Violencia de género:
BASES PARA SU COMPRENSIÓN
Y ATENCIÓN

Anaid Segura Cordova[*]



Este texto tiene una doble finalidad: presentar los conceptos básicos e indispensables para abordar la temática de la violencia de género, así como brindar elementos de análisis y proponer acciones que permitan su reconocimiento, prevención, atención y caracterización como un problema de derechos humanos.




c Introducción: una mirada incluyente

En México, 66.1 por ciento de las mujeres de 15 años o más han sido víctimas al menos de un incidente de violencia emocional, económica, física, sexual o de algún tipo de discriminación a lo largo de su vida, según datos de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2016 (Endireh, 2016).

De acuerdo con la misma fuente, en el ámbito escolar, del total de mujeres encuestadas que manifestaron haber sido víctimas de violencia, 25.3 por ciento indicó haberlo sido durante su vida de estudiante; 39.9 por ciento reconoció como responsable de esta violencia a algún compañero, y 20.1 por ciento, a alguna compañera; finalmente, 14.4 por ciento reconoció a algún maestro como el violentador.

Al revisar estos datos pude, como seguramente una gran mayoría, reconocer situaciones en las que fui violentada durante mi vida de estudiante. Incluso en la universidad, recuerdo cómo las mujeres éramos minimizadas y agredidas por un profesor que afirmaba: “Las mujeres que estudian Relaciones Internacionales sólo están aquí para conseguir marido”. También debo reconocer que en otras situaciones ejercí la violencia al criticar o burlarme de alguna compañera.

Es frecuente que en situaciones así, sea por desconocimiento o por internalización de la violencia, dejemos pasar la ofensa o al ofensor no obstante que sus actos o sus palabras nos incomoden o molesten. Y subrayo: por desconocimiento o internalización, pues aun cuando nos haga sentir mal, al mismo tiempo nos parece normal. Resulta bastante extendida la creencia de que “los hombres no se pueden detener” o de que nosotras “tenemos la culpa y causamos la agresión” por “no saber darnos a respetar”. En muchas ocasiones, modificamos nuestra forma de vestir pensando en que debemos “no dar motivos” para el acoso ni mucho menos para la agresión sexual. Todo ello ocurre cuando no disponemos de las herramientas para saber distinguir las situaciones de acoso, de violencia, de “burla hacia lo femenino”, y menos aún, para reconocer que estas situaciones atentan contra nuestros derechos humanos, por lo que, incluso, algunas se tipifican como delito.

¿Y cómo saberlo? En mi caso, como en el de muchas otras, fue indispensable tomar la decisión consciente de informarme al respecto y acercarme a quienes sostienen un discurso diferente al de las personas que afirman que la violencia en las relaciones es algo normal o que la violencia que se ejerce contra nosotras es por no saber “darnos a respetar”. El río de información recibida por esta decisión me llevó al feminismo y, en esa ruta, a un mar de nuevos saberes que me hicieron cuestionarme, pero que también dieron respuesta a todas mis dudas.

Por esa razón, me parece de suma importancia compartir los procesos de deconstrucción de lo aprendido, vivido e internalizado en relación con la violencia de género, y transmitir las experiencias y la información a la que he accedido al tratar de responder preguntas como…


c Género

El concepto de género tiene sus orígenes en 1968 en el libro de Robert Stoller titulado Sex and Gender, donde, desde el campo de la medicina, cuestiona cuánto del comportamiento y preferencias sexuales de los individuos son impuestos por la biología y cuánto ésta es influenciada por aprendizaje o incluso determinada culturalmente (Fries y Lacrampette, 2013, p. 58).

Para responder a esta pregunta, Stoller hace una distinción entre sexo y género, en donde el primero se refiere a las características biológicas de las personas y el segundo hace referencia a las connotaciones psicológicas o culturales. Por tal motivo, los términos apropiados para el sexo son macho y hembra, y para género, masculino y femenino (Fries y Lacrampette, 2013, p. 59).


Símbolos de género


Aunado a esto, el concepto de género, al ser una construcción social que responde al ámbito cultural, determina cómo se debe ver y comportar una mujer y un hombre, de manera que este concepto está relacionado con los estereotipos y roles de género que refuerzan la subordinación social de lo femenino ante lo masculino, con la consiguiente discriminación.

En 1972, Ann Oakley introdujo por primera vez el término género al campo de las ciencias sociales, en su tratado Sexo, género y sociedad, y a partir de entonces las feministas utilizan esta distinción como una categoría para explicar la subordinación de las mujeres como una construcción social no justificada en la biología (Fries y Lacrampette, 2013, p. 59).

Vale la pena aclarar que no es a partir del surgimiento del término género que las mujeres comienzan a ser subordinadas, ya que históricamente el sistema social androcéntrico[1] se ha constituido de manera que lo masculino esté por encima de lo femenino, y esta jerarquía se ha perpetuado a través de la violencia.


Diagrama sexo – género

c Estereotipos

Antes de continuar, es necesario hacer una pausa para explicar qué son los estereotipos, qué relación tienen con el género, y por qué se considera que esto puede causar discriminación.

Los estereotipos son una visión generalizada o preconcebida sobre los atributos o características de quienes integran un grupo, así como de los roles que cada quien debe cumplir dentro de él (Cook y Cusack, 2009, p. 11). Emergen y se ejemplifican los estereotipos en afirmaciones tales como:

  • Las mujeres son tiernas, maternales y deben cumplir con el rol de cuidadoras del hogar.

  • Los hombres son fuertes, agresivos y deben ser los proveedores del hogar.

  • Los niños son intrépidos y buenos para el futbol.

  • Las niñas son mesuradas y hábiles para las manualidades.


Universos lingüísticos estereotipados


Por sí solos, los estereotipos pueden parecer inofensivos; el problema es que, la perpetuación de los estereotipos, en muchas ocasiones desemboca en la limitación de derechos y en actos de discriminación. Cuando las mujeres efectuamos un ejercicio de retrospección, podemos caer en la cuenta de las diversas ocasiones en las que los estereotipos nos limitaron oportunidades e incluso derechos al tratar de imponernos estilos y proyectos de vida acordes con una idea estereotipada de feminidad. También es posible identificar cómo el género, los estereotipos y roles afectan a los varones, sobre quienes es común escuchar frases como “los hombres no lloran”, “el último es vieja”, “esas cosas son para niñas”, entre otras.

Situaciones graves en las que los roles y estereotipos de género han limitado los derechos de hombres y mujeres han sido identificadas en el informe Mujeres y hombres en México 2018, elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres).




Por ejemplo, en el caso de la educación, las gráficas 1 y 2 muestran que, si bien una mayor cantidad de niños no asisten a la escuela por motivo de falta de interés, aptitud o requisitos para ingresar a la escuela, en ambas gráficas los motivos de embarazo, matrimonio o motivos familiares y falta de recursos afectan en mayor medida a las niñas.

Por otra parte, en la gráfica 3, sobre un indicador relacionado con la construcción social, se puede observar cómo se comporta el binomio género-profesión: hay un mayor número de mujeres en aquellas profesiones que tienen que ver con el servicio a las personas y las ciencias sociales, y de hombres, en aquellas que se relacionan con las ciencias e ingenierías.


c Violencia de género

Hasta ahora hemos repasado el origen del concepto de género y cómo la construcción social y el uso de roles y estereotipos han perpetuado la subordinación de lo femenino frente al poder de lo masculino. Es momento, pues, de analizar el rol que la violencia ha jugado para mantener esas relaciones de poder y jerarquía.

De acuerdo con Organización Mundial de la Salud (OMS), la violencia es:

El uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones (OMS, s. f., p. 3).

Si bien es cierto que cualquier acto de violencia es grave, resulta necesario hacer un análisis minucioso acerca de las causas y consecuencias de la violencia de género. Para ello, revisemos cómo define este último término la Organización de las Naciones Unidas:

El término violencia de género hace referencia a cualquier acto con el que se busque dañar a una persona por su género. La violencia de género nace de normas perjudiciales, abuso de poder y desigualdades de género y constituye una grave violación a los derechos humanos; al mismo tiempo, se trata de un problema de salud y protección que pone en riesgo la vida (ACNUR, s. f.).

Aparece ahora la duda de si violencia de género es igual a violencia contra las mujeres, y la respuesta es no; sin embargo, casi siempre que se habla de violencia de género se refiere a casos de violencia ejercida contra las mujeres porque ésta tiene lugar precisamente en razón de su género.

Si bien cualquier tipo de violencia es grave y debe erradicarse, la violencia de género y, más aún, la violencia contra las mujeres debe atenderse de una manera especial, ya que sus orígenes y las formas de ejercerla se relacionan específicamente con el género de la víctima.

c Perspectiva de género

Una herramienta que ayuda a comprender de mejor manera la diferencia entre violencia y violencia de género contra las mujeres es la perspectiva de género, ya que, como afirma Marcela Lagarde, dicha perspectiva “permite analizar y comprender las características que definen a las mujeres y a los hombres de manera específica, así como sus semejanzas y diferencias. […] analiza […] las complejas y diversas relaciones sociales que se dan entre ambos géneros, así como los conflictos institucionales y cotidianos que deben enfrentar y las maneras en que lo hacen” (Lagarde, 1996: 15).


Perspectiva de género


En este sentido, la perspectiva de género permite analizar la violencia de manera más profunda e identificar las diferencias entre la ejercida contra los hombres y aquella que viven las mujeres, de modo que sea posible responder cómo, dónde y quién ejerce violencia.

Por ejemplo, en México, entre enero y junio de 2021, si bien es cierto que de las víctimas de violencia, 56.1 por ciento son hombres y 32.2 son mujeres (hay un 11.6 no identificado en el registro), en su mayoría los varones son asesinados en la vía pública por algún desconocido, por robo o riña (SESNSP, 2021, p. 7), en contraste, de las mujeres, una de cada tres es asesinada en su hogar (Data Cívica, 2020, p. 18), el lugar que se supone que debe ser seguro, y en la mayoría de los casos el responsable es su pareja (Data Cívica, 2020, p. 52).

Asimismo, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (Envipe), de cada 10 víctimas de violación, 8 son mujeres, y de cada 10 víctimas de “otros delitos sexuales” –hostigamiento, exhibicionismo, tocamientos indeseados e intentos de violación–, 9 son mujeres (INEGI, 2020, p. 8).

Esta es la principal razón por la que, al hablar de violencia de género, predomina la información de violencia contra las mujeres. Por ello, también, la Recomendación número 35 de la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer (CEDAW) establece que “la violencia por razón de género contra la mujer se utiliza como un término más preciso que pone de manifiesto las causas y los efectos relacionados con el género de la violencia” (CEDAW, 2017, párr. 9).

En este mismo sentido, la perspectiva de género permite analizar la problemática de violencia que ocurre en el ámbito escolar y, de esa manera, contar con acciones efectivas para su prevención y erradicación.

Los datos de la Endireh arrojan luz sobre dónde, cómo y quién ejerce violencia contra las mujeres en el ámbito escolar, y los datos son desalentadores: 74.3 por ciento de las mujeres encuestadas indicaron que las agresiones sucedieron en la escuela; los tipos de agresiones que sufrieron fueron: sexual, 38.3 por ciento; emocional, 34.1 por ciento; y física, 27.7 por ciento. Asimismo, 39.9 por ciento indicó que la violencia la ejerció un compañero (Endireh, 2016).

c Consecuencias de la violencia

Como se ha mencionado, frecuentemente los actos de violencia constituyen violaciones a los derechos humanos y afectan la dignidad de la personas. Sin embargo, las víctimas de violencia también presentan problemas en su salud física, mental y emocional, así como trastornos en el desarrollo físico y psicológico.

En cuanto a la violencia que ocurre en el ámbito escolar, la mayoría de las víctimas presentan ausentismo, deserción, trastornos de conducta y de aprendizaje, así como réplica de la violencia.

Como resulta evidente, esta situación requiere atención urgente, para lo cual abordo algunas de las medidas o acciones que ayudarían a prevenir y erradicar la violencia de género en el ámbito escolar.


Consecuencias de la violencia

c Acciones dirigidas a la atención y erradicación de la violencia de género

1. Información y reeducación

Como señalé en la introducción, no fue sino hasta que accedí a la información sobre género, derechos humanos, feminismo, roles y estereotipos, cuando me di cuenta de la violencia que las mujeres hemos vivido y ejercido. Acercarnos a esta información nos ayuda a analizar las situaciones y problemáticas desde una perspectiva de género y a cuestionarnos sobre lo que hemos aprendido durante toda nuestra vida. El proceso es complejo, pues nos confronta con lo que por generaciones se ha transmitido a través de la cultura machista y el androcentrismo.

En muchas ocasiones, de hecho, se ha culpado a las madres de ser las responsables de educar bajo la cultura machista, aseveración tramposa, basada en la falta de perspectiva de género. Nuestras madres y abuelas sólo han replicado la educación que les fue transmitida y las obligó a cumplir con el rol de cuidadoras o figuras subalternas que establece la construcción social del género.


Agentes de socialización


Existen, pues, muchos otros agentes de socialización del género que también son responsables de la subordinación de lo femenino:

  • La familia, mediante la reproducción de roles preestablecidos que sitúan a las mujeres en el hogar y a los hombres en el espacio público, y también, de los compartimientos esperados de niños y niñas.

  • Los medios de comunicación, como la televisión, a través de la construcción de modelos de belleza que cosifican y sexualizan el cuerpo de las niñas y las mujeres.

  • La industria de la música, mediante las canciones misóginas y sexistas, entre otros.

  • Por último, no debe omitirse el papel de la escuela como agente fundamental de socialización y donde se reproducen los roles y estereotipos de manera casi inconsciente.


2. Lenguaje y uso de referentes femeninos

El lenguaje es la vía de comunicación que nos permite expresar experiencias y compartirlas por medio de símbolos, señales y sonidos. Por tal motivo, es necesario que en ámbito escolar no sólo se evite hacer uso de lenguaje discriminatorio, sino que se promueva el uso del lenguaje incluyente y no sexista. ¿A qué me refiero con esto?

Constituyen lenguaje sexista todas las expresiones que de alguna manera violentan o invisibilizan a las mujeres; por ejemplo: el uso de masculinos genéricos, la asignación del femenino a sustantivos por un estereotipo y las expresiones populares o refranes que minimicen el valor de la mujer o se basen en estereotipos. En contraste, el lenguaje incluyente o no sexista busca evitar actos de distinción, restricción, exclusión, negación, imprecisión o invisibilización de las mujeres en las comunicaciones orales y escritas (CNDH, 2017, p. 7).


Lenguaje inclusivo


Mary Shelley

Por último, el uso de referentes femeninos permitirá abrir el panorama y mostrar la participación que las mujeres han tenido a lo largo de la historia… por ejemplo, ¿sabían que la famosa novela de Frankenstein la escribió Mary Shelley, quien fue hija de Mary Wollstonecraft, escritora y filósofa inglesa, autora de la obra Vindicación de los derechos de la mujer (1792) y una representante de las feministas de la primera ola? (Varela y Santolaya, 2019, p. 38).

Visibilizar y destacar las aportaciones de las mujeres en los más variados ámbitos y evidenciar que las reivindicaciones femeninas tienen historia son tareas necesarias en la perspectiva de construir una narrativa donde mujeres y hombres se sitúen en pie de igualdad, ya que hace tiempo que denunciamos que el mundo no está sólo hecho por y para los varones.


3. Incorporación del tema de derechos humanos y perspectiva de género en la currícula

Con el fin de que las nuevas generaciones se acerquen de manera más temprana a los saberes que les permitirán cuestionar la construcción social androcéntrica y machista, es urgente que las escuelas incorporen los temas de género y derechos humanos en el currículum, ya sea explícito u oculto, de manera que poco a poco se vayan deconstruyendo los estereotipos y predomine la información sobre igualdad de género y no discriminación. Aunado a esto, las escuelas deben hacer énfasis en erradicar planes de estudio con información sesgada, no científica o incorrecta, que estigmatice las orientaciones sexuales e identidades diversas.


Marcha feminista por el derecho a una vida libre de violencia


4. Desarrollo de talleres sobre género

Además de la nueva información, el desarrollo de talleres impartidos por personas especializadas posibilitará la comprensión del tema de género y otros relacionados, tales como: amor romántico, a fin de que las y los jóvenes conozcan y practiquen formas de relacionarse en pareja de manera sana y respetuosa; educación sexual integral, para ayudar a que las y los jóvenes ejerzan sus derechos sexuales y reproductivos de manera libre, segura, saludable y placentera; y nuevas masculinidades, que ayudará a los varones a poder expresarse de manera libre, sin prejuicios o estereotipos.


5. No perpetuar roles y estereotipos

Como se ha mencionado, continuar con el uso de roles y estereotipos puede limitar oportunidades y derechos de las personas, por lo que es necesario eliminarlos. Las y los jóvenes deberán ser libres de elegir lo que quieren ser, con quién desean relacionarse y cómo desean lucir ante la sociedad, sin por ello ser objeto de discriminación o violencia.



6. Prevenir, detectar y atender el acoso y hostigamiento sexual

Las escuelas deben contar con protocolos para prevenir, detectar y atender de manera efectiva los casos de acoso y hostigamiento sexual. Tales protocolos deben incluir la necesaria coordinación con instancias externas a la escuela, en el ámbito de la salud y la seguridad, a fin de cumplir al menos con los siguientes objetivos: investigar los hechos, acompañar a la víctima, llegar a la verdad, sancionar y reparar el daño. Asimismo, deben establecer protocolos para atender casos de violencia por orientación sexual e identidad de género, o cualquier otro tipo de discriminación.

Por último, y como medida general, las escuelas deben tener la meta de constituirse como espacios libres de violencia, con el fin de salvaguardar la seguridad y el desarrollo integral de niñas, niños y adolescentes.

c Referencias

ACNUR, Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (s. f.). Violencia de género. http://www.acnur.org/violencia-sexual-y-de-genero.html Ir al sitio

CAMPAÑA Latinoamericana por el Derecho a la Educación (2016). Cartilla: Violencia de género en las escuelas: caminos para su prevención y superación. https://redclade.org/wp-content/uploads/Violencia-de-género-en-las-escuelas-caminos-para-su-prevención-y-superación.pdf Ir al sitio

CEDAW. Recomendación general núm. 35 sobre la violencia por razón de género contra la mujer, por la que se actualiza la recomendación general núm. 19. http://www.acnur.org/fileadmin/Documentos/BDL/2017/11405.pdf Ir al sitio

CNDH, Comisión Nacional de los Derechos Humanos (2017). Guía para el uso de un lenguaje incluyente y no sexista. www.derechoshumanoscdmx.gob.mx/wp-content/uploads/GUIALINS2017.pdf Ir al sitio

COOK, Rebecca, y Cusack, Simone (2009). Estereotipos de género. Perspectivas legales transnacionales (traducción de Andrea Parra). University of Pennsylvania Press-Pro Familia, pp. 11-88. http://www.law.utoronto.ca/utfl_file/count/documents/reprohealth/estereotipos-de-genero.pdf Ir al sitio

DATA Cívica. Claves para entender y prevenir los asesinatos de mujeres en México. https://datacivica.org/assets/pdf/claves-para-entender-y-prevenir-los-asesinatos-de-mujeres-en-mexico.pdf Ir al sitio

FRIES, Lorena, y Lacrampette, Nicole (2013). Feminismos, género y derecho. Lacrampette, Nicole (ed.), Derechos humanos y mujeres: teoría y práctica, pp. 33-63. Universidad de Chile, Facultad de Derecho, Centro de Derechos Humanos. https://repositorio.uchile.cl/bitstream/handle/2250/142497/Derechos-humanos-y-mujeres.pdf Ir al sitio

INEGI, Instituto Nacional de Estadística y Geografía (2020). Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (Envipe). Comunicado de Prensa. http://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2020/EstSegPub/envipe2020.pdf Ir al sitio

INEGI, Instituto Nacional de Estadística y Geografía (2016). Boletín de prensa núm. 379/17. Resultados de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh), 2016. http://www.inegi.org.mx/contenidos/programas/endireh/2016/doc/endireh2016_presentacion_ejecutiva.pdf Ir al sitio

INEGI, Instituto Nacional de Estadística y Geografía; Inmujeres, Instituto Nacional de las Mujeres (2018). Mujeres y hombres en México 2018. http://cedoc.inmujeres.gob.mx/documentos_download/MHM_2018.pdf Ir al sitio

LAGARDE, Marcela (1996). Género y feminismo. Desarrollo humano y democracia. Ed. horas y HORAS. http://repositorio.ciem.ucr.ac.cr/handle/123456789/259 Ir al sitio

OMS, Organización Mundial de la Salud (OMS) (s. f.). Informe mundial sobre la violencia y la salud. Sinopsis. http://www.who.int/violence_injury_prevention/violence/world_report/en/abstract_es.pdf Ir al sitio

SESNSP, Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (2021). Información sobre violencia contra las mujeres. https://drive.google.com/file/d/1VRwhF9yFw3RjQc_FYpluRrLcraUXIFEs/view Ir al sitio

VARELA, Nuria, y Santolaya, Antonia (s. f.). Feminismo para principiantes. https://planetafacil.plenainclusion.org/wp-content/uploads/2019/03/Feminismo-para-principiantes.-Lectura-fácil.pdf Ir al sitio

Notas

* Licenciada en Relaciones Internacionales con especialidad en Derechos Humanos y Género. Feminista y socia de NKUC Consultoría, S. C. (“Encauce Consultoría”).
  1. El androcentrismo es la visión del mundo que sitúa al hombre como centro de todas las cosas. Parte de la idea de que la mirada masculina es la única posible y universal, por lo que se generaliza para toda la humanidad, sean hombres o mujeres; por lo tanto, conlleva la invisibilización de las mujeres y de su mundo.
c Créditos fotográficos

- Imagen inicial: Shutterstock

- Foto 1: Freepick

- Foto 2: Shutterstock

- Foto 3: Desarrollado por la autora

- Foto 4: Shutterstock

- Foto 5: Fuente: Tomada de INEGI e Inmujeres, 2018, p. 142.

- Nota: Porcentaje de la población total de 5 a 14 años de edad de cada sexo que no asisten a la escuela.

- Foto 6: Fuente: Tomada de INEGI e Inmujeres, 2018, p. 142

- Nota: Porcentaje de la población total de 15 a 17 años de edad de cada sexo que no asisten a la escuela.

- Foto 7: Fuente: Tomada de INEGI e Inmujeres, 2018, p. 100.

- * Incluye técnico superior y normal licenciatura.

- Foto 8: Correo del Maestro a partir de http://genero.seg.guanajuato.gob.mx/2016/02/07/la-institucionalizacion-de-la-perspectiva-de-genero/

- Foto 9 a 14: Shutterstock

- Foto 15: Correo del Maestro a partir de www.claracoria.com/cont/2014/06/talleres-de-lectura-reflexiva-con-perspectiva-de-genero/

CORREO del MAESTRO • núm. 306 • Noviembre 2021