¿Qué es la PERFORMANCE?

Fernanda Otero Ríos[*]


A partir del siglo XX, el mundo ha sufrido cambios en todos los ámbitos imaginables. Aunque es evidente que la mayor parte de los cambios se iniciaron con la Revolución Industrial, también es un hecho que, al menos en el ámbito artístico, el siglo XX ha sido el parteaguas de las manifestaciones plásticas, e incluso los teóricos han enfrentado serias dificultades por la ruptura de paradigmas y reglas establecidas en siglos anteriores, que han puesto en entredicho la definición misma del arte.

¿Qué es la performance?

Entre las múltiples rupturas, no sólo han cambiado las manifestaciones formales en la pintura y la escultura, sino que se ha dado cabida a nuevas formas de representación como el ready-made, la instalación y el arte objeto, entre otras. De estas variantes, me centraré en el arte de la performance,[1] también conocido como arte de acción.

“El término ‘Performance Art’ tuvo sus inicios en los años 60 en Estados Unidos. Fue originalmente utilizado para describir cualquier evento artístico en vivo que incluyera poetas, músicos, cineastas, etc. en adición a las artes visuales” (Ecured, s/f). Sin embargo, las manifestaciones artísticas relacionadas con la performance tienen antecedentes en movimientos como el futurismo y el dadá.

Si bien es cierto que el término como tal no se utilizaba en ese entonces, se conoce de la existencia de las llamadas “veladas dadá”, que eran actos multidisciplinarios en los que los artistas de dicho movimiento –encabezado por Tristan Tzara– llevaban a cabo acciones frente a un público compacto, en las que se mezclaban poesía, música y artes plásticas; claro que, debido a la naturaleza del arte dadaísta, solían ser acciones desconcertantes para la mayoría del público.

Esto no quiere decir que la performance en la actualidad sea de fácil recepción, pero, a diferencia de las veladas dadá, la mayoría de las manifestaciones de esta índole tienen un concepto que suele distar bastante del sinsentido propuesto por los dadaístas.

El arte de acción, sobre todo de los años sesenta y setenta, surgió con la intención de acercar el arte a las personas. La mayoría de las acciones se efectuaban en la vía pública, por lo que resultaban sumamente desconcertantes para los transeúntes que se topaban con dichas manifestaciones artísticas; de hecho, la mayoría de ellos ni siquiera eran conscientes de que habían tenido contacto con una obra de arte.

Esto, por supuesto, generaba reacciones muy variadas, y hubo artistas que fueron arrestados por efectuar acciones “indebidas” en la vía pública, o simplemente por carecer de un permiso gubernamental para realizar “arte” en un lugar y momento determinados. Por ello, conforme esta manifestación artística ha adquirido reconocimiento por parte de los círculos artísticos, se ha hecho más común encontrarla en recintos cerrados y museos que presentan ciclos o acciones artísticas, aunque por fortuna todavía podemos toparnos sin querer con una performance en la vía pública.

Pero ¿qué es la performance? Si se busca el término en un diccionario o en Internet, seguramente se encuentran infinidad de imágenes y páginas que harán referencia a acciones en vivo, pero no de manera específica al arte de acción que pretendo abordar aquí.

El término en inglés tiene un significado muy amplio, pues hace referencia a una acción determinada, la cual puede ser actuación, entretenimiento o espectáculo, entre otras. Debido a esto, en la lengua inglesa se usa el término específico de performance art para diferenciar esta rama del arte de otro tipo de acciones corporales. Sin embargo, en nuestro país, y de manera coloquial en el ámbito artístico, le llamamos simple y llanamente performance. Por ello considero de máxima importancia dejar claro a qué nos referimos cuando usamos este término.


Asamblea de Estudiantes de Arte, Yugo comunicacional, Centro de Santiago de Chile, 21 de julio de 2012


Si tuviéramos que definir el término Performance Art, tendríamos que decir, que es una forma de arte donde la acción de un individuo o un grupo, ocurre en un lugar particular y dentro de un intervalo de tiempo particular. Esta enigmática y controvertida forma artística, pone énfasis en la acción del artista para producir el arte, más que en la producción de un objeto en sí (Fernández, 2014: 129).


Por lo tanto, podemos partir del hecho de que la performance requiere, en primer lugar, del cuerpo del artista, pues es una acción, no un objeto en sí mismo, entonces el cuerpo se transforma en material y soporte de la obra. Ello no quiere decir que no pueda implicar el uso de otros elementos; de hecho, el arte de acción es tan variado que puede incluir múltiples instrumentos que ayuden a reforzar la acción: el artista puede maquillarse, disfrazarse, caracterizarse y usar objetos diversos, para lo cual goza de una gran libertad, pues un mismo objeto es susceptible de usarse de formas tan variadas como la imaginación lo permita.

Esta libertad no sólo se refiere a los elementos plásticos que suelen acompañar a la acción artística: la performance carece por definición de un límite de tiempo. Así, una acción puede durar unos cuantos segundos o varios meses (como la que efectuaron Marina Abramovic y Ulay –Uwe Laysiepen– en la Gran Muralla China, en 1988, con una duración de tres meses); el artista suele hacer la acción tan larga o tan corta como la obra de arte lo requiera y, a veces, depende también de la reacción del público presente.

Sin embargo, tal libertad no debe conducir a pensar que levantarse del asiento y hacer cualquier cosa que se nos ocurra en el momento constituye una performance. La performance, como cualquier otra obra de arte, tiene un proceso, y este proceso suele ser de gran introspección para el artista, pues el arte de acción implica que el artista esté presente en toda la extensión de la palabra.


Marina Abramovic y Ulay (Uwe Laysiepen), The Lovers, Gran Muralla China, 1988 (Zavala, 2013)


El performance no es teatro, el performancista no es un actor ni interpreta un personaje como lo hace un actor, ni actúa como lo hace un actor, el accionista es él mismo y continuará siendo él mismo, nunca busca caminos fuera de sí mismo sino que sigue el camino verdadero, el camino hacia dentro de sí mismo (Zerpa, 2010: 45).


Es por ello que el arte de acción no posee un guión. El artista o creador establece una idea general de la acción que desea efectuar, plantea el lugar y los elementos que va a requerir para llevar a cabo dicha acción y se prepara mentalmente para ello, pero no existen horas de ensayo, ni memorización de diálogos; en eso se diferencia del teatro. Habrá quien diga: “¡Ah, ya entendí qué es la performance!, ¡es una improvisación!”, pero temo decirle que está en un error.

La performance no es una improvisación, porque la improvisación teatral requiere que el artista no sea él, que se desprenda de sí mismo y sea alguien más. En la improvisación, quien se presenta frente al público no es el artista, sino el personaje, mientras que en la performance ocurre todo lo contrario: estamos viendo al artista/creador tal cual es, mostrando una faceta de sí mismo que no sale todos los días pero que siempre es él; el performancero no representa, se presenta.

Esta es la razón por la que el arte de acción va más allá de los límites establecidos, no sólo porque rompe con todos los paradigmas artísticos previos, sino porque nos enfrenta al artista en una acción directa. La obra está allí, pero no es más un intermediario que sirve de puente conector entre el artista y el espectador; la relación es por ello mucho más directa: vemos al artista allí, tal cual es, sin filtros y echando mano de sus conflictos, preocupaciones e intereses más profundos transformados en una obra de arte que lo involucra y que prentende involucrarnos como espectadores.

“El performance es una filosofía del contacto directo; es un lenguaje de signos y símbolos complejos que se relacionan con el espectador de forma inmediata y que, al enfrentarse el artista y el espectador, provoca una reacción esperada pero desconocida para ambas partes” (Tarcisio, 2001: 21). Por ello, es de máxima importancia que entendamos que la performance no puede experimentarse más que en vivo.

Y esta es otra característica del arte de acción: es efímero, dura sólo el breve intervalo de tiempo en que el artista se presenta frente al público y, por expresarlo de algún modo, se voltea de dentro hacia afuera, para mostrar lo más interno de su ser en un intento de conectar y comunicar con el espectador. Así, no hay obra que perdure y quede para la posteridad, no hay obra de la que pueda hacerse cargo en un futuro el curador del museo; la obra es y sucede allí y sólo allí, en ese conjunto de factores espacio-temporales que dejan una huella más o menos permanente tanto en el espectador como en el artista.


Weeks y Whitford, Wearing the horns, Venecia, 2012 (Venice International, 2012)


Incluso podría afirmar que la huella más profunda la experimenta en este caso el artista, pues es él quien exorciza sus demonios en la acción. En una ocasión, acudí a la performance de Lorena Méndez, una colega y amiga mexicana, quien dijo en el inicio de su acción: “Yo hago esto para mí, porque me ayuda a curar y a trabajar internamente con cosas con las que no puedo lidiar de otra manera”, y entonces entendí por qué este tipo de arte resulta tan poderoso e impactante.

Cuando nos encontramos frente al artista que efectúa arte de acción, no sólo somos los receptores de un mensaje determinado, también somos testigos y cómplices de un proceso interno y profundo de otro ser humano (el artista) que decide usar su obra como vehículo para sanarse y enfrentarse a sus mayores sueños o a sus peores pesadillas y compartir ese momento de intimidad con el otro (los espectadores). Eso hace que la naturaleza de la performance sea completamente distinta a todas las demás manifestaciones artísticas.

Guillermo Gómez-Peña y Coco Fusco, The couple in a cage, 1992 (Gonsalbes 2012)

No es sólo el hecho de que transmita emociones –muchas obras de arte lo hacen–, y no pongo en duda que muchos artistas se desnuden de una manera u otra al ejecutar su obra, pero lo hacen en soledad, en un proceso personal e individual que produce algo que llamamos obra de arte. Sin embargo, el artista queda relativamente a salvo, ya que los espectadores somos testigos sólo del resultado del proceso, no del proceso mismo, y el artista entonces enfrenta al público una vez que ha cerrado el ciclo y ya no es vulnerable.

En contraste, el performancero es por completo diferente: nos invita a ser testigos, a veces mudos y a veces participativos, del proceso mismo; se muestra vulnerable y falible. Somos testigos del momento mismo de la creación de la obra, y hay muchas cosas que pueden salir mal. A pesar de que el artista/creador tiene un plan previo, una estructura y una preparación mental y emocional, el desarrollo de la obra puede sobrepasarlo y dejarlo desarmado para continuar con su plan; las circunstancias externas pueden modificar el curso de acción, o incluso la intervención del público puede ser completamente adversa a la obra misma.

La performance es una obra donde no puede volverse atrás y modificar el resultado que será visto por la audiencia; puede cambiarse el rumbo, pero cada variable modifica en menor o mayor grado la obra, dando como resultado algo prácticamente impredecible.


La performance puede ser infinidad de cosas y en ella confluyen múltiples disciplinas, pero no es un entretenimiento, un espectáculo. Y precisamente para distanciarse del mundo de la interpretación y que la performance no termine siendo una función teatral, considero que no debería repetirse (Montijano, 2015).


Creo que ello explica la existencia tanto de gente atrapada y cautivada con mucha facilidad por este tipo de arte, como de gente que lo rechaza de manera tajante como desagradable e incómodo. La performance es, sin lugar a dudas, la forma de arte más cercana a la vida, pues, como la vida misma, no da la oportunidad de volver atrás, y cada decisión afecta siempre el resultado.

Otra característica que hace complicado el arte de acción es su difícil inserción en el mercado del arte, ya que, al ser efímero, no puede comerciarse con él. Resulta virtualmente imposible vender o comprar una performance, y tampoco puede conservarse o archivarse; lo único que puede hacerse al respecto es guardar un registro de la acción, por eso siempre encontraremos a alguien tomando fotos o video de la obra, ya que es la única manera de tener un documento que guarde memoria de lo acontecido y para muchos de nosotros es la única manera de ser testigos de las acciones artísticas efectuadas en otras épocas o en latitudes que nos resultan inaccesibles.

No puede negarse que la performance es un tipo de arte a veces difícil de comprender, pero definitivamente es una de las formas de arte más interesantes, innovadoras y humanas que existen en nuestros días; y aunque tener contacto con el registro de la performance nunca será igual que atestiguarla en vivo, al menos es una herramienta que nos permite acercanos a este tipo de arte.

La performance es una manifestación artística que puede gustarnos o no, pero que difícilmente nos será indiferente; es algo que rechazaremos con toda nuestra fuerza o que nos cautivará de manera profunda y nos hará entrar en un mundo artístico distinto, que requerirá de nuestra atención constante por un lapso determinado de tiempo y nos moverá fibras que tal vez ninguna otra obra de arte había logrado pulsar. Sin duda, se trata de una manifestación artística que nos hará concebir el arte y al artista desde una perspectiva por completo diferente, por lo que creo que atestiguar una performance es algo que debe hacerse al menos una vez en la vida.

Referencias

ECURED (s/f). Performance [en línea]: <www.ecured.cu/index.php/Performance> Ir al sitio [consultado: 25 de septiembre de 2015].

FERNÁNDEZ, C. B. (2014). Internacional Situacionista, un movimiento precursor del Performance Art. En Index Comunicación, núm. 4, pp. 123-147 [en línea]: <journals.sfu.ca/indexcomunicacion/index.php/indexcomunicacion/article/view/128/146> Ir al sitio.

GONSALVES, R. (2012). X-Border(less) @ BOOKMACHINE books + zines [en línea]: <www.fullertonartwalk.com/2013/08/x-borderless-bookmachine-books-zines/> Ir al sitio.

MONTIJANO, M. (2015). Análisis de las variantes terminológicas para definir el arte de acción [en línea]: <www.homines.com/arte_xx/terminos_performance/index.htm> Ir al sitio [consultado: 25 de septiembre de 2015].

SZMULEWICZ, I. (2012). Arte y movilizaciones estudiantiles. Conversación con Cristián Inostroza. En Arte y Crítica [en línea]: <www.arteycritica.org/entrevistas/arte-y-movilizaciones-estudiantiles-conversacion-con-cristian-inostroza/> Ir al sitio.

TARCISIO, E. (2001). El performance en México. En Con el Cuerpo por Delante: 47882 minutos de performance. México: Ex Teresa / INBA.

VENICE International Performance Art Week, 08.-15.12.2015, Palazzo Bembo, Venice [en línea]: <www.veniceperformanceart.org/index.php?page=146&lang=en> Ir al sitio.

ZAVALA, T. (2013). La historia de una imagen. Marina Abramovic y Ulai. En Inkult Magazine [en línea]: <inkultmagazine.com/blog/la-historia-de-una-imagen-marina-abramovic-y-ulay-en-the-artist-is-present/> Ir al sitio.

ZERPA, C. (2010). Envena: Lo que vi, lo que escuché, lo que viví, lo que rozó mi piel. Historias y memorias en torno al Performance Art. Mérida: Ediciones Actual.

NOTAS

* Licenciada en Comunicación Visual por la Universidad de la Comunicación y maestra en Arte: descodificación y análisis de la imagen visual por el Instituto Cultural Helénico. Posee experiencia docente de más de 13 años en diversas instituciones privadas de educación superior, así como un año de experiencia en bachillerato del ITESM.
  1. Para entender por qué debe usarse “la performance” y no “el performance”, recomiendo leer el artículo Análisis de las variantes terminológicas para definir el arte de acción de Marc Montijano (2015).
Créditos fotográficos

- Imagen inicial: VestAndPage, S. Pruculi, V. Stenke en commons.wikimedia.org

- Foto 1: Paula Urizar y Cristian Inostroza, en Szmulewic, 2012

- Foto 2: www.inkultmagazine.com

- Foto 3: www.veniceperformanceart.org

- Foto 4: www.fullertonartwalk.com