Dos hechos históricos en los libros de lectura DE LA ESCUELA SOCIALISTA, 1934-1940 Elvia Montes de Oca Navas[*] ![]() En este texto se aborda la historia narrada en los libros escolares de lectura, recomendados unos y censurados otros, durante la aplicación de la reforma educativa de 1934; y especialmente, cómo esos libros contaron lo sucedido en dos momentos de la historia de México: 1492, hecho histórico conocido como el descubrimiento de América, por Cristóbal Colón, y 1521, año de inicio de la conquista de México, en el que se recuerda la derrota del pueblo mexica en manos de los españoles, comandados por Hernán Cortés.
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c Dos hechos históricos en los libros de lectura de la escuela socialista, 1934-1940
La Historia –inseparable compañera de la memoria– considerada como las representaciones colectivas del pasado forjadas en el presente, encierra múltiples interpretaciones y usos político-sociales distintos, que ocupan un papel central en el desarrollo de los pueblos. Usos acompañados a veces de abusos en busca de propósitos no necesariamente colectivos, que afectan las maneras de conocer y escribir la Historia. Mensajes, recuerdos, imágenes del pasado, guardados en la memoria de los pueblos, presentes en testimonios diversos como son los libros escolares.
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c Los libros escolares de lectura de la escuela socialista
Los libros escolares, convertidos hoy en fuentes centrales de diversas investigaciones, son valiosos para quienes nos dedicamos a la investigación de la educación en México. Estas fuentes plantean en sí mismas un problema desde su denominación: libros escolares, textos escolares, manuales escolares. Los textos tienen diversos ángulos de análisis: autores, disciplinas, temas, editoriales, circulación, usos en las escuelas, apropiación de sus contenidos, cómo surgen como textos oficiales autorizados por el Estado –como sucedió durante el cardenismo, a través de la Secretaría de Educación Pública (SEP). En nuestro país, la educación socialista se implantó en todas las escuelas públicas y privadas, desde la primaria hasta la secundaria, además de normales y técnicas. De acuerdo con los principios de esta reforma estipulados en el artículo 3º constitucional, en todo el país se impartiría una educación con base en la razón y las ciencias, “para lo cual la escuela organizará sus enseñanzas y actividades en forma que permita crear en la juventud un concepto racional y exacto del universo y de la vida social” (Poder Ejecutivo, 13 de diciembre de 1934). Para este conocimiento racional y exacto de la vida social, sería útil el aprendizaje de la historia, en especial de la historia nacional, mediante nuevos enfoques teóricos y metodológicos, con base en el desarrollo de la historia a partir del origen y la lucha de clases, la evolución de las técnicas utilizadas en la producción y apropiación de las riquezas, las relaciones sociales de producción; esto, conforme con los principios fundamentales del materialismo histórico. En este sentido, resultaría pertinente la búsqueda de causas-efectos en el constante cambio histórico de las sociedades, que explicaran su pasado, presente y futuro, no sólo con base en las biografías de héroes y la conmemoración de hechos heroicos, sino en la participación de los pueblos, sin dejar de lado a los seres humanos que vivieron y encabezaron estos momentos, resultado no de su voluntad individual ni de una voluntad divina, sino de los contextos sociales y económicos que les tocó vivir. La SEP, a través de la Comisión Editora Popular, se encargó de la edición, revisión y aprobación de libros escolares. En este ensayo se revisan los de lectura oral, que se editaron para las escuelas urbanas e integraron la denominada Serie SEP. Los seis libros se inician con un oficio firmado por el presidente Lázaro Cárdenas, en febrero de 1937, en el que él aprueba estos textos por estar acordes con la reforma educativa. También se revisa la serie de cuatro libros titulada Simiente, para escuelas rurales, escrita por Gabriel Lucio y autorizada también por la SEP, así como uno más de la serie Rosas de la infancia, escrita por María Enriqueta Carrillo y Roa (quien firmó sus obras sólo con su nombre de pila). ![]() Entrega de los libros de la serie Simiente en 1936, editada para las escuelas rurales, escrita por Gabriel Lucio y autorizada por la SEP Los seis libros de la serie Rosas de la infancia, se recomendó retirarlos de las escuelas primarias durante la reforma educativa, porque sus contenidos no concordaban con lo establecido en ella. Si bien el libro analizado de la serie Rosas de la infancia fue el de sexto año, único que aborda el tema de la conquista de Tenochtitlan, no fue publicado en la década de los treinta, sino hasta la de los sesenta, probablemente una versión preliminar de este libro circulaba durante la década de los treinta, junto con el resto de los que integraban la serie. En Serie SEP, los miembros de la Comisión no registran sus nombres, pues la cultura, se dijo, es de todos y no debe ser patrimonio de nadie; a pesar del anonimato, los autores-compiladores se hacen responsables de los libros e invitan a la crítica para su constante mejora. “[L]a exclusión de nombres fue inspirado en propósitos de servicio social; por eso sacrificaron la justificada satisfacción que produce el reconocer con el propio nombre los más difíciles hijos: los de la mente” (SEP, 1937a, p. 7). ![]() El valor que tenía la experiencia docente de los autores, además del conocimiento de la disciplina, por encima de los teóricos de la educación, quedó registrado así: En esta labor atendimos al “qué” ha de mostrarse al niño en la enseñanza, de preferencia al “cómo”, porque consideramos que lo interesante es lo “que” se ha de enseñar, aunque a veces se violen las leyes técnicas de “cómo” autorizadas por preclaros talentos adultos. ¡Cuántas veces ha fallado en la diaria tarea y ante la reacción de los niños el sesudo estudio de los que miden la capacidad y emotividad estudiantil por la suya propia! (SEP, 1940, p. 8). La enseñanza debía partir de lo concreto a lo abstracto, ser graduada en relación con el desarrollo de los alumnos, y acercar a éstos a la realidad más próxima para continuar con la más lejana. En el caso de la historia, se debía fomentar el surgimiento y fortalecimiento de una conciencia social comprometida consigo mismo y con los demás. Las corrientes educativas modernas, plasmadas en nuestros conceptos legales, demandan una revisión minuciosa de [los] libros de texto destinados a los maestros y a los alumnos; para aquéllos a fin de que se vean ayudados en su meritoria labor, y para éstos, con propósitos de facilitarles el camino proporcionándoles elementos que les presenten con toda claridad los rumbos nuevos a seguir, adquiriendo de esta manera un concepto preciso, “racional” y exacto del Universo y de la vida social (SEP, 1937a, p. 5). A los profesores, los autores recomendaban, a través de estos libros, desarrollar en sus alumnos las habilidades necesarias para escribir y pronunciar correctamente el idioma español, comprender apropiadamente palabras aisladas y textos completos, ejercitar la correcta redacción y uso de signos de puntuación, así como despertar su interés por la lectura.
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c Contenidos históricos de los textos de lectura oral
En los textos escolares aquí analizados y los temas antes señalados, las figuras históricas centrales son: Cristóbal Colón, Moctezuma, Cuitláhuac, Cuauhtémoc y Hernán Cortés; la Malinche no tuvo lugar en estos libros. Algunos de los evangelizadores tienen poca presencia, no por sus nombres sino por su labor de aculturación, y por ello fueron calificados como hombres buenos. ![]() De acuerdo con las recomendaciones dadas por la SEP a los autores de textos escolares, respecto al empleo de imágenes, en el libro de tercero de Serie SEP hay una lección en la que se describe una imagen referida al palacio de Cortés, localizado en Cuernavaca: “En el primer cuadro se ven las luchas entre los españoles y los aztecas. Los españoles están armados con espadas, y los indios apenas se cubren el cuerpo con pieles y se defienden con palos” (SEP, 1937a, p. 57). Aquí se refuerza uno de “los mitos de la Conquista” de los que habló Antonio Rubial en una conferencia (2019), referida a la superioridad de los europeos comparados con los naturales en el uso de armas de guerra, los fusiles y bombardas (precursoras de los cañones), y ser apoyados por caballos y perros de caza. Tal superioridad, según Rubial, era relativa dado el número de invasores comparado con el de los indios; además, el tiempo y la cercanía permitieron a éstos conocer mejor a los “seres superiores llegados de Oriente”, y darse cuenta de su falsa superioridad, pero ya fue tarde para los vencidos. Antonio Rubial habla también acerca del mito del profesionalismo, homogeneidad y eficacia del ejército comandado por Cortés; esto no fue así, el ejército que derrotó a los mexicas y tomó Tenochtitlan estuvo integrado por europeos católicos, judíos, musulmanes y hasta soldados africanos, y el grueso estuvo integrado por los mismos indígenas enemigos de los mexicas. No obstante, en estos textos, la conquista primero y la colonia después, sucesos históricos fundamentales en la expansión económica mercantil marítima de España, se explicaron como procesos de expoliación, explotación y violencia de los invasores: La tercera pintura es horrible. Un indio desnudo de la espalda, espera ser marcado con un fierro caliente como si fuera una bestia. Tras él, muchos indios esperan la misma suerte. Detrás de ellos se ven algunos sacerdotes y soldados quitando a los indios sus riquezas (SEP, 1937a, pp. 57-58). Llama la atención que los miembros de la Iglesia católica, religión impuesta a los naturales, ya fueran los primeros religiosos evangelizadores o los miembros del clero secular, salvo honrosas excepciones, fueron colocados al lado de los conquistadores y los colonizadores, movidos todos por el deseo de alcanzar los mismos fines, especialmente la explotación de tierras e indios, y con ello la acumulación de riquezas; además del desarrollo del comercio y la minería. “Ved aquí –dijo el profesor– la historia de México. Los españoles arrebataron a los indios sus tierras y sus riquezas” (SEP, 1937a, p. 58). ![]() Durante la colonización, los indios construyeron grandes edificios religiosos y civiles, cargando las piedras sobre sus espaldas y siendo azotados por el látigo del capataz, siempre los indios trabajando, “bajo el terror de la cruz que unos frailes levantan sobre sus cabezas”. La religión católica, igual que todas las religiones, fue utilizada por los europeos como medio de dominio y sumisión. “La espada no bastaba para protegerlos ni para dominar a los indios. Era necesario darles una creencia… un bálsamo que curara las heridas que los látigos de los conquistadores abrían en sus carnes esclavas” (SEP, 1937a, p. 167). Se mencionan también los templos y las construcciones de los pueblos mexicas, sus creencias religiosas y sus dioses que les permitían entender el mundo natural, todo era explicado a través de los dioses, por lo tanto, las religiones fueron originadas por la ignorancia y la fantasía de los hombres antiguos; así se explicaba a los niños de esos años el origen de las religiones, tanto la de los mexicas como la de los españoles. “Los indios conquistados y sumisos, bajaron los ojos y cerraron los puños ante sus templos destruidos, ante sus propiedades usurpadas, al sentir su miserable condición de bestias” (SEP, 1937a, p. 167). Una visón trágica y triste de estos momentos históricos, cuando los indios tenían que obedecer al amo por miedo al castigo de sus cuerpos, y al religioso también por miedo al castigo eterno de sus almas en los infiernos; a los naturales, se lee en el libro de tercero, los conquistadores los llenaron de fiestas, luces, cantos y rezos y de “ídolos morenos como ellos”. “Así los frailes se apoderaron de los indios, se enriquecieron con su pobreza y se aprovecharon de su desnudez” (SEP, 1937a, p. 168). Durante estos hechos históricos, hubo indios valientes, pero también hubo cobardes: —¡Ha muerto Moctezuma, el hombre que nos quiso entregar a los blancos sin lucha y sin pelea! Hoy Cuitláhuac nos llama, el nuevo rey nos llama… ¡nos llama a la pelea contra el guerrero blanco! ¡No son hijos de los dioses…! ¡Son hombres… y guerreros…! Son blancos y barbados, sus manos lanzan rayos, pero también son hombres… ¡Lucharemos contra ellos! Son hombres ambiciosos, quieren nuestras riquezas, nuestras tierras y vidas. Han matado guerreros, infantes y mujeres. Quieren nuestras chinampas, nuestros lagos hermosos, nuestras altas montañas… (SEP, 1937a, p. 169). Los indios piden la protección de sus dioses, especialmente de Huitzilopochtli, señor de la guerra (llamado Huichilobos por los conquistadores), así como los españoles piden la ayuda de su único dios. “¡Vamos a la defensa de nuestros lagos verdes teñidos hoy de rojo con la sangre guerrera; vamos a la defensa de nuestras tierras fértiles, de nuestras vidas libres, de la vida futura de nuestros hijos débiles…!” (SEP, 1937a, p. 172). Cuauhtémoc, a diferencia de Moctezuma, es presentado en este libro como un hombre valiente, a pesar del tormento al que fue sometido. “¡El joven rey azteca aprieta entre los dientes el secreto magnífico del valor de su raza!” (SEP, 1937a, p. 173). Mientras, “Abajo, en el brasero, el fuego se hacía lenguas, como queriendo hablar” (SEP, 1937a, p. 174). A los maestros que utilizaban estos libros, se les recomendaba que formaran equipos de alumnos para discutir las lecturas y se plantearan preguntas usando las palabras ¿Qué hubiera sucedido si…? Una de las últimas lecturas de este libro de tercer año plantea varias preguntas, por ejemplo: ¿Qué hubiera hecho Colón sin mapas, sin brújulas, sin carabelas? ¿Qué hubiera hecho Colón si los comerciantes españoles y sus reyes no hubieran necesitado un nuevo camino marítimo para llegar a las Indias y no lo hubieran apoyado en sus viajes? Los alumnos tenían que entender que la historia no tiene un curso fatal, que siempre existen las posibilidades: sucedió esto, pero también pudo suceder lo otro si las circunstancias hubieran sido distintas; la historia entendida como proceso, no como la sola memorización de fechas y nombres. La figura de Colón al frente de los marineros y la de Cortés al frente de los conquistadores son explicadas en este libro como aventureros y hombres de empresa, inteligentes y aguerridos, que supieron aprovechar las oportunidades que sus circunstancias concretas les ofrecieron, pero hombres al fin y al cabo. Mapas, brújulas, carabelas, cañones y fusiles eran creaciones humanas, logradas gracias al desarrollo de las ciencias, y su aplicación en la construcción de nuevos aparatos y recursos que ayudaron, a quienes lo pudieron hacer, a aprovechar esos adelantos para someter a pueblos menos desarrollados en esos campos de la ciencia y de la técnica; luego entonces, no eran seres divinos y superiores, eran seres humanos más adelantados en el campo de la producción material. La conquista sólo es referida a la caída de Tenochtitlan, como si ese hecho histórico hubiera marcado la caída de todos los pueblos originarios que entonces poblaban el territorio de lo que después sería México como país independiente. Otro de los mitos de la conquista de México, pues Tenochtitlan no era todo México; hacia el norte y el sureste, a los Montejos y a Cristóbal de Olid, entre otros conquistadores, la conquista de estos lugares les exigió más tiempo y esfuerzo, incluso los llevó hasta las postrimerías del siglo XVIII; sin embargo, en los libros de esta serie, sólo se ocupan de la caída de Tenochtitlan en 1521. Los otros libros de Serie SEP contienen menos lecturas dedicadas a los temas del descubrimiento del Nuevo Mundo y la conquista y colonización de México. En las lecturas del libro de cuarto año, por ejemplo, se hace hincapié en los adelantos del pueblo mexica que encontraron los españoles cuando llegaron a estas tierras; esto refuta el mito referente a la vida primitiva, salvaje y ajena al mundo civilizado europeo que existía en estos pueblos mesoamericanos, antes de que llegaran los europeos. Cuando llegó Cortés, encontró una ciudad muy bonita, con amplios edificios y enormes templos; las calles estaban formadas por canales, por donde circulaban canoas que traían a los mercados todos los productos del Anáhuac. Después de la conquista, la gran Tenochtitlán desapareció, para dar lugar a una ciudad completamente diferente; los frailes misioneros derribaron los teocallis y construyeron iglesias (SEP, 1937b, p. 17). Se resalta la labor destructiva y constructiva de los europeos, sobre un grupo de pueblos encabezados por Tenochtitlan, que no necesariamente correspondía a la idea difundida de manera especial en Europa, del encuentro de una tierra poblada por “seres humanos”, cuya humanidad se puso en duda. La llegada de los europeos provocó cambios en las formas de producción de la riqueza; un ejemplo fue el arribo de caballos, burros y mulas como bestias de carga, que sustituyeron a los indios encargados del transporte de bienes y mercancías a través de veredas y caminos de difícil tránsito. El empleo de carretas y el uso generalizado de la rueda aceleraron la producción y circulación económica. Así, llegaron con los conquistadores diversos adelantos que aceleraron la producción y provocaron cambios profundos en las relaciones de producción; un mundo distinto aprovechado principalmente en beneficio de los conquistadores y en perjuicio de los conquistados. De acuerdo con la graduación de la enseñanza, los libros de Serie SEP van complejizando sus contenidos en la medida en la que avanza la edad de los alumnos y su desarrollo cognitivo. Las lecturas del libro de quinto año abordan asuntos asociados con el momento histórico que se estaba viviendo –el gobierno encabezado por Lázaro Cárdenas–, y que tuvieron gran relevancia y peso social, como lo fue la reforma agraria y la devolución de tierra a los pueblos originarios, que habían sido desposeídos de ella desde la conquista y la colonización. Desde los principios de la época colonial, se inició el despojo a los indios de las tierras de cuya labranza habían vivido. Este despojo se realizó por tres grandes grupos: los conquistadores premiados con extensiones de tierras e indios en encomienda para que los cultivaran; la Iglesia, y otros colonos peninsulares que se trasladaron a Nueva España con el fin de enriquecerse. Más tarde intervienen otros elementos en el saqueo, y las víctimas ya no son sólo los pueblos de indios, sino todos los campesinos pobres (SEP, 1939, p. 57). La reforma agraria era un acto de justicia en el que se devolvía la tierra a sus originales propietarios: los pueblos de indios y campesinos. Pueblos poblados por pobres, ignorantes de las nuevas leyes y formas impuestas de la propiedad de la tierra; sujetos a combinaciones y triquiñuelas judiciales corruptas, autoridades abusivas, acaparadores de las tierras. En el libro de sexto año de Serie SEP hay un “Diálogo entre explotados y explotadores” (1940, pp. 90-91); antes se explica que a lo largo de la historia, los explotados del mundo han sido los esclavos, los siervos y los asalariados. Explotados —Decidnos cuál es la base de vuestro derecho a poseer los bienes que se hallan en vuestras manos. Explotadores —Somos elegidos por Dios. Explotados —Dijeron ser dueños por el derecho del primer ocupante, pero… Vosotros habéis invadido tierra y demás propiedades que ya estaban ocupados por otros. Explotadores —[Somos superiores] Por el derecho de conquista, por el valor de nuestro brazo… Mientras portugueses y españoles habilitaban sus embarcaciones para recorrer grandes distancias y transportar las riquezas adquiridas en el mundo por ellos descubierto. ![]() La figura de Cristóbal Colón se aborda en este libro de sexto año, mediante la inclusión de un texto escrito por José Martí, relevante luchador por la independencia de Cuba: Un marino genovés, poseedor de los más profundos conocimientos marítimos de su época, contando con la cooperación de unos expertos marinos –los hermanos Pinzón–, con la ayuda de importantísimos descubrimientos –la brújula y la carabela–, así como con la no menos importante ayuda pecuniaria de los Reyes de España, se lanza por mares desconocidos a buscar el camino que lo condujera a las Indias, ¡las indias maravillosas de donde las naos traían las sedas, las perlas y las ricas especias!… Por más de dos meses, tres endebles embarcaciones anduvieron en el mar… Por fin, la aparición de esta tierra nueva –que los descubridores creyeron que eran las Indias–, les hizo dar por bien empleadas las fatigas del viaje. Recorrieron la tierra hallada encontrando hombres de piel obscura, a quienes llamaron indios; también vieron árboles y animales desconocidos: cacao, tabaco, guacamayas… Pero no encontraron ni perlas, ni sedas, ni especias (SEP, 1940, p. 229). Esto se lee en los libros de Serie SEP dedicada a los niños de las escuelas urbanas. ¿Qué leían al respecto los alumnos de las rurales? Para ello estaba la serie Simiente, de Gabriel Lucio. En estos textos se resalta la figura de Cuauhtémoc como un hombre valiente y leal a su pueblo: “… defendió la independencia de su pueblo contra los españoles quienes, mandados por Hernán Cortés, vinieron a despojar de sus tierras a los indígenas” (Lucio, 1939, p. 24). Este líder mexica defendió Tenochtitlan con “indomable valor” hasta que cayó “en poder de sus enemigos”. “Pocos días después fue sometido a cruel tormento por los conquistadores”. “Cuauhtémoc, valiente como siempre, resistió el tormento y no dijo a los españoles dónde estaban ocultos los tesoros de su pueblo” (Lucio, 1939, p. 25). Este héroe es presentado como ejemplo de energía y valor para los indígenas del pasado y del presente, y para todos los mexicanos que aman y respetan a su patria. La historia es utilizada para la enseñanza de conductas ejemplares para las nuevas generaciones; héroes que defienden hasta la muerte su lealtad a México, modelos para quienes conocen la historia nacional. ![]() La conquista y la colonización llevadas a cabo por los españoles, en estos libros también se abordan como actos de saqueo y desdoro para los mismos extranjeros; el principal abuso lo cometieron usurpando las tierras ocupadas y en posesión de los pueblos originarios. “Antes que los aventureros españoles mandados por Hernán Cortés vinieran a conquistar el territorio que hoy día forma la República Mexicana, en el imperio azteca, que era la mayor y más poderosa nación de aquí, las comunidades campesinas tenían tierras de dos clases…” (Lucio, 1935, p. 12). Se habla del altepetlalli, tierras aprovechadas en común por los habitantes de cada pueblo; y el calpulli, tierras divididas en parcelas y cultivadas de manera individual. Estas tierras fueron tomadas por los conquistadores. Veamos ahora lo que escribió María Enriqueta respecto a la conquista de Tenochtitlan-México, en el libro de sexto año de la serie Rosas de la infancia. Uno de los textos está escrito por Carlos Pereyra, esposo de la compiladora-autora. En ella, el historiador afirma que el dominio español, que duró tres siglos, fue un periodo breve, sin embargo, durante ese tiempo se logró la “formación de la nacionalidad mexicana”. La raza conquistadora trajo los beneficios de una civilización más adelantada y progresista, introduciendo grandes mejoras de orden material como el arado, las bestias de tiro y carga, otros animales útiles, el trigo, los frutos del antiguo mundo, los útiles e instrumentos de la industria europea, etc., etc. (María Enriqueta, 1962, pp. 35-36). Ellos, los conquistadores primero y los colonizadores después, trajeron el alfabeto, los libros y, más todavía, trajeron la religión católica, la única y verdadera religión: …una religión eminentemente humana, que enseña la igualdad y la fraternidad entre los hombres, ocupó el puesto de las creencias supersticiosas que tenían por fundamento el odio, y que imponía la práctica de los sacrificios humanos […] Esta influencia de la religión, y de las ideas filosóficas superiores, forman la base de muchos de nuestros sentimientos sociales más elevados (María Enriqueta, 1962, p. 36). Durante el dominio español, afirma el historiador, se crearon grandes ciudades, hermosos edificios civiles y religiosos de “imponente arquitectura”; se desarrolló el comercio, la minería, la industria; se mezclaron conquistados y conquistadores y aparecieron los mestizos, todo esto marca el inicio de la “nacionalidad mexicana”. Lo superior, necesaria y fatalmente, se tuvo que imponer a lo inferior, así tenía que ser. La civilización tenía que imponerse sobre la barbarie, esto así tenía que suceder, a la manera de la vieja disputa que se dio entre Francisco de Vitoria y Juan Ginés de Sepúlveda en el siglo XVI, incluido también fray Bartolomé de Las Casas, sobre si fue o no legítimo, lo que hizo Europa con América, en este caso España con México; la legitimidad o no de la conquista y sus consecuencias en detrimento de los hombres y pueblos originarios. ![]() No menores a las de Carlos Pereyra fueron las afirmaciones que hizo María Enriqueta sobre este tema. Al escribir sobre Cristóbal Colón, expresó: “Colón pasó a una barca llevando el estandarte real, y fue quien primero puso el pie sobre aquella tierra bendita de la cual era el segundo creador” (María Enriqueta, 1962: 57). Si se conoce la religiosidad de la autora, se deduce que el primer creador del mundo y de América es Dios; Colón, según María Enriqueta, por haber llegado a estas tierras, fue su segundo creador. Entonces, ¿antes qué había, la nada?, ¿o lo que había era de tan escaso valor, que era igual a nada? Al conocer este texto, el investigador se explica con mayor claridad las causas que motivaron a la SEP a recomendar que esta serie, Rosas de la infancia, saliera de las aulas de todas las escuelas primarias del país, dado que sus contenidos eran muy diferentes a los de la reforma educativa en marcha. En los libros oficiales, la conquista primero y la colonia después, fueron protagonizadas por hombres aventureros y ambiciosos en pos de fama y fortuna, empujados por las condiciones sociales-económicas de su tiempo y lugar, que les permitieron realizar estas “hazañas”. Condiciones materiales y concretas en el desarrollo económico de los pueblos, sumadas al adelanto de las ciencias, la navegación, el comercio, la industria y otros más, permitieron estos hechos históricos; no la superioridad de unos hombres y pueblos sobre otros.
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c Reflexiones finales
En los textos escolares analizados, se refuerza “la leyenda negra” relacionada con la conquista y la colonización de México. Los libros se refieren a la caída de Tenochtitlan, pero no lo hacen con respecto a otras regiones, ni siquiera dentro de la misma Mesoamérica. Aparecen personajes centrales y antagónicos como Cortés y Cuauhtémoc; ambos movidos por fuerzas y sentimientos distintos: de un lado, la aventura y el deseo de poder, gloria y riqueza, y del otro, el valor y la lealtad a un pueblo que lo sigue y una gran confianza en el poder de sus dioses. Sin embargo, conforme con los postulados del materialismo histórico, teoría que explica el devenir de los pueblos y que estaba acorde con los postulados de la reforma educativa de 1934, la historia la hacen los pueblos con base en las condiciones económicas del momento, las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción, los adelantos logrados por las ciencias y su aplicación en el desarrollo de las riquezas, el crecimiento del comercio más allá de las fronteras de los pueblos, la importancia de la navegación para la expansión del comercio a través de los mares, pueblos y continentes. La búsqueda de nuevas fuentes de riqueza, la explotación de nuevas tierras, la expansión de capitales, esto y más, todo con base en la economía, explica la historia, en este caso el descubrimiento de América y la caída de Tenochtitlan. No son los hombres-héroes los que hacen la historia, son los pueblos y las fuerzas económicas que los mueven. En los textos se manejan juicios universales: “Los conquistadores vinieron a robar las tierras y riquezas de los pueblos conquistados”. Juicios universales delicados y peligrosos en su manejo para la construcción y explicación históricas. Si bien las tierras de los pueblos originarios fueron uno de los ejes centrales de la codicia de los invasores, laicos y religiosos, esto hay que ubicarlo en su momento y lugar. Durante el gobierno de Cárdenas, especialmente en los años intermedios de su sexenio, 1937-1938, el reparto de tierras ejidales a los pueblos tuvo gran expansión, como no se había visto antes, hasta que este reparto se dio por terminado en los años posteriores al cardenismo. Estos libros explican la reforma agraria en marcha, 1937, como la justa devolución de tierras a los pueblos indígenas y campesinos, quienes, en el caso de los indígenas, debido a la conquista y la colonización, habían sido injustamente desposeídos de ellas, aun cuando habían sido sus primeros ocupantes. Luego, la entrega de ejidos a los pueblos, no era un regalo del gobierno, sino una justa devolución de lo que era suyo y les habían arrebatado los españoles más de cuatrocientos años atrás. ♦ ![]() Lázaro Cárdenas en Los Sauces, Guerrero, 20 de septiembre de 1937
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c Referencias
Lucio, Gabriel (1935). Simiente. Libro cuarto para las escuelas rurales. Secretaría de Educación Pública. ─ (1939). Simiente. Libro segundo para las escuelas rurales. Secretaría de Educación Pública. María Enriqueta (1962). Rosas de la infancia. 6º año. Ilustraciones de J. Narro). Editorial Patria. Poder Ejecutivo (13 de diciembre de 1934). Decreto que reforma el artículo 3º y la fracción XXV del 73 constitucionales. Diario Oficial. Órgano del Gobierno Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. https://cutt.ly/MbRPJ2d Ir al sitio Rubial, Antonio (2019). Los mitos de la conquista. Centro de Estudios de Historia de México (CEHM), Carso, Fundación Carlos Slim. SEP [Secretaría de Educación Pública] (1937a). Tercer año. Serie “S.E.P”. Lectura oral. Secretaría de Educación Pública, Comisión Editora Popular. ─ (1937b). Cuarto año. Serie “S.E.P”. Lectura oral. Secretaría de Educación Pública, Comisión Editora Popular. ─ (1939). Quinto año. Serie “S.E.P”. Lectura oral. Secretaría de Educación Pública, Comisión Editora Popular. ─ (1940). Sexto año. Serie “S.E.P”. Lectura oral. Secretaría de Educación Pública, Comisión Editora Popular. Notas Doctora en Estudios Latinoamericanos por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Investigadora independiente. Miembro activo de la Sociedad Mexicana de Historia de la Educación (Somehide).
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c Créditos fotográficos
- Imagen inicial: www.memoriapoliticademexico.org - Foto 1: Foto del archivo de las familias Cárdenas Solórzano y Cárdenas Batel, tomada de La Jornada - Foto 2: amazon.com - Foto 3: elmaestrocompentente.blogspot.com - Foto 4: www.pinterest.com.mx - Foto 5: relatosehistorias.mx - Foto 6: amazon.com - Foto 7: dialogoentreprofesores.blogspot.com - Foto 8: libreriasdeocasion.com.mx - Foto 9: es.wikipedia.org - Foto 10: www.pinterest.com.mx - Foto 11: libreriasdeocasion.com.mx - Foto 12: vocero.uach.mx - Foto 13: www.memoriapoliticademexico.org CORREO del MAESTRO • núm. 301 • Junio 2021 |