el Instituto Nacional de Bellas Artes publicó un volumen con el catálogo de su obra completa, así como algunos escritos inéditos o poco conocidos, obra compilada por el arquitecto Ramón Vargas Salguero, autor del estudio introductorio. Los honores que en México y en el extranjero se le rindieron a este arquitecto, son un reconocimiento a su obra y enseñanza. Entre ellos, recibió el Premio Nacional de Artes en 1968 y el Premio Nacional de Arquitectura en 1981; fue miembro del Colegio Nacional –institución que congrega a los intelectuales más connotados en las diferentes ramas del saber en México–; miembro del International Council on Monuments and Sites (Icomos); recibió el doctorado honoris causa por la Universidad de Guatemala; fue acreedor del Calli de Oro, máxima presea otorgada por la Sociedad de Arquitectos Mexicanos; también la Universidad de Guadalajara lo distinguió con un doctorado honoris causa y la Universidad Nacional Autónoma de México lo nombró profesor emérito en el año de 1963. ![]() Escuela República de Costa Rica, Col. San Miguel Chapultepec, Tacubaya, Ciudad de México, 1942 Villagrán fue miembro honorario de las sociedades de arquitectos de Cataluña, Guatemala, El Salvador, y de la Sociedad Bolivariana de Arquitectos de Venezuela, así como miembro de la Junta de Gobierno de la Universidad Nacional Autónoma de México (1953-1970). Además, desempeñó otros cargos en la administración pública. También fue miembro fundador y vocal ejecutivo del Comité Administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas; arquitecto consultor para la América española de la Organización Mundial de la Salud, dependiente de la ONU; presidente de la Sociedad de Arquitectos Mexicanos (1926-1927); y miembro de otras sociedades de México y del extranjero. José Villagrán García murió el 11 de junio de 1982, como líder del movimiento moderno de la arquitectura en México que terminó con las enseñanzas académicas basadas en el conocimiento de los órdenes clásicos, para iniciar nuevas formas de la arquitectura contemporánea, congruentes con el pensamiento y forma de vida de nuestra época. Su legado es una teoría de la arquitectura cimentada en un concepto arquitectónico formado jerárquicamente por los valores social, estético, lógico y útil. ♦ ▼ Referencias
DEL MORAL, E. (1956). Villagrán García y la evolución de nuestra arquitectura. En Arquitectura, (XII) 55 (septiembre), pp. 131-132. HERNÁNDEZ, J. (1969). Polémica de Caso contra Lombardo sobre la Universidad. En Historia Mexicana, 73 (julio-septiembre), pp. 87-104. LEIDENBERGER, G. (2012). Tres revistas mexicanas de arquitectura. Portavoces de la modernidad, 1923-1950. En Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, (34) 101 (noviembre). PINONCELLY, S. (1962 a). Apuntes sobre arquitectura mexicana contemporánea”. En Revista Mexicana de la Construcción, 93 (junio), pp. 49-56. ── (1962 b). Obras maestras de José Villagrán García. En Cuadernos de Arquitectura, 4 (INBA). s/a (s/f). Arquitectura del siglo XIX en México [en línea]: <www.monografias.com/.../arquitecturamexico.shtml>. Ir al sitio s/a (1973). A José Villagrán García, 50 años de ejercicio profesional. México [colección de testimonios sobre José Villagrán reunidos y editados por la señora Concepción de la Mora de Villagrán.] s/a (2001). José Villagrán García, maestro de la arquitectura moderna en México [en línea]: <noticias.arq.com.mx/Detalles/1819.html#.VQCDcvmG-So>. Ir a sitio TALLER Arquitecto José Villagrán García (s/f) [en línea]: <arquitectura.unam.mx/taller-arquitecto-jose-villagran-garcia.html>. Ir a sitio VARGAS, R. Arquitectura: 2001 a 2010: José Villagrán García, maestro de la arquitectura moderna en México, en Arquitectura, 4 de diciembre de 2001. ── (1986). Objetivos de la Clase de Teoría. En José Villagrán en la Serie Documentos para la Historia de la Arquitectura en México, pp. 271-272. Compilación e investigación de Juan Urquiaga y Víctor Jiménez. México: INBA. NOTAS* Académica en el Archivo Histórico de la UNAM-Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación y profesora en el Colegio de Ciencias y Humanidades de la UNAM.
▼ Créditos fotográficos
- Imagen inicial: www.arqred.mx - Foto 1: Archivo Histórico de la UNAM (AHUNAM), Fondo Universidad - Nacional, expedientes de alumnos, exp. 25299. - Foto 2: icaronycteris.tumblr.com - Foto 3: icaronycteris.tumblr.com - Foto 4: www.arqred.mx - Foto 5: Correo del Maestro - Foto 6: www.amc.org.mx - Foto 7: icaronycteris.tumblr.com |