El empoderamiento de la mujer:
UNA CONSTRUCCIÓN SOCIAL Y SUBJETIVA

Jacqueline Rocha[*]

La madre primigenia,
la de una gran voluntad por la vida,
la que ocupaba todos los roles,
la que siempre encontraba sentidos.


JOSÉ C. MÉNDEZ ALONSO


El día 6 de marzo se llevó a cabo la inauguración de la exposición plástica “Nosotras: en otra mirada. Resistencia, resiliencia, empoderamiento”. Acompañada de la conferencia “El empoderamiento de la mujer: una construcción social y subjetiva” impartida por la doctora Valentina Cantón Arjona con motivo del Día Internacional de la Mujer. El lugar de la exposición fue el vestíbulo de la Cámara de Diputados en el Estado de México.
A continuación presentamos el texto curatorial de la exposición y algunas fotografías de la obra plástica.

El empoderamiento de la mujer: una construcción social y subjetiva

Uno de los ejes fundamentales para el logro del empoderamiento es que aquello que se desea sea legítimo, y lo es cuando es cierto, genuino y habla por el sujeto. Reconocerlo como legítimo es la vía para iniciar la experiencia de la autorización, que no es otra cosa que hacerse cargo, con aceptación íntima y responsable, de lo propio. Así, la apropiación y la autorización, expresadas como acción, se convierten en empresa, en proyecto, en creación.

El sujeto, haciéndose cargo de sí mismo se convierte en autor y, en la medida en que se construye, toma decisiones responsables en favor de la realización de su proyecto de vida. Tal construcción requiere del reconocimiento de aquellas formas de acción y de aquellos acontecimientos y circunstancias que puedan conducirlo tanto a la conservación de lo ya sabido como a su transformación, así como a la ruptura con viejas pautas de conducta y la creación de formas novedosas e inesperadas de acción que, abiertas a la incertidumbre, le hablen al sujeto de sí mismo.

El autoconocimiento es, pues, parte del proceso del empoderamiento, como lo son el autocuidado y el autogobierno. Y en ellos se recupera no sólo lo propio individual sino, también, lo propio colectivo.

De ahí que autogobierno, autocuidado y autoconocimiento sean, inscritos en la subjetividad, indispensables para la realización de una vida democrática abierta a la cosa pública, a la vida republicana.

El empoderamiento se traduce, entonces, en responsabilidad ética y en compromiso con la tarea de ciudadanización, con el cuidado de los otros. Se traduce, también, en relación social libre y responsable desde lo propio hacia lo compartido.







Se trata de una relación social que, alejada de cualquier forma de destrucción y anulación de la existencia de los otros, se enriquece con el reconocimiento de la diferencia, de la alteridad, pues en ellas reconoce la riqueza de la condición humana, y se supera la barbarie de la disimetría presente en toda relación injusta y desigual producto de la negación del otro.

Así, existe una relación directa entre empoderamiento y resiliencia, entendida ésta como flexible fortaleza; como la capacidad para superar la adversidad y, así, enfrentar los retos, relacionarse con los otros, protegerse de aquello que debilita para disponerse a amar y trabajar.

Existen distintas instancias y espacios desde los cuales es posible realizar, promover y facilitar el empoderamiento de la mujer: la familia, la escuela y el ámbito comunitario; las políticas públicas, el gobierno de sí y de los otros, el impulso a los cambios legislativos, o bien, los espacios destinados a la protección del ejercicio de los derechos humanos.

De ahí la necesidad de trabajar, hombres y mujeres, en todos estos espacios para lograr a partir de ellos la instauración de relaciones libres de dominación en las que sea posible la emergencia del empoderamiento. Sólo así serán legítimas y realizables las aspiraciones de bienestar, el desarrollo, la participación democrática y la equidad, y, con ellas, la reivindicación y defensa del goce de los derechos humanos fundamentales y las libertades a que todo individuo, hombre o mujer, tiene derecho inalienable por la dignidad que le da su condición humana.

NOTAS

* Maestra normalista, licenciada en Psicología educativa por la Universidad Pedagógica Nacional (Ajusco). Diplomada en Educación patrimonial por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Docente y directora de una institución de educación básica adscrita a la Red de Escuelas Asociadas de la UNESCO. Curadora de proyectos y exhibiciones independientes. Se desempeña también como mediadora voluntaria en el Palacio de Bellas Artes del Instituto Nacional de Bellas Artes.
Créditos fotográficos

- Imagen inicial: www.facebook.com/ConsejoCulturalOcoyoacac

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