Una ventana de la
cultura mexicana hacia el mundo

DE LA ESCUELA DE VERANO AL CENTRO
DE ESTUDIOS PARA EXTRANJEROS DE LA UNAM

Gloria Celia Carreño Alvarado[*]



La Escuela de Verano, institución creada en la Universidad Nacional en 1921 con el propósito de promover la enseñanza del idioma español, la historia y la cultura mexicana, se convirtió luego en la Dirección de Cursos Temporales, y finalmente en el Centro de Estudios para Extranjeros (CEPE); fue en su fundación una institución pionera, que más tarde replicaron otras universidades nacionales y del extranjero, y hoy, a través de éste y de los centros de Estudios Mexicanos, es la presencia de la Universidad Nacional y de México en varias partes del mundo.




c Una ventana de la cultura mexicana hacia el mundo. De la Escuela de Verano al Centro de Estudios para
    Extranjeros de la UNAM

La Escuela de Verano de la Universidad Nacional de México fue fundada el primero de julio de 1921 por José Vasconcelos, secretario de Educación Pública, y por Mariano Silva y Aceves, rector interino de la Universidad Nacional. Esa institución fue parte del ambicioso programa vasconcelista de intercambio cultural, que conllevaba la idea de conocer la cultura universal y de dar a conocer al mundo la cultura mexicana.

Como la propia Universidad, la Escuela de Verano dependía de la Secretaría de Educación Pública y tenía como función primordial enseñar a los extranjeros –particularmente estadounidenses– español, literatura castellana, iberoamericana y mexicana, así como difundir conocimientos sobre la situación económica de la región y la relación de las “dos Américas: la anglosajona y la hispánica”.[1]

Esta institución surgió como producto natural de la afirmación política del Ateneo de la Juventud, del cual formaron parte Antonio Caso, José Vasconcelos, Pedro Henríquez Ureña, Ricardo Gómez Robelo y Alfonso Reyes, quienes se pronunciaron por la recuperación de lo nacional mexicano y de lo latinoamericano como una identidad.


Otro propósito de la escuela fue ofrecer a los extranjeros la oportunidad de visitar México.


El primer director de la Escuela de Verano fue el humanista dominicano Pedro Henríquez Ureña, quien había llegado a México por invitación de Vasconcelos para colaborar como profesor de la Universidad. La naciente escuela incluyó en su profesorado a destacados intelectuales, entre ellos: Carlos Pellicer, Julio Jiménez Rueda, Daniel Cosío Villegas, Jesús Silva Herzog, José María Luján Asúnsolo, Pablo Martínez del Río, Alfonso Pruneda y Vicente Lombardo Toledano; y eventualmente se invitó también a profesores de universidades estadounidenses.[2] Otro propósito de la escuela fue ofrecer a los extranjeros la “oportunidad que visiten la República Mexicana y se familiaricen con la vida y costumbres de un país de tradición latina, pero que posee también características propias”.[3]

En relación con ese objetivo, según Maurice Demmers,[4] la Escuela de Verano tuvo el propósito no explícito de fortalecer las relaciones exteriores del mundo académico mexicano y contrarrestar la influencia de reformadores seculares en el gobierno revolucionario, el establecimiento de una mayor cultura de entendimiento entre naciones, actuar como el principal intermediario entre México, los Estados Unidos y Canadá y construir una importante red de apoyo con instituciones académicas de esos países.

El entusiasta estudioso estadounidense Alois Richard Nykl señalaba en 1925 que la Escuela de Verano de la UNAM tenía un papel geopolítico importante que perseguir en las postrimerías de la Primera Guerra Mundial y la Revolución mexicana:

Fue correcto percibir que el futuro éxito o fracaso de la civilización occidental en el continente americano depende de si las dos formas de la misma, la anglosajona y la latina, pueden cooperar y beneficiarse por el contacto mutuo sin renunciar a ninguna de sus características peculiares.[5]

Esta institución en sus inicios funcionó únicamente como escuela de verano; posteriormente, creó el grado de maestro de artes especializado en español, reconocido por universidades estadounidenses como equivalente al master of arts que ellas concedían.

En la Escuela de Verano también se impartieron en esos años, cursos dirigidos a profesores e inspectores escolares mexicanos dependientes del Departamento Cultural e Indígena, directores de escuelas tipo y suburbanas, dependientes del Departamento de Educación Primaria y Normal, y profesores dependientes de las direcciones de educación de los estados, para que se capacitaran durante las vacaciones de verano.

Las materias que se impartían en estos cursos parecían un reflejo fiel de la ideología oficial: principios de educación, impartida por el rector Alfonso Pruneda; organización de escuelas rurales, conocimiento de la población indígena e higiene general y escolar impartida por Ignacio Ramírez. Además se enseñaron las materias de trabajos manuales, industrias textiles, cocina y repostería, corte y confección, horticultura y floricultura, conservación de frutas y legumbres, y cultura física.[6]

Otra de las formaciones que impartió para profesores mexicanos fue la del bachillerato de educación y trabajo social y el de educadora de Kindergarden y Trabajo Social, este último en 1937 cambió a profesora de Kindergarden.[7]

En 1929, al decretarse la autonomía de la Universidad, la Escuela de Verano pasó a formar parte del Departamento de Intercambio Universitario, que tenía como función atender las relaciones culturales de la Universidad en los ámbitos nacional e internacional; su trabajo tuvo éxito: recibió gran número de alumnos “[p]ese a la imagen negativa de México en el extranjero por los hechos relacionados con la Revolución, la Guerra Cristera y la Rebelión Escobarista”.[8]

Esta institución tuvo su sede en el edificio conocido como Mascarones, en Rivera de San Cosme 71. Para el verano (julio - agosto) de 1929 ofrecía los siguientes cursos: Lengua española; Métodos de enseñanza de lenguas; Literatura, Geografía, Historia y Problemas Políticos y Sociales de México; Historia y Geografía Hispanoamericana; Arte y Música como folklore mexicano, danzas tradicionales, canciones mexicanas, Historical Survey on mexican art (Estudios históricos del arte mexicano) y cursos sobre sistemas comerciales en México.


Edificio conocido como Mascarones, en Rivera de San Cosme


De 1929 a 1932 su director fue Julio Jiménez Rueda, apoyado en su gestión por representantes delegados en Nueva York, Chicago, San José (California), San Antonio y Austin (Texas).[9]

En ese momento se propuso incluir a la Escuela de Verano entre las facultades y escuelas de la Universidad, idea que no prosperó, ya que la Ley Orgánica de la Universidad establecía la paridad de representantes ante el Consejo Universitario entre profesores y alumnos, requisito que no podía llenar la escuela debido al carácter extranjero de sus alumnos.[10]

El éxito de los cursos era evidente, y propició nuevos proyectos, entre ellos el de organizar un grupo que cursara sus estudios en la Universidad Nacional Autónoma de México y éstos fueran reconocidos por la Universidad de Texas.[11] Con una duración de seis semanas, del 28 de junio al 10 de agosto de 1943,[12] los estudiantes de este curso o del curso de verano podían tomar indistintamente clases en uno u otro programa.[13]


Entre los cursos que
ofrecía esta institución
estaba Arte y Música
como folklore mexicano,
danzas tradicionales y
canciones mexicanas


Los logros en el aprendizaje del idioma español, la historia y la cultura mexicana se pueden apreciar en los informes dados por los profesores, donde destaca la vida cotidiana de los estudiantes durante su estancia en México y el acercamiento a su entorno cultural, tal como lo describe en su informe la profesora Ernestina M. Alvarado:

… correspondiendo con el deseo de algunos, quienes como maestros deseaban ver el funcionamiento de las escuelas primarias y secundarias, el día 19 les llevé a visitar la #2, en donde presenciaron una asamblea y visitaron varias clases y el museo […] fuimos a la escuela “Las Tres Américas”, en donde después de visitar los grupos, les ofrecieron un programita artístico y les dieron muchas cartas escritas por los alumnos para principiar un intercambio con los niños de sus escuelas en los Estados Unidos. Además ambas visitas les dieron la oportunidad de practicar español...[14]


Debido al éxito de
los cursos de
verano surgieron
nuevos proyectos
de estudio


En dicho informe se menciona también la realización de visitas al mercado de La Merced, la Basílica de Guadalupe y la Fundación Mier y Pesado. El informe también apunta que, con el fin de facilitar la vida en México a los estudiantes, se les dieron “orientaciones respecto al cuidado que debían tener con los alimentos y se les dio una lista de los lugares más sanos y honorables a donde podían ir. Se les aconsejó respecto al uso de vehículos de transporte; respecto a las enfermedades frecuentes en México y se les prodigaron atenciones en los casos de enfermedad”.[15]

Esa primera experiencia masiva, que atrajo a un gran número de estudiantes a los cursos de verano, tuvo su nota amarga cuando la estudiante Alma T. Watkins, como representante de grupo, denunció en una carta dirigida al rector Rodulfo Brito Foucher, que en la empresa de viajes Wagon Lits-Cook que vendía recorridos turísticos a los estudiantes “dicen que no pueden permitirnos asistir a los negros, solamente porque lo somos, siendo los blancos tejanos, las principales personas que se oponen a que asistamos a los mencionados viajes; y no queriendo comprender ellos que estamos en México, un país democrático en el que nunca han existido prejuicios raciales”.[16] La carta tiene una anotación manuscrita de Brito: “hablar con Martínez del Río”. ¿Cuál fue la respuesta? No lo sabemos.


El rector Rodulfo Brito
Foucher en la
inauguración de los
cursos de
verano (1942)


La promoción hacia el exterior se encaminó básicamente hacia los Estados Unidos, por ello los folletos de promoción se hacían sólo en inglés, dejando de lado al resto de América Latina y alejándose de los propósitos iniciales de la fundación de la Escuela de Verano. En 1943, ante la petición del embajador de México en Lima, Adalberto Tejeda, sobre la necesidad de hacer promoción en español dirigida a Latinoamérica, el profesor Martínez del Río respondió que se debía “a las dificultades de carácter económico […] [y a que] la Escuela no ha podido reclutar más que escasísimos alumnos entre las expresadas repúblicas. Espero muy sinceramente que con la conclusión de la gran carretera Panamericana y las mejores condiciones que sobrevendrán al terminar la guerra, esta escuela atraerá un número cada vez mayor de estudiantes centro y sudamericanos…”.[17]

A partir de 1944, la Escuela de Verano comenzó a llevar hacia afuera –siempre mirando al norte– el proyecto de enseñanza de lengua española y cultura mexicana y el prestigio de la Universidad Nacional como centro de conocimiento. Se inició entonces la impartición de cursos de extensión universitaria en la Trinity University de San Antonio (Texas), con el apoyo y promoción del Centro Cultural Internacional y la Secretaría de Relaciones Exteriores; además de los cursos de español y cultura, se organizaron conferencias en las cuales participaron Alberto María Carreño, Julio Jiménez Rueda, Francisco de la Maza y otros destacados profesores de la Universidad, en tanto que, en museos locales de San Antonio, se exhibían obras de artistas mexicanos, entre ellos, Raúl Anguiano.[18]


A partir de 1944 se inició
la impartición de cursos
de extensión universitaria
en la Trinity University de
San Antonio (Texas)


Ese mismo año se entablaron relaciones con la Universidad de Montreal, con un grupo de estudiantes canadienses que llegaron a México a los cursos de verano, a cuya ceremonia inaugural, que se llevó a cabo el día 24 de junio en el Anfiteatro Simón Bolívar, asistió monseñor Olivier Maurault, rector de la Universidad de Montreal.[19]

Posteriormente, en 1947, la Escuela de Verano fue adscrita al Departamento de Difusión Cultural, lo cual en principio ocasionó una confusión en virtud del carácter docente que tenía, ya que impartía cursos y otorgaba grados académicos, atribución característica de las facultades y escuelas.

Para 1949, el Departamento de Difusión Cultural cambió su denominación a Departamento de Intercambio Universitario y Relaciones Culturales. Su titular, Enrique Loaiza, presentó a la rectoría una ambiciosa propuesta para la creación y sostenimiento de una escuela permanente para extranjeros capaz de alojar a 1200 estudiantes, la cual ocuparía el edificio completo de la Facultad de Filosofía y Letras (Mascarones) con adaptaciones como aulas, oficinas, salones de descanso, clínica médica y otros servicios necesarios. El proyecto implicaba la adquisición de mobiliario, el aumento de personal administrativo, docente y operativo, así como una campaña publicitaria en Estados Unidos y Canadá. Al parecer, este ambicioso proyecto no tuvo éxito, pues la Universidad se hallaba en una crisis presupuestaria y se proponían una serie de medidas para reducir su déficit.[20]

Un año más tarde se creó la Dirección de Cursos Temporales, que amplió las funciones de la Escuela de Verano impartiendo una jornada de primavera, una jornada de verano, una jornada de otoño y una jornada de invierno, con lo cual la escuela comenzó a trabajar todo el año. Se nombró entonces como su director al doctor Antonio Castro Leal.[21]


Cuando se creó la
Dirección de Cursos
Temporales, se
ampliaron las
funciones de la
Escuela de Verano
con lo cual comenzó a
trabajar todo el año


En julio de 1955 esta dirección fue trasladada del antiguo edificio de Mascarones al edificio de la Facultad de Filosofía y Letras en la nueva Ciudad Universitaria; tenía adscritos alrededor de 120 profesores, muchos de ellos de los más destacados del cuerpo docente de la Universidad.[22] El universo de alumnos que podían cursar en esta escuela era amplio: “… se aceptan alumnos que han terminado el bachillerato, es decir, graduados, y que aún no lo terminan (no graduados)”.[23] Una población frecuente entre su alumnado fueron los veteranos de la Segunda Guerra Mundial, quienes gozaban de becas del gobierno estadounidense.[24] La presencia de los excombatientes elevó notablemente el número de estudiantes y de graduados, y se incrementó a mediados de los años cincuenta con los excombatientes de la guerra de Corea.[25]

El sistema de estudios que ofrecía la Escuela de Verano y Cursos Temporales era semejante al seguido en universidades y colegios de los Estados Unidos, otorgaba el grado de maestro en Artes con las siguientes variantes: Lengua y Literatura Españolas, Historia de México, Ciencias Sociales, Artes Plásticas. Para los no graduados, ofrecía asimismo la posibilidad de cursar materias para completar los créditos que les faltaran tanto en la Escuela de Verano como en la Facultad de Filosofía y Letras. Una tercera variante eran los oyentes.


La Escuela de Verano y cursos temporales, otorgaba el grado de maestro en Artes
y una de sus variantes era la de Artes Plásticas



Bajo esos programas, entre 1930 y 1962 se expidieron en ella 206 títulos de maestro en Artes especializado en español, con algunas variantes, como la especialización en Lengua y Literatura Españolas. En 1963, por acuerdo de la Secretaría General, se suprimió el otorgamiento de este título y no fue sino hasta octubre de 1966 cuando se autorizó nuevamente la maestría en Artes en español conforme al sistema de enseñanza semestral impartido por las facultades y escuelas de la Universidad. Ese mismo año, el Consejo Universitario aprobó los planes de estudio de tres maestrías: en Lengua Española y Literatura Hispanoamericana, en Historia Hispanoamericana y en Historia del Arte Hispanoamericano.

Para estas maestrías se estableció como requisito de admisión el haber cursado íntegramente los estudios de bachiller en Artes o su equivalencia y cubrir (como requisito sin derecho a crédito) las materias de Historia General de México, la de Organización Política del Estado Mexicano y Geografía de México,[26] lo que implicaba por lo menos tres semestres de estudios o dos con dos temporadas de verano. Para obtener el título, el estudiante debía presentar una tesis de investigación “… con una bibliografía suficiente y asesorado por un consejero designado por la autoridad académica correspondiente”;[27] adicionalmente debía presentar un examen de traducción de una lengua distinta al español y a su lengua materna.

La Escuela de Verano de la UNAM se vinculó a través de la Unión de Universidades Latinoamericanas con varias escuelas de temporada de México y América Latina, con las cuales efectuó intercambios de profesores, excursiones a sitios históricos e intercambio de exposiciones y de publicaciones para sus bibliotecas. También publicó un anuario y un boletín específicamente para la temporada de verano, y desde 1956 inició la edición de textos mimeografiados para los cursos.[28]


Estudiantes de la
Escuela de Verano
de la UNAM rumbo
a una excursión


En los años setenta, la Escuela sufrió un decremento notable de alumnos inscritos en su sistema: de casi dos mil estudiantes extranjeros que se habían registrado en 1944, a poco más de quinientos alumnos inscritos en 1970. Una de las causas de ello fueron los acontecimientos en torno al conflicto y matanza de estudiantes en Tlatelolco en octubre de 1968, lo cual, además de haber sido un terrible golpe a la autonomía universitaria, a la libertad y vida de sus estudiantes, y en general a la ciudadanía, les dio a la Universidad y al país una publicidad inadecuada en el extranjero; y de manera paralela se incrementaban las instituciones que impartían cursos de verano, que resultaban atractivos y aparentemente menos riesgosos, por ejemplo, en la Universidad Iberoamericana, la Universidad Michoacana, la Universidad de San Luis Potosí, la Universidad Autónoma del Estado de México.[29]

La Escuela de Cursos Temporales compartía espacios con la Facultad de Filosofía y Letras, la cual le prestaba aulas, oficinas para la dirección y la administración, así como el uso de auditorio y biblioteca. En este marco, en diciembre de 1969, siendo directora de Cursos Temporales la doctora María del Carmen Millán, se hizo una propuesta para reorganizarla con el nombre de Escuela de Estudios Hispanoamericanos para Extranjeros, enfocada a impartir conocimiento “amplio y preciso de la lengua española y literatura hispanoamericana, historia hispanoamericana e historia del arte hispanoamericano, organización política del Estado mexicano, además de organizar la jornada de verano y la de extensión en San Antonio Texas, organizar conferencias, actividades culturales, visitas a zonas arqueológicas”.[30]


La Escuela de
Verano de la
UNAM efectuaba
excursiones
a zonas
arqueológicas


El objetivo básico de la Escuela de Verano se modificó de manera sensible al crearse la Dirección de Cursos Temporales, pues en un principio adoptó el sistema estadounidense para la implantación de sus cursos, y en 1970 su orientación se enfocó básicamente a la preparación de especialistas en lengua española, literatura hispanoamericana, historia hispanoamericana e historia del arte hispanoamericano, con el otorgamiento de “títulos” de maestría,[31] cuya equivalencia con los que otorgaban las facultades fue discutida.

c El Centro de Enseñanza para Extranjeros (CEPE)

El 4 de mayo de 1981, por acuerdo del rector, se creó el Centro de Enseñanza para Extranjeros, en virtud de la reorganización de las tareas de extensión académica, que separó las funciones y recursos asignados a la enseñanza para extranjeros, y a la publicación de diversas obras con el propósito de apoyar el aprendizaje del idioma y la cultura mexicana, programa editorial que ha continuado hasta ahora.[32]

Una importante tarea que se ha incorporado al CEPE es facilitar el acceso a refugiados a los cursos de lengua española que imparte a fin de propiciar el acceso de éstos a la sociedad y cultura mexicana durante su estancia, para lo cual la Universidad firmó en 2010 un acuerdo de colaboración con la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar).[33]

Para el cumplimiento de sus funciones sustantivas (docencia, investigación y difusión de la cultura), además del CEPE en Ciudad Universitaria (en Ciudad de México), cuenta con 14 sedes en diversos campus y países: el CEPE en Taxco, Guerrero; el Centro Educativo Multidisciplina-rio - Polanco (CEPE-Polanco); en los Estados Unidos (la Escuela de Extensión en San Antonio, Texas; la Escuela de Extensión en Chicago; y tres centros de Estudios Mexicanos, CEM, en Seattle, Los Ángeles y Tucson); en Canadá (Escuela de Extensión en Canadá, ESECA); el CEM en China; el CEM en la Universidad de Costa Rica; el CEM en la Université Paris 6, Francia; el CEM en el King’s College, Reino Unido; el CEM en la Universidad Libre de Berlín, Alemania; y el CEM en la Universidad Witwatersrand, en Sudáfrica.

En su trayectoria histórica, el Centro de Estudios para Extranjeros, las escuelas de Extensión y los centros de Estudios Mexicanos sin duda han cumplido sobradamente el ideal con el que Vasconcelos fundó la Escuela de Verano: conocer la cultura universal y dar a conocer al mundo la cultura mexicana, propiciando el intercambio cultural y científico de la Universidad Nacional y de México con el mundo.

c Referencias

AHUNAM, Archivo Histórico de la UNAM, Fondo Universidad Nacional, tercera remesa, caja 63 (542), expediente 326, relativo al funcionamiento de la Dirección General de Intercambio Académico y Cultural, sobre estudiantes extranjeros en la UNAM, intercambio de información sobre la Universidad con otras universidades y legaciones diplomáticas.

— Fondo Universidad Nacional, tercera remesa, caja 54, exp. 256, Estudio de Reorganización de la Dirección de Cursos Temporales, UNAM.

— Fondo Universidad Nacional, segunda remesa, caja 43, exp. 16, Informe dirigido al rector doctor Luis Garrido sobre los cursos de Extensión Universitaria en San Antonio, Texas, 15 de marzo de 1952.

— Fondo Universidad Nacional, segunda remesa, caja 43, exp. 16, Informe sobre las labores de la Escuela de Verano en 1952.

— Fondo Universidad Nacional, segunda remesa, caja 4 (45), exp. 57, Informe de la Dirección de Cursos Temporales para el Anuario de la Universidad, 1961.

— Fondo UNAM, segunda remesa, caja 22 (63), exp. 255, Propuesta para que se invite al doctor Finlayson a impartir cursos en la Escuela de Verano, noviembre de 1939.

— Inventario del Fondo Centro de Enseñanza para Extranjeros, Rafaela Velia Reyes Daniel, asesor Gustavo Villanueva Bazán, UNAM, 2005, mcs.

“Cursos Temporales de la UNAM”, en Gaceta Universitaria, 20 de junio de 1955, p. 1.

DEMERS, M. (2010). “Pan-Americanism Re-Invented in Uncle Sam’s Backyard Catholic and Latin Identity in French Canada and Mexico in the First Half of the 20th Century.” A dissertation submitted to the Faculty of Graduate Studies in partial fulfilment of the requirements for the degree of Doctor of Philosophy. Graduate Program in History, York University, Toronto, Ontario, Canada.

Historia del CEPE [en línea]: <www.cepe.unam.mx/cepe.php?tema=antecedentes> [consultado: 10 de octubre de 2014]. Ir al sitio

MARSISKE, R. (2012). La Universidad Nacional 1921-1929. En: Historia general de la Universidad Nacional siglo XX. Raúl Domínguez-Martínez (coord.). México: UNAM.

PÉREZ SAN VICENTE, G. (1979). La Extensión Universitaria, tomo I, Notas para su historia. México.

Summer School News, National University of Mexico, 1929.

NOTAS

* Académica en el Archivo Histórico de la UNAM - Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación, y profesora en el Colegio de Ciencias y Humanidades de la UNAM.
  1. UNAM, Jornadas de Primavera, verano, otoño e invierno 1953-1954, Spring, Summer, Fall and Winter Sessions, UNAM, 1953, p. 15, en AHUNAM, Fondo UNAM, segunda remesa, caja 105, exp. 631.
  2. Renate Marsiske, “La Universidad Nacional 1921-1929”, en Raúl Domínguez-Martínez (coord.), Historia general de la Universidad Nacional siglo XX, México, UNAM, 2012, p. 280; AHUNAM, Fondo UNAM, segunda remesa, caja 22 (63); expediente 255. Propuesta para que se invite al doctor Finlayson a impartir cursos en la Escuela de Verano, noviembre de 1939.
  3. “Memoria de la Universidad Nacional de México”, BUNM, t. II, núms. 5 a 9, junio a octubre de 1925, pp. 69-70, citado por Marsiske, op. cit., p. 280.
  4. “Pan-Americanism Re-Invented in Uncle Sam’s Backyard Catholic and Latin Identity in French Canada and Mexico in the First Half of the 20th Century.” A dissertation submitted to the Faculty of Graduate Studies in partial fulfillment of the requirements for the degree of Doctor of Philosophy. Graduate Program in History, York University, Toronto, Ontario, Canada, 2010, p. 150.
  5. Alois Richard Nykl, “Summer School of the Universidad Nacional de Mexico”, en Hispania, vol. 8, núm. 1 (1925), p. 52, apud Demmers, op. cit., p. 151.
  6. Marsiske, op. cit., p. 281.
  7. AHUNAM, Fondo UNAM, segunda remesa, caja (64), 105, 1937, marzo 19 - mayo 3.
  8. Marsiske, Renate, op. cit., p. 281.
  9. AHUNAM, Fondo Universidad Nacional, tercera remesa, caja 63 (542), exp. 326; Revista Summer School News, National University of Mexico, 1929; AHUNAM, Fondo UNAM, segunda remesa, caja (64) 105, exp. 630, Asuntos Generales de la Escuela de Verano, recorte periodístico de The Light, San Antonio Texas, enero 12 de 1943.
  10. AHUNAM, Fondo Universidad Nacional, tercera remesa, caja 54, exp. 256, Estudio de Reorganización de la Dirección de Cursos Temporales, UNAM.
  11. AHUNAM, Fondo UNAM, segunda remesa, caja (64) 105, exp. 630, Asuntos Generales de la Escuela de Verano.
  12. Idem.
  13. AHUNAM, Fondo Universidad Nacional, segunda remesa, caja (64) 105, exp. 630, carta de Alfonso Noriega Jr. a Henri Deleuse, director del Liceo Franco Mexicano, 3 de julio de 1943.
  14. AHUNAM, Fondo Universidad Nacional, segunda remesa, caja (64) 105, exp. 630, Informe de la profesora Ernestina M. Alvarado.
  15. Idem.
  16. AHUNAM, Fondo Universidad Nacional, segunda remesa, caja (64) 105, exp. 630, carta de Alma T. Watkins a Rodulfo Brito Foucher, 6 de julio de 1943.
  17. AHUNAM, Fondo Universidad Nacional, segunda remesa, caja (64) 105, expediente 630, carta de Pablo Martínez del Río al jefe de Información para el extranjero de la Secretaría de Relaciones Exteriores, 11 de mayo de 1943.
  18. AHUNAM, Fondo Universidad Nacional, segunda remesa, caja 43, exp. 16, Informe dirigido al rector doctor Luis Garrido sobre los cursos de Extensión Universitaria en San Antonio, Texas, 15 de marzo de 1952.
  19. AHUNAM, Fondo Rodulfo Brito Foucher, sección: Actividad como universitario; serie: rector de la Universidad, caja 24, exp. 160.
  20. AHUNAM, Fondo Universidad Nacional, segunda remesa, caja (19) 60, exp. 231, Memorandum relativo a la creación y sostenimiento de una escuela permanente para extranjeros, 18 de noviembre de 1949.
  21. UNAM, Jornadas de Primavera…, op. cit.
  22. “Cursos temporales de la UNAM”, en Gaceta Universitaria, 20 de junio de 1955, p. 1.
  23. UNAM, Jornadas de primavera, verano, otoño e invierno 1953-1954, Spring, Summer, Fall and Winter Sessions, Imprenta Universitaria, UNAM, 1953, p. 15, en AHUNAM, Fondo UNAM, segunda remesa, caja 105, exp. 631.
  24. AHUNAM, Fondo Universidad Nacional, segunda remesa, caja 43, exp. 16, Informe sobre las labores de la Escuela de Verano en 1952.
  25. AHUNAM, expediente relativo a los cursos de verano 1953, Fondo UNAM, caja 64, 105, expediente 631.
  26. Como referencia, la licenciatura en Historia, bajo el plan de estudios vigente en esos mismos años en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, exigía igualmente 48 créditos para obtener el título, 23 en materias obligatorias y 25 en optativas. Fondo UNAM, segunda remesa, caja (17) 58, exp. 224.
  27. Plan de estudios de la Dirección de Cursos Temporales, en Fondo UNAM, segunda remesa, caja (17) 58, exp. 223.
  28. Guadalupe Pérez San Vicente, La Extensión Universitaria, tomo I, Notas para su historia, México, 1979, pp. 194-195.
  29. AHUNAM, Fondo Universidad Nacional, segunda remesa, caja 4 (45), exp. 57, Informe de la Dirección de Cursos Temporales para el Anuario de la Universidad, 1961.
  30. AHUNAM, Inventario del Fondo Centro de Enseñanza para Extranjeros, Rafaela Velia Reyes Daniel, asesor Gustavo Villanueva Bazán, UNAM, 2005, mcs.
  31. AHUNAM, Fondo Universidad Nacional, segunda remesa, caja 4 (45), exp. 57, Informe de la Dirección de Cursos Temporales para el Anuario de la Universidad, 1961.
  32. “Presentan Dicho y hecho. Español como lengua extranjera”, en Gaceta UNAM, núm. 4664, 26 de enero de 2015, p. 3.
  33. “Colaboran CEPE y gobierno para beneficio de refugiados”, en Gaceta UNAM, núm. 4246, 13 de mayo de 2010, p. 21.
c Créditos fotográficos

- Imagen inicial: IISUE-AHUNAM. Fondo LA UNAM HOY. MF-0080.jpg

- Foto 1: AHUNAM; Fondo Universidad Nacional, Segunda Remesa, caja 43, exp. 16, Informe dirigido al rector doctor Luis Garrido sobre los cursos de extensión Universitaria en San Antonio, Texas, 15 de marzo de 1952.

- Foto 2: www.artsy.net

- Foto 3: IISUE. AHUNAM. Colección Universidad. Escuela de Verano. CU-005926.tif

- Foto 4: IISUE. AHUNAM. Colección Universidad. Escuela de Verano. CU-005877.tif

- Foto 5: IISUE. AHUNAM. Fondo Brito Foucher G-10, doc. 239

- Foto 6: AHUNAM; Fondo Universidad Nacional, Segunda Remesa, caja 43, exp. 16, Informe dirigido al rector doctor Luis Garrido sobre los cursos de extensión Universitaria en San Antonio, Texas, 15 de marzo de 1952.

- Foto 7: IISUE. AHUNAM. Colección Universidad. Escuela de Verano. CU-006002.tif

- Foto 8: IISUE. AHUNAM. Colección Universidad. Escuela de Verano. CU-005903.tif

- Foto 9: IISUE. AHUNAM. Colección Universidad. Escuela de Verano. CU-005934.tif

- Foto 10: IISUE. AHUNAM. Colección Universidad. Escuela de Verano. CU-005951.tif